MEDIOS Y COMUNICACION
Digitales, comunes y democráticos
Fernando Bustamante discute sobre las convocatorias a las movilizaciones que se hacen a través de las redes sociales, advirtiendo que puede ser una invisibilización de la experiencia, que puede traer implícita la pretensión de una política vivida como asepsia.
Por Fernando Bustamante *
Desde Salta
1 Conscientes y conectados: Mucho se está hablando de las convocatorias a través de Facebook a manifestarse públicamente. Menos, sin embargo, del énfasis de dichas convocatorias en el hecho de ser gente común participando, desinteresadamente, de una marcha autogestionada. Parece ser que la gente común y las manifestaciones espontáneas pueden portar planteos públicos sin contaminación de intereses mezquinos, es decir, políticos. Mi inquietud sería ¿cómo se construye esa asepsia? ¿Desde dónde? ¿Contra qué?
2 La Mugre: Para la cultura hegemónica, lo popular es por definición lo ilegítimo, pero también algo asociado a lo político. Sin embargo, el pueblo fue durante muchas décadas en Argentina un lugar válido desde donde hablar. En la década de los noventa, pueblo pasó a ser una palabra sospechosa y apareció la gente. Desde 2003 el pueblo volvió algo artificialmente, invocado para proponer alguna politicidad, espuria, maldita, con precaria vitalidad. No existe política ni políticos como la gente.
3 El desprestigio: María Cristina Mata escribió en 2002 que las encuestas de opinión presentan la expresión espontánea e individual como lugar de verdad de lo social. Además, estas encuestas son una representación, no ciudadana, sino técnica, de especialistas. Mientras tanto, encubren la naturaleza colectiva y procesual de la construcción del sentido, a través de organizaciones, conflictiva y asimétricamente. Otro tanto podemos decir de las convocatorias por Facebook. La manifestación es legítima en la medida en que “somos gente común”, “no tenemos intereses ni filiación de ningún tipo”, y más aún “no nos convoca nadie, nos convocamos por Facebook espontáneamente” (1).
Las formas de representación tradicionales –instituciones, donde, como en la sociedad, el conflicto, el poder, pero también el organizarse son intrínsecos– no son ya legítimas. Los neomilitantes asépticos se sacuden la mugre de lo popular, pero también de todo tipo de institución política, religiosa, etc. Se están sacudiendo la mugre de la pertenencia a sectores sociales ilegítimos para hablar –porque tienen intereses o porque serían llevados de las narices.
4 Independientes o aislados: Este llevar de las narices salpica hoy también a los medios masivos de comunicación. Pero Facebook queda impoluto. Invisibiliza, como antes los medios tradicionales, su carácter de mediación técnica y simbólica. Sin embargo, allí está, y varios autores señalan que la mediación tecnológica de los vínculos implica una delegación de la experiencia (2). Emociones y satisfacción en situaciones controladas, sin el riesgo de exponer el cuerpo y la conciencia a los desafíos que un otro y su realidad puedan plantear a mi visión de mundo.
Además del miedo al otro, parece seguir operando un viejo mito que reza “si la comunicación es total –eso implica también experta–, desaparecerán los conflictos”. Y se asocia con otro, el de las nuevas tecnologías de comunicación y su intrínseca democratización de las relaciones. La asepsia política es en realidad la “mediaticidad” de las relaciones, lo común a la gente común son las relaciones formateadas, mediatizadas. Esos medios parecerían permitir la verdadera expresión de la opinión, horizontalmente, sin conflicto y en el presente perpetuo que todo el tiempo recomienza, sin historia.
5 El barro del otro: Si bien algo cambió, no está claro que haya una politización de estas clases medias, más bien un desbarranco de los medios antes independientes al vertedero de los sectores con intereses. Pero persiste el valor de independencia y del vínculo de tipo mediático.
Seguramente, surge un juicio ético por la falta de participación (la responsabilidad de sectores medios en nuestra historia), y estaría pendiente uno materialista (las condiciones concretas) de dicha participación.
Hemos asistido el jueves 15 a una marcha por la vigencia de nuestra Ley de SCA. La convocatoria por Facebook es lo más novedoso. Pero también es convocada por otros medios de comunicación que sí se hacen cargo de su dimensión política, como las radios comunitarias. Allí hay una punta de ovillo para tejer otra política, que se haga cargo, sí, de los problemas y limitaciones de la representación, pero que restituya al lazo social el compromiso que impone encontrarse con otros menos favorecidos y que, contra el presente perpetuo mediático, cultive la memoria.
* Comunicador popular; docente de comunicación, UNSa; Consejo Editor, Revista Pampa, IEF-CTA.
