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lunes, 16 de noviembre de 2009

LA @RROBA

La @rroba: De los kilos a los emails
Javier Crespo de Fundación Telefónica
Para muchos de nosotros, la arroba es ese extraño y simpático símbolo gracias al cual podemos comunicarnos por correo electrónico. Pero la historia de este icono de las comunicaciones online no es ni mucho menos reciente y tiene varios siglos en su estela.

Para muchos de nosotros, la arroba es ese extraño y simpático símbolo gracias al cual podemos comunicarnos por correo electrónico. El marchamo por excelencia de la sociedad conectada. No en vano, los Premios Príncipe de Asturias así lo han reconocido en su edición de 2009. Pero la historia de este icono de las comunicaciones online no es ni mucho menos reciente y tiene varios siglos en su estela.

Llámame "ar-rub"
Ése es el nombre original del símbolo omnipresente en nuestros e-mails. Un nombre de origen árabe y que significa “cuarta parte”. ¿De qué? De un quintal[1] o de un cafiz[2], es decir, 11,502 kg[3], suponiendo a su vez casi el doble de una fanega[4]. Así, la “arroba” inicialmente era una frecuente unidad de masa con la que nuestros ancestros solían cuantificar todo tipo de mercancías, especialmente áridos[5].
¿Cuándo fue la primera vez que se utilizó este símbolo? La respuesta a esta pregunta ha sido objeto de una interesante controversia que ha sido resuelta por el historiador Jorge Romance y que podríamos resumir de la siguiente manera:
1448: El debut. Hasta el momento, y gracias a las investigaciones de Romance, se sabe que la @ se escribió por primera vez en una entrada de trigo de un registro aduanero[6] del Reino de Aragón, en el ecuador del siglo XV.
1536: La discordia. Gracias al esfuerzo del historiador aragonés, ahora se sabe que importantes periódicos nacionales e internacionales y el Consorcio de Turismo de Sevilla andaban recientemente un poco desencaminados al seguir la afirmación del profesor Giorgio Stabile, de la Universidad La Sapienza, según el cual, el primer uso documentado del símbolo que nos ocupa habría que fecharlo el 4 de mayo de 1536, en una misiva remitida a Roma desde Sevilla por un comerciante italiano en la que se daba cuenta de la carga de tres embarcaciones procedentes de América: «Así una @ de vino, que es 1/13 de un barril, vale 70 u 80 ducados...».
Discusiones aparte, lo cierto es que la @ lleva con nosotros al menos seis siglos y que ni siquiera su nombre ha obedecido a un patrón común, como veremos a continuación.
¿Cola de mono?
El símbolo es inequívoco, pero no así la denominación que recibe en los distintos países. Así, lo que comenzó siendo una curiosa transcripción de la preposición latina “ad”[7] y que en castellano y portugués se llama “arroba”, en otros idiomas recibe el curioso nombre de “cola de mono” (afrikáans, alemán, frisio, holandés y rumano), “mono” (búlgaro, polaco y serbio), “caracol” (bielorruso, coreano e italiano), “arenque” (checo y eslovaco), “ratoncito” (chino), “patito” (griego), “gusano” (húngaro), “perrito” (ruso) o, de forma más prosaica, “a con trompa” (danés y sueco) o “a con cola” (turco), por citar algunos ejemplos.
¿Y en inglés? Para los hablantes del idioma predominante en la red de redes, la @ se denomina “at sign” y se solía utilizar en sustitución de la preposición “at”[8] en el ámbito de la contabilidad y las facturas comerciales. Y he ahí uno de los motivos que llevó a cierto ingeniero a revolucionar el mundo de las comunicaciones electrónicas.
Un símbolo para separar... y unir
A comienzos de los 70, en el siglo pasado, el ingeniero electrónico Ray Tomlinson estaba trabajando para la mítica ARPANET[9] a través de la empresa BBN, cuyo cometido era desarrollar un sistema de intercomunicación. De esta forma, nació el programa SNDMSG, gracias al cual distintos terminales de una misma computadora podían intercambiarse mensajes.

