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miércoles, 5 de diciembre de 2012


MEDIOS Y COMUNICACION

Nuevas formas de comunicar

Desde Tucumán, y a propósito del V Juicio por delitos de lesa humanidad, Tina Gardella plantea que el tratamiento periodístico del tema demanda pensar en nuevas formas de comunicación vinculadas con la movilización social.

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Por Tina Gardella *

Desde Tucumán

Ha comenzado en Tucumán el V Juicio por delitos de lesa humanidad. Llamado “Megacausa Jefatura II-Arsenales II”, los datos cuantitativos bastan para entender su importancia: en el expediente las víctimas suman 235, entre desaparecidos y sobrevivientes, los imputados son actualmente 41 y una cifra cercana a los 400 testigos brindarán su testimonio durante el 2013.

Sin embargo, en algunos portales de noticias locales o ciertos movileros radiofónicos presentaron la noticia al estilo “Arrancó la Megacausa. Caos vehicular”. La obvia alusión al corte de tránsito que necesita el desarrollo de estos juicios que excede ampliamente al recinto judicial, da cuenta de cierta valoración de los hechos pero también de cómo gana la rutina, cómo están naturalizadas las prácticas profesionales, cómo cuesta articular los saberes y las prácticas propias del campo con la necesaria reflexión acerca del sentido para el que se las pone en juego.

Y la etapa es riquísima en oportunidades para hacerlo. No sólo por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que, dicho sea de paso, no garantiza que no se seguirá hablando del “caos vehicular”, pero sin su marco epistemológico y conceptual sería imposible desandarlo. Me refiero a estas instancias de politización de las prácticas, de las ideas, de las narraciones como ejercicio profundamente crítico para transformar lo dado como la mejor garantía de luchar contra ese sentido común que paraliza y rutiniza.

En ese contexto, los juicios de lesa humanidad son el escenario inmejorable para buscar las formas y los decires que vayan más allá de la contemplación y la descripción funcionalista instrumental. Esto es fundamental para construir, desde la comunicación y sus lenguajes, sujetos-actores sociales-ciudadanos políticos.

Pero, además, el desarrollo de este V Juicio presenta particularidades que exigen profundizar las miradas y ampliar el horizonte de la escucha para poder medir el impacto social y político, porque de lo jurídico se encargará la Justicia, de situaciones nuevas que ameritan formas nuevas de llevarlas a lo público:

n Es la primera vez que se juzgará a civiles. Un reconocido escribano y sobre todo un sacerdote que sobresale en el cuadro de los imputados con su sotana dan cuenta de por qué hay en las adyacencias al Juzgado Federal mujeres con rosarios y una imagen de la virgen como las que se sacan en las procesiones. Muchos tucumanos tienen parientes o conocidos entre los imputados.

n Entre las víctimas figuran familias enteras, políticos, estudiantes, militantes, estudiantes, conscriptos, policías y trabajadores. Por los trabajadores, que eran mayormente del interior, la sala de audiencias se pobló de rostros nuevos, expectantes, que desde su ámbito rural acompañan el proceso de justicia. Entre las víctimas también había cinco mujeres embarazadas. Además, hay denuncias de abusos sexuales. Algunos casos datan del ‘75 en el marco del Operativo Independencia. También muchos tucumanos tienen parientes o conocidos entre las víctimas.

n Las prácticas de acompañamiento que instalaron los organismos de derechos humanos en su lucha y resistencia también fueron tomadas por los familiares de los imputados: hay bombos, carteles, remeras. Han agregado sirenas (iguales a las que acompañaban los operativos) y por supuesto, no hay fotos.

n Los nuevos jóvenes abogados en la defensa de los imputados contrarrestan con los viejos militantes de los derechos humanos de la querella. La Secretaría de Derechos Humanos de la provincia pidió la renuncia al cargo que en Fiscalía de Estado ocupaba uno de los abogados defensores.

La lista podría seguir, pero basta para dar cuenta de procesos con nuevos actores, nuevas prácticas y nuevas significaciones que amerita pensar la comunicación como esa cotidianidad de movilización social, no sólo profesional aunque la incluya, que es gestora de producción política. Porque al construir el hecho y por lo tanto construir lo público, se está proponiendo nuevas formas de vida, nuevas formas de ciudadanía, nuevas identidades, nuevas demandas, nuevas formas de sentir y de pensar, nuevas formas de expresar, nuevas formas de narrar, nuevas estéticas. Es decir, nuevas formas de comunicar. Esas, que buscamos incansablemente y por las que nos interpela este tiempo que nos ha tocado vivir.

* Lic. en Comunicación Social. Univ. Nacional de Tucumán.

