Calidad de vida / Controles insuficientes en la ciudad
Crece la venta callejera de comida
Hay puestos ilegales y es notoria la falta de higiene; los especialistas advierten sobre los riesgos para la salud
Pablo Tomino LA NACION
El aroma inconfundible a chorizo o a carne asada sobrevuela la Costanera, estaciones de tren, calles y numerosos espacios verdes de la ciudad. Pocos pueden resistirse a la tentación de arrimarse a comer un choripán, una hamburguesa, un pancho o un sándwich de vacío o bondiola. Pocos son también los que piensan en los riesgos para salud que ello conlleva.
Cada vez son más los lugares de la Capital que están invadidos por puestos callejeros de comida que son denunciados por los vecinos debido a la evidente falta de higiene que presentan o a la ocupación indebida de la vía pública.
"Los parrilleros pueden transmitir infecciones a través de las manos, por bacterias como la Salmonella o la Shigella, si es que están mal higienizadas. Pero los problemas más frecuentes son por la carne picada, que puede causar gastroenteritis y un tipo especial de Escherichia coli que puede derivar, a su vez, en un síndrome urémico hemolítico y en la destrucción de los glóbulos rojos e insuficiencia renal", explicó a La Nacion Juan A. De Paula, jefe del servicio de gastroenterología del Hospital Italiano.
"Cuando uno elige este tipo de lugares para comer, se tiene que fijar en la cocción y en la conservación de los alimentos. Los aderezos y los alimentos no pueden estar al aire libre más de una hora", dijo la licenciada en nutrición Ana Diángelo.
Según el gobierno porteño, hay 239 puestos de ese tipo habilitados en toda la ciudad, pero se advierten muchos más sitios de venta de comida al paso que no cuentan con el permiso obligatorio y que, al parecer, también están exentos de controles.
El mes pasado, la venta ilegal callejera creció, en general, el 5,5%. Pero en el caso del expendio sin control de alimentos, el peligro es mayor. En una recorrida que realizó La Nacion por diferentes zonas de la Capital, la concurrencia de clientes en puestos callejeros de comida era numerosa en todos los casos, pese a que es fácil advertir que muchos de esos lugares no preservan la higiene.
Las áreas con más puestos son, sin dudas, las costaneras Norte y Sur, pero también los hay en el parque Tres de Febrero, en las plazas Miserere y Constitución, en la plaza Roma, en Dorrego y Libertador y en varios puntos de las terminales de trenes y de ómnibus de Retiro, entre otros.
Mientras no pocos incumplen con la cadena de frío para conservar los alimentos (algunos suelen guardar las carnes en un recipiente de telgopor), la gran mayoría ofrece los aderezos y las salsas en envases plásticos recargables, expuestos al aire libre durante horas.
La Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria es la que controla que los puestos cumplan con la ley 1166/03 (ver aparte) y el personal de la policía y de la Dirección de Ordenamiento del Espacio Público porteño son los encargados de clausurar o levantar un puesto que no cuente con la correspondiente habilitación.
"Nuestras inspecciones son de carácter integral, educativas y punitivas. La falta de higiene y de documentación para esta actividad se sancionan con actas de comprobación. Entre las faltas, hay algunas que, por su gravedad, dan origen a la clausura del establecimiento. Otra sanción es la destrucción de la mercadería no apta para su consumo, por generar un riesgo sanitario a la población", dijo a La Nacion Ignacio Parera, a cargo de la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria.
Según el gobierno, en lo que va del año no les renovó el permiso a 54 puesteros, y, desde que asumió Mauricio Macri, la Dirección de Ordenamiento del Espacio Público labró 50 actas de comprobación por ocupación indebida del espacio público y retiró diez puestos. En tanto, la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria indicó que en ese mismo período realizó 1614 inspecciones en 193 operativos, labró 924 actas de infracción y decomisó 857 kg de comida que no cumplía con las exigencias de higiene.
Consultado el funcionario sobre por qué se advierten tantos puestos de venta ambulante y por qué muchos no respetan las normas de higiene, Parera afirmó: "Los que trabajan en la calle están acostumbrados a esconder la mercadería cuando se hace un operativo. Y ésta es una actividad que crece en la medida en que hay más recesión".
