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jueves, 20 de noviembre de 2008

tendencias


CARACTERISTICAS DE LA ADOLESCENCIA ACTUAL
“Ocultos tras su nickname”
El adolescente de hoy “puede elegir quién quiere ser: armarse una identidad a su gusto; hasta su aspecto físico puede ser creado por su imaginación. Tampoco es necesario encontrarse personalmente, se puede usar la computadora o el celular que cada vez tiene más elementos”.
Final del formulario
Por Virginia Ungar *
No podemos dejar de tener presente que una de las formas más graves de enfermedad mental, la esquizofrenia, hace su aparición en la adolescencia. También es cierto que uno de los cuadros más frecuentes en nuestra consulta actual, la anorexia, es prevalente entre la pubertad y la adolescencia. El tránsito de la pubertad a la adolescencia y de allí a la llamada vida adulta implica complejísimos procesos que crean una exigencia de “trabajo psíquico” a una mente que se encuentra en cierto modo en una situación caótica: en la pubertad se produce el derrumbe de la estructura latente, sostenida por un severo y obsesivo splitting del self y de los objetos. Lo pulsional irrumpe desde un cuerpo que se convierte en una suerte de “extraño” que va a determinar una compleja tarea de integración a tramitar.
La pubertad contiene un protagonismo de lo corporal del que no sólo somos testigos como padres en casa o como analistas en el consultorio: lo ven con mucho mejor ojo comercial los especialistas en marketing, perfectos conocedores de que el target del consumo es la gente joven, entronizada en nuestros tiempos por los ideales de una eterna juventud, como se puede apreciar al simplemente observar las pautas publicitarias.
Si bien el proceso adolescente tiene ciertas invariantes, la producción de diferentes subjetividades va a cambiar de acuerdo con los diferentes medios sociales en los que un individuo realice su proceso de desarrollo.
Donald Meltzer (Adolescentes, ed. Spatia) piensa la adolescencia como un estado mental. Propone que en la pubertad reaparecen las confusiones propias de la etapa preedípica (bueno-malo, femenino-masculino, niño-adulto) y también la confusión de las zonas erógenas. Esta situación se agrava con la aparición de los caracteres sexuales secundarios, que hacen que el/la joven se pregunten: ¿de quién es este cuerpo?
Otra idea de Meltzer, que considero central, es la de la importancia del grupo de pares en el desa-rrollo del adolescente. Con esto no habla solamente del proceso de socialización, del tránsito necesario de la endogamia a la exogamia, tarea del desarrollo adolescente, sino que el grupo sirve fundamentalmente para contener las confusiones creadas por el uso de identificaciones proyectivas en las que se ponen en juego partes del self con un grado de fuerza y violencia tal, que llevan inevitablemente a la acción, tan característico en la conducta de los jóvenes. El grupo, que en la pubertad es “homosexual” descriptivamente, contiene las confusiones y ansiedades paranoides, y tiene como preocupación central la confrontación con los grupos del otro sexo. Luego, en un desarrollo satisfactorio, se pasaría al grupo adolescente heterosexual, de características más depresivas, en el que se van a formar las parejas a partir de los “traidores” del grupo púber. La idea central es que el grupo púber-adolescente crea un espacio en el que se puedan experimentar las relaciones humanas, concretamente en el mundo externo, y sin la presencia de adultos.
Según la propuesta de Meltzer, el adolescente se mueve en el proceso de desarrollo de su estructura interna en tres mundos: el de los adultos, el de los niños en el ámbito de la familia, y en el de sus pares.
La llamada transición adolescente implica justamente el pasaje del mundo del niño en la familia hacia el mundo de los pares y de allí al mundo adulto.
Al entrar en la adolescencia se produce un choque en el encuentro con un mundo que no sigue las pautas que reglaban las instituciones que regulaban la infancia del que ahora es un joven.
