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Una buena idea en 18 minutos
Como en una gran brainstorming , el foro de mentes brillantes conocido internacionalmente como TED hará pie por primera vez en Buenos Aires
¿Cómo se le ocurrió a Apple la Macintosh? ¿Y el CD a Sony? De la misma manera que Al Gore hizo de su cruzada por el cambio climático el punto más fuerte de su plataforma política: fue una idea. Todas son ideas. Todas fueron presentadas en sociedad en TED (por tecnología, entretenimiento y diseño ), un foro en el que los vanguardistas de la acción cuentan, en 18 minutos, eso por lo que el mundo los conoce a ellos pero desconoce el por qué y el cómo. En las tres conferencias anuales -se realizan en Oxford y San Francisco desde 1984; a partir de 2009 se aventuran a India- se genera algo así como una brainstorming de elite que dura cuatro jornadas en las que personas de los ámbitos más desemejantes -desde un neurólogo hasta un contorsionista- se encolumnan detrás de un mismo propósito: transmitir ideas que puedan cambiar el mundo y que tengan impacto social relevante.
El formato, preexistente a las redes sociales, tiene la particularidad de que los expositores -superan los cien- son también espectadores. Su web ( http://www.ted.com/ ) alberga ya más de 600 videos y pueden postearse y compartir libremente. Entonces, no sorprende que ostente 200 millones de visitas.
A Alberto Kornblihtt 18 minutos le sobran. "Una de las grandes cosas de la docencia es la capacidad de recortar: no puedo ser esclavo de lo que tengo que decir", explica el biólogo molecular y doctor en Química (Fundación Campomar) al que Alfred Hitchcock le clava la mirada desde el afiche de la marca de la manzanita pegado en la pared de su oficina. Lo compele: Think different ("piensa diferente"). Y él lo hace. Dudó en participar -se resistía porque lo creía más cercano a un formato de stand up show-. Oliver Sacks (neurólogo y novelista) lo convenció. "Sentado en un escritorio, sin mostrar una sola imagen, sin levantar la voz, sin histrionismo. Su charla era maravillosa." Junto a la coreógrafa Inés Sanguinetti, el arquitecto tres veces alcalde de Curitiba Jaime Lerner, la responsable de La Usina Bea Pellizzari y el humorista Luis María Pescetti, entre otros, él será uno de los expositores de la primera experiencia de este foro en la Argentina, que se realizará el 8 de abril en La Rural.
Asistir a una charla TED cuesta aproximadamente 6000 dólares. Desde el confín del mundo deberíamos sumar el aéreo y la estadía; afuera quedan, entonces, ¿cuántos? ¿37 millones de argentinos? El lema de TED (ideas que vale la pena difundir) entiende de fronteras económicas y siderales, por lo que desde hace poco tiempo permite las TEDx, conferencias locales con el espíritu de las estadounidenses.
Según los organizadores, La Rural recibirá 1200 espectadores, pero no logrará saciar a todos. "En la primera semana tuvimos 2200 inscriptos", cuenta Diego Golombek, que coincide con sus compañeros Laura Muchnik, Juan Martín Lutteral y Gerardo Garbulsky en la razón de molestarse en traer el formato: porque hay que invertir en la construcción de lo público. ¿Por qué hacer la entrada gratuita, con registración previa? Porque lo importante hoy es el conocimiento y no la información, y debemos acceder todos. Esa democratización es la misma que espera una maduración para poder, en próximas ediciones, sumar políticos como oradores.
¿Sólo un lector?
El maestro de ceremonias será Adrián Paenza. El es un poco el paradigma de los expositores de estos foros. Si nos asomamos veremos que Paenza no es periodista. Es decir, no es sólo eso. Es matemático, es docente, y gusta de estar al corriente en temas de robótica y biogenética. ¿Qué será Al Gore? ¿Cómo descubrió Bono que lo suyo era cantar? En muchos de los 18 minutos de la web surgen respuestas a estos interrogantes. Y sorprende. Al fin y al cabo, ¿acaso usted es sólo un lector?
Kornblihtt explicará cómo la biología estudia las similitudes y diferencias entre los grupos de seres vivos -existentes y extinguidos-. Y no podrá evitar que el cine se cuele: en él conviven la pasión por el estudio sobre el splicing alternativo -cómo hace cada gen para codificar más de una proteína-, la atracción que le genera el mito de Frankestein, las obras de Luis Buñuel y de Luchino Visconti, y el canal de cable Gourmet -"hago una muy buena paella; ya aprendí varias cosas de ahí"-. Si sus alumnos lo vieran en el aeropuerto de Ezeiza apenas llega de Nueva York entenderían por qué en la guía de sus seminarios aparecen Los niños del Brasil, Heredarás el viento y Gattaca : al profesor le gusta comprar guiones de cine en el exterior.
