Hábitos
Sábado 08 de diciembre de 2012 | Publicado en edición impresaCon la oficina a cuestas
Los trabajadores nómades se multiplican en la ciudad de la mano de la tecnología portátil y de espacios que ofrecen un ambiente relajado y heterogéneo
Frente al ventanal que da a la calle, un periodista escribe un artículo de análisis político para un medio británico. A dos mesas, en bermuda y remera, un publicista retoma su trabajo en la netbook después de haber cortado un rato para un café. En la misma mesa, un diseñador gráfico disfruta de su único día de la semana de "trabajo en casa" mientras se mantiene conectado vía Skype con una decena de compañeros de Lenovo por si necesitan soporte web. Subiendo las escaleras, en una de las salas cerradas del Urban Station, una licenciada en marketing alterna distintas radios con YouTube para descubrir esas canciones que convertirá en ringtone.
A unas cuadras de ahí, en Área Tres, un grupo de desarrolladores testea nuevas aplicaciones para celulares en el Innovation Center que BlackBerry montó en uno de los espacios de trabajo. Y en cualquier colectivo que pase por Niceto Vega habrá un pasajero mandando mails laborales por celular, mientras que en un bar de la avenida Corrientes alguien estará probando la conexión Wi-Fi y evaluando qué pedirle al mozo para que lo dejen trabajar tranquilo un par de horas.Profesionales independientes, emprendedores, trabajadores freelance o en relación de dependencia dispersos por toda la ciudad, cada uno abocado a sus tareas, comparten un rasgo en común: son trabajadores móviles, nómades que han dejado la estructura de la oficina clásica y que, aprovechando las bondades de la tecnología, pasan gran parte de su jornada laboral yendo de un lugar a otro, parando al paso en un bar o una plaza, o eligiendo un tercer espacio -esos más relajados que no son la casa ni la oficina- como base de operaciones a la cual no le deben obediencia de horarios ni vestimenta.
Como Marcela García (45) que con su empresa de servicios editoriales traduce, corrige, redacta y asesora tanto desde su casa como desde cualquier otro lugar que le quede cómodo: un café, un bar, o la terraza de un lavaautos mientras le toca al suyo. Sólo necesita el celular y la computadora. "Tengo una oficina montada en casa, pero me convierto en nómade cada vez que visito clientes o cuando necesito salir y buscar otro entorno, cosa de que no se mezcle mi rol de madre, esposa y ama de casa con el de profesional", dice.
Los trabajadores nómades se multiplican en la ciudad de la mano de la tecnología portátil y de espacios que ofrecen un ambiente relajado y heterogéneo
Cuando se habla de este fenómeno con el sociólogo y director del Laboratorio de Tecnologías del Aprendizaje de la Universidad de San Andrés, Alejandro Artopoulos, lo primero que menciona es el concepto de sociedad-red, esa forma que tomó nuestra sociedad por el efecto combinado de las tecnologías y los cambios en la cultura.
"La sociedad actual, que la podríamos denominar la de las «cuatro pantallas [TV, PC, smartphone , tablet ]», está compuesta de una nueva experiencia social desarrollada en estos medios digitales. Su característica principal es el cambio de las nociones de tiempo y espacio. Nuestra vida en las redes es ubicua y atemporal. De repente podemos estar en dos lugares a la vez y experimentamos la cultura de la velocidad. Pero estar en dos lugares a la vez no nos exime de movernos de nuestra casa o escritorio. El teletrabajo que los futurólogos pensaban iba a ser la panacea de los agorafóbicos nunca se instaló en los usos y costumbres. Muy por el contrario, hoy tenemos una población creciente de trabajadores móviles o nómades. Por lo tanto, es muy probable que en algún momento los trabajadores nómades sean mayoría", reflexiona.
Que Ximena Grondona (26) se reúna todos los días con sus compañeros de OnMobile -una empresa que brinda servicios a una compañía de telefonía celular- en el Urban Station de Palermo es una decisión exclusivamente de ella. La única exigencia sería reunirse por lo menos dos veces por semana para organizar los próximos pasos. Pero ellos prefirieron no quedarse en casa y diagramaron horarios de encuentro flexibles, que si no se cumplen, no hay problema. Lo mismo si llueve o si tienen algún compromiso, cumplirán sus obligaciones desde donde puedan o quieran. ¿Por qué reunirse entonces? Simplemente porque se divierten y lo pasan bien, y lo prefieren a trabajar solos desde su casa.
El ambiente ayuda. Urban Station es una estación de trabajo que ya cuenta con tres sedes en Buenos Aires y una en Mendoza, que combina todos los servicios de una oficina -impresión, fotocopias, lockers , librería- con la informalidad de un bar. Diseñado por cuatro socios argentinos con experiencia en el mundo corporativo, nació pensado para cubrir las necesidades de los trabajadores móviles locales y con la idea de que placer y trabajo no estén disociados.
Para sentarse y trabajar existen varias opciones: salas, livings, mesas comunitarias o individuales. Un habitué de esa sede, Juan Manuel Rueda Rey (34), eligió una individual que comparte con un amigo, cada uno dedicado a lo suyo. Si hoy tuviera que comparar el trabajo de publicista que realizaba en Bogotá en una oficina tradicional, con horario de "nueve hasta no sé qué hora", no duda en quedarse con el que ahora desempeña en una agencia digital, donde los horarios y el lugar de trabajo los maneja él.