Las instituciones han sufrido cambios acelerados. En este sentido, muchas de las consultas que recibimos tienen que ver con jóvenes que provienen de nuevas configuraciones familiares. Pero pienso que la vital importancia del grupo de pares permanece vigente. Hasta no hace mucho, el grupo tenía sus raíces en el colegio, el club o el barrio. Estas formas de agrupamiento todavía siguen teniendo cierta vigencia. Pero el tiempo actual determina nuevas formas de asociación entre las personas y nuevas formas de identidad grupal. Pueden darse de diversas formas, los grupos que ya conocemos, por ejemplo alrededor del deporte, pero también otros, que se pueden nuclear alrededor de determinados gustos en la música, clubes de fans, hasta reunirse para defender causas como la lucha contra la contaminación ambiental. También podemos observar otros agrupamientos menos comunes que pueden tomar la forma de adorar dioses paganos inspirados en oscuros poetas ingleses del siglo XVIII, o también jóvenes que forman parte de grupos ultrarreligiosos.
Lo más vivo del momento actual parecen ser las llamadas subculturas, formadas por grupos de individuos que tienen afinidades y se reúnen para intercambiar información sobre juegos de roles, tipos de música (dance, electrónica, rap, alternativos, cumbia), hasta el grupo llamado de los “emos”, en Buenos Aires. Su nombre proviene de la abreviatura del término emotional en inglés, son delgados, llevan el pelo negro y con un largo flequillo que les oculta la mitad de la cara. Esto lo explican ellos mismos diciendo que, así como una parte de la sociedad les da vergüenza, tampoco quieren que esa gente los vea. Se dicen “sensibles”, algunos de ellos llegan a prácticas de cortarse la piel, y a veces, muestran secuencias en YouTube.
Los medios se imponen de manera directa al joven y ocupan un gran espacio del terreno en que se de-sarrollan los vínculos, que en otra época lo habitaban la familia, la escuela o el club. El adolescente de hoy atraviesa ese mundo mediático a través de la llamada realidad virtual. El intercambio grupal no tiene por qué ser necesariamente en el patio de la escuela durante el recreo, ni en el club, ni en la vereda del barrio. Puede ser en el ciberespacio, a través del email, el chat, los juegos en red, los foros. Ahí el/la joven puede ser quien más quiere ser. También puede hacer lo que en el mundo real no le es permitido: puede elegir quién quiere ser; tiene la posibilidad de armarse una identidad a su gusto, nombre y apellido ocultos tras su nickname, hasta su aspecto físico puede ser creado por su imaginación. Tampoco es necesario encontrarse personalmente, se puede usar la computadora o el celular que cada vez tiene más elementos.
Existe una serie de juegos, uno es SIMS, otro Second Life, de gran éxito, en los que se pueden pasar horas “creando” la vida de un personaje, en el caso del último, llamado avatar, al que se le pone nombre y se lo “cría” como en el SIMS, desde que nace hasta que muere, se lo sigue en sus estudios de grado, posgrado, romances, casamientos, nacimiento de hijos, divorcios. Una paciente de trece años me decía que pasa tantas horas jugando con el SIMS que ya le tiene tomada la mano. Mientras su personaje hace la carrera universitaria, ella se pone a hacer una tarea porque eso lleva más de una hora y media. En cambio su hermana mayor “es una tonta, no tiene paciencia y nunca va a acceder a un segundo nivel, porque se apura, se pudre y manda todo al diablo. Hay que tener paciencia, por ejemplo cuando tiene hijos, para los nueve meses hay que esperar unas horas, si te apurás puede perder el bebé”.
Hoy los adolescentes interactúan de manera bien diferente a los típicos grupos, barras, pandillas de barrio, club, agrupación política o religiosa. Nos hacen relatos de los chats, juegos en red, fotologs, blogs, videologs, graffitis, stencils y otras maneras de encuentros que, paradójicamente, tienen cierto componente de anonimato: pueden no llegar a conocerse en persona nunca.
