Entrevista a Ignacio Ramonet
Los nuevos retos del periodismo y la comunicación
Raúl Zibechi
Desinformemonos
Caminamos las calles de Bogotá donde asistió al décimo aniversario de la
edición local de Le Monde
Diplomatique, invitado por Desdeabajo, colectivo militante editor de libros
y periódicos. Tuvo
tiempo, y ánimo, para deslizarse del bullicioso centro y dedicar unas horas
a recorrer el sur pobre
de la capital, Ciudad Bolívar, donde diversas camadas de campesinos
erigieron una ciudad otra,
donde suceden algunas de las más notables experiencias de base. No para de
preguntar, y conoce
algunos detalles de la historia y la vida de los latinoamericanos que
permiten asegurar que el
colonialismo no es una barrera infranqueable.
En algún momento, la conversación se volvió más sistemática, un ping pong
de respuestas y
preguntas que no tuvo ni principio ni fin.
- En "La explosión del periodismo" usted analiza la crisis de la prensa y
enfoca el nuevo poder que
ha adquirido lo que antes era el lector pasivo, la audiencia pasiva. Es lo
que siempre habíamos
soñado los periodistas críticos, pero usted apunta que este papel activo es
una de las causas de la
crisis de los medios actuales.
- La gran transformación que produjo Internet en la circulación de la
información es que donde
antes dominaban lo que llamo los "medios sol", astros que enviaban sus
rayos de sol sobre toda la
sociedad que se impregnaba de su supremacía, hoy la situación se ha
modificado. No hay emisores
netos que tengan el monopolio de la información y receptores netos que
tienen que resignarse con
la función de receptores, sino que la revolución que vivimos es que cada
receptor puede ser
emisor. No como sucede en la radio desde hace tiempo que el oyente llama e
interviene. No, ahora
el receptor no sólo interviene de vez en cuando si que puede él mismo
constituir un medio.
Puede hacer una página web solo o con amigos, puede hacer su blog, por
facebook o twitter. Pero
además ahora los grandes medios tienen una vitrina digital en la que se
puede intervenir haciendo
comentarios que se añaden y complementan los artículos, el lector puede
indicar elementos que
pueden corregir el artículo inicial, además de fotos o videos. Lo que
quiero decir es que la
información ya no es algo limitado y fijo. La concepción de la información
viene de la prensa, que
es el medio que ha influido en la radio y en la televisión, y su génesis es
el trabajo de la era
industrial.
- El fordismo, donde había una clara división del trabajo.
- Exacto. En el fordismo hay un proyecto, unos planos, y en base a eso se
realiza un producto
terminado, intocable. Eso ya no funciona así ni siquiera en la industria
donde luego de la revolución
Toyota de los 80 se fabrica el coche que quiere el cliente, sale un coche a
la medida de cada cliente
y eso indica que la decisión ya no viene de la empresa sino de abajo. Ahora
sucede lo mismo. Se le
pide al periodista un artículo con ciertas características pero luego los
lectores lo van a ir
completando, reformando, transformando, y por consiguiente es una obra en
proceso. Esto es una
revolución muy importante.
- Como consecuencia de los cambios técnicos y culturales ahora el lector,
la audiencia, tienen un
poder como nunca habían tenido. Si a esto le sumamos la crisis económica
estamos ante una crisis
de los viejos monopolios de la información. Newsweek deja su edición en
papel, The Guardian
debate la posibilidad de dar ese paso, El País despide un tercio de su
personal. ¿Estamos ante una
crisis coyuntural o ante un viraje de larga duración?
- Lo que está pasando en el campo de la comunicación sólo es comparable con
la invención de la
imprenta por Gutemberg en 1440, que no sólo transformó la producción de lo
escrito, la difusión de
libro, sino también produjo el humanismo como escuela de pensamiento, el
Renacimiento y la
explosión de las universidades y del saber con todo lo que eso significa.
El latín dejó de ser la
lengua común y empezó a ser sustituida por las lenguas vernáculas que
empezaron a desarrollarse.
Ahora sucede algo similar. Estamos ante una revolución que desborda el
campo de la comunicación
para ser una revolución societal, como lo estamos viviendo con Internet que
ya involucra al sector
financiero, al comercio, las relaciones sociales y la difusión de la
cultura. Una revolución tecnológica
lo transforma todo.
El periodismo recibe de lleno esta revolución. La estructura de la
industria de la información y la
manera de hacer información se ve transformada. Sobre todo hay que tener en
cuenta que
estamos en los balbuceos iniciales, en el primer segundo de la historia de
Internet. Algunas de las
realizaciones más espectaculares de las transformaciones tecnológicas, como
las tabletas,
facebook, el Iphone, no existían hace sólo cinco años y no podemos imaginar
lo que sucederá en
otros cinco.
