MEDIOS Y
COMUNICACION
Sobre la
libertad de escribir
Marta Riskin reflexiona sobre el ejercicio de la libertad de
decir y escribir en el marco de la democracia, las posibilidades y los desafíos
que ello impone y también los ataques que los centros de poder ensayan frente a
esta realidad.
“Tiempos de rara felicidad, aquellos en los cuales se puede
sentir lo que se desea y es lícito decirlo”, dijo alguna vez Cornelio Tácito y
Mariano Moreno lo hizo lema, desde el primer número de La Gazeta de Buenos
Ayres, el 7 de junio de 1810.
La diferencia entre los comunicadores que disfrutan del
vínculo entre felicidad y libertad y aquellos que la lamentan no es meramente
intelectual. Los mensajes de inseguridad y miedo, inculcados por los medios en
el medio del corazón del hombre y la mujer medios, no fueron sólo un recurso de
venta y cría de consumidores, sino una eficiente y terrible herramienta de
disciplinamiento y control social que logró imponer, durante mucho tiempo, el
estremecimiento de las vísceras por sobre la acción de las neuronas.
Entre estafadores y estafados, algunos comunicadores y sus
audiencias continuaron sosteniendo consignas automáticas e instrucciones añejas
sin advertir las contradicciones más evidentes. Incapacitados para celebrar la
distribución de la palabra e incluso para verificar sus propias percepciones,
las fuertes ataduras a juicios y prejuicios ni siquiera permiten el registro
que, desde hace años, cualquiera puede, no sólo sentir lo que desea y decir lo
que siente, sino escribir, opinar y hasta insultar a los gritos con total
libertad.
“Cuando estoy con un ser humano como un Tú mío, él no es una
cosa entre cosas, ni se compone de cosas... Sin proximidades, ni fisuras, El es
Tú, y llena el cielo por entero” (“Yo y Tú”, Martín Buber). Si el
reconocimiento de la propia libertad permite encontrarse en el otro y construir
comunidad (como una unidad), es razonable pensar que para quienes consideran al
prójimo un enemigo o, en el mejor de los casos, un competidor, ideas tales como
el respeto de “la voluntad de la mayoría” o “los derechos de las minorías” sean
interpretadas como amenazas.
También están quienes consideran que el oficio de la palabra
los faculta para eludir toda responsabilidad frente a la audiencia, aquellos
que la resuelven con una declaración impositiva y los expertos que dictan
cátedra y recitan desde la Etica de Nicómaco a la de Badiou, mientras añoran
las agendas monocordes de monopolio.
Hay seres humanos para quienes la libertad de los otros,
simplemente, no existe.
El goce de la libertad
Habitamos un mundo interconectado.
La audiencia mundial asiste en simultáneo al clásico coro de
asombro periodístico por la escasa expectativa de participación popular en el
proceso electoral de la mayor “democracia” del mundo; en tanto los medios
alternativos locales cuestionan y discuten sin censura los contenidos
hegemónicos, ejercitan la curiosidad y el pensamiento crítico o narran las
historias de quienes asumieron el deseo y la responsabilidad de disfrutar la
libertad de decir y escribir como sienten.
A la puesta en marcha de operativos de prensa como el de “las
dictaduras de la democracia” hoy es posible enfrentarla con voces que señalan
el monopolio mediático en Latinoamérica como el principal resabio de las
dictaduras o evidencian que, para quienes administran el negocio, democracia o
dictadura fueron siempre detalles menores.
La multiplicidad de cosmovisiones y paradigmas opone las
profecías de terror y descreimiento con las oportunidades concretas de creativo
cambio social.
La proximidad de la aplicación completa de la ley de medios
y, por tanto, la libertad de prensa efectiva e innegable, y no la abstracción
que establecen los monopolios internacionales de prensa, agudiza las
contradicciones y exhibe los conflictos, pero permite la libertad de elección.
¿No se trataba de eso la democracia?
Sin embargo, el incremento de los participantes en el debate
y la libre difusión de sus discursos ha desquiciado a los comunicadores
“objetivos e independientes”.
La total ausencia de represión esparce sus plumas y expone
frente a la mayoría de los ojos la fragilidad de argumentos y la inconsistencia
de convicciones ideológicas. El caso más patético y doloroso para quien escribe
esta nota quizá sea el de Aguinis. Con su infeliz frase “las juventudes
hitlerianas luchaban por un ideal absurdo pero ideal al fin” no sólo ha
insultado a aquellos que debería honrar y defender, sino que ha otorgado al
odio y al asesinato jerarquía de ideario.
