MEDIOS Y COMUNICACION
Masivos o corporativos
Frente al desarrollo del escenario político cultural y las nuevas realidades que se presentan, Santiago Marino propone definir a los hasta ahora denominados medios masivos de comunicación como “agentes corporativos de información”.
Por Santiago Marino *
El escenario político cultural de la Argentina actual permite pensar en la obsolescencia de la definición de lo que hasta hoy entendemos como “medios masivos de comunicación”. O, al menos, de la pertinencia de este nombre para algunos de estos actores clave de la dinámica de las sociedades mediatizadas en las que vivimos. En textos anteriores pensamos a los “medios” como organizaciones complejas, que trabajan con una mercancía de doble valor: material y simbólico. Y los definimos como actores políticos y económicos, concepción que se volvió mucho más efectiva en el país luego de la representación que algunos de ellos (los más importantes y concentrados) hicieron del conflicto por la Resolución 125.
Un debate sobre esta concepción se vuelve tan necesario como urgente y relevante, dada la estructura del sistema político, del sistema de comunicación y de sus dinámicas. En un trabajo contemporáneo, Rossana Reguillo (2004) le advierte a Marcos “sobre la existencia de al menos tres temporalidades distintas con las cuales el movimiento zapatista tendrá que lidiar: la interna del propio movimiento (asamblearia, reflexiva, de toma de decisiones); la externa de la sociedad civil (que regresa a su cotidianidad luego de ver, nuevamente, frustradas sus esperanzas de cambio); y la velocísima temporalidad de las agendas mediáticas (que corren detrás de noticias espectaculares y cuyas primicias son tan fugaces como efectistas)”.
Si se parte de esta idea y se sostiene (como planteamos con C. Dodaro y M. G. Rodríguez en un texto reciente) que la agenda de los medios es distinta de la del Estado y la del gobierno, que es dinamizada por los tiempos específicos de los juegos políticos, se puede avanzar sobre dos ideas. La primera de ellas refiere a la necesidad de proponer un nuevo modo de definir (algunos de) los medios masivos de comunicación, por al menos tres razones: a) no son vehículos de intermediación, ya no están en medio de algo, sino en el lugar de sus propios intereses; b) no son herramientas al alcance de todos los ciudadanos en condiciones igualitarias; y c) su función central es la de formar/informar sentidos y representaciones de acontecimientos, y no la de comunicación en sentido amplio. La segunda idea es que –en términos estructurales– los medios masivos han puesto en discusión el rol del Estado en la producción de sentidos, y también de la política. En esta línea, como ejemplo, una mirada sobre la coyuntura permite plantear que hasta ahora, los gobiernos kirchneristas buscaron –con mayor o menor intensidad, según el momento y el actor enfrentado– poner en discusión la construcción de sentidos y discursos de los principales medios, con la constante apelación a las editoriales de La Nación de Néstor Kirchner o a “los títulos en letras de molde” de Cristina Fernández como ejemplos más claros.
Así, propongo concebir a los “medios masivos de comunicación” como “agentes corporativos de información”, para entender a esos actores que cuentan con capacidad económica y política para afectar (si no definir) en grado importante el escenario de discusión y acción cotidiana. Las noticias y asuntos cotidianos (los resultados de las elecciones, la pandemia de gripe A o el golpe de Estado en Honduras, por poner tres temas actuales) funcionan como estudios de caso que se aplican a esta propuesta y permiten repensar también el vínculo entre estos agentes corporativos de información, la sociedad y la vida cotidiana, un juego del que todos participamos, aunque con armas y posibilidades diferentes.
Esta idea de una nueva nomenclatura excluye a los medios comunitarios, alternativos, populares, críticos, alterativos (y un “otros” amplio), de cualquier soporte posible (digitales, impresos y de radiodifusión) y de gestión no comercial, por varias razones, entre las que se destacan: su rol central para la construcción de discursos no homogéneos, la posibilidad de democratizar la palabra, y –sobre todo– que los medios de este tipo no ocultan su carácter político/cultural, porque su objetivo suele ser la participación en el espacio público, la disputa por el sentido en ese espacio, que siempre es político.
Esta propuesta intenta abrir el debate acerca del modo en que concebimos desde la teoría, pero también desde la práctica, a los actores centrales de nuestra contemporaneidad, el rol que ocupan y el modo en que afectan la vida cotidiana de las personas. La intención es abrir una discusión que no está cerrada en modo alguno. Y que al ser una definición en constante proceso de construcción muestre su mayor virtud: politizar de modo constante la comunicación desde sus cimientos y núcleos.
* Docente-investigador UBA.
MEDIOS Y COMUNICACION
De la Azotea distinguida
Washington Uranga expone la experiencia de la radio comunitaria marplatense FM de la Azotea y su reciente distinción en un concurso periodístico internacional.
