MEDIO DE UNA NEGOCIACIÓN QUE PUEDE SER HISTÓRICA
La crisis le quitó protagonismo al cambio climático
Según un último estudio de Nielsen, el interés mundial por el “calentamiento global” decayó durante el último año como consecuencia de la incertidumbre generada tras el derrumbe financiero mundial. En tanto, los especialistas apuntan a la conferencia que se inició ayer en Copenhague como una doble ejecutora: para propiciar un marco jurídico en el tema, y para volver a conseguir los altos índices de interés social que respaldaron la causa.
La cumbre de Copenhague comenzó ayer y promete devolverle importancia a la problemática mundial.
El mito se convirtió en realidad. A más de cien años de la primera denuncia, realizada por el Premio Nobel de Química sueco Svante August Arrhenius, los principales delegados mundiales vuelven a reunirse para, finalmente, lograr un acuerdo sustentado en un marco jurídico regulatorio que posibilite la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y contemple penas para aquellos países que contribuyan al calentamiento mundial. El lugar, la ciudad de Copenhague.
Pese a la instauración del tema en la agenda de todos los gobiernos y en la de los principales medios de comunicación del mundo, la gente parece haber perdido su fuerte interés en materia de cuidado ambiental. Según informa un estudio de la consultora Nielsen –en colaboración con la Universidad de Oxford-, el 37% de los consultados dijeron estar ‘muy preocupados’ por el cambio climático: 4 puntos porcentuales menos que en 2007. “La recesión mundial y la incertidumbre económica le han jugado una mala pasada temporal a la problemática del cambio climático. Esperamos que con Copenhagen se lleve el tema al frente una vez más”, dice Jonathan Banks, director europeo de negocios de Nielsen.
Según el informe, Latinoamérica y Asia fueron las regiones que manifestaron un mayor nivel de preocupación, con un 57% y un 42% respectivamente. En tanto, los países que presentaron un mayor índice de conciencia fueron Filipinas (78%), Indonesia (66%), Tailandia y México (compartiendo un 62%). “Estos países son los que, por lo general, han experimentado los efectos directos del cambio de clima a través de raras condiciones meteorológicas y desastres naturales”, subraya Banks.
Pero el interés sufrió una devastadora caída en Brasil, uno de los países que se posicionaba como más preocupado en 2007. En tan sólo dos años, la sociedad sufrió una baja porcentual de 18 puntos. La explicación podría radicar en que por ese entonces, el presidente Lula da Silva aprobó la privatización del Amazonas manteniendo la titularidad de las tierras pero habilitando la concesión a la iniciativa privada. Dos años después, el presidente brasilero manifestó su intención de reducir en un 80% la deforestación del llamado “pulmón del mundo”.
En tanto, China y la India –dos de los mayores emisores de dióxido de carbono- incrementaron su interés por el cambio climático en un 6% y 1% respectivamente.
La gran pregunta
Según el informe de Nielsen, la mayor parte de los ciudadanos considera que la mayor responsabilidad recae en los gobiernos. El 36% advirtió que son los políticos quienes tienen que generar un marco legal que restrinja las emisiones de dióxido de carbono realizadas por las compañías. En tanto, el 34% apuntó al financiamiento científico y tecnológico para poder encontrar soluciones rentables tales como la creación masiva de autos con bajos índices de emisión y un desarrollo de la energía rentable.
La cumbre danesa buscará delinear los pilares principales de un nuevo camino que busca generar una “nueva sociedad”. Las críticas no tardaron en llegar. “El próximo diciembre en Copenhague un tratado será firmado, Estados Unidos lo firmará, la mayor parte de los países del tercer mundo que necesitan dinero lo firmarán, los países desarrollados lo firmarán, nadie dejará de firmarlo. Yo he leído ese tratado, y lo que dice ese tratado es lo siguiente: Que el gobierno mundial será creado. El segundo propósito del tratado es la transferencia de riqueza de los países occidentales a los del Tercer Mundo, y el tercer apartado está dedicado a la aplicación de la ley. ¿Cuántas veces aparece en el tratado de 200 páginas, las palabras referéndum, democracia, elecciones o algo similar? Ninguna. Lo que van a hacer es imponernos un mundo comunista”, denunció Lord Christopher Monckton, uno de los principales asesores de la ex primera ministra británica Margaret Tatcher durante su etapa de Gobierno. En respuesta, el director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner, alegó de un modo escueto: “Para quienes aseguran que el acuerdo es imposible están equivocados”.
En tanto, la presencia o ausencia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, generó su propia controversia al anunciar que no asistiría al inicio del encuentro sino que llegaría para el cierre. “El presidente considera que el liderazgo estadounidense será sin duda más eficaz si participa en el fin de la cumbre y no en la apertura”, anunció un comunicado oficial de la Casa Blanca que incluyó el anuncio de la participación del gobierno del norte en un nuevo plan de financiamiento mundial. “Está formándose un consenso para considerar que uno de los elementos centrales del acuerdo de Copenhague debería ser la movilización de 10 mil millones de dólares al año desde 2010. Estados Unidos pagará su parte justa de este monto y otros países también harán esfuerzos importantes”, anunció Robert Gibbs, el portavoz de la Casa Blanca.