Es en este contexto en el que hay que encuadrar el mayor logro de Tomlinson: adaptar en septiembre de 1971 esa aplicación comunicadora para que pudiera servir a usuarios “desconocidos” de una red más amplia. Acababa de “inventar” lo que hoy llamamos correos electrónicos (e-mails).
No obstante, el sagaz ingeniero tenía ante sí el problema de cómo separar e identificar en la dirección de e-mail, al remitente/destinatario, por un lado, y al servidor al que pertenece, por otro. Un obstáculo que salvó utilizando un símbolo que cumplía su criterio de estar en todos los teclados pero no figurar en los nombres propios de personas, empresas ni servidores, para evitar cualquier equívoco. De esta forma, reparó en la @, un símbolo presente desde 1884 en máquinas de escribir[10] aunque no muy usado y que, sin embargo, hoy en día es universalmente conocido gracias a Tomlinson desde el día en que, desde una computadora PDP-10 envió un mensaje con la siguiente dirección: tomlinson@bbn-tenexa.

Un hito que le ha valido el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Tecnológica, compartido con otro revolucionario de las comunicaciones: Martin Cooper. No en vano, la arroba se ha convertido desde 1971 en un símbolo que separa y une simultáneamente a millones de personas en todo el mundo.
Otros usos
Además del ámbito mercantil y electrónico, la arroba ha tenido otros usos, como, por ejemplo, representar el área, en los libros de texto de antaño, o, más recientemente, sustituir de manera incorrecta[11] al masculino gramatical para aludir a simultáneamente a las formas masculina y femenina de un mismo sustantivo en prensa, publicidad e incluso documentos oficiales.
Conclusión
Llegados a este punto, no deja de ser curioso constatar cómo el azar ha influido tan decisivamente en una tecnología y un hábito extendido mundialmente. ¿Qué habría pasado si en lugar de ese símbolo Tomlinson hubiera escogido cualquier otro? Pues, sencillamente, que nuestras vidas y comunicaciones hoy serían sutil e innegablemente diferentes. Y es que, si algo está claro es que la @ da mucho juego y es un signo de nuestro tiempo.
Destacados:
El primer uso documentado de la @ se remonta a 1448
En 1971 se envió el primer correo electrónico
Autor: Javier Crespo Cullell. Periodista. Fundación Telefónica.
E-mail: javier.crespocullell@telefonica.es
Web: http://javicrespo.blogspot.com/
Fuentes utilizadas:
Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Arroba_(s%C3%ADmbolo)
http://es.wikipedia.org/wiki/Arroba_%28unidad_de_masa%29
http://en.wikipedia.org/wiki/At_sign
http://es.wikipedia.org/wiki/Ray_Tomlinson
Investigación de Jorge Romance Burgos:
http://www.purnas.com/2009/06/30/la-arroba-no-es-de-sevilla-ni-de-italia/
Noticias:
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/06/16/navegante/1245178793.html
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/06/13/andalucia_sevilla/1244892993.html
Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE:
http://buscon.rae.es/dpdI/
Fuentes imágenes utilizadas:
Instrumentos para pesar arrobas: http://uy.kalipedia.com/kalipediamedia/matematicas/media/200709/26/aritmetica/20070926klpmatari_49_Ies_SCO.jpg
Texto arroba 1448: http://www.purnas.com/wp-content/uploads/2009/06/ariza1448-2.jpg
Texto arroba 1536: http://wikanda.sevillapedia.es/imagenes/Francesco-lapi-arroba.jpg
Foto Ray Tomlinson: http://ednene.files.wordpress.com/2009/03/tomlinson150.jpg
Computadora del primer e-mail: http://openmap.bbn.com/~tomlinso/ray/x118-17-ka10.jpg
REFERENCIAS
[1] Peso de 100 libras equivalente en Castilla a 46 kg aproximadamente, según el DRAE. [2] Medida de capacidad para áridos, de distinta cabida según las regiones. El de Castilla tiene 12 fanegas y equivale a 666 litros, según el DRAE. [3] En Aragón 12, 5 kg. [4] Medida de capacidad para áridos que, según el marco de Castilla, tiene 12 celemines y equivale a 55,5 l, pero es muy variable según las diversas regiones de España o la porción de granos, legumbres, semillas y cosas semejantes que cabe en esa medida, según el DRAE. [5] Granos, legumbres y otros frutos secos a que se aplican medidas de capacidad. [6] Documento guardado en el Archivo Provincial de Zaragoza. [7] Que, dependiendo del contexto, equivalía a nuestras preposiciones: “a”, “hasta” o “hacia”. [8] Significa “en”, “hacia” o “a” según el contexto en el que se usa. [9] Embrión de la actual Internet. [10] Por el uso comercial antes comentado. [11] La RAE en su Diccionario Panhispánico de dudas indica que “Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo” y, además, señala que sólo se precisa del uso de los dos géneros cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto. En ese sentido, recuerda que “En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos (...) Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo”.

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