Uno de los líderes del periodismo de datos es ProPublica. Al Shaw, uno de sus desarrolladores de aplicaciones de noticias, está en la Argentina para participar del encuentro de Hack/Hackers que se realiza esta semana en Buenos Aires.
Al Shaw pertenece a esa generación digital que se construyó a sí misma. Si a eso le sumamos su interés por la política, tiene todo lo necesario para ser un exponente de la nueva cultura periodística, cuyas fronteras con la informática son muy borrosas. Actualmente trabaja como desarrollador de aplicaciones para ProPublica.org, una fundación sin fines de lucro e independiente que se dedica al periodismo de investigación. Shaw se encuentra de visita en Buenos Aires para participar del encuentro de Hack/Hackers que se realizará del 30 de agosto al 1º de septiembre en la Ciudad Cultural Konex. Allí dará talleres para periodistas y programadores acerca de cómo construir herramientas periodísticas para web. Y aclara: “Que yo sepa, éste es el encuentro más grande de Hack/Hackers que se haya hecho en el mundo. En Nueva York nunca hicimos algo así”.
–¿ProPublica.org siempre hizo periodismo de datos?
–No. En realidad, ProPublica se funda en 2008 con la intención de recuperar el periodismo de investigación que había comenzado a ser considerado como un lujo muy costoso en otros periódicos. La parte de periodismo de datos es más reciente, cuando contratan a mi jefe, Scott Klein, para que mantenga el sitio web. Luego, él comienza a interesarse por el periodismo de datos y arma un equipo al que más tarde entré yo. Hasta ese momento, el periodismo de datos sólo existía en el New York Times y en un par de diarios más, pero se dedicaban más a cosas como resultados electorales o, actualmente, a cosas como los Juegos Olímpicos, pero no tanto a investigaciones como las nuestras. Así que tuvimos que inventar bastante para hacer nuestro camino.
–¿Qué tipo de investigaciones hacen?
–Una de las investigaciones que realizamos y que tuvo mucha repercusión se llamó “Dollars for Docs” (Dólares por doctores). Lo que hicimos fue aprovechar una ley que dice que los laboratorios deben hacer pública la información acerca del dinero que dan a los médicos por comisiones, almuerzos, convenciones y demás. El problema es que los laboratorios publican la información con un formato muy complicado y poco claro. Lo que hicimos fue escribir un programa que recogiera y ordenara esa información en una base de datos. Ahora cualquier persona puede buscar a su doctor y saber cuánto dinero le dan las compañías. El sitio es muy popular y lo actualizamos aproximadamente una vez por año. También seguimos agregando más laboratorios.
–¿Qué consecuencias tuvo esta publicación?
–Muchos medios hicieron notas sobre los médicos locales. Por ejemplo, un periodista fue a ver a uno y vio que los medicamentos que le recetaba eran todos de las mismas empresas que le pagaban daban dinero. O sea que sirvió como material de base para otras investigaciones locales y con perspectivas diversas. También ocurrió que las empresas comenzaron a publicar la información de forma más clara.
–O sea que juntan información dispersa, oculta y le dan un sentido.
–Claro. Otro ejemplo que ilustra eso es el de las organizaciones supuestamente sin fines de lucro que hacen publicidad para los candidatos políticos. En EE.UU. cambiaron hace poco las reglas y ahora se permite a organizaciones que no dependen, supuestamente, de los candidatos a hacer campañas por ellos. Así pueden gastar todo lo que quieran en publicidad, mientras que un donante individual no puede dar más de 2500 dólares a su elegido. Así que comenzamos un proyecto llamado “PAC Track” (PAC significa Comité de Acción Política). Es una aplicación que permite rastrear cuánto dinero declararon esas organizaciones como ingresos y gastos, y de allí cuánto fue a publicidad política. Estos PAC generalmente están financiados por uno o dos donantes, así que cruzando esa información hicimos unos gráficos indicando quiénes financian la publicidad de los candidatos con millones de dólares cada mes. También pudimos ver cómo algunos millonarios cambiaban de elegido a medida que pasaba el tiempo. La información estaba disponible en las declaraciones de impuestos, pero no sistematizada, y eso es lo que nosotros hicimos. La levantaron todos, desde diarios, radios y TV.
–¿Cómo es la relación entre periodistas e informáticos?
–Depende de cuán abierto sos. El periodismo de datos está creciendo; es donde hay más trabajo ahora, por lo menos en los EE.UU., donde todos los diarios están buscando gente que sepa programar, diseñar, pero también periodismo. Todo el trabajo es mucho más multidisciplinario ahora, y la mayoría de la gente que trabaja en este campo es como yo, que aprendí por mí mismo cómo hacer esto, o periodistas que empezaron a jugar con el código para ver si podían presentar la información de otra manera. No es que haga falta un algoritmo muy complicado para trabajar en esto, es más como ser un plomero: encajar las piezas para que funcionen. Así creamos aplicaciones para mostrar información que quedaba oculta.
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