MEDIOS Y COMUNICACION
El cultivo de la inseguridad
Marta Riskin reflexiona sobre el manejo
mediático de la inseguridad y advierte sobre su descontextualización y la
manipulación del tema.
“Canta Oh diosa, la
cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los
aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes...”
Ilíada, Canto I, Homero
Ilíada, Canto I, Homero
Según el Gran
Encuestador Mediático, la inseguridad encabeza las preocupaciones de los
argentinos y exige “mano dura”, expresión que en el imaginario colectivo
sustituye a varias medidas represivas, generalmente ilegales.
Cabe destacar que el
aparente incremento de hechos delictivos no ha modificado la cobertura
informativa ni los sondeos “multiple choice”, tan inútiles para interpretar o
estructurar respuestas a problemáticas complejas como sus deducciones sesgadas.
A semejanza del
tratamiento que reciben los otros dos axiomas de percepción favoritos de las
consultoras –economía e inflación– los informes continúan exhibiendo
inconsistencias conceptuales y ocultando sus relaciones mutuas.
Las exposiciones
descontextualizan las tragedias, distanciando pobreza, enfermedades y
adicciones y presentando cada caso como suceso aislado, inevitable e imposible
de solucionar.
Al impacto emocional
y los peligros reales, se suma impotencia y tandas de angustia que confunden al
público, al menos, para que desvincule las conclusiones coléricas de la
des-información recibida.
Asimismo, la persistente
ausencia de vínculos causales e históricos impide a la audiencia, encuestada o
no, apreciar la funcionalidad del selecto triángulo de Bermudas mediático como
guardián de las relaciones económicas, políticas y sociales más conservadoras.
Los libros muerden
Roland Barthes dice
en Mitologías: “... el abuso oculto en la exposición decorativa de lo
evidente-por-sí-mismo permite a la clase media incorporar sin reparos y por
‘sentido común’, consumos que se presentan como ‘naturales’ y ofrecen
soluciones simples y efectivas; en especial a problemas graves y complejos,
como ‘la seguridad’”.
Esclarecer la trama
de mitos aparentemente inocentes, reconocer la naturalidad con que se asumen
los prejuicios o la falsa neutralidad de los diseños tecnológicos, exige la
aplicación de herramientas capaces de devorar los marcos de interpretación
lineal.
En los libros está la
ferretería.
Valga como ejemplo
para visualizar un vínculo entre consumo y delito que jamás detectan las
cámaras de seguridad, el paradigma vigente del relato propuesto por el cine
comercial y el bombardeo publicitario: un mundo hostil cuyos héroes y heroínas,
bellos y violentos, poseen fuerza, valor e ingenio suficientes para acceder
luchando a cuanta aventura y bienes deseen.
Apenas espectáculo o
diversión pueril si no se aprecia su poder para establecer éticas y estéticas
eficaces que disciplinan desde cachorros a los miembros de una sociedad,
condenándolos a la ansiedad con la amenaza de la exclusión y a los marginados
al resentimiento perpetuo.
No es azaroso que los
líderes de proyectos totalitarios descalifiquen como “teóricos” y “complicados”
estos cuestionamientos y enaltezcan las virtudes de “las almas sencillas”.
Precisan hordas de consumidores fáciles de conducir, cuando sea conveniente, al
enfrentamiento con algún otro.
De lo contrario,
hasta la simple discusión por un mejor Código Penal desnudaría los intereses
que encubren.
En contraste, la
historia de las ciencias y las artes demuestra que el estímulo democrático a
estudios, análisis y debates desarrolla capacidades en individuos y comunidades
y permite la elección en libertad, de mejores y más felices destinos.
Siembra y recolección
Cuando el Estado
avanza hacia una distribución más equitativa de la riqueza, tarde o temprano
enfrentará a quienes reniegan de las políticas inclusivas y actúan como
válvulas de escape de las tensiones previamente instaladas como insoportables
por el poder económico concentrado.
La funesta cólera
–¡Oh diosa Causalidad!– los arrastra hacia el mismo destino que los aqueos.
Para evitar que la
ciudadanía sea manipulada en contra de sus propios intereses, debería estar
preparada para detectar, al menos, las contradicciones y ocultamientos más
obvios del discurso, hoy mediático, e identificar a quienes trabajan en
dirección a las soluciones y a quienes juegan al tero.
Sólo la ejercitación
permite el reconocimiento, tanto de quienes surten dosis periódicas de
prejuicios y emociones –específicamente miedo e ira– cuanto de los oportunistas
que evitan o intentan retrasar la puesta en marcha de soluciones de fondo a los
problemas centrales de la seguridad y la economía.
Para sortear la
violencia y canalizar conflictos hacia la competencia política y el debate de
ideas, la mejor solución es cultivar seguridad en mayorías y minorías.
