Fervor consumista en EE.UU., pese a las penurias económicas
Millones de personas se agolparon en las grandes tiendas para aprovechar las ofertas
Silvia Pisani Corresponsal en EE.UU.
WASHINGTON.- Es una imagen que ni el hada del consumismo podría haber ideado con tanto fervor: millones de personas se agolparon en las puertas de centros comerciales de todo el país, en una desenfrenada búsqueda de las tan mentadas "gangas" del "viernes negro" -el día posterior a la fiesta de Acción de Gracias- en que las grandes tiendas prometen "tirar la casa por la ventana" con sus ofertas.
El "viernes negro" (Black Friday) es toda una tradición en Estados Unidos. Se llama así porque es el día en que los comercios se aseguran balances positivos y pasan del "rojo" al "negro" en los libros contables.
Ante la súbita ola de consumismo compulsivo, cualquier desprevenido podría haber pensado que la peor crisis en varias décadas acababa de terminar por arte de magia. Pero, por debajo de tanto frenesí, late la duda de si la marea compradora fue más fuerte o más débil que la del año anterior, cuestión que, al cierre de esta edición, parecía todavía en disputa.
El dato no es menor: muchos creen ver allí una pista del cuadro de situación de una economía enferma de recesión y que necesita del consumo para recuperar la salud. Tanto, que en esta tierra donde todo se mide, cientos de miles de dólares adicionales se invierten en estudios y sondeos previos para determinar el ánimo comprador de la sociedad.
Como quien quiere empujar la cosa, la Federación Nacional Minorista afirmó que por lo menos 134 millones de personas (casi la mitad de la población) se lanzaría a los negocios en busca de ofertas que, en algunos casos, se promocionaron con descuentos de precios de hasta el 70%.
Esa estimación superaba en 6 millones de personas a los 128 millones de compradores que se calcularon durante la "fiesta del consumo" del año pasado, recordada como una de las peores de que se tenga memoria.
De todos modos, la incertidumbre sobre el resultado durará, al menos, hasta mañana, en que se concluirá lo que año tras año se promociona como el período más activo de la compra individual, con un impacto cercano al 20% de lo que anualmente contabiliza la venta minorista en general.
Desde cadenas de ropa hasta locales de electrónicos, pasando por librerías y artículos del hogar, la actividad comercial minorista virtualmente "se juega la cabeza" en estos días estelares que, sin embargo, se presentaron llenos de negros presagios.
"Más de la mitad de las personas que hemos consultado dijeron que preferían tener el dinero en efectivo antes que gastarlo en compras", dijeron directivos de Western Union, una de las principales empresas para la operatoria de giros y transferencias.
"Más que de «viernes negro», parece que corresponde más hablar de «viernes de efectivo»", añadió el informe de la empresa financiera.
Pero, en sentido contrario, se pronunció otro estudio de firmas especializadas en ventas por Internet, según el cual un número en alza de las ventas esperadas para estos días se concretará a través de la computadora.
"Es natural, si tenemos en cuenta la enorme incomodidad que representa ingresar en un centro comercial atiborrado de personas, donde no se puede dar un paso y, en contraste, el creciente número de consumidores que se acostumbra a hacer sus compras por Internet", dijo Charles Sullivan, de Amazon, una de las firmas líderes en este tipo de transacciones.
Si bien cada uno trata de llevar agua para su molino, lo que afecta a todos por igual es la gravedad de la crisis, con un desempleo del 10,2% en octubre pasado (el segundo entre los mayores porcentajes registrados en 26 años) y con la destrucción de, por lo menos, 7,3 millones de puestos de trabajo desde que se dio por formalmente iniciada la recesión, en 2007.
Además, según mostró esta semana un estudio de la firma SpendingPulse, ya se ha detectado un descenso de ventas en lo que va de noviembre frente al mismo período de 2008.
El otro costado curioso del fenómeno es la "cautela" y "buen comportamiento" que suelen recomendar los centros comerciales a sus clientes. Ocurre que en algunos de ellos se sabe que ha habido heridos graves por avalanchas o empujones -y hasta de muerte- entre personas que trataban de ingresar.
"Yo prefiero ni acercarme a los negocios en estas fechas porque la experiencia te deja los nervios de punta", dijo Grace Federman, una empleada de banco que esperaba pasar el fin de semana lejos de cualquier centro comercial.
Por las dudas, son muchas las cadenas que se han sumado al llamado "lunes cibernético" que, en este caso, pasado mañana, tratará de liquidar -como en un remate- y por Internet, todo lo que no se haya vendido físicamente en los negocios. "Puede ser igual de estresante estar pegado a la computadora para ver qué se consigue", dicen algunos.