En los fotologs, el elemento principal es la foto, que junto con la fecha, no puede estar ausente. También están los comentarios del autor y los comentarios que postean los amigos. Cuando éste es el elemento más importante y se suman enlaces a fotologs de amigos, estamos ante un fotolog para armar comunidades. Podemos comprender la importancia de la imagen en los jóvenes, quienes están tramitando la angustia por la pérdida de la representación de sí mismo y de su cuerpo infantil en un cambio acelerado que el mundo interno no alcanza a absorber, y necesita ser mirado y reafirmado por los otros –sus pares– que, como espejos parlantes, con sus mensajes le devuelvan algo, algo que puede ser confuso e infantil, pero que trae cierta calma a la angustia ligada al vacío de existencia.
El blog se puede definir como un sitio web personal en el que se escribe periódicamente, como un diario online sobre distintos temas que le interesan al propietario. Cada escrito está ordenado cronológicamente y recibe comentarios; además el sitio tiene enlaces con otros. Como los fotologs o el chat, el blog es un espacio abierto, compartido por millones de personas. Podría ser heredero del diario íntimo, aquel que me regalaron a mis doce años y que recibí con emoción porque tenía un candado y era una gran responsabilidad no perder las llaves. Ahora no hay espacio de privacidad, no hay intimidad. El blog usado como diario permite el acceso a cualquiera. El que escribe ya no lo hace en soledad y quizá tiene la ventaja de recibir comentarios que pueden servirle y acompañarlo, y se pueden establecer diálogos múltiples, aun interculturales.
Esta es la consecuencia del viraje que ha producido la tecnología. Somos vistos, estamos expuestos, tendremos que repensar el sentido y el significado de la privacidad y la intimidad. En el mundo adolescente, los intercambios sexuales con mucha frecuencia se dan en público, por ejemplo en las discos.
Desde otro punto de vista, los blogs que se centran en la información o en el intercambio de ideas políticas han traído ciertas ventajas. Permiten que la información comience a descentralizarse de las grandes ciudades, y emergen así como modo de resistencia ante la figura de, por ejemplo, Buenos Aires, como lugar que lo concentra todo, incluida la información. Al convertirse un proceso global permite conocer al instante lo que ocurre en un pueblo, un barrio o hasta lo que le ocurre una persona respecto de determinada situación.
Frente a todos estos cambios, no deberíamos ubicarnos en una posición normativa condenatoria de los modelos de la época; es preferible hacer un esfuerzo para observar e intentar un trabajo de reflexión sobre lo que ocurre. Así, pienso que los vínculos online podrían pensarse como una suerte de espacio transicional que prepara para la salida al mundo real.
* Chair del Comité de Psicoanálisis de Niños y Adolescentes de la International Psychoanalytical Association. Texto extractado de un trabajo presentado en el Congreso Latinoamericano de Chile /Fepal, septiembre de 2008.
Una generación digital
Internet ya le gana a la TV entre los chicos latinoamericanos
Para el 95% es un hábito; celulares, a los 12 años
LA NACION
Como si nacieran sabiendo usar las herramientas que a los adultos les cuesta dominar, asombran a los abuelos con su habilidad precoz y hasta sorprenden a los padres más modernos. Para los chicos latinoamericanos, Internet ya es el medio preferido, que compite ?y muchas veces gana? con la televisión, pero que también les resta tiempo a las obligaciones de la escuela.
Un estudio de la firma Telefónica entre niños y adolescentes de siete países de América latina, que se presenta hoy, puso en cifras los hábitos de una generación interactiva. El 95% de los chicos de entre 10 y 18 años usa habitualmente Internet, el 83% declara tener un teléfono móvil y el 67% juega a videojuegos.
El "debut" cibernético es temprano: seis de cada diez encuestados tienen su primer teléfono móvil a los 12 años, edad que marca el momento de entrada en la "ciberadolescencia". El 82,8% de los chicos de entre 10 y 18 años dice tener un teléfono celular. Tenerlo representa, para este público, conseguir independencia y libertad.
"Generaciones interactivas en Iberoamérica. Niños y adolescentes ante las pantallas" se llama el estudio que realizó Telefónica, en colaboración con la Universidad de Navarra y el programa Educared de Fundación Telefónica, con encuestas a 25.000 chicos, de entre 6 y 18 años, de la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela.
