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domingo, 5 de agosto de 2012

marketing vs. tradicion

Cómo es la guerra de Evo Morales contra Coca-Cola y McDonald's

Son las dos empresas ícono del capitalismo mundial, pero no logran triunfar en Bolivia. La amenaza de reemplazar la bebida por un jugo de durazno. El fracaso de la hamburguesa.

Por Leandro Dario
04/08/12 - 11:06
Cómo es la guerra de Evo Morales contra Coca-Cola y McDonald'sRefresco. El presidente Evo Morales tomando un sorbo de Coca-Cola. Desde que inició su mandato tuvo muchos enfrentamientos con la multinacional y hasta prometió impulsar la industria de la coca con la Coca-Colla. Ayer se volvieron a producir incidentes entre indígenas bolivianos que protestan contra una ruta que se construirá sobre un parque en Bolivia.
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Choque de civilizaciones

En caso de confirmarse la polémica declaración del canciller boliviano David Choquehuanca, Bolivia podría transformarse en el cementerio de las multinacionales símbolos del capitalismo, entre ellas Coca Cola y McDonald’s. “El 21 de diciembre de 2012 es el fin del egoísmo, de la división; el 21 de diciembre de 2012 tiene que ser el fin de la Coca-Cola, el comienzo del ‘mocochinchi’ –bebida autóctona que consiste en durazno seco hervido–, y del ‘wilkaparu’– líquido a base de maíz–”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores boliviano durante un acto político a orillas del lago Titicaca.
Y, aunque el gobierno de Evo Morales se apuró a desmentir esa versión, asegurando que se había tratado de un chiste del funcionario, la polémica se apoderó rápidamente de la prensa internacional, que recordó la quiebra de McDonald’s diez años atrás, al no poder adaptarse a las costumbres culinarias del pueblo boliviano.
“No existe nada oficial; esta es una descontextualización de las declaraciones del canciller”, declaró Consuelo Ponce, vocera del funcionario.
En su alocución, Choquehuanca se refirió al calendario maya, que sostiene que en diciembre de este año será el fin del mundo, y lo relacionó con el futuro de la mayor empresa de bebidas del globo. “Fuimos advertidos del 2012; ellos lo presentan como el fin del mundo, no es el fin del mundo, es el fin del odio, es el comienzo del amor, es el fin del capitalismo, es el comienzo del comunitarismo hermanos”, completó el jefe de las relaciones diplomáticas de Bolivia, que precipitó una polémica con la multinacional que comercializa sus productos en más de 200 países de todo el mundo.
Pero, sin embargo, esta no fue la primera polémica que el gobierno de Morales mantiene con Coca-Cola. Cuando asumió en 2006, el presidente prometió impulsar la industrialización de la hoja de coca. Cuatro años después, salió a la venta la bebida energética Coca-Colla, producida con extracto de esa planta y, al igual que la marca estadounidense, con una etiqueta roja en sus envases.
El propio jefe de Estado ya había criticado a la popular gaseosa, según el libro Evadas, cien frases de Juan Evo Morales Ayma para la historia. “Cuando se tapa el inodoro del baño, ¿qué es lo que hacemos?, llamar al plomero, que compra la Coca-Cola y la echa al inodoro. Pasan minutos y ya está destapado. Imagínense, ¿qué químicos tendrá la Coca-Cola?”, había afirmado el primer mandatario.
Morales había atacado también en 2011 a la embotelladora local de Coca-Cola, de capitales chilenos, al amenazar con sancionarla por haber aumentado el precio de la bebida. “Vamos a entrar a auditar todos sus estados financieros, sus inversiones”, anunció el director ejecutivo de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Empresas, Oscar Cámara.
El caso de McDonald’s fue distinto, pero también reveló una dificultad de las multinacionales en afianzarse en el mercado boliviano. La franquicia de comida rápida que más factura en todo el mundo, también de bandera estadounidense, quebró en 2002 en Bolivia, cerró sus ocho sucursales y, por primera vez en su historia, abandonó un país por no poder tener ganancias.
Según el documental “¿Por qué quebró McDonald’s en Bolivia?”, en la que se entrevistó a cocineros e historiadores bolivianos, el fracaso comercial estuvo motivado por la fuerte tradición alimenticia existente en el país. “Es fácil atribuirlo a la economía, pero detrás de ella están las personas, la sociología y los aspectos culturales”, afirmó el director Fernando Martínez.
El creador del documental explicó que la comida autóctona de Bolivia era más barata que los menús de la empresa norteamericana y que los bolivianos prefieren comer platos tradicionales “de sabores intensos y fuertes y de muchas horas en la cocina”.
Coca-Cola tiene una facturación anual mundial de 46 mil millones de dólares y sus productos se venden en más de 200 países. Aunque la firma no opera en Cuba, sí lo hace en China, Rusia y Venezuela, entre otros lugares. Por su parte, McDonald’s está instalada en 120 países de los cinco continentes, en los que tiene 33 mil sucursales, y factura 70 mil millones de dólares.
Aunque son dos colosos del capitalismo, tienen grandes dificultades para triunfar en Bolivia, donde la casa de comidas rápidas ya quebró y la empresa de gaseosas teme, tras las declaraciones del canciller, por su futuro.
Otras de las voces autorizadas para hablar sobre el traspié de la cadena de comidas rápidas en Bolivia es Roberto Udler, dueño de la franquicia que McDonald’s tenía en La Paz. “Yo había crecido haciendo varios viajes al exterior y miraba con envidia que otros países tenían McDonald’s y nosotros no”, completó el empresario boliviano.

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