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miércoles, 19 de octubre de 2011


MEDIOS Y COMUNICACION

La nueva instrucción cívica

Una mirada histórica al teléfono, su tecnología y sus usos le permite a Juan Pablo Ringelheim reflexionar acerca del modo en que ese aparato instruye y educa a los usuarios.

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Por Juan Pablo Ringelheim *

Sería posible hacer una historia de dos regímenes de dominación a partir de los modelos telefónicos hegemónicos.

Hubo un tiempo en que el teléfono ocupaba un lugar central y estable en la casa, como el santuario o la cocina-comedor. Cuando sonaba, los miembros de la familia se entregaban a una sutil carrera, como si llegaran noticias del otro mundo. Alguien preguntaba: “¿Quién es?”. Una voz desde el otro lado respondía: “Soy Ricardo, el doctor”. Un nombre y una función social. Había, entonces, un lugar en la casa desde el cual se hacía una pregunta por el ser, y se encontraba una respuesta con una identidad estable. Y también había otro mundo. Un mundo de plena realización religiosa o política: utópico, del que se esperaba una palabra. Esa palabra, si llegaba, regiría la vida de la familia, hoy diríamos: de modo “autoritario”.

En la actualidad nadie pregunta “¿quién es?”. La respuesta a la pregunta por el ser la devela el CallerID. En cambio se le pregunta “¿dónde está?”. Si antes se decía la identidad, ahora se dice el lugar. Estoy yendo, llegando, subiendo: la obsesión por la localización se da en el contexto de un sistema económico en el cual la valorización del producto se da en el movimiento: te mando el trabajo adjunto, está yendo, modificá lo que quieras, enviámelo, lo retoco y se lo envío a los brasileños. Producir es poner en movimiento. La circulación incrementa el valor, y la policía de los gobiernos neoliberales lo indicó tempranamente: circule.

En aquella casa el teléfono permanecía fijo como el lugar del trabajador en la fábrica. En la actualidad, el teléfono es móvil y el trabajador no permanece sino que se mueve, rota en la empresa.

La identidad ya no la da el nombre y la función social sino el lugar en la red: el nick. Y el nick varía de acuerdo con el contexto, las plataformas, el color de la pantalla; varía como un electorado maleable y “transmediático”, surfeando por las ondulaciones de la prensa amarillo PRO.

Quizás el teléfono fijo correspondía a un modelo autoritario donde un más allá metafísico, religioso o político determinaba las acciones familiares. Ahora aquel mundo fue reemplazado por un lenguaje publicitario que evangeliza acerca de lo veloz y lo viejo, de lo limpio y lo peligroso, lo último y lo off-line.

El riesgo del teléfono fijo era el malentendido. Un silencio de más, una palabra de menos, y ¡clack! El teléfono antiguo dio lugar al corte fuerte, relacionado con el teléfono roto. El riesgo del teléfono móvil es el accidente automovilístico. Un volantazo de menos, y ¡crash! El accidente está relacionado con el caos de tránsito, que es un obstáculo a la libre circulación.

El teléfono fijo imponía el reposo del hablante en una silla y un diálogo amplio. El teléfono celular impone el movimiento, se habla caminando y el lenguaje se contrae hasta el calambre. ¿Hay una pérdida de la capacidad reflexiva? Se dirá que asistimos a un cambio de época que deja atrás toda una cultura de lectura y escritura grave, profunda, que pretendía crear una humanidad más reflexiva, pacífica y libre. Y que ese proyecto basado en la palabra fracasó. Se dirá que quienes fabricaron las bombas atómicas habían concurrido a la escuela y leído textos antiguos y modernos; más aún: un mismo cable telefónico puede haber unido a la antigua Atenas con los laboratorios del Proyecto Manhattan. Esto indicaría que la palabra no es un eficaz antídoto contra la barbarie humana. En cambio, las tecnologías digitales, que serían capaces de prescindir de la palabra, del logocentrismo, darían lugar al nacimiento de una nueva cultura fundada en la cooperación.

Pero las tecnologías como el teléfono celular o Twitter no prescinden de una ilustración pesada. Hay manuales tácitos de instrucción cívica destinados a educar sobre la circulación de mensajitos deserotizados, sin el cuerpo, sin la voz del emisor y el destinatario. Manuales tácitos destinados a educar sobre dónde poner el signo de exclamación, que sería la forma vicaria de los órganos sexuales. La mayor instrucción la dan los discursos acerca de la conexión constante: hay que estar siempre on-line: un servicio de disponibilidad obligatorio. Y hay una onda eléctrica que puede estar uniendo la vibración del celular con el cuerpo que se estremece de pánico por una saturación de la atención.

Claro que los teléfonos celulares pueden ser útiles para derrocar a un tirano en Africa o para coordinar la asistencia a una marcha. Habrá quienes vean en las nuevas tecnologías digitales herramientas de formación de comunidad. ¿Quién podría decir lo contrario? Si hasta lo dice la televisión: Comunidad Movistar.

* Docente e Investigador UNQ y UBA.

