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miércoles, 26 de septiembre de 2012


MEDIOS Y COMUNICACION

Educación y TIC’S

Mario Almirón, secretario general de Sadop, reafirma la importancia de la participación de los actores sociales en la construcción de políticas públicas de comunicación.

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Por Mario Almirón*

La Unasur nace marcada por una impronta política hacia la integración. Si bien hay que entender la política como el instrumento con el que contamos los más débiles para transformar la realidad, no debemos infradimensionar la importancia cultural, comunicacional y educativa que este proceso implica. El Tratado de Brasilia que formalizó la Unasur planteó el objetivo de construir identidad y ciudadanía suda-mericana y desarrollar un espacio regional integrado también social y culturalmente. La cultura es la matriz de vida dotada de sentido, por lo que se vuelve fundamental para la integración.

Pretendemos poner eje en el sujeto principal de esa integración, que –al decir de Rodolfo Kusch– es aquel que tiene continuidad: el pueblo. El pueblo sudamericano enlaza nuestra historia con nuestro presente y futuro. Esto no significa negar el rol y la importancia de los Estados a la hora de intervenir en las políticas públicas. Pero no hay que perder de vista al pueblo. Y así como en Sadop entendemos que la educación debe ser popular, también aspiramos a que lo sea la comunicación.

Entre las dificultades que tenemos en dicho proceso, está el hecho de ser un cuerpo social heterogéneo, con diversidad cultural, mestizo. Tenemos una cultura originaria propia, precolombina, que nos marca y forma parte de nuestra historia, así como hemos recibido influencias europeas. Mientras esta última posee la cuestión de “ser alguien en la vida”, la autóctona está motivada por el “estar siendo”, y tiene más contacto con la naturaleza y menos relación con los objetos.

En los ’90, en el ámbito cultural y educativo, el intento por transformarnos en “personas con objetos” se hizo más fuerte. Una persona era sujeto con o sin dinero, con o sin empleo, con o sin vivienda... Sin embargo, la naturaleza humana tiene una dimensión ética y social que trasciende esta cuestión: el Ser Humano no es “los objetos que posee”. En lo que refiere a educación, cultura y comunicación, debemos enfrentar todo planteo que las considere mercancías. Son derechos humanos, por lo tanto, universales.

La disputa entre esos paradigmas quedó en evidencia con la Ley 26.522 en lo que a las TIC’s se refiere. Como representantes de los docentes, en Sadop conocemos cómo operan estos esquemas de mercantilización también en la educación, del nivel inicial al universitario.

En la actualidad, el paradigma neoliberal en Argentina se encuentra asediado tanto por políticas públicas coherentes como por normativas. Pero, en la realidad, todavía hay mucho trabajo para evitar que sean meras ilusiones. Debemos tener en cuenta que hoy los medios de comunicación no sólo compiten con la educación formal como “universidades abiertas las 24 horas”, sino que todavía se encargan de manipular y desinformar, además de dictar cátedra de cinismo en temas como la cosificación de la mujer, la discriminación a los pobres, el maltrato a las minorías, entre otros. Todo eso no cambió, aunque hayan cambiado la ley y las políticas.

Para revertir este proceso cultural que ataca sistemáticamente al pueblo y sus valores, e intenta imponer formas de vida ajenas, el Estado es insuficiente. Para construir necesitamos a la comunidad organizada.

En estos días se debate públicamente la posibilidad de una reforma constitucional, algo que algunos medios impregnan y encierran sólo en la cuestión de la re-reelección presidencial. Pero lo que debemos poner en cuestionamiento es el instrumento jurídico-político liberal que tenemos y que dificulta cualquier proyecto de Justicia Social. Si hablamos de la cultura, la educación, la información y la comunicación como derechos humanos, éstos deben estar precisamente definidos en la Constitución, para no seguir quedando a merced de las rentabilidades. En todo caso, habrá que pensar dónde están los recursos para financiar y garantizar estos derechos. Nosotros creemos que están en el sector financiero. Entonces, la decisión política pasa por una profunda reforma impositiva, donde los especuladores financieros paguen más impuestos que los sectores que producen trabajo y donde se graven las transacciones de bonos, títulos y acciones. De esa manera, podremos garantizar una educación y una comunicación popular.

No tienen que ser los cambios de un gobierno, sino los consolidados institucionalmente por el pueblo. Entre el esquema de lucro y el Estado, estamos las organizaciones sociales. Hay que articular esfuerzos, generar redes. Nuestro planteo sectorial es el de participar de la Unasur, realizar nuestro aporte de campo para que la integración también se dé desde los pueblos y los trabajadores.

* Secretario general de Sadop.

