Baja en el encendido
Alerta roja: televidentes en fuga de la pantalla
La tendencia marca que desde 2004 hasta 2009 se perdieron cerca de 700 mil seguidores de los cinco canales de aire. El sector ABC1 se fue directo a Internet, mientras que los sectores más bajos se mantienen más fieles.
Por Diego Grillo Trubba
Dicen que para muestra basta un botón. La muestra es, entonces, Botineras. En enero la tira de Sebastián Ortega andaba por los 10 puntos de rating –siempre, de ahora en más, según Ibope– y se hablaba de un fracaso que ni siquiera podían contener las figuras de Nicolás Cabré y el escándalo Isabel Macedo-Pampita Ardohain y un Gonzalo Valenzuela reconciliado con Juana Viale, mientras que el último jueves, con la muerte del personaje Giselle, que interpretaba Florencia Peña –quien justamente se alejó por los desmanejos y el lugar que había pasado a ocupar en la tira, en busca de ficciones con mayor contenido–, alcanzó los 16,7 puntos de rating y se ubicó como lo más visto del día. Si bien resulta indiscutible que la tira de Telefe en los últimos meses aumentó su audiencia en un 50% –en buena medida, gracias a que se cambió el equipo de guionistas y se modificó el tono general del programa, que había inculcado el otrora gerente de Programación del canal, Claudio Villarruel–, también lo es que, con los valores que obtiene actualmente, nunca hubiera podido reinar en la televisión de otros tiempos. En otras palabras: no se trata de que Botineras haya crecido mucho –o, mejor dicho: no se trata sólo de eso– sino que el resto se desplomó.
No debe olvidarse que allá por enero El Trece aún emitía Valientes, que conseguía 30 puntos de rating, infinitos alaridos de las fans en las playas de Mar del Plata y hacía que los valores de Botineras resultaran diminutos para un horario central de la televisión. Desde entonces, el encendido bajó interanualmente –en consonancia con la tendencia de los últimos años (ver infografía)– y hoy con una audiencia menor se puede estar en la cúspide. De una montaña cada vez más chica, claro.
Otro buen ejemplo es Alguien que me quiera. La tira de Pol-ka protagonizada por Andrea del Boca, Miguel Angel Rodríguez y Susú Pecoraro el último jueves alcanzó los 15 puntos de rating. Pese a estar sólo a menos de dos puntos de distancia de Botineras, en los pasillos del canal de Constitución se dice que la ficción pasaría a las 19 horas y reforzarían el horario central en un enroque: Malparida, protagonizada por Gonzalo Heredia y Juana Viale, la cual originalmente estaba pensada para las 19. Resulta irónico, pero Alguien... atraviesa el mismo vendaval que Botineras hace unos meses. Aunque, claro, una cosa es promediar 15 puntos con una ficción central de El Trece y otra muy distinta es hacerlo en Telefe. En el canal de las pelotas, Los Roldán promediaba –allá por 2004– históricos 33,1 puntos de rating, pero desde entonces las ficciones tuvieron tendencia a la baja para Claudio Villarruel: Resistiré anduvo por los 25 puntos, El deseo por los 14,4 puntos, Montecristo fue la excepción a la tendencia con 26,2 puntos, para retomarla con El capo con 13,8 –el mayor fracaso de la emisora en ese horario, reconocido por el mismo Miguel Angel Rodríguez–, Vidas robadas con 16 y Los exitosos Pells con 17,1. Es decir: pese a que tienen mediciones similares, la distancia que existe hoy entre Botineras y su antecesora Los exitosos Pells resulta casi insignificante, mientras que la que hay entre Valientes y la flamante Alguien que me quiera es abrumadora. El mismo resultado puede ser una victoria para un equipo chico y un desastre mayúsculo para River o Boca.