Notas:
1. Militancia Facebook, Crítica de la Argentina, 25/03/10.
2. Giddens y Subirats citados en Mata, M., De la cultura masiva a la cultura mediática, Diálo
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Medios públicos en Paraguay
Washington Uranga relata lo ocurrido en el reciente Foro de la Comunicación, en Paraguay, donde se debatió sobre la función de los medios públicos.
Por Washington Uranga
Desde Asunción
“La comunicación pública es el diálogo entre todos los ciudadanos, entre todos los sectores de la sociedad, que busca criterios de convivencia respetando los disensos”, afirmó el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, al inaugurar en Asunción el II Foro Nacional de Comunicación, que se realizó entre el 15 y 16 de abril. El encuentro, del que participaron aproximadamente trescientos directivos de medios de comunicación, funcionarios, periodistas, académicos y expertos internacionales, forma parte de la estrategia planteada por el gobierno de Lugo para abrir el debate sobre políticas de comunicación y, en este caso, las discusiones se centraron sobre la necesidad y la forma de la implantación de medios públicos. “La comunicación pública es la manifestación más rotunda del pluralismo en democracia”, dijo Lugo, y agregó que “ésa es nuestra filosofía y en ella se asienta la política de comunicación del gobierno”.
El encuentro se celebró en el mismo momento en que se registra en Paraguay un duro enfrentamiento entre los dueños de los medios privados comerciales, fuertemente críticos con el gobierno, y los funcionarios de la administración de Fernando Lugo. En el Foro, el ministro de Información y Comunicación para el Desarrollo, Augusto Dos Santos, definió la comunicación pública como “una experiencia de corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil, para compartir la comunicación del bien común en sus diferentes formas”. El funcionario sostuvo también en la ocasión que “será un paso en la consolidación de la democracia participativa cuando los ciudadanos y las ciudadanas asuman que no son sujetos pasivos, receptores acríticos de mensajes sino cuando se vean como sujetos de derecho de una comunicación que el Estado se ve obligado a proveer con profesionalismo, compromiso y sentido social”.
El Estado paraguayo ha puesto en marcha un plan por el que se espera poner en funcionamiento un canal público de televisión en un plazo de un año, siete emisoras públicas de radio en todo el país en alianza con universidades nacionales y mejorar los servicios de Radio Nacional del Paraguay.
Entre los expertos participantes se contaron Thomas Tufte, de la Universidad de Roskilde, Dinamarca, y el paraguayo Juan Díaz Bordenave, uno de los teóricos más reconocidos en América latina en relación con los temas de comunicación y desarrollo. “Estamos tan acostumbrados a la omnipresencia y la omnipotencia de los medios de comunicación comerciales que para muchos ésta es la única forma de usar la comunicación en la sociedad”, dijo Juan Díaz Bordenave. Y agregó que tiene que haber un momento “en que la población participe en las adopciones de políticas públicas y ahí los medios comunitarios pueden ayudar mucho en educar a la población y canalizar su participación en los procesos de toma de decisiones”. Señaló también que “en Paraguay no estamos acostumbrados a participar en la formulación de las políticas públicas; somos beneficiarios o víctimas pero no protagonistas de la adopción de políticas públicas”.
Díaz Bordenave siguió diciendo que “creo que las radios y la televisión públicas y comunitarias son un instrumento indispensable para la democracia participativa”, asegurando que “ellas deben tener, de parte de la legislación nacional, el reconocimiento pleno de su función fundamental”. Sostuvo además que “no vale la pena hacerles la guerra a las emisoras comerciales porque ellas también cumplen su función; pero no podemos permitir que las emisoras comunitarias sean tratadas como intrusas, de segunda clase, piratas e invasoras. Ellas son las constructoras de nuestro real y genuino futuro democrático. Lo que tenemos que hacer, como sociedad, es capacitarlas, potenciarlas y cuidar de que cumplan cada vez mejor su función social, sin apartarse jamás de su misión y su camino”, concluyó.
En el marco del Foro, el ministro Dos Santos anunció que el gobierno de Fernando Lugo “se apresta a fundar no sólo el marco teórico de la comunicación pública para legarla al futuro, sino acciones concretas” y que “no importa cuál fuera el signo político que gobierne el Paraguay desde el 2013 (al finalizar el mandato del actual Presidente), en adelante esta sociedad tendrá una televisión pública que destinará amplios espacios a su educación, a mejorar sus técnicas de producción, de mercadeo, su salud, a producir mejor debate cívico y a mejorar las demandas ciudadanas ante sus autoridades”. Agregó que “tendrá también mejores y más radios públicas dispuestas al mismo afán constructivo
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