Lo que hay que tener, en todos los casos, es -además de dinero- una paciencia infinita y una resistencia física de maratonista.
escenario
Millones de personas se agolparon en las grandes tiendas para aprovechar las ofertas
Silvia Pisani Corresponsal en EE.UU.
WASHINGTON.- Es una imagen que ni el hada del consumismo podría haber ideado con tanto fervor: millones de personas se agolparon en las puertas de centros comerciales de todo el país, en una desenfrenada búsqueda de las tan mentadas "gangas" del "viernes negro" -el día posterior a la fiesta de Acción de Gracias- en que las grandes tiendas prometen "tirar la casa por la ventana" con sus ofertas.
El "viernes negro" (Black Friday) es toda una tradición en Estados Unidos. Se llama así porque es el día en que los comercios se aseguran balances positivos y pasan del "rojo" al "negro" en los libros contables.
Ante la súbita ola de consumismo compulsivo, cualquier desprevenido podría haber pensado que la peor crisis en varias décadas acababa de terminar por arte de magia. Pero, por debajo de tanto frenesí, late la duda de si la marea compradora fue más fuerte o más débil que la del año anterior, cuestión que, al cierre de esta edición, parecía todavía en disputa.
El dato no es menor: muchos creen ver allí una pista del cuadro de situación de una economía enferma de recesión y que necesita del consumo para recuperar la salud. Tanto, que en esta tierra donde todo se mide, cientos de miles de dólares adicionales se invierten en estudios y sondeos previos para determinar el ánimo comprador de la sociedad.
Como quien quiere empujar la cosa, la Federación Nacional Minorista afirmó que por lo menos 134 millones de personas (casi la mitad de la población) se lanzaría a los negocios en busca de ofertas que, en algunos casos, se promocionaron con descuentos de precios de hasta el 70%.
Esa estimación superaba en 6 millones de personas a los 128 millones de compradores que se calcularon durante la "fiesta del consumo" del año pasado, recordada como una de las peores de que se tenga memoria.
De todos modos, la incertidumbre sobre el resultado durará, al menos, hasta mañana, en que se concluirá lo que año tras año se promociona como el período más activo de la compra individual, con un impacto cercano al 20% de lo que anualmente contabiliza la venta minorista en general.
Desde cadenas de ropa hasta locales de electrónicos, pasando por librerías y artículos del hogar, la actividad comercial minorista virtualmente "se juega la cabeza" en estos días estelares que, sin embargo, se presentaron llenos de negros presagios.
"Más de la mitad de las personas que hemos consultado dijeron que preferían tener el dinero en efectivo antes que gastarlo en compras", dijeron directivos de Western Union, una de las principales empresas para la operatoria de giros y transferencias.
"Más que de «viernes negro», parece que corresponde más hablar de «viernes de efectivo»", añadió el informe de la empresa financiera.
Pero, en sentido contrario, se pronunció otro estudio de firmas especializadas en ventas por Internet, según el cual un número en alza de las ventas esperadas para estos días se concretará a través de la computadora.
"Es natural, si tenemos en cuenta la enorme incomodidad que representa ingresar en un centro comercial atiborrado de personas, donde no se puede dar un paso y, en contraste, el creciente número de consumidores que se acostumbra a hacer sus compras por Internet", dijo Charles Sullivan, de Amazon, una de las firmas líderes en este tipo de transacciones.
Si bien cada uno trata de llevar agua para su molino, lo que afecta a todos por igual es la gravedad de la crisis, con un desempleo del 10,2% en octubre pasado (el segundo entre los mayores porcentajes registrados en 26 años) y con la destrucción de, por lo menos, 7,3 millones de puestos de trabajo desde que se dio por formalmente iniciada la recesión, en 2007.
Además, según mostró esta semana un estudio de la firma SpendingPulse, ya se ha detectado un descenso de ventas en lo que va de noviembre frente al mismo período de 2008.
El otro costado curioso del fenómeno es la "cautela" y "buen comportamiento" que suelen recomendar los centros comerciales a sus clientes. Ocurre que en algunos de ellos se sabe que ha habido heridos graves por avalanchas o empujones -y hasta de muerte- entre personas que trataban de ingresar.
"Yo prefiero ni acercarme a los negocios en estas fechas porque la experiencia te deja los nervios de punta", dijo Grace Federman, una empleada de banco que esperaba pasar el fin de semana lejos de cualquier centro comercial.
Por las dudas, son muchas las cadenas que se han sumado al llamado "lunes cibernético" que, en este caso, pasado mañana, tratará de liquidar -como en un remate- y por Internet, todo lo que no se haya vendido físicamente en los negocios. "Puede ser igual de estresante estar pegado a la computadora para ver qué se consigue", dicen algunos.
Lo que hay que tener, en todos los casos, es -además de dinero- una paciencia infinita y una resistencia física de maratonista.
escenario
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