consumo infantil
El exceso de juguetes hace que los chicos sean ansiosos y dispersos
Especialistas advierten que muchos padres buscan satisfacer la demanda de sus hijos sin reflexionar si necesitan esos nuevos “objetos de deseo”.
“Má, quiero la caja registradora de Barbie, un vestido de princesa y un oso de peluche”, reclama Martina, de 9 años, mientras recorre jugueterías con su mamá para elegir sus regalos para el Día del Niño. La insaciable demanda de Martina no es un caso aislado, sino una realidad cada vez más frecuente entre los más chicos, hecho que se potencia en ocasiones especiales, como Navidad, Reyes o el Día del Niño.
Sin embargo los especialistas aseguran que no es recomendable “inundar” a los menores con juguetes. Según un estudio de la Universidad de Oxford, los chicos pierden la habilidad para jugar cuando se encuentran frente a gran número de muñecos. No pueden concentrarse para meterse en el juego y desvalorizan los juguetes, al desear otros nuevos.
Los psicólogos argentinos coinciden con esta advertencia y aseguran que no es aconsejable comprar a los más chicos objetos que, en algunas ocasiones, ni han pedido. “La compulsión al consumo desborda al niño. El exceso tapona el deseo y fomenta la voracidad y la ansiedad”, apunta la psicoanalista Susana Reif.
Los especialistas explican que muchos padres tienen una inclinación a satisfacer las demandas de sus hijos de manera inmediata, sin la más mínima posibilidad de reflexionar acerca de si eso es lo que realmente anhelan. “No los guiamos ni acompañamos en su crecimiento dándoles todo lo que piden. Es importante observar si efectivamente el juguete acompaña la acción del jugar, que es en definitiva lo que importa”, comenta Reif. “A veces el chico pide determinados objetos: juguetes, ropa, el último modelo de celular o de cualquier aparato electrónico por el status que brinda tenerlo y no porque realmente lo desee. Hay que ver qué es lo está pidiendo cuando su demanda es incesante”, agrega la psicóloga.
Luka Fradkin es el primer hijo y primer nieto de la familia de Brenda y Kevin, y por lo tanto, el más mimado. Y ese cariño hacia el pequeño de 18 meses muchas veces se representa en juguetes, algo que para sus padres está resultando incontrolable “Nos mudamos por la falta de espacio para los juguetes. En su fiesta de cumpleaños les pedí a todos que le regalen ropa, porque muñecos, pelotas y autitos tiene de sobra”, confiesa Kevin.
Según la psicologa e investigadora del Conicet Alicia Oirberman, el exceso provoca dispersión. “Si se le brindan muchos juguetes, el niño no sabrá con cuál jugar primero. Lo ideal es darle elementos que motiven su desarrollo. La ansiedad de querer jugar con todos o de tener más y más juguetes, depende de cómo el adulto administra y trabaja con el niño para su desarrollo cognitivo correcto”, explica. Otro investigador de la Universidad de Cincinnati, Michael Malone, demostró que dos docenas de juguetes son suficientes para el desarrollo de un chico.
Los especialistas advierten que corresponde a los adultos realizar una buena elección, tanto del número de juguetes como de sus características, para favorecer un correcto desarrollo infantil. Más allá de la cantidad, también es importante elegir los que son apropiados para la edad del niño. “Un juguete no adecuado no permite que el niño disfrute totalmente y pueda aprovechar sus aportaciones”, agrega Oirberman, una de las creadoras de la primera Escala Argentina de Inteligencia Sensorio-Motriz (EAIS), basada en los tipos de juegos que deben utilizar los niños de acuerdo a su edad. Pero lo más importante, concluye Oirberman, es que “los padres dediquen un tiempo todos los días a jugar con los chicos, en el que ellos se sientan escuchados”.
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