Sin desdeñarlo, en los últimos años Telefe no centró su estrategia para primar en el rating con su horario central. Muy por el contrario: mientras en éste se imponía una y otra vez El Trece con las ficciones de Adrián Suar o bien con ShowMatch, Villarruel reforzaba los segmentos de la tarde y los de los fines de semana para que el promedio general lo diera como vencedor –y de paso saneaba las cuentas del canal, estables en el último quinquenio, pero tradicionalmente deficitarias con anterioridad–. Como si se tratara de una moneda que se invierte, al mismo tiempo que Botineras le significa a Telefe el rating más alto del prime time, El Trece consigue un programa a la tarde que le rinde más que a su competidor: Este es el show –de la factoría Ideas del Sur/Tinelli, que el jueves anduvo por los 7,5 puntos–se impone a la lata de origen brasileño India, una historia de amor –que el jueves promedió 6,2 puntos–. Quizá hayan encontrado en José María Listorti una cábala que les permita revertir la tendencia.
Y si de revertir tendencias se trata, Roberto Petinatto está obteniendo resultados muy distintos a los del año pasado, cuando también iba por América. Si hace 12 meses dependía del rating que le dejaba RSM, lo cierto es que ahora lo supera: el último jueves alcanzó los 5,7 puntos frente a 5,5 del programa de Mariana Fabbiani. En la pantalla del 9, Duro de domar no rinde lo esperado, y con 3,4 puntos tiene uno de los ratings más bajos de la emisora, mientras que Viviana Canosa no termina de encontrar tono ni rating estable: ahora anda por los 5 puntos, mientras su competidor directo y ex jefe se impone con 6,7 puntos.
Lo cierto es que, más allá de fenómenos estacionales, tal como puede verse en la infografía, el encendido de la televisión bajó a un ritmo preocupante año a año, y en los 12 meses de 2004 unas 200 mil personas dejaron de ver televisión abierta. El año pasado se detuvo la caída, pero tuvo dos elementos muy atípicos: surgió el patriótico Fútbol para todos en la TV Pública con transmisiones en directo que antes eran del cable, y aunque ya casi no se recuerde estuvo la pandemia de la Gripe A que llevó a que los niños estuvieran encerrados en sus casas durante un mes.
La televisión abierta está en jaque, y lo que hoy es un éxito en otros tiempos habría significado una leve palmada en el hombro antes de la despedida. En la Argentina, como en otras latitudes –tal como puede observarse en la infografía con datos de Estados Unidos–, la gente destina cada año menos tiempo a la televisión abierta. Esto no significa que le dediquen una menor importancia al ocio, sino que éste se completa cada vez más con el consumo del cable, de videojuegos y, fundamentalmente, la navegación por Internet.
El sector que más se ha alejado del consumo tradicional de televisión abierta es el codiciado –por la publicidad y las empresas– ABC1, con mayores recursos, del cual hoy sólo la mitad la consume. El extremo opuesto socioeconómico es también el reverso en cuanto al consumo televisivo: 72%. Lo más curioso –ver infografía– es que el sector ABC1 es el que siempre tiende a ser el más consumidor de medios de comunicación –diarios, revistas, radio, cable, cine e Internet–, salvo en la tevé abierta. Como si se hubiera desencantado. La hipótesis de que sólo son mayores consumidores porque pueden pagar por el producto y los demás no, queda refutada con el hecho de que escuchan más la radio –gratuita, por supuesto– que los demás. Los sectores de mayor nivel socioeconómico tienen un interés superior en los medios en general, y un mayor desinterés en la televisión de aire en particular. Otra conclusión interesante es que los más pobres siguen dándole la derecha a la pantalla chica, y lo curioso es que entonces serían ellos quienes le darían mayor nivel de encendido a las diatribas cotidianas del millonario excéntrico Ricardo Fort. ¿Fascinación ante lo desconocido o burla frente a lo inalcanzable?
