no llegan a satisfacer la demanda
Los fabricantes de barbijos, entre el drama y la fortuna
Una parte significativa de los barbijos que circulan son importados, pero otra gran cantidad la producen pequeñas y medianas empresas nacionales, que vieron multiplicarse los pedidos en los últimos días. Sin embargo, existen distintas variedades y calidades. No todas sirven para prevenir el contagio de la gripe, a pesar de lo cual los consumidores no están debidamente informados. Cómo trabajan en la Argentina los protagonistas del nuevo ícono de la salud mundial.
Por Marilina Esquivel
Los teléfonos no paran de sonar en las fábricas de mascarillas, acaso el ícono más acabado de la “gripe A N1H1”, como se la denomina tras descartar el nombre de gripe porcina. Las pymes no dan abasto para cubrir la sorpresiva demanda y, si bien se compadecen por la inminente pandemia, no logran disimular que un estornudo en México impacta directamente en un aumento de sus ventas. Muchos fabricantes ya planifican redoblar la producción. La empresa de seguridad industrial Francisco Vicente Damiano (Fravida) de Lanús Oeste recibió en 48 horas pedidos de 200 mil unidades, la demanda de todo un mes.
A Sergio Pomeraniec, dueño Taxo’s le pasa lo mismo. La empresa manufactura sencillos barbijos cónicos y distribuye marcas de terceros y vestimenta descartable. Pomeraniec admitió que la situación le da visibilidad. “Me compraron del Hotel Emperador. Llamaron una empresa mendocina de transporte que viaja a Chile y Cancillería. Los hospitales quieren más stock”, aseguró en su fábrica de Paternal.
“Estamos trabajando con un solo turno de producción de barbijos pero vamos a agregar otro”, explicó Daniel Leone, vicepresidente de Fravida, que confecciona 100 mil barbijos por semana. Fravida es una pyme familiar fundada en 1920 por el abuelo de Leone. Además de la planta local tiene otra en Brasil que produce 100 mil unidades por día que se venden en ambos países.
La firma fabrica tres tipos de barbijos. De acuerdo al nivel de protección: para polvos no tóxicos, para polvos tóxicos y de alta eficiencia. Los precios de fábrica rondan los $1,6, $11 y $18 para cada modelo y normalmente llegan al consumidor con una recarga de alrededor de 20 por ciento.
En Europa, los de alta eficiencia se conocen como P3 y están preparados para enfrentar virus, bacterias, asbestos y sílice entre otros contaminantes. “Las microfibras de la mascarilla reciben un tratamiento de tipo electroestático que refuerza la retención de partículas, que quedan retenidas en el entramado. A la vista son todos parecidos, pero los tramados son distintos”, explicó Carlos Díaz, a cargo del control de calidad de la fábrica. Fravida recibió pedidos de Aerolíneas Argentinas y del área de Migraciones de Ezeiza: 3 mil unidades cada uno.
Más caros. Pomeraniec tiene una fábrica de 300 m2 y ocho empleados. Por mes, confecciona 300 mil barbijos cónicos de una tela no tejida llamada spundbond que vende a $ 0,8 cada uno. Su protección es mínima. También distribuye mascarillas nacionales, “las de tres pliegues. En el interior tienen meltblown, un antibacteriano. Los usan los dentistas y cirujanos. Generalmente vendo 80 mil por mes. La semana pasada tenía un stock de 20 mil unidades y hace unos días pedí más pero la fábrica sólo me envió nueve mil. Los tengo vendidos a todos”, aseguró. El precio de distribuidor es $0,20, que tiene un margen de ganancia de 15%, aunque ante la demanda, Taxo’s ajustó sus precios 20 por ciento.
Oferta. Para protegerse los clientes compran cualquier tipo de barbijo, aunque los fabricantes adviertan que los aconsejables ante la “gripe porcina” son el P3 en el caso de Fravida y el plegado con meltbown en el caso de Taxo’s. Entre los importados, los más difundidos son los de 3M. Varias farmacias consultadas por PERFIL solo ofrecen los barbijos más sencillos. El respirador N95 de 3M se puede conseguir en negocios de instrumental médico y también en Mercado Libre, donde se vende a $12 y 17 pesos. Entre los distribuidores, Taxo’s lo comercializa a cinco pesos.