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MEDIOS Y COMUNICACION

De lo comunicativo a lo comunicacional

Desde la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario, Sandra Massoni sostiene que la comunicación es un fenómeno que propicia procesos abiertos a la diversidad e invita a abrirse a otra calidad comunicacional que reconozca el continuo y las posiciones, sin encerrarse en oposiciones binarias.

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Por Sandra Massoni *

Mientras espero que el mozo traiga mi cortado, veo en la pantalla un programa de TV que habla sobre medios de comunicación. Cada vez hay más espacios en los medios que hablan de los medios. Me gusta verlos y reconocer los dispositivos que utilizan en su teje y desteje de nuestra cotidianidad. Suena un móvil y el señor de la mesa de al lado responde. Está sentado con otro, quien a su vez ya estaba hablando por su celular. Miro para el otro costado donde mi vecina mantiene una conferencia por Skype en su netbook. Para no quedarme afuera, twitteo sobre mi próximo curso en la universidad; será en México y será virtual.

¿Y si reconociéramos que la figura organizadora de este tiempo ya no es la de la comunicación en línea, sino la de la red? ¿Y si admitiéramos que un mundo como éste no se corresponde con lo secuencial y tampoco está organizado desde opuestos? Me surge otra pregunta al mirar el zócalo que aparece en la pantalla gigante de este bar: “periodismo independiente versus periodismo militante”. ¿Y si aceptáramos que por eso mismo todos los enfrentamientos binarios desertifican nuestra comunicación en tanto nos reducen sólo a la dimensión informativa? Se me ocurre otra pregunta: ¿y si los comunicadores intentáramos escaparnos de ese encierro dicotómico que nos comprime en la linealidad verticalista de lo comunicativo?

Y pienso: en un mundo en línea, tal como el de la dimensión informativa, hay un narrador centrado. Se sabe clara y previamente quién emite y quién está destinado a ser sólo el receptor de la información. Se sabe qué hay que emitir. Se emite desde un centro. En cambio, en un mundo interconectado, lo comunicacional se teje entre muchos, desde el sentido “enactuado”, rebasa la dimensión informativa y se despliega en múltiples registros. Respecto de las competencias del comunicador importan otros elementos: la modalidad del vínculo, las articulaciones, los particulares modos de unir aquello que antes de la comunicación estaba separado. Creo que mi abuela diría: si es para invierno hacelo en punto inglés, si es para verano tejelo en calado fantasía. Yo no sé tejer, pero valoro la sabiduría de las abuelas.

Si el sistema de medios de comunicación se pensara sólo como una mercancía, entonces podría considerarse que su despliegue respondiera a un solo tejido o estrictamente a las lógicas economicistas del más por más. Pero la comunicación es un derecho reconocido mundialmente y por tanto esa lógica no alcanza: la comunicación como fenómeno complejo y fluido propicia procesos abiertos a la diversidad, cada vez más vinculados con su entorno de manera nutricia y viva.

Ojalá los comunicadores podamos alejarnos de lo comunicativo como único registro de nuestra tarea, de pensar a la comunicación únicamente como producto, de concentrar nuestras competencias en la transferencia, en lo ya terminado y logremos abrirnos a otra calidad comunicacional. Una en la que no se hable de oposiciones binarias como si no hubiera nada en medio. Una en la que se reconozca el continuo y también las posiciones: para quién y para qué digo lo que digo. Qué racionalidad comunicacional quiero impulsar en el mundo. Qué mundo quiero propiciar. En otros países los periódicos dicen explícitamente a qué partido apoyan. Si eso también aquí ocurriera, me pregunto: ¿habría tantos espacios en los medios que hablaran de los medios de comunicación?

Pienso que éste es un buen momento para los comunicadores pues tenemos muchas preguntas y también empezamos a explorar algunas respuestas. La comunicación estratégica desde los nuevos paradigmas ofrece una guía que especifica cómo salirnos de lo comunicativo para abordar y desplegar la multidimensionalidad de lo comunicacional en torno de la situación que aborda la nota, el video o el programa radial. Atendiendo a la dialógica propuesta por Morín, desde la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario bregamos por desplegar otras competencias en los comunicadores sociales, porque pretendemos una comunicación de otra calidad. En la dialógica los antagonismos no se reprimen ni se superan resolviéndose en una unidad superior, sino que permanecen y son constituyentes de los fenómenos complejos. La búsqueda es la de una comunicación como encuentro sociocultural, abierta a diversas racionalidades comunicacionales; no sólo la del dominio que es la racionalidad propia de la dimensión informativa. Una comunicación en sintonía con la figura de la red haciéndose y deshaciéndose fluidamente; una comunicación de otra calidad. Me gusta este bar, ya mismo lo twitteo y lo guardo en el GPS de mi celular...

* Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario.

 

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