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miércoles, 11 de junio de 2014

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La violencia a través de la publicidad se ejerce de manera cotidiana e impune

SANTO DOMINGO (R. Dominicana).- La publicidad es el escenario en que la violencia contra la mujer, particularmente, se produce con mayores niveles de impunidad. Así lo considera María Mercedes Bougermini, encargada de la Secretaría de Género de la Corte Suprema de Justicia de Paraguay.
Durante una teleconferencia retransmitida este martes en la Suprema Corte de Justicia dominicana, la experta explicó que una de las razones que lo explican es el hecho de que la llamada “violencia simbólica”, que se ejerce a través de herramientas publicitarias, se percibe como cotidiana y permitida.
Entre los ejemplos más comunes, citó las referencias a la mujer como un producto comercial, como un elemento controlable o como un objeto decorativo dentro del “esquema de bienestar” de los varones.
La magistrada estimó que, en general, la violencia tiene una estrecha relación con los símbolos de la publicidad.
Como ejemplo, citó el caso del joven de 22 años que el mes pasado mató a siete personas en la localidad universitaria de Isla Vista, en Santa Bárbara, California. Su primera razón, según una grabación en la que explicaba sus motivos para llevar a cabo el atentado, fue que las muchachas no se sentían atraídas hacia él.
A juicio de Bougermini, esto se explica porque el joven es parte de una sociedad en la que se concibe a la mujer como un objeto que puede ser controlado: “Hay códigos que nos dicen que la mujer está para servir o para ser bella y, cuando eso no ocurre, hay un reclamo colectivo” dirigido a ella, explicó Bougermini.
El maltrato o violencia simbólica dirigida a la mujer a través de la publicidad es difícil de contrarrestar en toda América Latina, según explicó, en el mismo escenario, Meybel Torres, directora del Departamento de Espectáculos Públicos de El Salvador.
La funcionaria salvadoreña hizo referencia al “vacío legal” que hay en los regímenes penales para castigar la violencia a través de la publicidad y planteó la necesidad de debatir sobre dónde empieza y termina el derecho a la libre expresión.
En este sentido, afirmó que, si bien es cierto que hay derecho a la libertad de expresión, también la vida libre de violencia es un derecho, y la Dirección de Espectáculos Públicos (o su equivalente) tiene el deber de ayudar a garantizarlo.
Reparó en que a veces esa institución no cuenta con suficientes herramientas legales para ser drástica, pero advirtió que la “fuerza de voluntad” de quienes la dirigen es clave cuando existe la determinación de frenar la publicidad violenta.
Para el caso de El Salvador, Torres está proponiendo convertir la Dirección de Espectáculos Públicos en un observatorio de medios que permita medir la violencia simbólica, generar estadísticas que permitan hacer análisis de contenidos.

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