“Moushon!” es el nombre de la primera revista especializada en el mundo de la animación, presentada oficialmente días atrás durante la realización del mayor festival del rubro, Expotoons, la celebrada creación de Rosanna Manfredi.
Moushon! Extraño nombre que puede ser tomado como anatopeya de algún sonido de ese mágico mundo de la animación, para la cual nada es imposible de visualizar y sonorizar, o acaso responde a una sigla que los profanos desconocemos. Sólo hace falta recordar que otro término que al principio sonó como extraño, incluso para los creadores, “Swoosh”, representativo del célebre logo de Nike, hoy nadie discute.
“No podría afirmar que Moushon! surgió del mismo proceso creativo que el vocablo de Nike –explica Federico Moreno Condis, creador y director de la revista-, pero dimos con él de manera natural. La palabra “motion” ya forma parte de nuestro lenguaje cotidiano cuando hablamos entre animadores o con nuestros clientes”.
No obstante “motion” no parecía representar cabalmente la identidad de la revista, según sus editores. “Primero porque titular con un término inglés la primera revista argentina de animación no nos gustaba, pese a lo cual seguimos jugando con el término hasta dar con Moushon!, completa Moreno Condis.
Se trata de una revista a la que se accede vía Internet
(www.revistamoushon.com), donde se puede leer e incluso descargar en formato PDF para poder verla en los diferentes dispositivos digitales existentes, o bien imprimirla y leerla de manera tradicional.
“Creo que hay un factor determinante en Moushon! que logra trascender el concepto de revista especializada para convertirse en una plataforma que conecta y reúne a todos los integrantes de la industria que no es conocida y comprendida en su cabal importancia”, añade Moreno Condis.
Para el especialista, el haber podido lanzar oficialmente Moushon! en un festival internacional de la talla de Expotoons fue muy importante porque se pudo acceder simultáneamente a los grandes integrantes nacionales e internacionales del sector, todos potenciales lectores. “De ese modo pudimos apuntar, también, al objetivo de federalizar la animación, porque sabemos que no sólo en Buenos Aires trabajan grandes artistas y producciones, sino también en otros centros del país, lógicamente con más limitaciones y dificultades que las nuestras”, concluye el animador.
La mención de los buenos profesionales que hay en el país remite a la época heroica de la animación, cuando los mayores especialistas argentinos eran buscados desde países mucho más adelantados; me viene el recuerdo de un famoso estudio de los años 50 y 60, Gil y Bertolini, que desde sus estudios en la calle Santa Fé trabajaba para Walt Disney.
¿Qué pasó después hasta este venturoso presente de la animación argentina? Moreno Condis opina que uno de los factores que incidieron en el final de esa época dorada de la animación tradicional argentina fue el avance de las nuevas tecnologías que, ya en la década del ’80, demoraron su arribo al país, al que hay que agregar el hecho de que las producciones del género sintieron inicialmente el impacto de nuevas formas de comunicación. “No todos tuvieron la cintura necesaria para poder adaptarse a la nueva situación del mercado y de la tecnología. Hoy estamos en otra etapa de crecimiento”, concluye.
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