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miércoles, 10 de febrero de 2010

Publicidad y marketing / Avisos, campañas, agencias
En realidad, Facebook empezó hace 100 años
Hoy Internet es el medio que une a las personas en redes sociales, pero cada época tuvo sus herramientas para cumplir ese objetivo
lberto Borrini Para LA NACION
Las redes sociales multiplicaron y extendieron infinitamente la capacidad de relación e intercambio entre las personas, sobre todo las más jóvenes. La gratuidad, el alcance, la rapidez y la facilidad de la práctica terminaron por hacer de ellas un entretenimiento tan masivo como la televisión, con la que compiten.
Facebook es la más popular y la que, al parecer, encabeza el ranking. Cada tanto recibo una invitación para sumarme a esa red social, que aún no me he animado a aceptar. Aparte de que aún no llegué a desasirme del todo de la Galaxia Gutenberg, a la que pertenezco por motivos generacionales y por el placer que me dan los medios en soporte papel, soy reacio a propagar a los cuatro vientos las intimidades de mi insulsa vida.
Necesidad y entretenimiento
De todos modos, hace un tiempo me enteré de que alguien cuyo nombre desconozco me plantó sin avisarme en ese mapa virtual y me adjudicó 300 amigos, muchísimos más de los que pude haber tenido en mi vida.
Pero volvamos al deseo de ampliar el número de los amigos o pseudoamigos. Lo que antes se hacía con mayor esfuerzo y lentitud, mediante el correo convencional, ahora resulta tan cómodo y sencillo a través de la Web que ni siquiera es preciso tener algo necesario y urgente que decir. Como en el caso del celular, más que nunca el medio es el mensaje, porque, si el medio está a mano, estamos obligados a usarlo. Donde termina la necesidad, comienza el entretenimiento.
El deseo de agruparse y ampliar el círculo de amigos es tan viejo como el mundo, pero hasta el arribo de la Web siempre obedeció a un objetivo más o menos preciso. Medio siglo atrás, por ejemplo, cuando aún nadie hablaba de globalización, lo que no quiere decir que no existiera, se canalizaba de distintas maneras.
Había servicios postales internacionales que promovían grupos de usuarios enlazados por el interés común.
Pero hay antecedentes más antiguos. Setenta años atrás, uno de los primeros libros de autoayuda que llegó al mercado mundial, Cómo ganar amigos e influir en las personas , sentó las primeras reglas con tal propósito. Dale Carnegie nació en 1888 en Missouri. Se crió en una granja, estudió y se graduó de maestro. Comenzó vendiendo cursos por correspondencia a rancheros de su zona, para luego ingresar en Armour, donde se destacó vendiendo tocino, jabón y manteca. Así empezó una carrera que lo llevó a la fama mundial.
Sus consejos acerca de cómo ganar amigos, que lo enlaza a la distancia con Facebook, comenzaron en 1912, con una conferencia que resultó un suceso. Con el paso del tiempo, amplió el tema del libro inicial y lo acompañó con otros dos: Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir y La forma rápida y fácil de hablar en público , que, desde que me enteré de su existencia, no dejo de evocar cada vez que la Presidenta nos abruma desde la cadena oficial.

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