MEDIOS Y COMUNICACION
Nuevas formas de
comunicar
Desde Tucumán, y a propósito del
V Juicio por delitos de lesa humanidad, Tina Gardella plantea que el
tratamiento periodístico del tema demanda pensar en nuevas formas de
comunicación vinculadas con la movilización social.
Desde Tucumán
Ha comenzado en Tucumán el V
Juicio por delitos de lesa humanidad. Llamado “Megacausa Jefatura II-Arsenales
II”, los datos cuantitativos bastan para entender su importancia: en el
expediente las víctimas suman 235, entre desaparecidos y sobrevivientes, los
imputados son actualmente 41 y una cifra cercana a los 400 testigos brindarán
su testimonio durante el 2013.
Sin embargo, en algunos portales
de noticias locales o ciertos movileros radiofónicos presentaron la noticia al
estilo “Arrancó la Megacausa. Caos vehicular”. La obvia alusión al corte de
tránsito que necesita el desarrollo de estos juicios que excede ampliamente al
recinto judicial, da cuenta de cierta valoración de los hechos pero también de
cómo gana la rutina, cómo están naturalizadas las prácticas profesionales, cómo
cuesta articular los saberes y las prácticas propias del campo con la necesaria
reflexión acerca del sentido para el que se las pone en juego.
Y la etapa es riquísima en
oportunidades para hacerlo. No sólo por la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual que, dicho sea de paso, no garantiza que no se seguirá hablando del
“caos vehicular”, pero sin su marco epistemológico y conceptual sería imposible
desandarlo. Me refiero a estas instancias de politización de las prácticas, de
las ideas, de las narraciones como ejercicio profundamente crítico para
transformar lo dado como la mejor garantía de luchar contra ese sentido común
que paraliza y rutiniza.
En ese contexto, los juicios de
lesa humanidad son el escenario inmejorable para buscar las formas y los
decires que vayan más allá de la contemplación y la descripción funcionalista
instrumental. Esto es fundamental para construir, desde la comunicación y sus
lenguajes, sujetos-actores sociales-ciudadanos políticos.
Pero, además, el desarrollo de
este V Juicio presenta particularidades que exigen profundizar las miradas y
ampliar el horizonte de la escucha para poder medir el impacto social y
político, porque de lo jurídico se encargará la Justicia, de situaciones nuevas
que ameritan formas nuevas de llevarlas a lo público:
n Es la primera vez que se
juzgará a civiles. Un reconocido escribano y sobre todo un sacerdote que
sobresale en el cuadro de los imputados con su sotana dan cuenta de por qué hay
en las adyacencias al Juzgado Federal mujeres con rosarios y una imagen de la
virgen como las que se sacan en las procesiones. Muchos tucumanos tienen
parientes o conocidos entre los imputados.
n Entre las víctimas figuran
familias enteras, políticos, estudiantes, militantes, estudiantes, conscriptos,
policías y trabajadores. Por los trabajadores, que eran mayormente del
interior, la sala de audiencias se pobló de rostros nuevos, expectantes, que
desde su ámbito rural acompañan el proceso de justicia. Entre las víctimas
también había cinco mujeres embarazadas. Además, hay denuncias de abusos
sexuales. Algunos casos datan del ‘75 en el marco del Operativo Independencia.
También muchos tucumanos tienen parientes o conocidos entre las víctimas.
n Las prácticas de acompañamiento
que instalaron los organismos de derechos humanos en su lucha y resistencia
también fueron tomadas por los familiares de los imputados: hay bombos,
carteles, remeras. Han agregado sirenas (iguales a las que acompañaban los
operativos) y por supuesto, no hay fotos.
n Los nuevos jóvenes abogados en
la defensa de los imputados contrarrestan con los viejos militantes de los
derechos humanos de la querella. La Secretaría de Derechos Humanos de la
provincia pidió la renuncia al cargo que en Fiscalía de Estado ocupaba uno de
los abogados defensores.
La lista podría seguir, pero
basta para dar cuenta de procesos con nuevos actores, nuevas prácticas y nuevas
significaciones que amerita pensar la comunicación como esa cotidianidad de
movilización social, no sólo profesional aunque la incluya, que es gestora de
producción política. Porque al construir el hecho y por lo tanto construir lo
público, se está proponiendo nuevas formas de vida, nuevas formas de
ciudadanía, nuevas identidades, nuevas demandas, nuevas formas de sentir y de
pensar, nuevas formas de expresar, nuevas formas de narrar, nuevas estéticas.
Es decir, nuevas formas de comunicar. Esas, que buscamos incansablemente y por
las que nos interpela este tiempo que nos ha tocado vivir.
* Lic. en Comunicación Social.
Univ. Nacional de Tucumán.
MEDIOS Y COMUNICACION
La revuelta del 10D
Carlos Leavi y Martín Iglesias
exponen la experiencia de comunicación y solidaridad de Radio Ahijuna (Bernal,
Buenos Aires), que volverá al aire el 10 de diciembre.