Tecno Freud
Don Sigman le puso Mariano, pero los buscadores en Internet dan cuenta de que su hijo creció y se casó con una señorita llamada neurociencia integrativa. "Casi todo el pensamiento no es consciente. Aquellas decisiones que nosotros creemos que son superreflexionadas están condicionadas desde el inconsciente", dice y provoca.
Racionales y amantes de la lógica de fácil comprensión abstenerse; la charla de Sigman promete darles un golpe en el estómago. Pero, si gustan de estudiar, hay un incentivo: ese inconsciente puede entrenarse. "Retomaré algunas cosas de Freud: mucho del comportamiento está dictado por el inconsciente, pero nosotros pensamos que no o no lo sabemos. El intuía el inconsciente y nosotros ahora, con tecnología, podemos mirarlo e investigarlo", explica el director del Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la UBA. Que fue columnista de fútbol en Radio Mitre. Que lee la revista Un caño . Que vivió en Barcelona, Nueva York y París. Y que volvió al país en 2005 por "razones inconscientes". Que está cargado de escepticismo para este próximo Mundial. Y que puede responder a dudas ancestrales como si un bebé tiene conciencia, a qué edad comienza esa conciencia y si se pierde. El mismo que entre estudios de lenguaje, percepción y memoria mecha mates y fútbol. Porque es físico, pero argentino y mortal también. Y se le nota que se divierte en su trabajo: debe esforzarse por no sonreír y atrapar las vocales y consonantes para que suenen limpias.
A Bea Pellizari también le cuesta. Su cruzada por hacer visible lo invisible la hace feliz; entendió que el accidente de moto que en 1980 la obligó a volver a aprender a caminar y a depender de su mamá para cepillarse los dientes tenía un propósito.
Hoy es el motor de La Usina, la ONG que trabaja para crear conciencia ciudadana y transformar la mirada que tenemos de la discapacidad. La montevideana, psicóloga social de 47 años que no cree en la filantropía -"palía, no soluciona"-, obtuvo su DNI, es argentina desde 2008 y está entusiasmada con 2011, cuando podrá votar en las elecciones presidenciales. No apabulla con estadísticas, escucha Pink Floyd, lee todas las revistas Living y conocerla hace creer que nada es tan tremendo. Pavada de tarea, contará cómo trabajan para que entendamos que la discapacidad es nuestra y de todos.
Reite, ¡sirve!
Acostumbrado a hacer humor para chicos, Luis Pescetti tendrá que variar su performance, pues la platea será bien distinta. O no: al fin y al cabo, se lo reconoce por ser aquel que les canta y habla a los más pequeños de igual a igual y fotocopia la risa de ellos en sus papás. ¿O es al revés? "Me dirijo principalmente al mundo infantil, que no es lo mismo que escribir dirigido a niños", dijo en una entrevista en 2008. Sobre el humor y el alivio de ser quienes somos pasearán sus 18 minutos.
Fue profesor de música en varias escuelas de Buenos Aires, trabajó en Cuba, España, Chile, Brasil, Estados Unidos y más de doce años en México, en radio y televisión; hizo teatro, y escribió novelas y relatos donde el humor asfixia a cada página. Pero nada de eso borra el cachetazo que le dio el éxito en séptimo grado. Ganó un concurso literario y "pusieron mi nombre en un pizarrón en el patio, con lo cual me gané unas bromas muy desconcertantes y aleccionadoras sobre qué ocurre con algunos triunfos". Un poco antes descubrió la complicidad: una Nochebuena, se despertó a la madrugada y vio a su papá dejando un regalo de Papá Noel en puntas de pie. "Entrecerré los ojos para que no se diera cuenta", recuerda.
A Paenza, la TED a la que asistió le dio "vuelta la cabeza". La versión porteña espera romper unas cuantas o, al menos, que le den una chance a la plasticidad.