- ¿Los monopolios?
- Los monopolios van a sufrir. Fueron la respuesta de la industria
empresarial de la información a
los avances tecnológicos de los años 60 y 70. Las tecnologías anteriores
eran específicas para lo
sonoro, lo escrito o lo icónico, pero en esos años se convirtieron en una
misma tecnología que es la
tecnología digital. A partir de ese momento no hay diferencia en cómo se
construye un texto, un
sonido o una imagen y se construyen de la misma manera con las mismas
máquinas, los
ordenadores. Internet es la traducción de una forma nueva de expresarse.
Los seres humanos
desde el comienzo de la humanidad han usado tres sistemas de signos para
comunicarse: la
palabra, el dibujo y la escritura que es el más reciente. Con Internet
aparece un cuarto que es la
mezcla de los tres más una dimensión suplementaria que es la velocidad y la
extensibilidad, lo que
permite abarcar el planeta en un segundo. Todo esto no puede dejar el
paisaje de la comunicación
como estaba hasta ahora.
- Al parecer a quien más afecta es a la prensa, que se está extinguiendo
según usted como los
dinosaurios.
- Porque la prensa sigue siendo pesada. Además de ser el medio más antiguo
es el más marcado
por la era industrial, con obreros y maquinarias y toda la lógica de la
producción industrial. Por eso
los cambios le están pegando tan fuerte.
- Estamos asistiendo a una ofensiva represiva que busca controlar Internet
y que se manifiesta
entre otras en el cierre de Megaupload. ¿Esta ofensiva por controlar puede
triunfar o está destinada
al fracaso?¿Intentar el control puede volverse en contra de quienes lo
hagan?
-El problema es que esta transformación radical no tiene sistema económico.
El sistema anterior
que hoy es arcaico, es un sistema con muchos defectos pero es muy rentable.
Todos los periodistas
del mundo que siguen con empleo pueden vivir porque trabajan en medios
tradicionales, pero los
medios surgidos en la era Internet tienen enormes problemas para sobrevivir
si no están adosados
a un medio tradicional o a un multimedia importante. Como la cultura
dominante en Internet es la
gratuidad, el problema es de qué van a vivir los creadores y los
periodistas. ¿Vamos a vivir un
derrumbe de la creatividad? Esto es un problema real. Con el control y el
cierre de medios se busca
frenar la piratería. Por un lado hay un movimiento de la sociedad cuyo
objetivo es que Internet siga
siendo gratuito. El otro tema surge con Wikileaks; es la misma problemática
pero en otro terreno
que es impensable fuera de Internet. Estamos ante una situación similar a
Watergate o los
cuadernos del Pentágono, situaciones en las que un informante pasa datos
reservados a los
medios, Washington Post y The New Cork Times respectivamente. En ese
sentido no ha cambiado
nada. Pero lo que sí cambia, es la cantidad de información que se puede
difundir ahora y la
masividad de la misma.
Toda la sociedad se está digitalizando y todos los archivos, desde la salud
hasta los de las fuerzas
armadas, están digitalizados. Y mientras usted hace años tenía que cargar
camiones con toda esa
información, hoy en día haciendo un click en un ordenador se marcharon
miles y miles de
documentos desmaterializados que se pueden difundir en todo el planeta.
Wikileaks lo que ha
hecho es difundir datos que perjudican a gentes con poder y eso es lo que
ha creado esta situación
que ha convertido a Julián Assange en el enemigo público numero uno de
Estados Unidos.
- En América Latina tenemos un fuerte debate sobre lo común, en el que se
afirma que los bienes
comunes no deben pertenecer a ningún propietario privado. ¿Usted cree que
Internet debe ser
considerado un bien común de la humanidad?
- Es un debate que afecta a la cultura, y lo que decimos es que la cultura
debe circular sin trabas
porque consideramos que esto beneficia al ser humano. En la medida en que
Internet es hoy el
mayor difusor de la cultura creo que debe circular gratuitamente como un
bien común. Ahora
aparece otro problema, y es qué hacer con los derechos de los creadores.
