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sábado, 3 de octubre de 2009

Braga Menendez un polemico fuera de la realidad



Don Carlos despierta una polémica sin pausa
Fernando Braga Menéndez, responsable de la campaña publicitaria de la AFIP y creador del personaje, y su colega Omar Bello cruzan argumentos y marcan apasionadamente virtudes y defectos.
Opinión. Por Fernando Braga Menéndez *
Los ingleses tienen categorizada como muy efectiva a un tipo de publicidad a la que denominan “Slice of life”. O sea, “Rebanadas de vida” o “Tajadas de vida”.
Se refieren a cuando uno ve un aviso y se dice a sí mismo “esto es verdad” o “esto es de verdad”.
Los comerciales “Don Carlos” para la AFIP están cumpliendo acabadamente con ese requisito. El empresario PyMe argentino, sus asistentes, sus obreros, sus actitudes, sus dichos, sus pensamientos, el entorno de la fábrica o taller, respiran verosimilitud por donde se los mire.
Debido a eso lograron la popularidad de la que gozan y –sumado a las ventajas reales del Plan de Regularización Laboral– el primer comercial logró que en pocos días 375.000 trabajadores hayan sido blanqueados. Esto significa que 375.000 familias tienen ahora vacaciones, aguinaldo, jubilación, obra social, ART, salario familiar, indemnización, etc.
La metodología “Slice of life” nuevamente demostró su eficacia. Todo esto es a pesar de que ciertas voces pacatas se alzaron haciéndose las horrorizadas. Las acusaciones son tan cómicas como variadas: que se fomenta la lucha de clases, que los empresarios argentinos no son así y los obreros tampoco, etc, etc. Todas hipocresías que intentan edulcorar la realidad.
Sea por inescrupulosos o “para salvar el boliche”, muchos empresarios argentinos tienen personal en negro (no en vano hay 5.000.000 de trabajadores en esa condición) y los obreros de un taller metalúrgico del Gran Buenos Aires no andan con mamelucos impecables y camisas almidonadas.
Estas mojigaterías provienen de opositores recalcitrantes, sectores intelectuales o de almas puras y bien pensantes. El público en general, las mayorías, disfrutan de la campaña, se matan de risa con las situaciones y les parece que todo es muy real y está muy bien logrado. A los pocos detractores, les propongo un ejercicio para superar prejuicios: imaginen que “el nuevo es para papito” lo dice Alberto Olmedo, verán como de inmediato les resulta inofensivo, divertido y nada más.
Cualquier anunciante sueña con tener una campaña que además de cumplir sobradamente con los objetivos planteados, logre el efecto viral de reproducirse sin costo alguno por todos los medios del país.
Además, si consideramos que los fans de You Tube, Facebook, Twitter, y decenas de blogs locales, son abrumadoramente sub 30, hoy hay miles de jóvenes hablando de la legitimidad y/o ética del blanqueo del personal en lugar de estar comentando las peripecias de la vida personal de Guido Suller o Zulma Lobato.
Hay gente que querría que la Argentina fuera Suiza y que una Pyme local fuera como una unidad modelo (y finlandesa de ser posible) de producción de microchips. Allá ellos.
Last but not least: no olvidemos que siempre que se da un éxito publicitario de estas características, afloran por todos lados toneladas de envidia disfrazada.
* Publicitario
Opinión. Por Omar Bello* Primero tengo que aclarar algo: me indigna la manera en que la publicidad muestra a los pobres y a los trabajadores. Se nota que nadie vio ninguno en su vida (y lo dice un publicitario). No sólo la de la AFIP, todas.
Imaginarse a los creativos viendo el casting de actores, separando a los cabecitas para interpetar a los “grones” obreros y a los blancos para el papel de jefe, contador y gerente, da asco. Claro que los avisos del colega Braga Menéndez van más allá de todo lo conocido en materia de prejuicios.
No conforme con poner cabecitas de un lado y blancos del otro, a los obreros se los pinta con un grado de sumisión digno de la era de Kunta Kinte, el esclavo protagonista de “Raíces” ¿Se acuerdan? “Gracias, guana”, les falta decir a los muchachos blanqueados (frente a la AFIP, no por los realizadores del comercial que los prefieren bien negros).
Pues bien, Braga Menéndez, a quien admiro por su oficialismo a prueba de balas (y no tanto por su carrera), vuelve a la carga con “Don Carlos recargado”. Esta vez, el empresario paternalista e insoportable (¿para cuándo una huelga salvaje que lo deje traste al norte?) del “tudo bom tudo legal” que más que dueño de una PyME parece un patrón de estancia sojera, en lugar de hablar de blanqueo de personal, promociona el IVA y Vuelta.
Como todas segundas partes, esta no sólo es mala, sino que sigue metiendo el dedo en la relación entre empleador y empleado. “Don Carlos”, que se gana un auto en el concurso (por supuesto, la suerte es para el hombre blanco), decide sortearlo entre los muchachos. ¿El nuevo? No, hay que ser realistas para que el aviso resulte creíble.
El nuevo se lo guarda para él y sortea el suyo que, según dice, está bárbaro porque tiene dos años. Todo apesta: La actitud de “Don Carlos”, la reacción de los trabajadores, el tema del auto, los dos chupamedias que secundan al dueño. ¿Es necesario poner al aire semejante prejuicio en forma de aviso? Eso sí, hablar vamos a hablar. Nosotros. Porque si Evita viviera, vomita y cambia de agencia.
* Filósofo y publicitario. Autor del blog La vida es Bello.

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