Disputa global: Alemania pretende que Google pague por usar noticias
Por Miguel Wiñazki
Angela Merkel envió un proyecto de ley al Parlamento. El tema desata una discusión que trasciende a ese país.
Ese invento, ese hallazgo, esa maravilla que es Google , es también una aspiradora de noticias que se beneficia con las inversiones que realizan las empresas periodísticas tradicionales. El gobierno alemán, con Angela Merkel a la cabeza acaba de desatar un debate global. Envió al Congreso un proyecto de ley para que Google le pague a los medios que originan las noticias cuando el megabuscador las exhibe, hasta ahora, sin costo.
Si alguien busca hoy en Google , “Bachar Al Assad”, para citar el caso de ese tirano que resiste en el poder a fuerza de matanzas en Siria, advienen a la pantalla investigaciones y notas que han realizado medios privados, enviando corresponsales que se juegan la vida, pagando por esos viajes, invirtiendo en equipos comunicacionales y en alojamientos.
Google no invierte nada, pero exhibe gratis lo que implica siempre erogaciones para las organizaciones mediáticas.
Es una discusión central en la encrucijada actual que afrontan los medios: ¿Quién paga por las noticias?
Para responder a ese interrogante hay que ser redundante: la búsqueda y emisión de información tiene un costo. Desde la cobertura de un partido de fútbol hasta una investigación de largo aliento. Todo implica inversiones, fondos que permitan obtener los datos, las imágenes y los testimonios que posibilitan la edición y exhibición mediática del hecho.
Hasta hace muy poco tiempo existían solo dos modelos de inversión en el campo de la información: pagaban los medios privados o el Estado.
Cuando el Estado es el que asume la tarea de “informar”, tiende frecuentemente a desinformar, (con algunas excepciones como la BBC ), como por inercia tiende a propagandizar a los gobiernos que con espíritu patrimonialista se apropian del aparato comunicacional estatal.
Los medios privados sostienen, como diría Eliseo Verón, un “contrato de lectura” con sus audiencias que le pone un freno a la desinformación y a la propaganda.
No funcionan los medios de información que no informan . A la tarea de informar se la define como periodismo. Los medios privados ganan el dinero que destinan a informar a través de los ingresos por publicidad y por circulación cuando se trata de diarios impresos. El Estado, o los Estados, informan gracias a los impuestos que se le cobran a los ciudadanos. Ahora hay un nuevo jugador en el complejo informacional global, que da noticias gratis: Google . Pero eso es gratis para Google , y costoso para quienes invirtieron y trabajaron para capturar y editar la información. Merkel puso el dedo en la llaga y pretende que Googl e le pague a los diarios alemanes cuando exhibe las notas que esos medios publicaron. La discusion recién comienza. El asunto da que pensar. En las redes sociales criticaron a Merkel.Y las asociaciones de medios privados celebraron su decisión. Pero hay una cuestión evidente y muy interesante. Merkel, como todos nosotros, no vive adentro de Google , sino fuera del mundo virtual.
Google e Internet no son autosuficentes para informar. Por el momento, los periodistas profesionales seguimos siendo necesarios.
Si alguien busca hoy en Google , “Bachar Al Assad”, para citar el caso de ese tirano que resiste en el poder a fuerza de matanzas en Siria, advienen a la pantalla investigaciones y notas que han realizado medios privados, enviando corresponsales que se juegan la vida, pagando por esos viajes, invirtiendo en equipos comunicacionales y en alojamientos.
Google no invierte nada, pero exhibe gratis lo que implica siempre erogaciones para las organizaciones mediáticas.
Es una discusión central en la encrucijada actual que afrontan los medios: ¿Quién paga por las noticias?
Para responder a ese interrogante hay que ser redundante: la búsqueda y emisión de información tiene un costo. Desde la cobertura de un partido de fútbol hasta una investigación de largo aliento. Todo implica inversiones, fondos que permitan obtener los datos, las imágenes y los testimonios que posibilitan la edición y exhibición mediática del hecho.
Hasta hace muy poco tiempo existían solo dos modelos de inversión en el campo de la información: pagaban los medios privados o el Estado.
Cuando el Estado es el que asume la tarea de “informar”, tiende frecuentemente a desinformar, (con algunas excepciones como la BBC ), como por inercia tiende a propagandizar a los gobiernos que con espíritu patrimonialista se apropian del aparato comunicacional estatal.
Los medios privados sostienen, como diría Eliseo Verón, un “contrato de lectura” con sus audiencias que le pone un freno a la desinformación y a la propaganda.
No funcionan los medios de información que no informan . A la tarea de informar se la define como periodismo. Los medios privados ganan el dinero que destinan a informar a través de los ingresos por publicidad y por circulación cuando se trata de diarios impresos. El Estado, o los Estados, informan gracias a los impuestos que se le cobran a los ciudadanos. Ahora hay un nuevo jugador en el complejo informacional global, que da noticias gratis: Google . Pero eso es gratis para Google , y costoso para quienes invirtieron y trabajaron para capturar y editar la información. Merkel puso el dedo en la llaga y pretende que Googl e le pague a los diarios alemanes cuando exhibe las notas que esos medios publicaron. La discusion recién comienza. El asunto da que pensar. En las redes sociales criticaron a Merkel.Y las asociaciones de medios privados celebraron su decisión. Pero hay una cuestión evidente y muy interesante. Merkel, como todos nosotros, no vive adentro de Google , sino fuera del mundo virtual.
Google e Internet no son autosuficentes para informar. Por el momento, los periodistas profesionales seguimos siendo necesarios.