En estos días de leyes de la
democracia, la comunicación está de fiesta. Hablamos de las voces populares.
Porque “cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz
humana no hay quien la pare” (E. Galeano, “Celebración de la voz humana”, en El
libro de los abrazos, ed. Catálogos, Buenos Aires, 2007). A las voces de la
democracia, ni las dictaduras, continuadas en sus normas y sus miedos; ni las
tormentas ni el mercado las pueden parar más que un ratito. Los tiempos de los
pueblos van reparando lo roto.
En abril del 2012 un tornado tiró
nuestra antena y nos quedamos sin aire en Radio Ahijuna. Esa caída fue una
levantada. Así fue como lanzamos la campaña “Un diego para la torre” y nos
embarazamos de solidaridad. Por eso parimos ocho meses después la vuelta al
aire.
Con la fuerza de miles de
personas anónimas que en forma personal, familiar o colectiva, en redes
sociales, en un banco, en una universidad, lugar de trabajo o comercio, se
sumaban a dar una mano. De a diez pesos, con remeras y mates, juntamos el
dinero para montar de nuevo la torre. La región sur del Gran Buenos Aires,
desde los pagos de Bernal, vuelve a tener una radio que les pertenece. Porque
es gestionada por la Cooperativa de Trabajo La Usina de Ideas Ltda., pero
también porque allí hacen sus prácticas los estudiantes de la Universidad
Nacional de Quilmes. Y porque la Biblioteca Mariano Moreno es más pública con
la radio que la habita en ese edificio de la educación y la cultura.
La iniciativa, como mucho en esta
Argentina, nació hacia fines de 2001. Año de muertes, pero también de perderles
el miedo a las dictaduras, incluida la del neoliberalismo. El motor fue un
grupo de jóvenes que encontraron en la comunicación una forma de participar y
desarrollar iniciativas desde la cultura. En el camino hacia la puesta en
marcha de la emisora, se realizaron muestras artísticas, obras teatrales y
cursos y talleres dedicados al periodismo y la comunicación. Recién en 2004,
con un nuevo contexto político y social en el país, salió al aire Radio Ahijuna,
con su eslogan “bien de acá” (www.radioahijuna.com.ar).
La emisora era parte de los
proyectos productivos de la cooperativa de trabajo La Usina de Ideas Ltda.
Apostó desde el inicio a brindarle a la comunidad espacios de acceso al aire de
la radio, especialmente a aquellas poblaciones que poseen dificultades para
contar con canales de expresión en los medios comerciales. En ocho años de
trayectoria, Ahijuna ha sido declarada “De interés cultural” por la Secretaría
de Cultura de la Presidencia de la Nación, es “centro de prácticas” de radio de
los estudiantes de comunicación de la Universidad de Quilmes, dicta cursos de
“formación profesional” en radio, integra el Nodo Sudeste del Programa Polos
Audiovisuales de la TV Digital Abierta (TDA) y es Punto de Cultura del
Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires.
Para una emisora comunitaria la
radio no es un negocio. La radio es una herramienta que facilita la
comunicación de las personas y sus posibilidades de expresión. Como ningún otro
medio, es una ventana a la información, el entretenimiento y el consumo
musical. La radio es el medio local por excelencia y su referencia es la vida
cotidiana de la ciudad. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
(26.522) reconoce este tipo de actividad y entiende que la radiodifusión
comunitaria cobra interés en tanto puede lograr la puesta en marcha de medios
de comunicación en manos de los mismos habitantes de la ciudad. Esto se traduce
no sólo en la propiedad, sino también en el aporte hacia los temas y problemas
de interés y, particularmente, en el sostén económico del mismo medio. La
premisa es que la programación de un medio como Radio Ahijuna se traduzca en la
diversidad sonora que compone ese conjunto de voces que demandan espacios para
expresarse. Una radio comunitaria está llamada a cumplir este rol que
democratice la palabra de la ciudad.
En la primera presentación
pública, allá por el 2004, cuando nos lanzamos al aire de la comunicación, nos
guiaba la frase de Paulo Freire, “Somos andando”. Por eso retomamos y recreamos
ese espíritu, el de la fuerza de hacerse “camino al andar”, con la convicción
de que en los tiempos que nos tocó vivir estamos llamados a ser parte de la(s)
lucha(s) por la profundización de la democracia. Situados en la historia de los
pueblos de nuestra América, inscriptos en las tradiciones solidarias del “héroe
colectivo” de nuestra Argentina. Para nosotros el 10D es volver al aire, es
hacer vigente la ley de todos/as y celebrar el Día Internacional de los
Derechos Humanos, por el derecho de las personas a expresarse con igualdad y
libertad.
* Comunicadores sociales.
Integrantes de la Cooperativa de Trabajo La Usina de Ideas.
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