Se analizaron cuatro pantallas: la televisión, la computadora, el celular y los videojuegos. Aunque la televisión siempre los acompaña, y cerca del 40% de los adolescentes la enciende al llegar a casa y ve más de dos horas diarias, Internet es el medio preferido. El 45% de los niños de 6 a 9 años elige Internet frente a la TV.
"Me llama la atención, con valores altos, el tiempo que en la Argentina les quita, sobre todo en el estudio, y también el rol activo del docente argentino en la utilización de Internet", aseguró el director general de Segmento Residencial Fijo Telefónica Latinoamérica, Manuel Echánove Pasquin, encargado del proyecto.
La posibilidad de acceder en casa hace que nueve de cada diez mayores de 10 años utilicen Internet más de dos horas al día. Navegar por Internet "compite" con actividades sociales y, sobre todo, con el estudio.
La tecnología está al alcance de la mano: el 65% de los chicos entre 10 y 18 tiene computadora en su casa, y el 40% la tiene en su dormitorio. La Argentina lidera la región y sube los promedios: la penetración de computadoras es aquí del 79%.
Ellas se perfilan más consumidoras: las chicas son usuarias más habituales del celular que los chicos, con un 85,6% frente a un 79,9%. Es la pantalla que jamás se apaga: el 82% de los consultados duerme con el celular encendido. La función principal es comunicarse, sobre todo a través de los mensajes de texto. En este punto, la Argentina supera ampliamente las medias regionales.
"La escuela y el rol de los docentes como usuarios de Internet son prescriptores de buenas prácticas sobre un buen uso de la Web", considera el estudio. La influencia actual es limitada: el 44% de los maestros no usa ni recomienda Internet como algo útil para el estudio.
No estamos mal. Los docentes más activos en el uso y la recomendación de Internet son Chile y la Argentina. Brasil ocupa el último lugar.
Muchas veces es la escuela la que permite el primer contacto con la tecnología. "El uso de Internet en la escuela potencia su uso en otros lugares, excepto en el caso de los cibercafés o locutorios. Por ello, si uno de los pilares de la educación y del aprendizaje es la observación de modelos por seguir, los docentes deben convertirse en un testimonio de buenas prácticas en cuanto al buen uso de Internet", recomiendan.
Por otra parte, el uso de la Web en el ámbito escolar potencia su rol como creadores de contenidos. Echánove Pasquin se asombró por la cantidad de bloggers que hay entre los adolescentes argentinos.
"¿Qué estás haciendo?"
La intervención de los padres cuando los hijos están navegando es relativa: el 46% de los chicos dijo que le preguntan qué hace, el 36% de los progenitores "no hace nada" y el 27% "echa un vistazo". El 9% contestó "hacemos algo juntos" y sólo el 5% "miran mi e-mail" o "comprueban por dónde navegué".
La casa, con el 49%, y el colegio, con el 46%, son los lugares de acceso a la Red más habituales para los menores de diez años. En el caso de los adolescentes, se incorpora el cibercafé. La escuela se ubica en tercer lugar. "Acceder fuera de casa supone hacerlo sin la posibilidad de una tutela", alerta el estudio.
La primera que "pierde" en la batalla contra Internet es la televisión. Pero con diferencias según el sexo: ellas dejan de ver TV para navegar, y ellos, para jugar video-juegos.
La autonomía es una característica de la navegación en Internet: el 40% de los jóvenes reconoce navegar sin compañía de otras personas, algo que se acentúa con la edad: el 70% de los adolescentes afirmó que se conectan solos a Internet. La mitad de los jóvenes se declara autodidacta y sólo en algunos casos reconoce haber aprendido de sus profesores o sus padres.
En este sentido, los maestros se encuentran en mejor posición como "mediadores educativos" en el uso de las nuevas tecnologías que los padres. El 18% de los encuestados de 10 a 18 años dijo haber aprendido a navegar a través de sus profesores y señalan que el 56% de sus docentes realiza algún tipo de recomendación sobre Internet, mientras que tan sólo un 13% de los mayores de nueve años reconoce que sus padres intervinieron en su aprendizaje.