Por Washington Uranga
La noticia es que una producción de FM de la Azotea, de Mar del Plata, Argentina, fue distinguida entre los cinco mejores del rubro radio del concurso periodístico iberoamericano más importante organizado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano –que conduce Gabriel García Márquez– asociada con Cemex y FNPI. Al certamen –cuya etapa final se produjo en Monterrey, México– se presentaron aproximadamente 600 trabajos e informes, entre ellos varios de radios privadas comerciales argentinas. La ganadora del rubro radio fue finalmente Marta del Vado Chicharro (Cadena SER de España) por el trabajo “Los muros del mundo”. La producción seleccionada de FM de la Azotea lleva por título “La final de la Copa Davis, una mirada local” y se refiere, obviamente, a todo lo sucedido en torno de la celebración de la copa de tenis en la ciudad balnearia. Mientras la Copa Davis era la nota de tapa y, probablemente, la alfombra con la que se cubría otra información menos grata en gran parte de los medios nacionales, y mientras se especulaba acerca de los tironeos políticos y comerciales para reposicionar Mar del Plata en el escenario mundial a través del evento deportivo, la radio comunitaria marplatense juntó a distintas organizaciones sociales, culturales y políticas de la ciudad para mostrar otra mirada local de la ciudad.
La pregunta tal vez sea: ¿qué es FM de la Azotea?
FM de la Azotea es una radio comunitaria que emite desde Mar del Plata desde hace diez años y es fruto de una experiencia de educación popular en radiofonía. Es la única radio comunitaria de Mar del Plata y se trata de una iniciativa similar a otras que, en el país, expresan un modo diferente de comunicar. En medio de dificultades sobre todo económicas, estas experiencias asociativas son ellas mismas expresión de lo solidario: por su constitución, por su forma de trabajo. Sin idealizar: porque también existen las contradicciones y contramarchas de todo emprendimiento en el que están involucrados seres humanos. Pero De la Azotea, como otras radios, intenta ser el canal de comunicación de otras experiencias en torno del trabajo, la vivienda, el acceso a la tierra y los servicios básicos, la protección de los recursos naturales, la soberanía alimentaria, la salud, la educación, la lucha contra todas las discriminaciones y la defensa de los derechos humanos.
La gran mayoría de estas iniciativas se reúnen en Argentina en torno de dos organizaciones: Farco (Foro de Radios Comunitarias) y en la filial local de Amarc (Asociación Mundial de Radios Comunitarias). Desde allí aportaron y pusieron todas sus fuerzas y su decisión para generar conciencia, primero, y para dar la batalla política, después, a favor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que finalmente fue aprobada y sancionada.
FM de la Azotea fue forjando su propia historia a través de talleres de radios en distintos barrios de la ciudad balnearia y esto permitió la conformación de un espacio constituido por vecinos y comunicadores, todos ellos convencidos de la posibilidad de construir otra comunicación para la ciudad, desde una agenda temática generalmente desplazada de los medios de comunicación tradicionales. Sostienen los propios actores que el propósito ha sido demostrar “que asumir el protagonismo del derecho a la comunicación permite experimentar cambios en la lucha por mejores condiciones en la vida de las barriadas involucradas”.
Javier Germinario, periodista e integrante del colectivo de la radio, afirma que “mientras el multimedio local tiene como estrategia de comunicación mostrar a Mar del Plata como la ‘ciudad feliz’ durante el verano y ordena a sus periodistas inundar de buenas noticias sus páginas, nuestra experiencia empezó a promover voces y problemáticas de una ciudad que desde 2001 ocupa el primer lugar en materia de desocupación, que trata de sobrevivir a la crisis de sus industrias tradicionales, como la del pescado o la textil, o las irregularidades laborales de la industria turística que ha dejado de ser, hace mucho tiempo, la meca del trabajo de cuatro meses que te permitía vivir todo el año”.
El trabajo “La final de la Copa Davis, una mirada local...” es una síntesis de por dónde pasa el sentido de la información en un medio comunitario ante un hecho de estricta agenda de los medios comerciales. Según Ramiro Rojas, otro integrante de la radio, “frente a un evento que le costó diez millones de dólares a la provincia y frente a una gestión de gobierno que dejó de lado urgencias en torno del trabajo, la vivienda y la salud de los marplatenses, no nos plantamos desde la radicalidad de una cosa o de la otra, pero sí desde un análisis de situación que pone en la mesa de las decisiones cuáles son las prioridades”. Se aprovechó la realización de una actividad internacional para movilizar a otros actores sociales, problematizando y sumando otras miradas a una realidad que muchas veces se muestra unidimensional, cerrada y hasta ideal al ser relatada desde los medios comerciales, sus intereses y sus alianzas.
