Sábado 01 de septiembre de 2012 | Publicado en edición impresa
El ejemplar de hoy marca una nueva etapa en el proceso evolutivo de un diario que ha estado presente en tres siglos, y que supo elegir, aun en las circunstancias más difíciles, que no fueron pocas, el rumbo que conduce al futuro.
LA NACION incorpora nuevo diseño, secciones y contenidos. Lleva al cuerpo principal la información económica de lunes a viernes para fortalecer la primera sección con las principales coberturas de las noticias de actualidad. Suma un nuevo suplemento, Sábado, con temas de sociedad orientados hacia la vida cotidiana, pero que además incorpora en sus páginas las novedades del mundo de la tecnología y de las múltiples formas en que éstas impactan en la vida de los usuarios
Las aperturas de sección se enriquecen con un recurso gráfico innovador -llamado "balcón," en la jerga de la Redacción-, que aporta una mirada original sobre determinada noticia apelando al impacto y a la síntesis de la imagen y de la infografía. Todas las herramientas tienen un denominador común: jerarquizar mejor los contenidos y permitir que el lector navegue por las páginas con mayor facilidad.
El ejemplar de hoy incorpora, además, una renovación tipográfica, que respeta el estilo del diario, aunque aumenta ligeramente el tamaño de los textos para hacerlos más legibles. La tradicional letra Bodoni de los títulos ha sido reemplazada por la Prumo, que expresa, a la vez, elegancia y distinción, y fue dibujada especialmente para LA NACION por el tipógrafo portugués Dino dos Santos. La renovación alcanza también a los suplementos Enfoques, adncultura y la Revista del domingo.
Uno de los compromisos indelegables de un periódico es reafirmar el diálogo con el lector, un vínculo que excede una mirada compartida a lo largo de los años. Hace tres décadas Internet impuso un nuevo perfil de la modernidad que después fue enriquecido, entre otros, por las redes sociales, los blogs, Facebook, YouTube y Twitter. En ese universo sin fronteras, las plataformas papel y digital de los medios recelaron una de otra durante un tiempo hasta que comprendieron que podían ser complementarias. Esta es la Galaxia Gutenberg del tercer milenio. Los periodistas aprendimos que un día ya no cabe en un diario. Que cualquier ser humano, en cualquier geografía, es el potencial reportero de una primicia. Que el lector pasivo ha dejado de serlo: exige ser escuchado y opinar sobre los contenidos.
No es una ironía menor que sea en este escenario de caos informativo en donde los grandes diarios retienen su protagonismo.
Son los que aportan el contexto adecuado a los grandes temas. Ordenan y establecen prioridades en el bombardeo noticioso. Divorcian la información del rumor. Tratan una anécdota como lo que verdaderamente es. Contribuyen a fijar la agenda política, económica y cultural de la sociedad. Sus columnistas proponen diferentes miradas sobre el cómo y el porqué de los hechos. La marca registrada de un diario sigue presente en sus páginas: análisis, credibilidad, investigación periodística de largo aliento, reflexión, sorpresa, opinión, grandes firmas.
De esto también tratan los cambios que incorpora hoy LA NACION
Renovar un diario cuya existencia se extiende más allá de las 50.000 ediciones es una experiencia realmente compleja y enriquecedora, que la Redacción de LA NACION vive desde hace meses con la previsible dosis de adrenalina que acompaña siempre un proceso creador.
La tarea, como es lógico, demanda un delicado equilibrio en el que es necesario preservar una rica tradición de 142 años, pero, más importante aún, exige repensar en profundidad el sentido mismo que tiene un periódico en nuestros días y, de un modo más amplio, el periodismo, en sociedades en las que tanto las buenas como las malas noticias viajan a la velocidad de la luz.El ejemplar de hoy marca una nueva etapa en el proceso evolutivo de un diario que ha estado presente en tres siglos, y que supo elegir, aun en las circunstancias más difíciles, que no fueron pocas, el rumbo que conduce al futuro.
LA NACION incorpora nuevo diseño, secciones y contenidos. Lleva al cuerpo principal la información económica de lunes a viernes para fortalecer la primera sección con las principales coberturas de las noticias de actualidad. Suma un nuevo suplemento, Sábado, con temas de sociedad orientados hacia la vida cotidiana, pero que además incorpora en sus páginas las novedades del mundo de la tecnología y de las múltiples formas en que éstas impactan en la vida de los usuarios
Las aperturas de sección se enriquecen con un recurso gráfico innovador -llamado "balcón," en la jerga de la Redacción-, que aporta una mirada original sobre determinada noticia apelando al impacto y a la síntesis de la imagen y de la infografía. Todas las herramientas tienen un denominador común: jerarquizar mejor los contenidos y permitir que el lector navegue por las páginas con mayor facilidad.
El ejemplar de hoy incorpora, además, una renovación tipográfica, que respeta el estilo del diario, aunque aumenta ligeramente el tamaño de los textos para hacerlos más legibles. La tradicional letra Bodoni de los títulos ha sido reemplazada por la Prumo, que expresa, a la vez, elegancia y distinción, y fue dibujada especialmente para LA NACION por el tipógrafo portugués Dino dos Santos. La renovación alcanza también a los suplementos Enfoques, adncultura y la Revista del domingo.
Uno de los compromisos indelegables de un periódico es reafirmar el diálogo con el lector, un vínculo que excede una mirada compartida a lo largo de los años. Hace tres décadas Internet impuso un nuevo perfil de la modernidad que después fue enriquecido, entre otros, por las redes sociales, los blogs, Facebook, YouTube y Twitter. En ese universo sin fronteras, las plataformas papel y digital de los medios recelaron una de otra durante un tiempo hasta que comprendieron que podían ser complementarias. Esta es la Galaxia Gutenberg del tercer milenio. Los periodistas aprendimos que un día ya no cabe en un diario. Que cualquier ser humano, en cualquier geografía, es el potencial reportero de una primicia. Que el lector pasivo ha dejado de serlo: exige ser escuchado y opinar sobre los contenidos.
No es una ironía menor que sea en este escenario de caos informativo en donde los grandes diarios retienen su protagonismo.
Son los que aportan el contexto adecuado a los grandes temas. Ordenan y establecen prioridades en el bombardeo noticioso. Divorcian la información del rumor. Tratan una anécdota como lo que verdaderamente es. Contribuyen a fijar la agenda política, económica y cultural de la sociedad. Sus columnistas proponen diferentes miradas sobre el cómo y el porqué de los hechos. La marca registrada de un diario sigue presente en sus páginas: análisis, credibilidad, investigación periodística de largo aliento, reflexión, sorpresa, opinión, grandes firmas.
De esto también tratan los cambios que incorpora hoy LA NACION
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