¿Para qué se conectan? "Los menores internautas realizan un uso variado de las múltiples posibilidades que ofrece Internet. Sin embargo, sus preferencias de uso aparecen polarizadas: el 70% la usa para comunicar (Messenger, chat, mensajes de texto); el 59%, para conocer e informarse; el 43%, para compartir fotos y videos; igual cantidad para divertirse, y sólo un 6% para comprar online . El Messenger y el correo electrónico hacen furor entre los internautas argentinos."
TECNOLOGIAS Y VIDA COTIDIANA: ADEMAS, LA MAYORIA HACE LA TAREA VIENDO LA TELE, USANDO LA COMPUTADORA O ENVIANDO MENSAJES POR CELULAR
Para usar Internet, 4 de cada 10 chicos le sacan tiempo al estudio
En una investigación hecha con 25.000 estudiantes de 10 a 18 años en siete paises de Latinoamérica, los argentinos resultaron los que más le restan a las tareas escolares para navegar. En otros países sacrifican el deporte o la familia.
Por: Juan Pablo Casas
De un informe sobre el impacto de las nuevas tecnologías entre los niños y adolescentes de América Latina se desprende que los argentinos son los que más desplazaron a las tareas escolares por el uso de Internet. Cuatro de cada diez argentinos consultados respondieron que para navegar en la Web le restan tiempo al estudio y los deberes. Por la Internet, incluso le sacan tiempo a la TV (32%) y a la lectura (27%). En los otros países, en cambio, los encuestados reconocen desatender a la familia, los amigos y el deporte.A estas y otras conclusiones arribaron los expertos de la Universidad de Navarra (España) que coordinaron el informe que hoy será presentado por Telefónica bajo el título de "La generación interactiva". En él se describen los usos y costumbres de chicos de 10 a 18 años de estrecha relación con las nuevas tecnologías. El estudio analizó el comportamiento de más de 25.000 personas en siete países de América Latina: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. En nuestro país entrevistaron a 2.344 jóvenes (el 80% alumnos fueron de escuelas públicas).El relevamiento también indica que el 50% de los chicos realiza las tareas escolares frente a la tele, mientras chatea o cuando está atento a los mensajes de texto del celular. "Los chicos de hoy muestran destrezas de pluriatención, muy distintas a las de generaciones anteriores. Experimentan una ruptura visual muy fuerte, que contrasta con el modelo tradicional del aula del siglo XIX, donde se les exige a los alumnos que estén sentados, quietos, mirando fijo a un punto, el pizarrón, y prestándole atención a una persona, el maestro", señala el sociólogo e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Luis Alberto Quevedo.La directora de proyectos de Educ.ar, del Ministerio de Educación, Laura Serra, plantea sus dudas sobre estas habilidades: "La pluriatención existe, pero no así el pluriaprendizaje. Los especialistas advierten que los chicos abordan al mismo tiempo muchas tareas, pero después se les dificulta explicar qué vieron, escucharon o leyeron mientras hacían otras cosas".Apenas el 18% de los estudiantes argentinos navega por sitios de Internet educativos. Ese porcentaje cae al 11% cuando se trata de páginas culturales. Los locales están debajo de la media regional (20% en el primer caso y 17%, en el segundo). La visita a estos sitios crece por género (lo frecuentan más las mujeres que los varones), pero también entre los alumnos que navegan en la escuela.En la mayoría de los casos, los encuestados reconocen sentarse solos, sin guía o control adulto, frente a la pantalla de la PC. Sin embargo, son los argentinos, junto con los colombianos, los que más destacan la tutela de profesores o maestros al momento de adentrarse en la Internet. Igual, la tasa resulta muy baja: sólo el 7%. Por otra parte, el 58% de los nuestros, a la par de los chilenos, perciben -muy por encima del resto- que sus docentes promueven o recomiendan el uso de Internet para el estudio o las tareas escolares.Sostiene Serra: "El imaginario social cree que los maestros rechazan las nuevas tecnologías, pero no es así. Los docentes argentinos son muy entusiastas. Igual, todavía queda mucho camino por recorrer". Replica Quevedo: "A partir de ciertos estudios que publican los medios, se genera un temor entre los adultos a que las nuevas tecnologías fomenten la 'alienación' de los chicos. Ante el desconocimiento, se genera miedo en los mayores, que se muestran reticentes a que Internet se sume como método de enseñanza".