No es casual, entonces, que cada vez sea menos original escuchar en los pasillos de las emisoras que quienes hacen “la tele” y obtienen bajos resultados declaman que “el ABC1 está en el cable”. A ese medio se trasladaron figuras como Jorge Lanata, que sin espacio en los canales de aire por presiones políticas, aterrizó en la señal 26 y ahora presenta un documental de US$ 700.000 de costo en la señal Infinito. Ningún canal de aire pagaría por algo semejante, mientras que el cable tiene la posibilidad de emitir en simultáneo a distintos países con distintas publicidades y maximizar la posibilidad de una buena pauta publicitaria. Si bien aún no ha alcanzado los niveles de las señales sin restricciones económicas de recepción, el cable está en constante crecimiento y en algunos sectores como el ABC1 el consumo de abierta y paga es, respectivamente, de 51% y 42%. Casi iguales. La pregunta, entonces, es si el cable superará a la abierta.
Sin embargo, hay otro dato no menor: el cable crece a un ritmo leve, mientras el consumo de Internet es una aplanadora. Hoy, muchos consumidores prefieren mirar páginas web de contenido específico que someterse a los designios de un gerente de programación –ya sea de aire o cable–, o chatear antes que relacionarse con el otro lado de la pantalla sólo por medio de un número pago de teléfono.
Lo que resta, entonces, es un panorama atípico que continuará enrareciéndose. Un espacio donde América puede dominar la tarde –y estamos hablando de los cinco canales– con Intrusos en el espectáculo, una pantalla en la que Mañaneras hizo 2,8 puntos el último jueves en el mismo horario y lugar en el que Mirtha Legrand obtenía 5 puntos o más con sus almuerzos; una televisión donde en ausencia de Marcelo Tinelli y Susana Giménez puede reinar Marley con su infantil 1, 2, 3... a ganar y sus 13,6 puntos en horario central. En abril, anuncian los platos fuertes, como el Mundial por Telefe.
Lo que resta es la lucha de siempre por quedarse con la mejor porción de la torta. Una torta más chica año a año.
Producción: M.O.
Alerta roja: televidentes en fuga de la pantalla
La tendencia marca que desde 2004 hasta 2009 se perdieron cerca de 700 mil seguidores de los cinco canales de aire. El sector ABC1 se fue directo a Internet, mientras que los sectores más bajos se mantienen más fieles.
Por Diego Grillo Trubba
Dicen que para muestra basta un botón. La muestra es, entonces, Botineras. En enero la tira de Sebastián Ortega andaba por los 10 puntos de rating –siempre, de ahora en más, según Ibope– y se hablaba de un fracaso que ni siquiera podían contener las figuras de Nicolás Cabré y el escándalo Isabel Macedo-Pampita Ardohain y un Gonzalo Valenzuela reconciliado con Juana Viale, mientras que el último jueves, con la muerte del personaje Giselle, que interpretaba Florencia Peña –quien justamente se alejó por los desmanejos y el lugar que había pasado a ocupar en la tira, en busca de ficciones con mayor contenido–, alcanzó los 16,7 puntos de rating y se ubicó como lo más visto del día. Si bien resulta indiscutible que la tira de Telefe en los últimos meses aumentó su audiencia en un 50% –en buena medida, gracias a que se cambió el equipo de guionistas y se modificó el tono general del programa, que había inculcado el otrora gerente de Programación del canal, Claudio Villarruel–, también lo es que, con los valores que obtiene actualmente, nunca hubiera podido reinar en la televisión de otros tiempos. En otras palabras: no se trata de que Botineras haya crecido mucho –o, mejor dicho: no se trata sólo de eso– sino que el resto se desplomó.
No debe olvidarse que allá por enero El Trece aún emitía Valientes, que conseguía 30 puntos de rating, infinitos alaridos de las fans en las playas de Mar del Plata y hacía que los valores de Botineras resultaran diminutos para un horario central de la televisión. Desde entonces, el encendido bajó interanualmente –en consonancia con la tendencia de los últimos años (ver infografía)– y hoy con una audiencia menor se puede estar en la cúspide. De una montaña cada vez más chica, claro.
Otro buen ejemplo es Alguien que me quiera. La tira de Pol-ka protagonizada por Andrea del Boca, Miguel Angel Rodríguez y Susú Pecoraro el último jueves alcanzó los 15 puntos de rating. Pese a estar sólo a menos de dos puntos de distancia de Botineras, en los pasillos del canal de Constitución se dice que la ficción pasaría a las 19 horas y reforzarían el horario central en un enroque: Malparida, protagonizada por Gonzalo Heredia y Juana Viale, la cual originalmente estaba pensada para las 19. Resulta irónico, pero Alguien... atraviesa el mismo vendaval que Botineras hace unos meses. Aunque, claro, una cosa es promediar 15 puntos con una ficción central de El Trece y otra muy distinta es hacerlo en Telefe. En el canal de las pelotas, Los Roldán promediaba –allá por 2004– históricos 33,1 puntos de rating, pero desde entonces las ficciones tuvieron tendencia a la baja para Claudio Villarruel: Resistiré anduvo por los 25 puntos, El deseo por los 14,4 puntos, Montecristo fue la excepción a la tendencia con 26,2 puntos, para retomarla con El capo con 13,8 –el mayor fracaso de la emisora en ese horario, reconocido por el mismo Miguel Angel Rodríguez–, Vidas robadas con 16 y Los exitosos Pells con 17,1. Es decir: pese a que tienen mediciones similares, la distancia que existe hoy entre Botineras y su antecesora Los exitosos Pells resulta casi insignificante, mientras que la que hay entre Valientes y la flamante Alguien que me quiera es abrumadora. El mismo resultado puede ser una victoria para un equipo chico y un desastre mayúsculo para River o Boca.
Sin desdeñarlo, en los últimos años Telefe no centró su estrategia para primar en el rating con su horario central. Muy por el contrario: mientras en éste se imponía una y otra vez El Trece con las ficciones de Adrián Suar o bien con ShowMatch, Villarruel reforzaba los segmentos de la tarde y los de los fines de semana para que el promedio general lo diera como vencedor –y de paso saneaba las cuentas del canal, estables en el último quinquenio, pero tradicionalmente deficitarias con anterioridad–. Como si se tratara de una moneda que se invierte, al mismo tiempo que Botineras le significa a Telefe el rating más alto del prime time, El Trece consigue un programa a la tarde que le rinde más que a su competidor: Este es el show –de la factoría Ideas del Sur/Tinelli, que el jueves anduvo por los 7,5 puntos–se impone a la lata de origen brasileño India, una historia de amor –que el jueves promedió 6,2 puntos–. Quizá hayan encontrado en José María Listorti una cábala que les permita revertir la tendencia.
Y si de revertir tendencias se trata, Roberto Petinatto está obteniendo resultados muy distintos a los del año pasado, cuando también iba por América. Si hace 12 meses dependía del rating que le dejaba RSM, lo cierto es que ahora lo supera: el último jueves alcanzó los 5,7 puntos frente a 5,5 del programa de Mariana Fabbiani. En la pantalla del 9, Duro de domar no rinde lo esperado, y con 3,4 puntos tiene uno de los ratings más bajos de la emisora, mientras que Viviana Canosa no termina de encontrar tono ni rating estable: ahora anda por los 5 puntos, mientras su competidor directo y ex jefe se impone con 6,7 puntos.
Lo cierto es que, más allá de fenómenos estacionales, tal como puede verse en la infografía, el encendido de la televisión bajó a un ritmo preocupante año a año, y en los 12 meses de 2004 unas 200 mil personas dejaron de ver televisión abierta. El año pasado se detuvo la caída, pero tuvo dos elementos muy atípicos: surgió el patriótico Fútbol para todos en la TV Pública con transmisiones en directo que antes eran del cable, y aunque ya casi no se recuerde estuvo la pandemia de la Gripe A que llevó a que los niños estuvieran encerrados en sus casas durante un mes.
La televisión abierta está en jaque, y lo que hoy es un éxito en otros tiempos habría significado una leve palmada en el hombro antes de la despedida. En la Argentina, como en otras latitudes –tal como puede observarse en la infografía con datos de Estados Unidos–, la gente destina cada año menos tiempo a la televisión abierta. Esto no significa que le dediquen una menor importancia al ocio, sino que éste se completa cada vez más con el consumo del cable, de videojuegos y, fundamentalmente, la navegación por Internet.
El sector que más se ha alejado del consumo tradicional de televisión abierta es el codiciado –por la publicidad y las empresas– ABC1, con mayores recursos, del cual hoy sólo la mitad la consume. El extremo opuesto socioeconómico es también el reverso en cuanto al consumo televisivo: 72%. Lo más curioso –ver infografía– es que el sector ABC1 es el que siempre tiende a ser el más consumidor de medios de comunicación –diarios, revistas, radio, cable, cine e Internet–, salvo en la tevé abierta. Como si se hubiera desencantado. La hipótesis de que sólo son mayores consumidores porque pueden pagar por el producto y los demás no, queda refutada con el hecho de que escuchan más la radio –gratuita, por supuesto– que los demás. Los sectores de mayor nivel socioeconómico tienen un interés superior en los medios en general, y un mayor desinterés en la televisión de aire en particular. Otra conclusión interesante es que los más pobres siguen dándole la derecha a la pantalla chica, y lo curioso es que entonces serían ellos quienes le darían mayor nivel de encendido a las diatribas cotidianas del millonario excéntrico Ricardo Fort. ¿Fascinación ante lo desconocido o burla frente a lo inalcanzable?
No es casual, entonces, que cada vez sea menos original escuchar en los pasillos de las emisoras que quienes hacen “la tele” y obtienen bajos resultados declaman que “el ABC1 está en el cable”. A ese medio se trasladaron figuras como Jorge Lanata, que sin espacio en los canales de aire por presiones políticas, aterrizó en la señal 26 y ahora presenta un documental de US$ 700.000 de costo en la señal Infinito. Ningún canal de aire pagaría por algo semejante, mientras que el cable tiene la posibilidad de emitir en simultáneo a distintos países con distintas publicidades y maximizar la posibilidad de una buena pauta publicitaria. Si bien aún no ha alcanzado los niveles de las señales sin restricciones económicas de recepción, el cable está en constante crecimiento y en algunos sectores como el ABC1 el consumo de abierta y paga es, respectivamente, de 51% y 42%. Casi iguales. La pregunta, entonces, es si el cable superará a la abierta.
Sin embargo, hay otro dato no menor: el cable crece a un ritmo leve, mientras el consumo de Internet es una aplanadora. Hoy, muchos consumidores prefieren mirar páginas web de contenido específico que someterse a los designios de un gerente de programación –ya sea de aire o cable–, o chatear antes que relacionarse con el otro lado de la pantalla sólo por medio de un número pago de teléfono.
Lo que resta, entonces, es un panorama atípico que continuará enrareciéndose. Un espacio donde América puede dominar la tarde –y estamos hablando de los cinco canales– con Intrusos en el espectáculo, una pantalla en la que Mañaneras hizo 2,8 puntos el último jueves en el mismo horario y lugar en el que Mirtha Legrand obtenía 5 puntos o más con sus almuerzos; una televisión donde en ausencia de Marcelo Tinelli y Susana Giménez puede reinar Marley con su infantil 1, 2, 3... a ganar y sus 13,6 puntos en horario central. En abril, anuncian los platos fuertes, como el Mundial por Telefe.
Lo que resta es la lucha de siempre por quedarse con la mejor porción de la torta. Una torta más chica año a año.
Producción: M.O.
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