Hollywood piensa que es
más difícil la producción creativa porque la piratería le quita del 15 al
20 por ciento de sus
ganancias. Los principales productores musicales en el mundo han
desaparecido, el disco casi no se
vende y el CD quedó desfasado en apenas 15 años, como sucede con todo lo
material. Es evidente
que la música puede circular como un fluido y eso sucede también con todas
las demás
producciones. Entonces hay un dilema. O bien el Estado asume este tema de
la misma forma que
asume la producción y circulación de la electricidad, o el agua que es
tratada y transportada por el
Estado, o bien habrá que encontrar una fórmula mixta para que el precio sea
asequible a los
usuarios y a su vez se garantice una remuneración al creador. El problema
es que mezclar al
Estado con la cultura es algo muy delicado. Porque puede tener la tentación
de favorecer a unos y
perjudicar a otros.
- Pero el debate existe y está muy presente como sucede con la ley de
medios en Argentina. ¿Cree
que en América Latina estamos en proceso de resolver este debate?
- En ningún otro lugar del mundo se está debatiendo este tema como en
América Latina, donde
además se está haciendo con mucha pasión. La información era un monopolio
del sector privado
que hacía lo que quería y además como en el caso de la televisión abusando
de un derecho que no
es del sector privado, porque el espectro radioeléctrico es propiedad del
Estado que lo subasta y
puede exigirle al empresario que se comprometa a una serie de objetivos,
como los culturales, y
cuando el operador no los respeta se le puede retirar la licencia. Lo que
sucedió en América Latina
es que se manejó durante mucho tiempo la información como un monopolio más
del sector privado.
Por so hablamos de "latifundios mediáticos". La cuestión es cómo reducir
esa dominación
salvaguardando la pluralidad, porque la sociedad se enriquece cuando
existen varios puntos de
vista.
Lo que está sucediendo es que en varios países se ha creado un servicio
público de la información
como existe en todos los países europeos y el mejor ejemplo es la BBC
inglesa que tiene una
estructura de control separada del Estado como si fuera el poder judicial.
Que el cuarto poder se
organice como un poder separado del gobierno, con sus propias estructuras
de control para que
esté al servicio del público y no de un gobierno o del sector privado. Creo
que en América Latina el
debate es tan duro porque estamos en los primeros pasos, saliendo de casi
un siglo de inmovilidad
y cuando algo empieza a moverse los afectados se colocan en una situación
beligerante, sobre todo
porque también están siendo afectados por los cambios tecnológicos y la
revolución de Internet.
Esa confluencia ha llevado a los dueños de medios a una reacción muy
intransigente.
- ¿Qué tipo de periodistas deberían surgir en esta nueva realidad? ¿Cuál es
ahora la función del
periodista? Los periodistas ya no somos los que iluminamos al lector o a
una audiencia pasiva y
además están surgiendo una multiplicidad de medios independientes creados y
dirigidos por
periodistas que en muchos países juegan un papel muy importante.
- Es el momento de repensarnos. Hacer buen periodismo siempre fue difícil y
hoy lo sigue siendo.
Tener acceso a tecnologías que permiten hacer cosas impensables años atrás,
el hecho de que
desde mi casa pueda hacer una televisión global, es muy importante. Pero
esta revolución de las
tuberías no soluciona la cuestión del contenido. El problema por lo tanto
es el mismo de siempre. El
principal cambio es esa interactividad de la que hemos hablado. Se puede
hacer un nuevo
periodismo del tipo Wikileaks, colocar en la web los informes y que la
gente lo interprete o haga lo
que quiera con esa información. Se puede hacer periodismo cívico como el
que hacen algunas
asociaciones en Estados Unidos, lo que se llama el periodismo sin ánimo de
lucro. Como la mayoría
de las grandes empresas están en crisis ya no tienen recursos para
financiar investigaciones serias,
por tanto el periodismo a escala mundial está perdiendo calidad y cualquier
ciudadano sabe que un
periodismo de calidad es indispensable para tener una democracia de
calidad.
- Aquello de que un jefe de sección separaba a dos o tres periodistas del
trabajo cotidiano durante
varias semanas para que investiguen, ya no sucede.
- No hay recursos para hacerlo, menos aún para enviar un equipo a otra
parte del mundo a elaborar
informes. Por eso el periodismo de investigación está desapareciendo, que
es en realidad el género
noble. Eso está vinculado al deterioro de la democracia actual. Porque la
democracia sólo puede
funcionar si surgen las críticas y exigencias de la sociedad que siempre
han sido trasmitidas y
reflejadas por el cuarto poder. Cuando éste no cumple su función, la cosa
pública empieza a
decaer.
Por eso algunas fundaciones han creado el periodismo sin fines de lucro.