ESTUDIO HECHO EN EE.UU. QUE DURO 34 AÑOS Y ABARCO A 45.000 PERSONAS
Los que se sienten infelices ven mucha más televisión que las personas felices
Los que están más contentos con su vida dedican menos tiempo a la pantalla y más a leer y al sexo.
Basta con imaginar el efecto de "tercero en discordia" que el televisor puede tener en una pareja. Basta con entender que hay quienes lo prenden para tapar baches, para llenar vacíos y terminan haciendo de su uso una adicción: experimentan un placer efímero, pero a la larga son más infelices.Aunque nadie podría asegurar si es que las personas infelices miran más televisión o el exceso de televisión hace a las personas menos felices, sociólogos de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) llegaron a una conclusión: quienes se consideran felices pasan más tiempo leyendo, teniendo sexo o encontrándose con otras personas mientras que quienes se sienten infelices pasan muchas más horas hipnotizados frente a la pantalla. Para llegar a esta conclusión analizaron durante 34 años la información de 45.000 personas. Concluyeron que mirar televisión puede hacer sentir bien en el corto plazo, pero puede ser parte de un estado de infelicidad general. "El patrón de uso diario de la televisión es dramático. La gente 'no feliz' ve un 30% más de televisión por día que la gente 'muy feliz", indica el trabajo publicado en Social Indicators Research. "La televisión no es como Internet que permite al menos tener contacto virtual con otras personas. Alguien que se la pasa frente a la televisión seguro tiene dificultades en su vida social, no tiene tiempo ni interés en salir de su casa, no está al tanto de lo que pasa en el mundo. La televisión ofrece un paquete cerrado: no hay interacción ni elección porque el televidente es siempre pasivo", dice el doctor en psicología y estudioso de tecnologías de comunicación, Julio Moreno. Y agrega: "La televisión en exceso adormece, actúa como un opiáceo".Los matrimonios infelices también miran más televisión. "Las parejas felizmente casadas tienen un 30% más de sexo. Quienes no se sienten felices con sus parejas miran más televisión", dice el trabajo. Sonia Almada, directora del Centro de asistencia y formación en Salud Mental, ArAlma, coincide: "Hoy, la gente tiende al autoencierro por la sobreoferta de productos y servicios que llegan a casa (desde el profesor de gimnasia, hasta la comida). Y la televisión es un aparto funcional a un fracaso de pareja: es un distractor y evita la intimidad de la charla o de la sexualidad". El sociólogo John Robinson, coautor del estudio, lo compara con otras adicciones: "Aparecen paralelos con la adicción, ya que las actividades adictivas producen placer temporario pero desdicha y arrepentimiento en el largo plazo. La gente más vulnerable a las adicciones tiende a estar en desventaja social y, en su caso, la televisión se convierte en una suerte de analgésico".Moreno, coincide: "Un vacío para tapar fracasos o situaciones dolorosas se puede llenar con alcohol, que embota, con una droga, que produce placer, o con una actividad, como mirar televisión. En el momento da placer, entretiene y llena el vacío, pero, aunque no provoca adicción química directa, a la larga, eso que fue placentero provoca aturdimiento".
PRIMER PASO DE LA NASA PARA LLEVAR INTERNET A LAS NAVES ESPACIALES
La Web, camino al espacio

Si algo le faltaba al poder demoledor de la Web era la conquista del espacio. La NASA informó que empezaron a probar -con resultados exitosos- una red de comunicaciones desde el espacio profundo que fue diseñada siguiendo el modelo de Internet."Este es el primer paso hacia la creación de una capacidad de comunicaciones del espacio totalmente nueva, una Internet Interplanetaria", dijo Adrian Hooke, director de tecnología de la agencia espacial en Washington.En octubre, los ingenieros de la NASA usaron un software especial para transmitir imágenes hacia y desde una nave que está a 32 millones de kilómetros de la Tierra. Para eso, recurrieron a la red "Deep Space Network" y usaron como enlace a la sonda Epoxi.La transmisión se apoya en un software llamado "Disruption-Tolerant Networking" (DTN), cuyo protocolo fue desarrollado hace diez años. DTN envía información utilizando un método diferente a los protocolos que usa Internet. Esto se debe a que la "Web interplanetaria" debe ser lo suficientemente robusta como para resolver demoras, alteraciones y desconexiones que pueden ocurrir, por ejemplo, cuando una nave espacial pasa detrás de un planeta o cuando las comunicaciones se alteran por las tormentas solares. Una demora en recibir o enviar datos desde Marte, por ejemplo, puede ser de entre 3,5 y 20 minutos a la velocidad de la luz. A diferencia de Internet, no es posible una desconexión: si no encuentra un destinatario, la información no se descarta hasta encontrarlo.
EN LATINOAMERICA
Argentina tiene el mayor índice de alumnos con celular
Por: Fernando Soriano Cuestión de pertenencia social, moda o soporte inevitable en la era interactiva. Sea cual fuere la razón, hay un hecho irrefutable: los teléfonos celulares son, para los chicos argentinos de hoy, algo más importante que Internet. Y para las mujeres, incluso que la televisión.Eso al menos concluye el estudio sobre los niños y adolescentes frente a las pantallas, elaborado por la Universidad de Navarra (España) a pedido de Telefónica (ver "Para usar..."). Argentina lidera la penetración del celular con una cifra que sorprende: el 94% de los chicos de entre 10 y 18 años dice que lleva un aparato a todos lados. Argentina, de hecho, supera al resto de sus países en la cantidad de chicos que lo tienen (detrás están Chile y Venezuela, con el 93%) en esa franja de edad. Pero también los más pequeños (de 6 a 9 años) demuestran que aspiran a adoptar esta tecnología: casi el 40% de los nenes argentinos tiene uno, y otro 40% usa el de los padres."Esto demuestra la universalización del celular en la Argentina que, junto a Chile, está a la vanguardia en la cultura joven", explica Alejandro Artopoulos, profesor de Educación y Tecnología de la Escuela de Educación (Universidad de San Andrés).Los chicos argentinos más grandes de la Generación Interactiva (10 a 18) encuentran al celular útil para comunicarse y lo usan fundamentalmente para estar en contacto con sus amigos (siete de cada diez), aún más que con la familia; pero en ese caso, la madre sigue siendo el interlocutor más habitual. No obstante, el uso primordial que le dan los chicos es el mensaje de texto: el 95% dice que opta mandar SMS, más que hacer llamadas (83%) e incluso sobre la opción de escuchar música (51%)."Se podría decir que el celular está igualando la brecha digital entre ricos y pobres, diferencia que sí hacía la computadora años atrás", explica Artopoulos, que colaboró en la confección del estudio. "El celular permite a los adolescentes estar en permanente contacto entre ellos; a apenas un mensaje de texto de distancia con sus amigos. Es una tendencia universal", entiende el consultor Enrique Carrier, de Carrier y Asociados. El grado de penetración del teléfono sobre esta generación y las alternativas de uso que ofrece provocaron que sea un aparato difícil de apagar. Son justamente las chicas las que admiten, en el 66% de los casos, que siempre tienen el celular encendido para comunicarse con amigos. Tal es así que casi un tercio de las chicas argentinas encuestadas confiesa que su vida "iría peor" tras dos semanas sin celular. Más de la mitad de ellas incluso recibió mensajes o llamados de personas desconocidas. Y un riesgo parecido hay con los SMS: el 12% de los argentinos encuestados reconoce haber recibido un mensaje con contenido obsceno o pornográfico.Para Artopoulos, el teléfono es el emblema de la iniciación actual: "Un celular hoy es similar a lo que fue ponerse el pantalón largo para nuestros padres".

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