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lunes, 16 de noviembre de 2009

emprendedores argentinos

· LA CREARON TRES EMPRENDEDORAS LOCALES
· Una familia de muñecos contra la discriminación
· Son morochos, gorditos o con anteojos. Buscan que los chicos aprendan a aceptar la diversidad.
· Por:
Adriana Santagati
· Mirando cómo su hija jugaba con muñecas que representaban a nenas y bebés, Ruth Handler tuvo una idea que revolucionó el mundo de la juguetería: en 1959 creó a Barbie, la primera con cuerpo de mujer. Cinco décadas después, en una situación similar, otra mamá se planteó inventar una muñeca que fuera la contracara de esa "chica material" deseada por millones de niñas en todo el mundo: morocha, gordita y de tela. El resultado es una línea de muñecos "antidiscriminación" que acaba de lanzarse en el país."Me horrorizó ver cómo en el jardín de mi hijo las nenas no querían jugar con la que tenía rulos, y tanto a ella como a la más morocha de la sala les decían feas. En ese momento, mi hija era recién nacida y empecé a preguntarme con qué iba a jugar. Fui a una juguetería y lo único que vi eran Barbies y princesas, todo muy lejos del panorama de mi vida", relata Ana Correa (41), comunicadora e investigadora. Ana compartió sus pensamientos con Jessica Lipinszki (32), abogada y mamá de uno de los compañeritos de su hijo en el jardín maternal. Empezaron a madurar la idea de una oferta de muñecas que rompiera tanto con el estereotipo de "mujer linda" que propone la Barbie como con el de "mujer fea" brindado por "Patito Feo", al mismo tiempo que con los juguetes que "catalogan" el rol social de la mujer en la casa o la maternidad (la cocinita, la tabla de planchar, el cochecito). Se pusieron a investigar, buscaron apoyo en la Asociación Internacional por el Derecho a Jugar (IPA) y se contactaron con una diseñadora de indumentaria, Paola Flores (36), que terminó de darle forma al proyecto."El mundo de Juana" se propone no sólo como una línea de muñecos sino como una construcción teórica sobre otro modo posible de jugar. "El desafío fue que los muñecos tuvieran diferentes características físicas y que, más allá de las diferencias, puedan transmitir simpatía, amistad, curiosidad y conciencia ecológica", detalla Flores. "Se nos ocurrió que no fuera una muñeca sino una familia para intentar que, a través del juego, los niños puedan reproducir sus vivencias cotidianas y las dinámicas de sus familias", explica Jessica. Así, Juana es una nena curiosa que, eso sí, no se viste de rosa; Lupe, su hermana, es más morocha que ella e hija de un matrimonio anterior de la mamá; Mía, su mejor amiga, se ve bastante más "rellenita" que la media del mercado; y Miguel, el amigo, juega a la pelota pero está lejos de ser un crack. "En el caso de la mamá y el papá, se pueden elegir sus profesiones", aclara Ana. Y hasta Ulises, el perro, rompe con los modelos: les tiene miedo a los gatos.En cuanto a los materiales, buscaron deliberadamente una "vuelta al viejo amigo muñeco de trapo", aunque en versión siglo XXI: ecológico y garantizando condiciones dignas en los talleres de confección. Correa admite que "por eso no es un juguete barato, hay muchos estándares de calidad que respetar". Y asegura que planean lanzar una versión más económica de los muñecos, que por ahora se comercializan en jugueterías didácticas y por Internet. "Si lográramos que con 'El mundo de Juana' haya un caso menos de discriminación o uno más de tolerancia, ya seríamos felices", concluye.
· Para romper los estereotipos
· Para romper los estereotiposMía: la mejor amiga. Un poco "rellenita", le gusta nadar y pintar. Y comer dulce de leche.Carola: la mamá. Trabaja todo el día pero se cuida y tiene tiempo para sus hijas.Juana: es curiosa, le encanta jugar con amigas, bailar y leer. Se viste de rojo. Miguel: el amigo. Pelirrojo, y tímido. Usa anteojos. Le gusta jugar a la compu y hacer cuentas. Francisco: el papá. Rockero y conectado, cocina, mira fútbol en la tele y lee el diario.Lupe: la hermana. Es más morocha que Juana. Planta árboles y recicla de todo

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