Masivos o corporativos
Frente al desarrollo del escenario político cultural y las nuevas realidades que se presentan, Santiago Marino propone definir a los hasta ahora denominados medios masivos de comunicación como “agentes corporativos de información”.
Por Santiago Marino *
El escenario político cultural de la Argentina actual permite pensar en la obsolescencia de la definición de lo que hasta hoy entendemos como “medios masivos de comunicación”. O, al menos, de la pertinencia de este nombre para algunos de estos actores clave de la dinámica de las sociedades mediatizadas en las que vivimos. En textos anteriores pensamos a los “medios” como organizaciones complejas, que trabajan con una mercancía de doble valor: material y simbólico. Y los definimos como actores políticos y económicos, concepción que se volvió mucho más efectiva en el país luego de la representación que algunos de ellos (los más importantes y concentrados) hicieron del conflicto por la Resolución 125.
Un debate sobre esta concepción se vuelve tan necesario como urgente y relevante, dada la estructura del sistema político, del sistema de comunicación y de sus dinámicas. En un trabajo contemporáneo, Rossana Reguillo (2004) le advierte a Marcos “sobre la existencia de al menos tres temporalidades distintas con las cuales el movimiento zapatista tendrá que lidiar: la interna del propio movimiento (asamblearia, reflexiva, de toma de decisiones); la externa de la sociedad civil (que regresa a su cotidianidad luego de ver, nuevamente, frustradas sus esperanzas de cambio); y la velocísima temporalidad de las agendas mediáticas (que corren detrás de noticias espectaculares y cuyas primicias son tan fugaces como efectistas)”.
Si se parte de esta idea y se sostiene (como planteamos con C. Dodaro y M. G. Rodríguez en un texto reciente) que la agenda de los medios es distinta de la del Estado y la del gobierno, que es dinamizada por los tiempos específicos de los juegos políticos, se puede avanzar sobre dos ideas. La primera de ellas refiere a la necesidad de proponer un nuevo modo de definir (algunos de) los medios masivos de comunicación, por al menos tres razones: a) no son vehículos de intermediación, ya no están en medio de algo, sino en el lugar de sus propios intereses; b) no son herramientas al alcance de todos los ciudadanos en condiciones igualitarias; y c) su función central es la de formar/informar sentidos y representaciones de acontecimientos, y no la de comunicación en sentido amplio. La segunda idea es que –en términos estructurales– los medios masivos han puesto en discusión el rol del Estado en la producción de sentidos, y también de la política. En esta línea, como ejemplo, una mirada sobre la coyuntura permite plantear que hasta ahora, los gobiernos kirchneristas buscaron –con mayor o menor intensidad, según el momento y el actor enfrentado– poner en discusión la construcción de sentidos y discursos de los principales medios, con la constante apelación a las editoriales de La Nación de Néstor Kirchner o a “los títulos en letras de molde” de Cristina Fernández como ejemplos más claros.
Así, propongo concebir a los “medios masivos de comunicación” como “agentes corporativos de información”, para entender a esos actores que cuentan con capacidad económica y política para afectar (si no definir) en grado importante el escenario de discusión y acción cotidiana. Las noticias y asuntos cotidianos (los resultados de las elecciones, la pandemia de gripe A o el golpe de Estado en Honduras, por poner tres temas actuales) funcionan como estudios de caso que se aplican a esta propuesta y permiten repensar también el vínculo entre estos agentes corporativos de información, la sociedad y la vida cotidiana, un juego del que todos participamos, aunque con armas y posibilidades diferentes.
Esta idea de una nueva nomenclatura excluye a los medios comunitarios, alternativos, populares, críticos, alterativos (y un “otros” amplio), de cualquier soporte posible (digitales, impresos y de radiodifusión) y de gestión no comercial, por varias razones, entre las que se destacan: su rol central para la construcción de discursos no homogéneos, la posibilidad de democratizar la palabra, y –sobre todo– que los medios de este tipo no ocultan su carácter político/cultural, porque su objetivo suele ser la participación en el espacio público, la disputa por el sentido en ese espacio, que siempre es político.
Esta propuesta intenta abrir el debate acerca del modo en que concebimos desde la teoría, pero también desde la práctica, a los actores centrales de nuestra contemporaneidad, el rol que ocupan y el modo en que afectan la vida cotidiana de las personas. La intención es abrir una discusión que no está cerrada en modo alguno. Y que al ser una definición en constante proceso de construcción muestre su mayor virtud: politizar de modo constante la comunicación desde sus cimientos y núcleos.
* Docente-investigador UBA.
MEDIOS Y COMUNICACION
De la Azotea distinguida
Washington Uranga expone la experiencia de la radio comunitaria marplatense FM de la Azotea y su reciente distinción en un concurso periodístico internacional.
