Cómo se diseña un teléfono móvil: habla Axel Meyer, el argentino que diseñó el Nokia N9
Comentá (15)“Uno de los primeros testeos de nuevos diseños que tenemos fuera de la compañía lo hace la gente de las Aduanas cuando viajamos a otro país con los prototipos. Te llevan a una habitación especial, abrís la valija, mostrás lo que traés. Si se les arquean las cejas, vas por buen camino”, se ríe Axel Meyer, el argentino que tuvo a su cargo el diseño del Nokia N9 (el smartphone con sistema operativo MeeGo que estuve probando hace un tiempo) y de varios otros móviles de la serie N para la compañía finlandesa (acá, una entrevista que le hice en 2004). Hoy es jefe de diseño en el área de computadoras móviles de Nokia (para el fabricante, los smartphones son computadoras móviles).
De paso por Buenos Aires, tuve la oportunidad de hablar con él sobre la concepción del N9 y el diseño de móviles en general; y conocer un poco más qué razonamientos hay detrás de las decisiones de diseño de un producto de este tipo.
Meyer no trabaja solo, por supuesto; detrás suyo hay un equipo de gente que trabaja más de un año (a veces un poco menos, a veces dos años, dependiendo de si es una iteración de algo existente o algo totalmente nuevo) en lograr el equipo tal como lo imaginaron.
“En el caso del N9 en lo que pensábamos era en un equipo que fuera fácil de usar, que no tuviera botones para que no cambiara de lugar la mano mientras se usaba, que todo se pudiera mover con un dedo”, explica. Si tenés botones en el frente, manipularlos muchas veces implica contorsionar la mano para que el pulgar (que en circunstancias normales está en el medio de la pantalla) pueda llegar a la base del equipo o -la pesadilla de más de un diseñador- usar una segunda mano para operarlo. Algunos equipos (sobre todo, los que tienen un teclado físico) asumen desde el vamos que los vas a usar con dos manos.
Aunque para el N9 hicieron cosas nuevas dentro de la compañía, “en realidad no se trató tanto de innovación como de recombinar las cosas que hay estaban, como hace un buen chef: todos usan los mismos ingredientes, lo que importa es cómo los cocinan”, dice.
Con el N9, además, Meyer trabajó con otro esquema de diseño dentro de su equipo; no hacer una parte y pasar el resto de la tarea a otro grupo de desarrollo dentro de la compañía, sino que ese grupo original de diseño llevó esa visión de principio a fin sin delegar nada (ambas posturas son comunes en toda la industria).
“Porque no siempre se puede transmitir correctamente esa visión, y porque en ella también hay un aprendizaje que es muy valioso, -afirma-. Tuvimos la posibilidad de tomar muchísimas decisiones sobre temas complejos en los que antes no teníamos voz ni voto. De hecho, si vos mirás a los otros equipos que hicimos antes podés ver dónde dejamos que otros nos dijeran qué hacer. Si estás convencido de la postura tenés que poder decir no, y buscar una alternativa.”
Por ejemplo, con el uso del vidrio curvo en el frente del equipo. “No hay una sola línea recta en todo el teléfono más que en el borde inferior y superior; el resto tiene una forma como de almohada. Si no hay botones, y si el único movimiento es con el dedo, tenés que darle algo al usuario para que sienta ese movimiento, y por eso le pusimos curva al vidrio -explica-. Podríamos haberlo hecho con vidrio plano, pero eso le agregaba un borde de 0,3 mm como tienen otros equipos de la competencia, y el dedo chocaba con el borde. No está bueno. También laminamos el vidrio y eliminamos el espacio entre él y la pantalla, por lo que la imagen se ve mucho más arriba, parece que está en la superficie del teléfono. Y eso implicó no sólo una visión nuestra, sino un ida y vuelta con los proveedores de la pantalla y del vidrio curvo”.
Como les conté en otra ocasión, la mayoría de los fabricantes de móviles no lo son en el sentido que históricamente se le dio a esa palabra. Diseñan productos en base a sus ideas e intenciones, pero dependiendo de lo que los proveedores pueden lograr, sea con partes estandarizadas -una pantalla, una batería, un microprocesador- sea con elementos hechos a medida, en un tira y afloja entre lo que sueñan, lo que es posible y lo que se puede modificar en el corto plazo. Por eso la mayor parte de las novedades tecnológicas (pantallas de alta resolución, chips de doble núcleo, antenas 2G y 3G, etcétera) van apareciendo en toda la industria en la medida en que se estandarizan y se masifican.
Dependiendo de la compañía y la sofisticación del equipo, hará todo el diseño internamente; lo comprará ya hecho y simplemente le pondrá su sello; o hará algo intermedio. Ejemplo: la tableta PlayBook de RIM y la Kindle Fire de Amazon son parecidas. O mejor dicho: casi idénticas, salvo que la Kindle no tiene cámara. Es porque el diseño estuvo a cargo del ODM (fabricante con diseños originales, según sus siglas en inglés) Quanta, que habría hecho ambas versiones del equipo.
HTC es otro caso; nació haciendo diseños para otros, y en determinado momento eligió construir su propia marca. Como Quanta, es una empresa taiwanesa, pero en Japón, Corea y sobre todo China está el resto de los fabricantes de componentes de toda la industria.