Por Emilse Pizarro
Para saber más: http://www.tedxbuenosaires.org/
Una brújula
Zambullirse en los más de 600 videos que hay en http://www.ted.com/ puede llegar a ser apabullante. Para un primer acercamiento, los que ya viven ese mundo sugieren las charlas de Isabel Allende, Time Berners-Lee (inventor de la web), Jeff Bezos (CEO de Amazon), Dan Ariely (economista haitiano), Bono, Bill Clinton y Peter Gabriel. Bill Gates, Al Gore, Stephen Hawking, el lingüista Steven Pinker, Oliver Sacks, James Watson -(codescubridor de la estructura del ADN) y Vilayanur S. "Rama" Ramachandran
Una buena idea en 18 minutos
Como en una gran brainstorming , el foro de mentes brillantes conocido internacionalmente como TED hará pie por primera vez en Buenos Aires
¿Cómo se le ocurrió a Apple la Macintosh? ¿Y el CD a Sony? De la misma manera que Al Gore hizo de su cruzada por el cambio climático el punto más fuerte de su plataforma política: fue una idea. Todas son ideas. Todas fueron presentadas en sociedad en TED (por tecnología, entretenimiento y diseño ), un foro en el que los vanguardistas de la acción cuentan, en 18 minutos, eso por lo que el mundo los conoce a ellos pero desconoce el por qué y el cómo. En las tres conferencias anuales -se realizan en Oxford y San Francisco desde 1984; a partir de 2009 se aventuran a India- se genera algo así como una brainstorming de elite que dura cuatro jornadas en las que personas de los ámbitos más desemejantes -desde un neurólogo hasta un contorsionista- se encolumnan detrás de un mismo propósito: transmitir ideas que puedan cambiar el mundo y que tengan impacto social relevante.
El formato, preexistente a las redes sociales, tiene la particularidad de que los expositores -superan los cien- son también espectadores. Su web ( http://www.ted.com/ ) alberga ya más de 600 videos y pueden postearse y compartir libremente. Entonces, no sorprende que ostente 200 millones de visitas.
A Alberto Kornblihtt 18 minutos le sobran. "Una de las grandes cosas de la docencia es la capacidad de recortar: no puedo ser esclavo de lo que tengo que decir", explica el biólogo molecular y doctor en Química (Fundación Campomar) al que Alfred Hitchcock le clava la mirada desde el afiche de la marca de la manzanita pegado en la pared de su oficina. Lo compele: Think different ("piensa diferente"). Y él lo hace. Dudó en participar -se resistía porque lo creía más cercano a un formato de stand up show-. Oliver Sacks (neurólogo y novelista) lo convenció. "Sentado en un escritorio, sin mostrar una sola imagen, sin levantar la voz, sin histrionismo. Su charla era maravillosa." Junto a la coreógrafa Inés Sanguinetti, el arquitecto tres veces alcalde de Curitiba Jaime Lerner, la responsable de La Usina Bea Pellizzari y el humorista Luis María Pescetti, entre otros, él será uno de los expositores de la primera experiencia de este foro en la Argentina, que se realizará el 8 de abril en La Rural.
Asistir a una charla TED cuesta aproximadamente 6000 dólares. Desde el confín del mundo deberíamos sumar el aéreo y la estadía; afuera quedan, entonces, ¿cuántos? ¿37 millones de argentinos? El lema de TED (ideas que vale la pena difundir) entiende de fronteras económicas y siderales, por lo que desde hace poco tiempo permite las TEDx, conferencias locales con el espíritu de las estadounidenses.
Según los organizadores, La Rural recibirá 1200 espectadores, pero no logrará saciar a todos. "En la primera semana tuvimos 2200 inscriptos", cuenta Diego Golombek, que coincide con sus compañeros Laura Muchnik, Juan Martín Lutteral y Gerardo Garbulsky en la razón de molestarse en traer el formato: porque hay que invertir en la construcción de lo público. ¿Por qué hacer la entrada gratuita, con registración previa? Porque lo importante hoy es el conocimiento y no la información, y debemos acceder todos. Esa democratización es la misma que espera una maduración para poder, en próximas ediciones, sumar políticos como oradores.
¿Sólo un lector?
El maestro de ceremonias será Adrián Paenza. El es un poco el paradigma de los expositores de estos foros. Si nos asomamos veremos que Paenza no es periodista. Es decir, no es sólo eso. Es matemático, es docente, y gusta de estar al corriente en temas de robótica y biogenética. ¿Qué será Al Gore? ¿Cómo descubrió Bono que lo suyo era cantar? En muchos de los 18 minutos de la web surgen respuestas a estos interrogantes. Y sorprende. Al fin y al cabo, ¿acaso usted es sólo un lector?
Kornblihtt explicará cómo la biología estudia las similitudes y diferencias entre los grupos de seres vivos -existentes y extinguidos-. Y no podrá evitar que el cine se cuele: en él conviven la pasión por el estudio sobre el splicing alternativo -cómo hace cada gen para codificar más de una proteína-, la atracción que le genera el mito de Frankestein, las obras de Luis Buñuel y de Luchino Visconti, y el canal de cable Gourmet -"hago una muy buena paella; ya aprendí varias cosas de ahí"-. Si sus alumnos lo vieran en el aeropuerto de Ezeiza apenas llega de Nueva York entenderían por qué en la guía de sus seminarios aparecen Los niños del Brasil, Heredarás el viento y Gattaca : al profesor le gusta comprar guiones de cine en el exterior.