Los fabricantes de barbijos, entre el drama y la fortuna
Una parte significativa de los barbijos que circulan son importados, pero otra gran cantidad la producen pequeñas y medianas empresas nacionales, que vieron multiplicarse los pedidos en los últimos días. Sin embargo, existen distintas variedades y calidades. No todas sirven para prevenir el contagio de la gripe, a pesar de lo cual los consumidores no están debidamente informados. Cómo trabajan en la Argentina los protagonistas del nuevo ícono de la salud mundial.
Por Marilina Esquivel
Los teléfonos no paran de sonar en las fábricas de mascarillas, acaso el ícono más acabado de la “gripe A N1H1”, como se la denomina tras descartar el nombre de gripe porcina. Las pymes no dan abasto para cubrir la sorpresiva demanda y, si bien se compadecen por la inminente pandemia, no logran disimular que un estornudo en México impacta directamente en un aumento de sus ventas. Muchos fabricantes ya planifican redoblar la producción. La empresa de seguridad industrial Francisco Vicente Damiano (Fravida) de Lanús Oeste recibió en 48 horas pedidos de 200 mil unidades, la demanda de todo un mes.
A Sergio Pomeraniec, dueño Taxo’s le pasa lo mismo. La empresa manufactura sencillos barbijos cónicos y distribuye marcas de terceros y vestimenta descartable. Pomeraniec admitió que la situación le da visibilidad. “Me compraron del Hotel Emperador. Llamaron una empresa mendocina de transporte que viaja a Chile y Cancillería. Los hospitales quieren más stock”, aseguró en su fábrica de Paternal.
“Estamos trabajando con un solo turno de producción de barbijos pero vamos a agregar otro”, explicó Daniel Leone, vicepresidente de Fravida, que confecciona 100 mil barbijos por semana. Fravida es una pyme familiar fundada en 1920 por el abuelo de Leone. Además de la planta local tiene otra en Brasil que produce 100 mil unidades por día que se venden en ambos países.
La firma fabrica tres tipos de barbijos. De acuerdo al nivel de protección: para polvos no tóxicos, para polvos tóxicos y de alta eficiencia. Los precios de fábrica rondan los $1,6, $11 y $18 para cada modelo y normalmente llegan al consumidor con una recarga de alrededor de 20 por ciento.
En Europa, los de alta eficiencia se conocen como P3 y están preparados para enfrentar virus, bacterias, asbestos y sílice entre otros contaminantes. “Las microfibras de la mascarilla reciben un tratamiento de tipo electroestático que refuerza la retención de partículas, que quedan retenidas en el entramado. A la vista son todos parecidos, pero los tramados son distintos”, explicó Carlos Díaz, a cargo del control de calidad de la fábrica. Fravida recibió pedidos de Aerolíneas Argentinas y del área de Migraciones de Ezeiza: 3 mil unidades cada uno.
Más caros. Pomeraniec tiene una fábrica de 300 m2 y ocho empleados. Por mes, confecciona 300 mil barbijos cónicos de una tela no tejida llamada spundbond que vende a $ 0,8 cada uno. Su protección es mínima. También distribuye mascarillas nacionales, “las de tres pliegues. En el interior tienen meltblown, un antibacteriano. Los usan los dentistas y cirujanos. Generalmente vendo 80 mil por mes. La semana pasada tenía un stock de 20 mil unidades y hace unos días pedí más pero la fábrica sólo me envió nueve mil. Los tengo vendidos a todos”, aseguró. El precio de distribuidor es $0,20, que tiene un margen de ganancia de 15%, aunque ante la demanda, Taxo’s ajustó sus precios 20 por ciento.
Oferta. Para protegerse los clientes compran cualquier tipo de barbijo, aunque los fabricantes adviertan que los aconsejables ante la “gripe porcina” son el P3 en el caso de Fravida y el plegado con meltbown en el caso de Taxo’s. Entre los importados, los más difundidos son los de 3M. Varias farmacias consultadas por PERFIL solo ofrecen los barbijos más sencillos. El respirador N95 de 3M se puede conseguir en negocios de instrumental médico y también en Mercado Libre, donde se vende a $12 y 17 pesos. Entre los distribuidores, Taxo’s lo comercializa a cinco pesos.
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