Otra opinión tiene Javier García Elorrio, ex director del parque Tres de Febrero: "Macri tiene seis inspectores para controlar todos los puestos".
escenario
Crece la venta callejera de comida
Hay puestos ilegales y es notoria la falta de higiene; los especialistas advierten sobre los riesgos para la salud
Pablo Tomino LA NACION
El aroma inconfundible a chorizo o a carne asada sobrevuela la Costanera, estaciones de tren, calles y numerosos espacios verdes de la ciudad. Pocos pueden resistirse a la tentación de arrimarse a comer un choripán, una hamburguesa, un pancho o un sándwich de vacío o bondiola. Pocos son también los que piensan en los riesgos para salud que ello conlleva.
Cada vez son más los lugares de la Capital que están invadidos por puestos callejeros de comida que son denunciados por los vecinos debido a la evidente falta de higiene que presentan o a la ocupación indebida de la vía pública.
"Los parrilleros pueden transmitir infecciones a través de las manos, por bacterias como la Salmonella o la Shigella, si es que están mal higienizadas. Pero los problemas más frecuentes son por la carne picada, que puede causar gastroenteritis y un tipo especial de Escherichia coli que puede derivar, a su vez, en un síndrome urémico hemolítico y en la destrucción de los glóbulos rojos e insuficiencia renal", explicó a La Nacion Juan A. De Paula, jefe del servicio de gastroenterología del Hospital Italiano.
"Cuando uno elige este tipo de lugares para comer, se tiene que fijar en la cocción y en la conservación de los alimentos. Los aderezos y los alimentos no pueden estar al aire libre más de una hora", dijo la licenciada en nutrición Ana Diángelo.
Según el gobierno porteño, hay 239 puestos de ese tipo habilitados en toda la ciudad, pero se advierten muchos más sitios de venta de comida al paso que no cuentan con el permiso obligatorio y que, al parecer, también están exentos de controles.
El mes pasado, la venta ilegal callejera creció, en general, el 5,5%. Pero en el caso del expendio sin control de alimentos, el peligro es mayor. En una recorrida que realizó La Nacion por diferentes zonas de la Capital, la concurrencia de clientes en puestos callejeros de comida era numerosa en todos los casos, pese a que es fácil advertir que muchos de esos lugares no preservan la higiene.
Las áreas con más puestos son, sin dudas, las costaneras Norte y Sur, pero también los hay en el parque Tres de Febrero, en las plazas Miserere y Constitución, en la plaza Roma, en Dorrego y Libertador y en varios puntos de las terminales de trenes y de ómnibus de Retiro, entre otros.
Mientras no pocos incumplen con la cadena de frío para conservar los alimentos (algunos suelen guardar las carnes en un recipiente de telgopor), la gran mayoría ofrece los aderezos y las salsas en envases plásticos recargables, expuestos al aire libre durante horas.
La Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria es la que controla que los puestos cumplan con la ley 1166/03 (ver aparte) y el personal de la policía y de la Dirección de Ordenamiento del Espacio Público porteño son los encargados de clausurar o levantar un puesto que no cuente con la correspondiente habilitación.
"Nuestras inspecciones son de carácter integral, educativas y punitivas. La falta de higiene y de documentación para esta actividad se sancionan con actas de comprobación. Entre las faltas, hay algunas que, por su gravedad, dan origen a la clausura del establecimiento. Otra sanción es la destrucción de la mercadería no apta para su consumo, por generar un riesgo sanitario a la población", dijo a La Nacion Ignacio Parera, a cargo de la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria.
Según el gobierno, en lo que va del año no les renovó el permiso a 54 puesteros, y, desde que asumió Mauricio Macri, la Dirección de Ordenamiento del Espacio Público labró 50 actas de comprobación por ocupación indebida del espacio público y retiró diez puestos. En tanto, la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria indicó que en ese mismo período realizó 1614 inspecciones en 193 operativos, labró 924 actas de infracción y decomisó 857 kg de comida que no cumplía con las exigencias de higiene.
Consultado el funcionario sobre por qué se advierten tantos puestos de venta ambulante y por qué muchos no respetan las normas de higiene, Parera afirmó: "Los que trabajan en la calle están acostumbrados a esconder la mercadería cuando se hace un operativo. Y ésta es una actividad que crece en la medida en que hay más recesión".
Otra opinión tiene Javier García Elorrio, ex director del parque Tres de Febrero: "Macri tiene seis inspectores para controlar todos los puestos".
escenario
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