La tarea es de largo
aliento y exige tiempo y trabajo. Sin dudas, vale la pena.
* Antropóloga UNR.
MEDIOS Y COMUNICACION
Accesibilidad en la TV Digital
Juan Manuel Zorzoli y Luis Ernesto
Chaura subrayan las posibilidades que habilita el desarrollo de la TDA y
apuntan la necesidad de una planificación estratégica para fortalecer el
“derecho a la comunicación” de los sectores más excluidos.
Por Juan Manuel
Zorzoli * y Luis Chaura *
El avance de las TIC (Tecnologías de
Información y Comunicación) en el mundo audiovisual tiene impacto directo en
las formas de hacer ver, oír y comprender la televisión y en la vinculación de
ésta con las personas a las que va dirigida. Ahora bien: ¿cuál es el alcance de
éstas para las personas con discapacidad? y ¿qué se está desarrollando en
materia de universalización de las políticas públicas en este sentido?
La TV Digital
Terrestre en Argentina (TDA), una de las tantas políticas públicas de
comunicación, universal y gratuita, que compone el poliedro tecnológico
(Conectar Igualdad, Argentina Conectada, etc.) nace en el año 2009 en
simultáneo con el debate político social y la aprobación de la Ley de Servicios
de Comunicación Audiovisual (LSCA, Nº 26.522). Por primera vez en la historia,
la legislación reconoce al colectivo de las personas con discapacidad como
sujetos activos en el campo de la comunicación, estableciendo prácticas
inclusivas que otorgan derechos y obligaciones en los espacios de participación
que propone y evitan la discriminación.
De acuerdo con lo que
lo enuncia el art. 66 de la LSCA, las producciones audiovisuales deben cumplir
con criterios de accesibilidad (uso de subtítulos ocultos, audiodescripción y
lengua de señas de Argentina) para que las personas con discapacidad y adultos
mayores estén en condiciones de acceder a las producciones televisivas. Además,
se incluyen en este grupo a los niños, jóvenes y adultos en aprendizaje de
lectoescritura y colectivos que utilizan lenguas no vernáculas, entre otros, a
fin de que puedan disfrutar de las mismas producciones sin ningún tipo de
restricción.
La accesibilidad
entendida como un concepto integral de carácter global implica a su vez
complejidad y participación social por parte de todos los actores involucrados
en la política en cuestión (Estado, sociedad civil, sector privado). Ambos
aspectos son considerados clave y prioritarios dentro del Consejo Asesor del
Sistema Argentino de TDA, tal como lo enuncia su coordinador general, el
licenciado Osvaldo Nemirovsci: “La TDA no sólo es la garantía de información,
entretenimiento y de oferta cultural, sino también un medio hacia la plena
inclusión”.
Se constituye así una
especialización en continuo desarrollo dentro de la lógica comunicacional, que
requiere complementariedad y especificidad para ser parte y diferenciarse el
mismo tiempo de ésta, permitiendo así configurar saberes/prácticas de los
diversos actores participantes.
Es necesario un
modelo de planificación estratégica basada en una lógica comunitaria,
imprescindible para orientar el accionar en temas centrales que apunten al
fortalecimiento del “derecho a la comunicación” de los sectores más excluidos.
Este precisa de la concientización en la difusión de la
información/comunicación de carácter público en formatos accesibles, como es el
caso de las políticas públicas y la participación de la sociedad civil a través
del fomento/capacitación a las producciones audiovisuales, dentro del Programa
Polos Audiovisuales Tecnológicos; y/o la optimización en el uso de tecnología a
través del desarrollo de conversores con características accesibles, telefonía
celular e interactividad, permitiendo así ampliar los canales de información
necesarios con los que se podrán crear “producciones audiovisuales accesibles”.
Esta tecnología permitirá también el impulso al uso autónomo de la TV mediante
aplicaciones accesibles (control por comando de voz, audiolocución, etc.),
contemplando criterios de diseño universal que mejoran la usabilidad de acuerdo
con los requerimientos que cada persona precise.
Las diferentes
dimensiones vinculan y promueven constantemente nuevas actividades y
ocupaciones relacionadas con la “accesibilidad” en el proceso de convergencia
digital, convirtiendo este salto cualitativo de lo analógico a lo digital en un
avance tecnológico de carácter dinámico, estético y de compromiso ético.
Este proceso –como
todo en transición– requiere una apropiación cultural a nivel social, supone
avances, dificultades y desafíos y demanda cambios (paulatinos) sobre los
patrones culturales establecidos, sobre la toma de conciencia y el accionar de
los diversos sectores que la conforman, permitiendo así expresar formas de
participación que garanticen y legitimen el derecho a la comunicación.
* Responsables del
Area de Accesibilidad del Consejo Asesor de TDA. Integrantes de la Coalición
por una Comunicación Democrática.
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