MEDIOS Y COMUNICACION

La revuelta del 10D

Carlos Leavi y Martín Iglesias exponen la experiencia de comunicación y solidaridad de Radio Ahijuna (Bernal, Buenos Aires), que volverá al aire el 10 de diciembre.

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Por Martín Iglesias y Carlos Leavi *

En estos días de leyes de la democracia, la comunicación está de fiesta. Hablamos de las voces populares. Porque “cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare” (E. Galeano, “Celebración de la voz humana”, en El libro de los abrazos, ed. Catálogos, Buenos Aires, 2007). A las voces de la democracia, ni las dictaduras, continuadas en sus normas y sus miedos; ni las tormentas ni el mercado las pueden parar más que un ratito. Los tiempos de los pueblos van reparando lo roto.

En abril del 2012 un tornado tiró nuestra antena y nos quedamos sin aire en Radio Ahijuna. Esa caída fue una levantada. Así fue como lanzamos la campaña “Un diego para la torre” y nos embarazamos de solidaridad. Por eso parimos ocho meses después la vuelta al aire.

Con la fuerza de miles de personas anónimas que en forma personal, familiar o colectiva, en redes sociales, en un banco, en una universidad, lugar de trabajo o comercio, se sumaban a dar una mano. De a diez pesos, con remeras y mates, juntamos el dinero para montar de nuevo la torre. La región sur del Gran Buenos Aires, desde los pagos de Bernal, vuelve a tener una radio que les pertenece. Porque es gestionada por la Cooperativa de Trabajo La Usina de Ideas Ltda., pero también porque allí hacen sus prácticas los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes. Y porque la Biblioteca Mariano Moreno es más pública con la radio que la habita en ese edificio de la educación y la cultura.

La iniciativa, como mucho en esta Argentina, nació hacia fines de 2001. Año de muertes, pero también de perderles el miedo a las dictaduras, incluida la del neoliberalismo. El motor fue un grupo de jóvenes que encontraron en la comunicación una forma de participar y desarrollar iniciativas desde la cultura. En el camino hacia la puesta en marcha de la emisora, se realizaron muestras artísticas, obras teatrales y cursos y talleres dedicados al periodismo y la comunicación. Recién en 2004, con un nuevo contexto político y social en el país, salió al aire Radio Ahijuna, con su eslogan “bien de acá” (www.radioahijuna.com.ar).

La emisora era parte de los proyectos productivos de la cooperativa de trabajo La Usina de Ideas Ltda. Apostó desde el inicio a brindarle a la comunidad espacios de acceso al aire de la radio, especialmente a aquellas poblaciones que poseen dificultades para contar con canales de expresión en los medios comerciales. En ocho años de trayectoria, Ahijuna ha sido declarada “De interés cultural” por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, es “centro de prácticas” de radio de los estudiantes de comunicación de la Universidad de Quilmes, dicta cursos de “formación profesional” en radio, integra el Nodo Sudeste del Programa Polos Audiovisuales de la TV Digital Abierta (TDA) y es Punto de Cultura del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires.

Para una emisora comunitaria la radio no es un negocio. La radio es una herramienta que facilita la comunicación de las personas y sus posibilidades de expresión. Como ningún otro medio, es una ventana a la información, el entretenimiento y el consumo musical. La radio es el medio local por excelencia y su referencia es la vida cotidiana de la ciudad. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522) reconoce este tipo de actividad y entiende que la radiodifusión comunitaria cobra interés en tanto puede lograr la puesta en marcha de medios de comunicación en manos de los mismos habitantes de la ciudad. Esto se traduce no sólo en la propiedad, sino también en el aporte hacia los temas y problemas de interés y, particularmente, en el sostén económico del mismo medio. La premisa es que la programación de un medio como Radio Ahijuna se traduzca en la diversidad sonora que compone ese conjunto de voces que demandan espacios para expresarse. Una radio comunitaria está llamada a cumplir este rol que democratice la palabra de la ciudad.

En la primera presentación pública, allá por el 2004, cuando nos lanzamos al aire de la comunicación, nos guiaba la frase de Paulo Freire, “Somos andando”. Por eso retomamos y recreamos ese espíritu, el de la fuerza de hacerse “camino al andar”, con la convicción de que en los tiempos que nos tocó vivir estamos llamados a ser parte de la(s) lucha(s) por la profundización de la democracia. Situados en la historia de los pueblos de nuestra América, inscriptos en las tradiciones solidarias del “héroe colectivo” de nuestra Argentina. Para nosotros el 10D es volver al aire, es hacer vigente la ley de todos/as y celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos, por el derecho de las personas a expresarse con igualdad y libertad.

* Comunicadores sociales. Integrantes de la Cooperativa de Trabajo La Usina de Ideas.

 

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