Por Washington Uranga
La noticia es que una producción de FM de la Azotea, de Mar del Plata, Argentina, fue distinguida entre los cinco mejores del rubro radio del concurso periodístico iberoamericano más importante organizado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano –que conduce Gabriel García Márquez– asociada con Cemex y FNPI. Al certamen –cuya etapa final se produjo en Monterrey, México– se presentaron aproximadamente 600 trabajos e informes, entre ellos varios de radios privadas comerciales argentinas. La ganadora del rubro radio fue finalmente Marta del Vado Chicharro (Cadena SER de España) por el trabajo “Los muros del mundo”. La producción seleccionada de FM de la Azotea lleva por título “La final de la Copa Davis, una mirada local” y se refiere, obviamente, a todo lo sucedido en torno de la celebración de la copa de tenis en la ciudad balnearia. Mientras la Copa Davis era la nota de tapa y, probablemente, la alfombra con la que se cubría otra información menos grata en gran parte de los medios nacionales, y mientras se especulaba acerca de los tironeos políticos y comerciales para reposicionar Mar del Plata en el escenario mundial a través del evento deportivo, la radio comunitaria marplatense juntó a distintas organizaciones sociales, culturales y políticas de la ciudad para mostrar otra mirada local de la ciudad.
La pregunta tal vez sea: ¿qué es FM de la Azotea?
FM de la Azotea es una radio comunitaria que emite desde Mar del Plata desde hace diez años y es fruto de una experiencia de educación popular en radiofonía. Es la única radio comunitaria de Mar del Plata y se trata de una iniciativa similar a otras que, en el país, expresan un modo diferente de comunicar. En medio de dificultades sobre todo económicas, estas experiencias asociativas son ellas mismas expresión de lo solidario: por su constitución, por su forma de trabajo. Sin idealizar: porque también existen las contradicciones y contramarchas de todo emprendimiento en el que están involucrados seres humanos. Pero De la Azotea, como otras radios, intenta ser el canal de comunicación de otras experiencias en torno del trabajo, la vivienda, el acceso a la tierra y los servicios básicos, la protección de los recursos naturales, la soberanía alimentaria, la salud, la educación, la lucha contra todas las discriminaciones y la defensa de los derechos humanos.
La gran mayoría de estas iniciativas se reúnen en Argentina en torno de dos organizaciones: Farco (Foro de Radios Comunitarias) y en la filial local de Amarc (Asociación Mundial de Radios Comunitarias). Desde allí aportaron y pusieron todas sus fuerzas y su decisión para generar conciencia, primero, y para dar la batalla política, después, a favor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que finalmente fue aprobada y sancionada.
FM de la Azotea fue forjando su propia historia a través de talleres de radios en distintos barrios de la ciudad balnearia y esto permitió la conformación de un espacio constituido por vecinos y comunicadores, todos ellos convencidos de la posibilidad de construir otra comunicación para la ciudad, desde una agenda temática generalmente desplazada de los medios de comunicación tradicionales. Sostienen los propios actores que el propósito ha sido demostrar “que asumir el protagonismo del derecho a la comunicación permite experimentar cambios en la lucha por mejores condiciones en la vida de las barriadas involucradas”.
Javier Germinario, periodista e integrante del colectivo de la radio, afirma que “mientras el multimedio local tiene como estrategia de comunicación mostrar a Mar del Plata como la ‘ciudad feliz’ durante el verano y ordena a sus periodistas inundar de buenas noticias sus páginas, nuestra experiencia empezó a promover voces y problemáticas de una ciudad que desde 2001 ocupa el primer lugar en materia de desocupación, que trata de sobrevivir a la crisis de sus industrias tradicionales, como la del pescado o la textil, o las irregularidades laborales de la industria turística que ha dejado de ser, hace mucho tiempo, la meca del trabajo de cuatro meses que te permitía vivir todo el año”.
El trabajo “La final de la Copa Davis, una mirada local...” es una síntesis de por dónde pasa el sentido de la información en un medio comunitario ante un hecho de estricta agenda de los medios comerciales. Según Ramiro Rojas, otro integrante de la radio, “frente a un evento que le costó diez millones de dólares a la provincia y frente a una gestión de gobierno que dejó de lado urgencias en torno del trabajo, la vivienda y la salud de los marplatenses, no nos plantamos desde la radicalidad de una cosa o de la otra, pero sí desde un análisis de situación que pone en la mesa de las decisiones cuáles son las prioridades”. Se aprovechó la realización de una actividad internacional para movilizar a otros actores sociales, problematizando y sumando otras miradas a una realidad que muchas veces se muestra unidimensional, cerrada y hasta ideal al ser relatada desde los medios comerciales, sus intereses y sus alianzas.
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