Una fundación de Estados
Unidos se ha planteado funcionar como un comité de redacción y le pide a
los periodistas que le
propongan temas de investigación que en sus periódicos no pueden proponer
porque no se los van
a admitir. Cuando llegan las propuestas la fundación selecciona y financia
las investigaciones que
considera más adecuadas y luego las difunde a través de los medios. Llevan
sólo cuatro años y ya
ganaron dos premios Pulitzer. Quiero decir que la sociedad empieza a
producir los elementos que
compensan las carencias del periodismo de mercado. Pero las leyes del viejo
periodismo, el
contrastar la información, la rigurosidad, siguen siendo válidas.
- La proliferación de medios de base, de medios comunitarios, como sucede
en Argentina, ¿qué
pueden aportar?
- He estado en encuentros de radios comunitarias, de blogueros, de
contrainformación, que tienen
la gran riqueza de que vienen del terreno, donde palpita la vida cotidiana.
Son mucho más
interesantes cuando reflejan la vida que no ven otros, que cuando
editorializan. Esa riqueza
extraordinaria puede pasar de lo local a una escala más amplia, porque hay
experiencias que aún
siendo locales tienen interés para todos en todas partes.
- ¿El buen periodista no editorializa o lo hace a través de la voz de los
otros?
- Creo que sólo debe editorializarse a partir de hechos concretos, esa es
la cualidad de un buen
editorialista, el establecer relaciones entre hechos que en principio no
están relacionados. La
primera función del periodista es dar información. A partir de allí hay que
construir ciudadanía,
difundir materiales que van a permitir a los ciudadanos como sujetos ser
más dignos.
- Pese a un cierto tono pesimista, en algunos de sus últimos trabajos usted
señala que el
periodismo del futuro es aquel que ayude a la gente a comprender lo que
sucede. La mente piensa
con ideas, no con información....
- Hay varios estilos periodísticos. Creo que el reportaje es insustituible
y hay excelentes reporteros
con la calidad de escritura que ese estilo requiere, además está la
investigación, el análisis
económico y geopolítico, pero en el fondo se trata de ayudar a entender una
realidad cambiante.
Tejido y texto tienen la misma raíz epistemológica, un texto es un tejido.
Los periodistas tienen que
tejer textos para proponer una visión que permita a cada ciudadano situarse
dentro de un contexto
y saber cuál es su función en el relato colectivo.
- Usted asegura que ese tipo de medios están siendo exitosos.
- Es el caso del periódico alemán Die Zeit, muy denso, con mucha letra, con
textos difíciles, y sin
embargo es el gran éxito de la prensa europea de los últimos años. Ha
seguido un poco el camino
de Le Monde Diplomatique, porque es necesario recordar que vivimos en las
sociedades más
educadas de la historia, nunca hubo tantos estudiantes, tantos
universitarios, y sin embargo la
información se ha degradado y envilecido, con una enorme confusión entre
información y
distracción. Eso no puede satisfacer a gentes inquietas que se han educado
y tienen una exigencia
hacia ellas mismas que las lleva a buscar información de calidad.
- El diario mexicano La Jornada también ha crecido por esos mismos motivos.
La comprensión del
caos actual motiva y potencia a mucha gente.
- El hilo de Ariadna para salir del caos actual lo vamos a encontrar entre
todos y en ese camino el
periodismo como el que mencionamos va a jugar un papel relevante.
- Y es un contramodelo frente a aquellos medios que colocan la información
en los espacios libres
que deja la publicidad.
- Es muy triste comprobar que muchos medios dependen de la publicidad, lo
que falsea la
información que se brinda. Un periodismo de calidad debe contemplar la
autonomía financiera y
para eso hay que asociar a los lectores al medio.
- Estamos ante un desafío generacional muy fuerte. En el mundo de Internet
aparecen creadores de
12 y 13 años que son capaces de hacer programas innovadores. ¿Qué le
sugiere la irrupción de
estas nuevas generaciones?
- Es una lección de humildad para los viejos periodistas, esas generaciones
son las que están
transformando las tecnologías y nos colocan ante el desafío de escribir
pensando en una
generación que no conoció ciertas cosas por lo que debemos escribir
pensando en ellos, aportando
referencias que los involucren. No podemos hacer un periodismo para
entendidos porque ahora
todos pueden ser periodistas y eso nos coloca en un lugar nuevo. Antes las
observaciones sólo
venían de arriba y ahora cualquier lector interviene y te cuestiona.
Publicado originalmente en el periódico argentino MU, de la cooperativa de
comunicación La Vaca
Publicado en Desinformémonos con autorización del autor y de La Vaca, el 14
de enero de 2013
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