El secreto del éxito de Steve Jobs
No sólo fue el CEO de Apple y Pixar, sino que se convirtió en uno de los hombres más innovadores de los últimos 20 años. Acá te contamos cómo lo logró
Por Natalia Zuazo
@nataliazzz
Sin Steve Jobs, en el mundo de la tecnología sólo queda un rey: Mark Zuckerberg. Por edad, el líder de Facebook podría ser hijo del ahora ex presidente de Apple. Pero también podría serlo porque ambos tomaron un camino propio hacia el éxito, alejado del hombre clásico de los negocios, de la compra y venta de compañías, de las innovaciones previsibles. Ambos se acercaron al fracaso, estuvieron allí y volvieron. Ambos se inventaron su propio trabajo. Ninguno quiso ponerse un traje. Zuckerberg no podría ser hijo de Bill Gates. Imagínenlo por un minuto. (No va, ¿no?) Pero Steve y Mark sí: los dos cambiaron la manera en que las personas se relacionan con la tecnología y a través de la tecnología. Jobs hizo que los aparatitos que usamos todos los días dejaran de ser cosas ensambladas con una función específica, y los convirtió en relaciones en sí mismas: trabajar en una Mac es distinto de hacerlo en una PC; calzarse un iPod es más que escuchar música; tener un iPad es el punto máximo de una tablet. Zuckerberg hizo lo mismo: desde Facebook, los contactos también son amigos y las citas llegan por teléfono.
Pero está claro que Steve Jobs fue el primero. Su carrera en el mundo de los negocios fue la que más fielmente reflejó su emblemático think different, que hoy todos quieren copiar para para innovar (esa palabra-joya), pero que tan pocos llegan a cumplir. Con su renuncia (y su posterior fallecimiento), se preparan un raudal de libros que contarán, explicarán y teorizarán sus éxitos y fracasos. Entre ellos, será editada su biografía oficial (esperada para el 21 de noviembre) por Simon & Schuster (en diciembre llega a la Argentina por Random House Mondadori ), escrita por Walter Isaacson, biógrafo best-seller de Henry Kissinger, Albert Einstein y Benjamin Franklin entre otros muchachos exitosos del mundo. Pero antes de la oleada después de la renuncia, Jay Elliot (ex vicepresidente de Apple) y William L. Simom (autor de iCon, la biografía -hasta ahora- más vendida de Jobs) escribieron El camino de Steve Jobs. Liderazgo para las nuevas generaciones (aquí editado por Aguilar), donde revelan buena parte de ese ADN que construyó al visionario de la manzanita, en clave de enseñanzas. Aquí, algunos de esos apuntes, para tomar nota rápido y poner en práctica el legado Steve.
EL EXITO ESTA EN LOS DETALLES
Aunque todos pensemos que somos detallistas, y que le dedicamos mucho tiempo a revisar cada parte de lo que hacemos o producimos, quienes conocieron de cerca a Steve Jobs cuentan que, en este aspecto, él tenía una forma superior de hacer las cosas. Para él, el centro del detalle era que el usuario se sintiera bien usando sus productos. Para saberlo, se concentraba en todas las preguntas que se haría un comprador, en la experiencia del usuario: "Bueno, yo soy el producto. ¿Qué me sucede cuando el comprador trata de sacarme de la caja y me quiere encender?", "¿Qué es lo que verás cuando la pantalla tome vida en el momento que la enciendas?", "¿Serás capaz de intuir la forma de hacer todas las operaciones básicas sin ver el manual?". Para cada una de esas preguntas, trabajaba con sus equipos hasta llegar a las soluciones más simples, intuitivas y emocionales. En el caso de las instrucciones de uso, podía ser pasar de un manual estándar a un manual escrito para un chico de primaria o a uno directamente visual. En la invención del iPod, el iPhone y el iPad, la inspiración de Jobs siempre era replicar una mano, a extender sus funciones y capacidades en un aparato tan simple y complejo como ella.
EQUIPOS PIRATAS
Para Jobs, más que grandes equipos de trabajo a lo Napoleón, con ansias de conquistar el mundo, la filosofía de su empresa fue formar pequeños grupos de piratas orientados a conquistar productos. Apple mantuvo esta filosofía de equipos pequeños, trabajando en conjunto, sin bloqueos creativos provocados por estructuras de aprobación o firmas. Jobs pensaba que los equipos no debían tener a la vista las restricciones propias de las empresas, las costuras corporativas, en el que cada persona está asignada a un departamento, sino integrarse en un grupo de pertenencia y un proyecto -su barco- buscando su tesoro. ¿Cómo definir a estos piratas? "Los piratas aceptan que su líder les demande estándares altos. Aceptan una demanda de perfección y luchan por alcanzarla", dice Elliot, alguna vez pirata de Jobs.
APROVECHAR EL TALENTO
El talento es importante, siempre. Pero quienes estuvieron cerca de él dicen que para Jobs eso no era algo visible en un currículum, sino en la emoción. Además de la formación de cada integrante de su equipo, Jobs valoraba el aspecto artístico de la gente y por eso dentro de la compañía, más que un CEO, se lo consideraba un "artista en jefe". La diferencia entre trabajar con la capacidad de la gente y hacerlo con su capacidad más su lado artístico, es que potenciando lo segundo se logra entregar mucho más de uno, porque el centro no es la competencia sino la creación.
EL PRODUCTO EVANGELIZADOR
Los productos Apple son los más deseados, porque su idea, su software y su hardware están pensados y desarrollados por la misma compañía. "No es como la lata de la crema de afeitar, que se oxida, porque no la fabrica la misma empresa que fabrica la crema", dicen Elliot y Simon. La idea del "producto entero" de Jobs también tiene que ver con que lo fabricado se adapta a los modos de vida de la gente, en lugar de esperar a que la gente se adapte a los productos. El resultado, ya en el mercado, son productos que generan deseo, que la gente espera, y que entonces promueven una "innovación evangelizadora", es decir, algo que todos quieren, porque quienes lo empiezan a usar no pueden dejar de recomendar.
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