MEDIOS Y COMUNICACION

Anita salió a la calle

Desde Tucumán, Emanuel Gall y Eva Fontdevila anuncian la puesta en marcha de la Agencia de Noticias sobre Infancias de Tucumán, Argentina (Anita), que produce semanalmente un boletín con noticias sobre infancia.

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Por Emanuel Gall y Eva Fontdevila

* Desde Tucumán

Abrojos. Colectivo de Educación Popular ha creado la Agencia de Noticias sobre Infancias de Tucumán, Argentina (Anita), que envía semanalmente un boletín electrónico de noticias desde la perspectiva de los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos a periodistas de medios gráficos y audiovisuales.

Los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes se han plasmado en tratados internacionales de derechos humanos, en leyes nacionales y provinciales, interpelando a los organismos estatales de todos los poderes y se insertan, crecientemente, en políticas públicas específicas.

El derecho a la comunicación, por su parte, ha sido “sacudido” en los últimos años, con discusiones legislativas –que en Argentina se plasmaron en la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual– y sobre todo en un debate social inédito sobre el rol de los comunicadores. Hoy la mesa de la familia incluye temáticas antes reservadas a la universidad o a la militancia específica.

Los periodistas y comunicadores, puestos hoy en tela de juicio y ubicados en dicotomías –a veces simplistas– como “oficialistas” o “independientes”, “militantes” u “objetivos”, ven su propia práctica modificarse por la fuerza de una presión que –esperemos– redunde en una profundización en los enfoques con que las noticias, información y opiniones son puestas en circulación. La comunicación como una disputa de sentidos sociales invita hoy a los comunicadores al desafío de incorporar la perspectiva de los derechos humanos en su rutina de pensamiento y elaboración de contenidos.

Existen numerosas experiencias de agencias de noticias dedicadas prioritariamente a los derechos de las infancias. La red ANDI, cuyo socio argentino más importante es Periodismo Social, ha marcado el rumbo al proveer de fuentes de información variadas a medios masivos en todos los soportes. Cuestionar la “inexorable” recurrencia a las fuentes policiales para la cobertura de situaciones relacionadas con delitos, accidentes, violencia, etc. que involucran a niños y niñas, y ofrecer una variedad de fuentes especializadas (como ONG, organismos, investigadores, etc.), entre otras estrategias, ha representado un aporte importante a la inclusión del enfoque de derechos en el periodismo.

La Convención sobre los Derechos del Niño y las leyes que se basan en ella proponen, entre otros principios, que los niños sean tenidos en cuenta en primer lugar en todos los asuntos que los afecten, que se respete y fomente el ejercicio de su libre expresión y la participación. En este sentido, la información “sobre” y “para” los niños y niñas debería contemplarlos desde su perspectiva, posibilidades e intereses y en particular como fuentes. Esto se traduciría en un enorme esfuerzo del mundo adulto por repensar el modo en que contamos la infancia, cómo nos referimos a ella, qué temas seleccionamos, qué aspectos destacamos y cuáles soslayamos, con qué criterios entrevistamos, qué ángulos usamos con nuestra cámara de fotos, entre otros aspectos.

Anita, la Agencia de Noticias sobre Infancias de Tucumán, Argentina, intenta incidir en los relatos mediáticos sobre la infancia, aportando noticias redactadas y “listas para publicar”, fotografías adecuadas al enfoque de derechos, testimonios variados tomados en eventos desarrollados por instituciones u organizaciones, entrevistas e informes vinculados con la niñez, con el objetivo de mostrar a los trabajadores de los medios tanto hechos concretos como interpretaciones sobre los mismos, desde la perspectiva de derechos.

Entre los elementos de diagnóstico que dan origen a la creación de la agencia, se destaca la preocupación por la abundancia de noticias que vinculan a la infancia casi exclusivamente con la inseguridad y la pobreza, creando a partir de situaciones concretas espectáculos que exponen a niños y niñas a la vulneración de su intimidad, al maltrato y a presiones extremas por parte de “buscadores de primicias”.

En Tucumán, en 2010, una niña de tres años que era maltratada por los familiares que la tenían a cargo fue sometida a interrogatorios periodísticos sobre su situación y a la exhibición televisiva de sus heridas en primer plano (más allá del pixelado de rigor). Algunos periodistas responsables de la cobertura del “caso” manifestaron, durante una jornada de formación para comunicadores, haberse sentido “importantes”, casi “justicieros” por la labor cumplida. Otros relataron las exigencias de “sangre” a las que son sometidos por parte de editores de los medios.

Es de esperar que no lleve mucho tiempo incidir concretamente en la agenda y los enfoques de los medios masivos de comunicación sobre la infancia. Tanto Anita como la “Ronda por Nuestros Derechos”, generada en Tucumán este año por organismos del Estado y organizaciones de la sociedad civil con el fin de visibilizar en espacios públicos políticas e iniciativas en torno de los derechos de la niñez, expresan esfuerzos novedosos y horizontes potentes a nivel local en ese sentido.

* Integrantes de Abrojos. Colectivo de Educación Popular, www.abrojos.org Facebook: anita.


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