Por el contrario, el goce de la libertad que propone Mariano
Moreno sugiere que sentir, escribir y leer en libertad también se celebra con
el debate honesto y en el reconocimiento y el respeto mutuo.
El amor y la esperanza de repartir la palabra permitirán que
más ciudadanos descubran la alegría de compartir valores que no cotizan en
Bolsa.
* El título de la nota es de La Gazeta de Buenos Ayres, 21 de
junio de 1810.
** Antropóloga UNR.
MEDIOS Y
COMUNICACION
Sobre
comunicación y salud
Ianina Lois y Brenda Maier informan acerca de recientes
jornadas sobre comunicación y salud realizadas en el Centro Cultural de la
Cooperación.
Cuando se habla de salud, no siempre nos referimos a lo
mismo. Suscribimos a la concepción de salud, como un proceso que varía según
los contextos históricos y culturales de cada sociedad. La misma se construye
como un supuesto Estado de Bienestar a alcanzar, un parámetro que diferencia
qué es salud y qué no lo es. Así, la salud, la enfermedad y la atención
responden a procesos históricos que se encuentran atravesados por distintos
factores: sociales, políticos, culturales y/o económicos, determinando y
definiendo qué se va a entender por salud y por enfermedad. Por su parte, en
estos años el campo de la comunicación en salud se ha desarrollado, profesionalizado
y enriquecido. Sin embargo aún queda mucho camino por recorrer. En el proceso
de conformación del campo se han alcanzado ciertas articulaciones que intentan
desfragmentar prácticas y saberes. Se han puesto de manifiesto las tensiones y
resistencias hacia dentro del propio campo, como también entre la salud y la
comunicación como espacios relativamente autónomos.
El Centro Cultural de la Cooperación, en el marco de su
décimo aniversario, realizó recientemente un ciclo sobre comunicación y salud
para abordar el análisis de la salud en los medios, en las instituciones
sanitarias, las campañas y los programas, y las políticas de salud pública. El
objetivo fue reflexionar sobre algunas de las dimensiones de este campo,
buscando dar cuenta de las tensiones y coincidencias y de la diversidad y
complejidad del encuentro de disciplinas y teorías.
Académico/as y profesionales de la salud y de las ciencias
sociales compartieron sus ideas y experiencias sobre temas que incluyeron la
reflexión sobre el aporte de la comunicación a la prevención de enfermedades y
la promoción de la salud, el desafío de comunicar “hábitos” y “prácticas”
saludables, el rol de los medios y de la publicidad y la dimensión
intercultural y de género en la comunicación de la salud.
Las presentaciones realizadas en las referidas jornadas
indagaron sobre el cruce de la dimensión comunicacional con los factores
determinantes de salud y enfermedad, la epidemiología como herramienta de
definición de los problemas de salud de una población, el enfoque comunitario
en la promoción, la relación médico-paciente, las formas de construcción del
saber médico, entre otros.
Asimismo se problematizó la definición y estatuto de la
comunicación en el campo de la salud. Se dio cuenta de la complejidad de usos
del concepto que van desde comprenderla como un instrumento a concebirla como
hecho cultural y producción social de sentidos, y las consecuencias de estas
definiciones en la práctica profesional.
También estuvo presente la discusión sobre la producción de
información en salud, la especialización temática de los periodistas y la
construcción de relatos mediáticos. Se abordó la resignificación del campo en
el contexto actual, con una mirada en relación con los sujetos y los escenarios
donde se desarrollan estos procesos.
Las experiencias territoriales reforzaron la importancia de
la incorporación de la participación comunitaria en los procesos de
comunicación, reconociendo que estas instancias fortalecen las políticas
sanitarias, porque acercan la gestión a la comunidad y se constituye en una
herramienta que favorece la inclusión.
En los diferentes encuentros se dio cuenta de la multiplicidad
de dimensiones desde donde acercarnos al campo de comunicación y salud, un
espacio que se ha ido nutriendo de teorías, metodologías, políticas, prácticas,
tecnologías, actores, instituciones, agendas, relaciones de poder y disputa de
sentidos. En el marco de escenarios sociales complejos, y reconociendo las
mediaciones tanto materiales como simbólicas que entraman los procesos de
comunicación en salud, quedó planteado el desafío de enriquecer el desarrollo
crítico del conocimiento, así como la producción, la discusión y el intercambio
sobre la comunicación y salud.
* Investigadoras del Centro Cultural de la Cooperación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario