Adherentes de la pagina

sábado, 26 de diciembre de 2009


LA GRANDES PREOCUPACIONES SIGUEN SIENDO LA PIRATERIA, LOS DERECHOS DE AUTOR Y LAS REGALIAS
La impresión por demanda, un primer paso hacia el libro digital
Así las editoriales pueden imprimir sus catálogos, según el pedido de cada lector.
Por: Alejandra Rodríguez Ballester
ESPECIAL PARA CLARIN


La nueva novela del músico Nick Cave, con su versión para iphone y ipod touch, permite espiar el futuro próximo del mundo editorial. Life and death of Bunny Munro (La vida y la muerte de Bunny Munro) tiene texto, como cualquier novela, pero también música -compuesta por Cave- y quien lo prefiera puede escuchar la novela leída por el mismo Cave y ver el video correspondiente; como si esto fuera poco, también hay disponible una sección noticias, con las apariciones de Cave en televisión o en conferencias. La edición fue iniciativa de una pequeña editorial escocesa, Canongate, y es un ejemplo de la forma en que la tecnología está modificando los géneros y los formatos a los que nos habíamos acostumbrado.¿Alguna de estas innovaciones está llegando a la Argentina? Más allá de iniciativas individuales, como la del escritor Pablo Toledo, que publicó una novela por entregas en la Web o del ejercicio de la "twitteratura" -el posteo de textos por Twitter-, las grandes editoriales son cautelosas. Acostumbradas a la venta masiva, creen que los libros electrónicos como el Kindle o el Sony Reader serán demasiado caros para la mayoría. Mientras esperan que, en España, los grandes grupos -Prisa, Planeta y Random House- se pongan de acuerdo en el diseño de una plataforma común para el e-book, exploran otras alternativas del mundo digital. "Estamos empezando a usar impresión a pedido (POD) para reimprimir algunos títulos", dice Pablo Avelluto director editorial de Random House-Mondadori, quien considera que esta modalidad, "va a cambiar la industria editorial" que ya no necesitará acumular stocks de su fondo editorial. Por su parte, Sebastián Ansaldi, gerente de Marketing y Comunicación de Planeta, contó que la editorial está digitalizando su catálogo y analiza la posibilidad de ofrecer un capítulo gratis, en forma de e-book, para promocionar libros nuevos. La gran preocupación de todos ellos es la piratería, además de los derechos de autor y las regalías del libro electrónico. Por su parte, las editoriales medianas nucleadas en la Cámara del Libro y algunas librerías tienen el proyecto de crear una plataforma para vender libros electrónicos sin depender de los más grandes. "Cuando llegue el e-book queremos estar en condiciones de proveer contenidos en forma segura, legal y eficiente", contó Ecequiel Leder Kremer, de la Librería Hernández y vicepresidente de la Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y Afines (CAPLA). Editoriales chicas pero dinámicas, como Katz Editores, piensan comercializar sus primeros e-books en enero de 2010. "Estamos investigando los nuevos géneros del formato digital, con inclusión de imágenes y recursos multimedia", dijo Alejandro Katz.Pero son las editoriales más jóvenes o, incluso, aquellas empresas que no surgieron del mundo editorial, las que se mueven con mayor velocidad en sus apuestas.Este es el caso de Teseo, creada hace dos años y ganadora del concurso Incuba del Gobierno de la Ciudad. A través del sistema POD, Teseo sólo imprime el libro a medida que los lectores lo compran en la Web. Trabajan con Amazon, con la librería Prometeo y otras librerías virtuales. Pero también venden sus títulos en formato e-book, a la mitad de precio que el libro impreso. Orientada al mundo académico, trabajan en asociación con universidades e instituciones como la Biblioteca Nacional. "Teseo es una editorial nativa digital, no tenemos stock ni gastos fijos, nuestro centro de operaciones es la Web y 90 % del software que usamos es libre", explicó uno de los fundadores, Octavio Kulesz, que ya cuenta con 70 títulos e incluyó entre sus estrategias de marketing las presentaciones digitales de libro. Su próximo paso es incursionar en las novelas para celulares. Ligado a Teseo se encuentra el sello www.elfindelanoche.com, cuyo objetivo es editar ficción con el mismo esquema digital e impresión bajo demanda. Entre sus autores figuran Pedro Mairal y Pablo Toledo, además de poetas como Fabián Casas y Daniel Durand.Si la mayor innovación de las grandes editoriales en el terreno digital es la incursión en el sistema de impresión a pedido, quien vio esa necesidad en la industria a principios de la década fue Bibliografika, que en 2002 ofreció servicios de impresión bajo demanda y hoy es proveedora de los grandes sellos. En la actualidad ponen el foco en el e-book y ofrecen herramientas para crearlo y comercializarlo. "Con nuestros socios de Publidisa, tenemos la plataforma de e-books más grande de habla hispana, con 16.000 títulos. Creamos una red de librerías que usan nuestra plataforma: el Corte Inglés en España, Gandhi en México, Norma en Colombia y estamos negociando con una cadena de librerías y con otra de entretenimiento en la Argentina", afirma Gustavo Vorobechik, fundador de Bibliografika. Pero 2010 será el año de otra innovación: la impresión unitaria sobre pedido del lector, que Vorobechik considera revolucionaria. "El editor puede hacer negocio con todo su fondo editorial si lo deja ver en Internet, afirma el gerente de Bibliográfika, para quien "la industria editorial debe comercializar contenidos, no soportes".
Las carencias del e-book
Todavía sin haber logrado imponerse entre el gran público, el libro electrónico ya parece quedarse corto en prestaciones. Sus usuarios ya advierten las carencias en la consulta de documentos y archivos, la imposibilidad de subrayar frases o palabras y de hacer anotaciones al margen, además de la falta de adaptación de algunas de la versiones para descargas de Internet a los dispositivos electrónicos de lectura. Heredero del libro tradicional, el e-book lo aventaja en algunos aspectos pero no cubre otros tantos. "El libro electrónico se presenta como un concepto nuevo para el gran público, pero parte de una idea antigua" señala Xavier Pi, profesor de ingeniería de software en una nota a aparecida ayer en La Vanguardia.

No hay comentarios: