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domingo, 14 de marzo de 2010

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‘Baby wranglers’, o cómo entrenar bebés en los sets de filmación
Por Brenda Focas
¡Luz, cámara, acción! Bebés corriendo a buscar sus juguetes, sonrisas y risas exageradas, llantos, caras de tristeza o fuertes aplausos.
Las publicidades los muestran a diario, pero lograr que niños tan pequeños hagan lo que el director quiere, no es una tarea fácil y hasta puede llegar a arruinar un día de filmación. Ahí aparecen ellas: las “baby wranglers” o “domadoras de bebes” contratadas por las agencias de publicidad y las productoras de programas de televisión y de filmes, para que los asesoren o se ocupen del trato adecuado para los chicos durante las filmaciones.
Betina Steimberg se autodefine como la primera “baby wrangler” de la Argentina. Comenzó hace más de diez años y asegura que la fórmula justa es “sacar a través del juego la frescura y la naturalidad de los más chiquitos”.
Su formación como educadora le permitió conocer las etapas evolutivas para “diagnosticar qué bebés pueden hacer publicidad y de qué tipo”.
“Me dan un guión, entonces recomiendo qué edad tienen que tener los bebés o qué personalidad es mejor según lo que tengan que hacer”, detalla. La tarea no es sencilla: arma fichas con preguntas para madres sobre los hábitos del bebé, y en un primer casting evalúa las reacciones que tienen ante determinados estímulos y qué gustos tienen. Luego realiza el “callback”, una segunda llamada a los nenes que quedaron seleccionados donde “se comprueba su temperamento y que va a reaccionar así porque responde a las consignas y no por casualidad”, explica Betina.
Hoy son un equipo de seis personas que se ocupan de organizar todo antes y después de que las cámaras se enciendan. Lo importante, dicen, es que los chicos se diviertan “pese a que es un trabajo”, y respetar sus horarios. “En la medida en que el nene lo disfrute y le encante, es buenísimo”, asegura Betiana.
Para los padres, contar con una baby wrangler a la hora de dejar a sus bebés en un casting es una tranquilidad.
Liliana Castagnola es mamá de Juan Ignacio, de 8 años, y Santiago, de 10, que recorren los pasillos de productoras y “castineras” desde bebés. “Cuando empecé a ver a baby wranglers en los sets me quedé tranquila. Se dan cuenta de todo, saben lograr muy bien lo que quiere el director a través del juego. Cuando voy a un casting y no están, me termino metiendo, porque si no los fuerzan a hacer algo que no les gusta o no quieren”, explica Liliana, cuyos hijos participaron en más de veinte publicidades.
“Trato de ayudar al director para que logre lo que necesita. Leo el story board, aprendo el ‘acting’ que tiene que hacer el nene y le invento un juego para que lo haga en el momento indicado”, cuenta Eliana Niglia, profesora de teatro de El Semillero y baby wrangler. “Las productoras se dieron cuenta de que cumplimos un rol importante y nos contratan cada vez más, incluso para colaborar con el guión”, agrega entusiasmada.

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