“La realidad es que todos trabajamos con los chinos. Y hacemos un doble camino. Por un lado, discutir qué se puede hacer y qué no con los ingenieros de tu compañía, los de antenas, los de audio, etcétera, y tratar de encontrar una solución que respete tu diseño y que se pueda hacer. Y después -detalla Meyer- hay que ir a los proveedores de los componentes (el nuestro está a 5 horas de Shangai) a ver cómo se fabrica, probar, ir, venir, hacer modificaciones, prototipos, entender qué se puede hacer y qué problemas hay que resolver.”
Diseñar un teléfono es también pensar cómo se fabricará, porque eso conlleva un costo propio. Puede ser genial que tenga mil partes móviles, esté cubierto con cuero cosido a mano, pero más complejo de hacer es, más caro será para el consumidor final, como vimos en el caso de Tierra del Fuego).
“Hay que saber dónde poner los costos. Hay procesos que usamos que quedan genial y son de altísima calidad y son baratísimos, otros que no pero valen la pena. La carcasa de plástico del N9 se hace con inyección en un molde; después tenés el fresado para los agujeros del parlante y el calado para la cámara de fotos; y un pulido a la línea de cerrado de la matriz para que la pieza no tenga marcas, como se hace con el metal. Otra cosa son los colores; no queríamos un verdecito o algo así, y lo que elegimos para el inicio fue cian, magenta y negro [los que junto con el amarillo forman la base de los colores que se usan en las imprentas]”, afirma.
Hacer todo el móvil con un único bloque de policarbonato implica otros desafíos: cómo hacer para armar el móvil (para ponerle los componentes adentro). En un teléfono con dos tapas (la pantalla y la batería) hay más opciones, se arma el equipo alrededor del motherboard, se le pone encima la pantalla, se atornilla el resto, etcétera. En el N8, por ejemplo, que es un monovolumen metálico, todo el hardware del equipo -salvo la pantalla- entra por la punta, como si fuera un sobre.
“La estructura de policarbonato del N9 se arma como un rompecabezas, tiene 8 partes movibles adentro, se mueven primero las de adentro para dar espacio a las de afuera, y después tenés otras 4 -dice-. Eso es durante del proceso de inyección de plástico, y después se pule el borde para quitar las marcas de la matriz y dejarlo curvo. Luego lo que hicimos fue crear un chasis de tres partes que en el medio se cierra. Los armás, así el PCB (donde van los chips y demás componentes) queda rígido y cerrado, y eso entra por una punta del equipo, después se pone la pantalla OLED y el vidrio final, se fija con dos tornillos y listo.”
A la vez, la ausencia de botones es una ventaja: “nos permitió ubicar con más libertad el conector de la pantalla o el de audio; si tenés botones tenés que dejar el lugar para que baje y suba, tenés que elegir una ubicación que no desbalancee el equipo en su uso, etc.” Otro punto de debate fue la tapa de los conectores. Me decía Meyer que hacer una tapa para el puerto USB es un problema, porque es una parte móvil, si es deslizante junta grasa, si sale para afuera se puede romper. Pero permite darle otra estética al tapar un conector como el USB que no es precisamente bonito.
¿Y qué pasó, le pregunto, con la riqueza de formatos que teníamos antes? Hoy la enorme mayoría los equipos son un bloque con pantalla (y eventualmente un teclado físico al frente) o uno con teclado deslizante vertical u horizontal; pero hubo equipos con pantalla rotatoria, con teclado expandible y varias alternativas más.
“Las cosas evolucionan -me responde-. Si esos productos no están es porque dan ningún beneficio. Y de hecho tenés una penalización: son equipos más voluminosos, más torpes. Y hace unos años no teníamos tanto sensores, acelerómetros y demás en el equipo. Tenés que encontrar la forma e que la parte física se integre al mismo nivel que la digital y la de los microprocesadores. La digital evolucionó tanto, en comparación con lo mecánico del dispositivo, que hace obsoletos todos esos formatos.”
En la charla no podía faltar la mención de que el N9 es un caso muy raro: un móvil que recibe excelentes críticas (y que a mí me encantó) y que sale al mercado fabricado por una compañía que dice públicamente que a futuro apostará por otra plataforma-. Esto no significa que el N9 (que se comenzará a vender en la Argentina en un mes, aproximadamente) no funcione ni sirva. Al contrario, lo hace muy pero muy bien. Y funcionará más allá de lo que pase con Nokia, con MeeGo o con lo que fuere. Pero ciertamente es raro.
“Era una manera de mostrar lo que Nokia podía hacer en cuando a diseño y producto en un momento raro para nosotros -dice-. Y ahora ya está, las cartas están sobre la mesa y no escondemos nada. La idea es que lo que aprendimos con el N9 se aplique a los equipos futuros, tanto en el hardware como la interfaz Swipe del móvil, en los tres pilares sobre los que habla Elop: Windows Phone 7 [donde están obligados a incluir tres botones], S40 para los móviles más económicos, y un tercer área donde buscar lo nuevo y recuperar el liderazgo que hemos perdido en algunas áreas”.
Por último, le pregunté qué opinaba de quienes le ponen una funda de goma y colores ochentosos a un producto (el suyo, el de la competencia, etcétera) en el que se invirtieron fortunas para lograr una silueta única que ya no se verá más, perdida detrás de un bloque de silicona u cuero cosido. No necesité respuesta; su cara de me lo dijo todo.
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