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martes, 30 de agosto de 2011

TELEVISION › ADIOS A NICOLAS “PIPO” MANCERA (1930-2011)

El hombre que convirtió a la televisión en un show

El creador de Sábados circulares, el primer programa ómnibus de la TV argentina, que se mantuvo en el aire durante 14 años consecutivos, fue pionero de un medio que todavía hoy sigue sus huellas. Hubo un antes y un después de Pipo Mancera.
 
Por Emanuel Respighi
Quienes lo conocieron –los artistas que participaron en sus programas o simples espectadores de sus ciclos– suelen afirmar que fue “el hombre que inventó la televisión”. Aunque la definición puede sonar exagerada, Pipo Mancera tenía motivos suficientes para sostenerla con cierta solvencia. Al fin y al cabo, el creador de Sábados circulares tiene varios hitos en su carrera, que lo posicionan como uno de los más grandes referentes de la TV argentina: fue quien introdujo en el país el formato de programa “ómnibus”, también fue pionero en la utilización de “cámaras sorpresa” como recurso televisivo y hasta se dio el lujo de entrevistar en el estudio del viejo Canal 13 a las personalidades internacionales más importantes del momento. Su legado, con el siempre deformante paso del tiempo, se puede aún hoy encontrar en cualquier programa de entretenimientos de la TV. Hubo un antes y un después de su conducción de Sábados circulares en la TV argentina. Ayer, a los 80 años, Nicolás “Pipo” Mancera murió en su casa, como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio.
El mote de “Señor Televisión” para referirse al periodista (fue crítico cinematográfico del vespertino La Razón y de la revista Tiempo de cine), conductor y productor tiene su fundamento. Basta repasar algunos hitos de la carrera de Mancera para comprender la magnitud de su figura televisiva. Fue el primer productor independiente de TV, cuando su productora Mane SA se asoció con Canal 13 para hacer Sábados circulares, programa que se mantuvo ininterrumpidamente al aire durante 14 años, entre 1961 y 1974, contando la temporada inicial, que fue por el 9. Primer ciclo ómnibus de la TV local, el programa ostenta –según la leyenda nunca desmentida– el record de rating de la historia de la TV local: la transmisión en directo del casamiento en 1967 de Palito Ortega con Evangelina Salazar alcanzó los 82 puntos, cifra nunca igualada. También fue el hombre que en 1962, sin camión de exteriores, tiró por arriba de los techos y calles cientos de metros de cables entre Canal 9 y el sanatorio Mater Dei para salir en vivo con una entrevista, sin necesidad de un camión de exteriores. En ese recordado programa, también, se realizó la primera transmisión vía satélite (1969) para la televisión argentina, con un envío especial desde el Festival de Venecia.
Consciente del rol de entretenedor que le tocaba, y de la necesidad de mantener a la audiencia, Mancera nunca dudó en plasmar todo tipo de notas de alto impacto que, incluso, se animó a protagonizar, poniendo en riesgo su integridad física. Todavía se recuerda cuando se tiró al Río de la Plata encadenado y con un chaleco de fuerza para emular a Houdini; también cuando se recostó sobre una cama de clavos y le caminaron por encima, o cuando para probar la eficiencia de los cinturones de seguridad se tiró con un coche al río. “No tuve miedo nunca. Yo creo en el destino y considero que nadie se muere en la víspera”, dijo tiempo después.
El hombre de físico desgarbado, ojos saltones y casi nada de carisma supo acaparar la atención de todo un país gracias a su osadía, un estilo que contrastaba rotundamente con la solemne imagen que por entonces caracterizaba a los conductores de la época. Así, haciendo honor a su formación periodística, Mancera llegó a convivir una semana con los enfermos del hospital Borda, mostró la zona de las prostitutas en el Bajo en plena década del ’60, se metió en las cloacas de la avenida Juan B. Justo mucho antes de que el arroyo Maldonado las convirtiera en figuras televisivas, y hasta vivió bajo el agua en un submarino una semana entera. Showman con todas las letras, a lo largo de las 664 emisiones del programa que modificó las costumbres televisivas de los sábados, Mancera llegó a organizar en los estudios partidos de pato, polo, competencias de equitación y hasta una corrida de toros. En Sábados circulares, todo era posible.
“Es cierto que en TV hice cosas muy audaces. Algunas, demasiados fuertes para la época. Pero nunca dije ni toleré palabrotas, sexismo barato ni mal gusto”, se diferenció tiempo después. Incluso, en esa suerte de programa de variedades para toda la familia que fue Sábados circulares, Mancera implementó por primera vez en la TV argentina las cámaras sorpresa. “Hay una gran diferencia entre mis cámaras sorpresa y lo que hoy es la cámara oculta. Yo tomaba el primer día de clases de un jardín de infantes, por ejemplo, cuando la madre se iba. Para mí era encantador, ahora probablemente suena a boludo. En todos los casos tenía un talonario donde la gente me autorizaba a proyectar esa secuencia por televisión. Y la gente firmaba, porque con tal de aparecer en TV hacían cualquier cosa. La gente se muere por la TV”, se justificó hace algunos años.
La repercusión y audiencia de Sábados circulares llevaron a que el resto de los canales modificaran sus programaciones como para intentar hacerle fuerza. Así, durante los 14 años que duró el ciclo, la TV argentina revitalizó la históricamente alicaída programación sabatina. Claro que la competencia echó mano a la misma fórmula: imitando la estructura, Canal 9 lanzó Sábados continuados con la conducción de Antonio Carrizo, y más tarde Sábados de la bondad, con Héctor Coire. Por su parte, terciando en la competencia de los “ómnibus” de los sábados, Canal 7 lanzó tiempo después Siete y Medio. Pero fueron intentos en vano. La tarde del sábado tenía un único dueño.
Claro que no sólo de rarezas se basaba el éxito de Sábados circulares. En medio de esa caja de Pandora televisiva, y a medida que la audiencia iba creciendo y los anunciantes pagaban fortunas por emitir sus comerciales en las seis horas que duraba el programa, Mancera comenzó a contratar a todo tipo de artistas nacionales e internacionales para que se presentaran en vivo en los estudios. Esta también fue otra novedad que introdujo Mancera. Lola Flores, Raphael, María Félix, Pelé, Joan Manuel Serrat, Geraldine Chaplin, Marcello Mastroianni, Simone Signoret, Sophia Loren, Atahualpa Yupanqui, Sean Connery, Gila, Lolita Torres y Alain Delon fueron algunos de los artistas que por esos años cantaban o simplemente pasaron por los estudios del 13.
“Fui un boludo”, declaró tiempo después. “El 90 por ciento de todo lo que ganaba, lo reinvertía en mi programa. Una vez, Gila me contó que llegó Lola Flores a España después de actuar en mi programa y empezó a decirle a todo el mundo: ‘En la Argentina hay un petiso medio loco que me pagó 45 mil dólares por 10 minutos de actuación’. Si hubiera sabido, le habría pagado 2500 por una hora entera. Creí, erróneamente, que esos buenos tratos me habían reportado grandes amistades. Cuando me fui, en 1974, a Francia, llamé a todos aquellos famosos a los que les había pagado fortunas para ver si podían tirarme un laburito. Se borraron olímpicamente”, contó hace algunos años. A nivel local, figuras como Leonardo Favio, Cacho Fontana, Alberto Closas, Luis Sandrini, Libertad Lamarque, Tita Merello, Niní Mar-shall y Aníbal Troilo eran habitués del ciclo. Incluso, Sábados... tiene en su historia haber sido el lugar en el que debutaron en TV Palito Ortega, Violeta Rivas y Sergio Denis, entre otros.
Como para graficar el aporte que Sábados... hizo a la historia audiovisual argentina, basta rescatar dos materiales repetidos hasta el hartazgo y que surgieron en el ciclo. Aquel reportaje en el que Diego Armando Maradona, cuando apenas era un pibe haciendo jueguitos en el potrero, señalaba que su sueño “era jugar en Primera y ganar un Mundial”, fue realizado por Mancera en 1971. También la primera aparición televisiva de Sandro, cuando con Los del Fuego se movía y se vestía a lo Elvis, se produjo en el programa de Mancera. De hecho, por esa presentación de 1964, en la que Sandro levantó polémica por sus movimientos pélvicos, Mancera fue apercibido por la censura de la época. Poco le importó a Pipo: Sandro fue una de las figuras locales que supieron tener las puertas abiertas del programa.
El 11 de noviembre de 1974 fue la última emisión de Sábados circulares, decisión precipitada luego de que su amigo y relator José María Muñoz le confesara que se “tenía que rajar porque era boleta”. Se exilió en Francia, donde no pudo trabajar con asiduidad, para luego volver en 1978, presentando un programa que no tuvo éxito, pero en el que introdujo un “detector de mentiras”. Recién retornaría al medio en 1983 con Videoshow, un ciclo que solo duró 29 días al aire y del que siempre se mostró arrepentido. En los años siguientes produjo algunos espectáculos, manteniéndose fuera de la pantalla hasta que en 2007 Héctor Ricardo García lo contrata para poner al aire de Crónica TV una versión moderna de Sábados circulares, con un noventa por ciento de material de archivo. Pero su regreso pasó con más pena que gloria. Era otra televisión, montada sobre su propia creación. Pero su época de oro ya había pasado

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