Tecno Freud
Don Sigman le puso Mariano, pero los buscadores en Internet dan cuenta de que su hijo creció y se casó con una señorita llamada neurociencia integrativa. "Casi todo el pensamiento no es consciente. Aquellas decisiones que nosotros creemos que son superreflexionadas están condicionadas desde el inconsciente", dice y provoca.
Racionales y amantes de la lógica de fácil comprensión abstenerse; la charla de Sigman promete darles un golpe en el estómago. Pero, si gustan de estudiar, hay un incentivo: ese inconsciente puede entrenarse. "Retomaré algunas cosas de Freud: mucho del comportamiento está dictado por el inconsciente, pero nosotros pensamos que no o no lo sabemos. El intuía el inconsciente y nosotros ahora, con tecnología, podemos mirarlo e investigarlo", explica el director del Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la UBA. Que fue columnista de fútbol en Radio Mitre. Que lee la revista Un caño . Que vivió en Barcelona, Nueva York y París. Y que volvió al país en 2005 por "razones inconscientes". Que está cargado de escepticismo para este próximo Mundial. Y que puede responder a dudas ancestrales como si un bebé tiene conciencia, a qué edad comienza esa conciencia y si se pierde. El mismo que entre estudios de lenguaje, percepción y memoria mecha mates y fútbol. Porque es físico, pero argentino y mortal también. Y se le nota que se divierte en su trabajo: debe esforzarse por no sonreír y atrapar las vocales y consonantes para que suenen limpias.
A Bea Pellizari también le cuesta. Su cruzada por hacer visible lo invisible la hace feliz; entendió que el accidente de moto que en 1980 la obligó a volver a aprender a caminar y a depender de su mamá para cepillarse los dientes tenía un propósito.
Hoy es el motor de La Usina, la ONG que trabaja para crear conciencia ciudadana y transformar la mirada que tenemos de la discapacidad. La montevideana, psicóloga social de 47 años que no cree en la filantropía -"palía, no soluciona"-, obtuvo su DNI, es argentina desde 2008 y está entusiasmada con 2011, cuando podrá votar en las elecciones presidenciales. No apabulla con estadísticas, escucha Pink Floyd, lee todas las revistas Living y conocerla hace creer que nada es tan tremendo. Pavada de tarea, contará cómo trabajan para que entendamos que la discapacidad es nuestra y de todos.
Reite, ¡sirve!
Acostumbrado a hacer humor para chicos, Luis Pescetti tendrá que variar su performance, pues la platea será bien distinta. O no: al fin y al cabo, se lo reconoce por ser aquel que les canta y habla a los más pequeños de igual a igual y fotocopia la risa de ellos en sus papás. ¿O es al revés? "Me dirijo principalmente al mundo infantil, que no es lo mismo que escribir dirigido a niños", dijo en una entrevista en 2008. Sobre el humor y el alivio de ser quienes somos pasearán sus 18 minutos.
Fue profesor de música en varias escuelas de Buenos Aires, trabajó en Cuba, España, Chile, Brasil, Estados Unidos y más de doce años en México, en radio y televisión; hizo teatro, y escribió novelas y relatos donde el humor asfixia a cada página. Pero nada de eso borra el cachetazo que le dio el éxito en séptimo grado. Ganó un concurso literario y "pusieron mi nombre en un pizarrón en el patio, con lo cual me gané unas bromas muy desconcertantes y aleccionadoras sobre qué ocurre con algunos triunfos". Un poco antes descubrió la complicidad: una Nochebuena, se despertó a la madrugada y vio a su papá dejando un regalo de Papá Noel en puntas de pie. "Entrecerré los ojos para que no se diera cuenta", recuerda.
A Paenza, la TED a la que asistió le dio "vuelta la cabeza". La versión porteña espera romper unas cuantas o, al menos, que le den una chance a la plasticidad.
Por Emilse Pizarro
Para saber más: http://www.tedxbuenosaires.org/
Una brújula
Zambullirse en los más de 600 videos que hay en http://www.ted.com/ puede llegar a ser apabullante. Para un primer acercamiento, los que ya viven ese mundo sugieren las charlas de Isabel Allende, Time Berners-Lee (inventor de la web), Jeff Bezos (CEO de Amazon), Dan Ariely (economista haitiano), Bono, Bill Clinton y Peter Gabriel. Bill Gates, Al Gore, Stephen Hawking, el lingüista Steven Pinker, Oliver Sacks, James Watson -(codescubridor de la estructura del ADN) y Vilayanur S. "Rama" Ramachandran
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