Lo mismo piensa el amigo que tiene laptop de por medio, Juan David Hernández (29), que valora no tener que viajar desde Las Cañitas hasta Lenovo, en zona norte, al menos un día a la semana. Aunque confiesa que le gustaría tener más días WAH (así le dice al trabajo desde casa, según las siglas del inglés work at home ) y no sólo los miércoles. Una política que ya están aplicando algunas empresas: a medida que van sumando antigüedad, a los empleados les liberan días para trabajar desde donde prefieran.
Justamente el aumento de los trabajadores nómades ha influido en el transporte público, según señala Artopoulos. "Hace diez años existían horarios pico marcados en el subte, a las 9 y a las 18. Ahora siguen existiendo, pero los valles de las 11 o las 15 desaparecieron; a esas horas el subte también está lleno. Son los trabajadores nómades que se están moviendo", dice.
¿Ventajas, desventajas? Entre las primeras, el sociólogo destaca el cosmopolitismo, la autonomía y la resiliencia para el permanente cambio de ambientes. En el reverso aparecen el estrés de estar siempre "en el camino" y el individualismo que vivencia este nuevo trabajador.
Para combatir esto último -típico del teletrabajo como también lo es el aislamiento-, buscan lo que se denomina un "tercer lugar", que no es ni la casa ni la oficina clásica, sino un espacio profesional y a su vez distendido y flexible donde impera el coworking , es decir, un ambiente laboral compartido con otros emprendedores, freelancers y hasta empresas de los más diversos rubros, donde en el intercambio de tarjetas ese freelance puede terminar brindándole un servicio a la pyme que trabaja en la sala de al lado.
Área Tres, con dos sedes en Palermo, es uno de éstos. El fundador es Martín Frankel (36), que, sobre la base de sus experiencias desde que era un típico corporativo estadounidense de traje y MBA con pie en Manhattan hasta su llegada a la Argentina a fines de 2006, ideó este intermedio entre casa y oficina, el lugar donde él quisiera trabajar. ¿Por qué en la Argentina? Es que vio que acá se da la particularidad de que las inversiones iniciales implican mucha plata, especialmente por la exigencia de los tres años mínimos de contrato de alquiler, las garantías y la puesta a punto de una oficina, con todo lo que ello exige.
"La tecnología permite la flexibilidad de estos espacios. Y quien está más cómodo en su ámbito laboral va a producir más, rendir más y ser más creativo. A eso le sumamos la solución llave en mano sin inversión inicial. Y donde puede instalarse una empresa de seis o diez personas y arrancar ese mismo día", dice. Hoy cuentan con 75 empresas distintas más allá de los trabajadores independientes.
Ignacio Miranda (32) tuvo esa visión en los días en que llevaba adelante su emprendimiento de importación y comercialización de productos con oficina en distintos bares de la ciudad. Y un día, sentado en la mesa de uno de éstos, se preguntó: ¿por qué tanta gente trabajando en un café sin relacionarse y sin los elementos de oficina necesarios? Así armó a principios de 2012 Workstation, hoy con sede en Belgrano y el Centro, apuntado a emprendedores o quienes quisieran iniciar una empresa. Aunque también para salir del aislamiento y poder relacionarse con gente nueva. Como los definió Frankel, lugares donde la dinámica de redes sociales como Facebook o LinkedIn se traducen a la realidad. Sin demasiadas ataduras y, siempre, en movimiento.
Tres efectos del nomadismo
- Flexibilización laboral
El nomadismo se relaciona con la flexibilización laboral y la capacidad de hacer más de un trabajo a la vez
- Formación de los chicos
Resulta importante formar a las nuevas generaciones en la utilización productiva de las tecnologías de la información
- Paros generales
Antes el paro era el acto de no ir a la fábrica o la oficina. Hoy se buscar cortar los flujos de circulación
ESPACIOS VIRTUALES, UNA SOLUCIÓN PARA REDUCIR COSTOS
En 2008, cuando la actividad inmobiliaria se vio complicada por las noticias que llegaban de afuera, tuvieron que buscarle una vuelta al negocio para poder sostenerlo, sin dejar de seguir brindando el servicio de siempre en el barrio donde viven sus clientes: Puerto Madero. ¿Cómo hacerlo?
Cuenta Leonardo Binetti (36), uno de los socios de la inmobiliaria Madero Properties, que la solución llegó con el servicio que ofrecía Madero Bussiness Center, una empresa que ofrece domicilios comerciales justamente en esa zona exclusiva de la Capital. ¿Cómo funciona? Te dan un número de teléfono que es atendido por un grupo de secretarias. Apenas la reciben, avisan por mail quién llamó y a dónde contactarlo. El mismo procedimiento, si reciben un sobre en esa dirección de correo. "Lo que usamos de ellos es la recepción telefónica y también el box office, pero además alquilamos una de las salas para cuando tenemos reuniones. Fue una solución para contar con instalaciones de categoría muy superiores a las que podíamos acceder", cuenta Binetti.
Pero además, gracias a este sistema se convirtió en un trabajador nómade: las horas que no tiene un compromiso asumido ya no necesita quedarse sentado en una oficina. De hecho, las que conservan en San Telmo son únicamente para quienes se dedican a armar los contratos y hacer tasaciones. "Gané en calidad de vida, ahora tengo más tiempo para pasar con mi familia sabiendo que el teléfono está bien atendido", dice.
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