La crisis le quitó protagonismo al cambio climático
Según un último estudio de Nielsen, el interés mundial por el “calentamiento global” decayó durante el último año como consecuencia de la incertidumbre generada tras el derrumbe financiero mundial. En tanto, los especialistas apuntan a la conferencia que se inició ayer en Copenhague como una doble ejecutora: para propiciar un marco jurídico en el tema, y para volver a conseguir los altos índices de interés social que respaldaron la causa.
La cumbre de Copenhague comenzó ayer y promete devolverle importancia a la problemática mundial.
El mito se convirtió en realidad. A más de cien años de la primera denuncia, realizada por el Premio Nobel de Química sueco Svante August Arrhenius, los principales delegados mundiales vuelven a reunirse para, finalmente, lograr un acuerdo sustentado en un marco jurídico regulatorio que posibilite la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y contemple penas para aquellos países que contribuyan al calentamiento mundial. El lugar, la ciudad de Copenhague.
Pese a la instauración del tema en la agenda de todos los gobiernos y en la de los principales medios de comunicación del mundo, la gente parece haber perdido su fuerte interés en materia de cuidado ambiental. Según informa un estudio de la consultora Nielsen –en colaboración con la Universidad de Oxford-, el 37% de los consultados dijeron estar ‘muy preocupados’ por el cambio climático: 4 puntos porcentuales menos que en 2007. “La recesión mundial y la incertidumbre económica le han jugado una mala pasada temporal a la problemática del cambio climático. Esperamos que con Copenhagen se lleve el tema al frente una vez más”, dice Jonathan Banks, director europeo de negocios de Nielsen.
Según el informe, Latinoamérica y Asia fueron las regiones que manifestaron un mayor nivel de preocupación, con un 57% y un 42% respectivamente. En tanto, los países que presentaron un mayor índice de conciencia fueron Filipinas (78%), Indonesia (66%), Tailandia y México (compartiendo un 62%). “Estos países son los que, por lo general, han experimentado los efectos directos del cambio de clima a través de raras condiciones meteorológicas y desastres naturales”, subraya Banks.
Pero el interés sufrió una devastadora caída en Brasil, uno de los países que se posicionaba como más preocupado en 2007. En tan sólo dos años, la sociedad sufrió una baja porcentual de 18 puntos. La explicación podría radicar en que por ese entonces, el presidente Lula da Silva aprobó la privatización del Amazonas manteniendo la titularidad de las tierras pero habilitando la concesión a la iniciativa privada. Dos años después, el presidente brasilero manifestó su intención de reducir en un 80% la deforestación del llamado “pulmón del mundo”.
En tanto, China y la India –dos de los mayores emisores de dióxido de carbono- incrementaron su interés por el cambio climático en un 6% y 1% respectivamente.
La gran pregunta
Según el informe de Nielsen, la mayor parte de los ciudadanos considera que la mayor responsabilidad recae en los gobiernos. El 36% advirtió que son los políticos quienes tienen que generar un marco legal que restrinja las emisiones de dióxido de carbono realizadas por las compañías. En tanto, el 34% apuntó al financiamiento científico y tecnológico para poder encontrar soluciones rentables tales como la creación masiva de autos con bajos índices de emisión y un desarrollo de la energía rentable.
La cumbre danesa buscará delinear los pilares principales de un nuevo camino que busca generar una “nueva sociedad”. Las críticas no tardaron en llegar. “El próximo diciembre en Copenhague un tratado será firmado, Estados Unidos lo firmará, la mayor parte de los países del tercer mundo que necesitan dinero lo firmarán, los países desarrollados lo firmarán, nadie dejará de firmarlo. Yo he leído ese tratado, y lo que dice ese tratado es lo siguiente: Que el gobierno mundial será creado. El segundo propósito del tratado es la transferencia de riqueza de los países occidentales a los del Tercer Mundo, y el tercer apartado está dedicado a la aplicación de la ley. ¿Cuántas veces aparece en el tratado de 200 páginas, las palabras referéndum, democracia, elecciones o algo similar? Ninguna. Lo que van a hacer es imponernos un mundo comunista”, denunció Lord Christopher Monckton, uno de los principales asesores de la ex primera ministra británica Margaret Tatcher durante su etapa de Gobierno. En respuesta, el director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner, alegó de un modo escueto: “Para quienes aseguran que el acuerdo es imposible están equivocados”.
En tanto, la presencia o ausencia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, generó su propia controversia al anunciar que no asistiría al inicio del encuentro sino que llegaría para el cierre. “El presidente considera que el liderazgo estadounidense será sin duda más eficaz si participa en el fin de la cumbre y no en la apertura”, anunció un comunicado oficial de la Casa Blanca que incluyó el anuncio de la participación del gobierno del norte en un nuevo plan de financiamiento mundial. “Está formándose un consenso para considerar que uno de los elementos centrales del acuerdo de Copenhague debería ser la movilización de 10 mil millones de dólares al año desde 2010. Estados Unidos pagará su parte justa de este monto y otros países también harán esfuerzos importantes”, anunció Robert Gibbs, el portavoz de la Casa Blanca.
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