daños colaterales del ajuste
Consumo de clase media, un rehén de la guerra contra los productos importados
Sólo el 11% de las mercaderías que se compran al exterior son bienes finales, pero la batalla contra la fuga de dólares daña a comercios y actividades de gran empleo y atenta contra algunos hábitos arraigados.
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El Gobierno, a través del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, sigue empeñado en que cada empresa compense sus importaciones con exportaciones y que no ingrese al país ningún producto o insumo sustituible por la industria nacional. El nuevo objetivo es conseguir un colchón de US$ 15 mil millones este año en el comercio exterior, y la amenaza a los empresarios es “manejarles” sus compañías si incumplen sus exigencias.
Pero en la carrera de obstáculos al ingreso de productos del sector externo –Licencias No Automáticas (LNA) demoradas en manos de la secretaria Beatriz Paglieri, las declaraciones juradas anticipadas (DJAI) que podrían ser aún observadas por la Afip o el Senasa y notas de pedido que dependen del visto bueno de Moreno– quedan trabadas importaciones de ínfimo impacto en el saldo comercial, pero de vital importancia en los hábitos de consumo de la clase media urbana.
Ningún analista entiende por qué sectores que generan mucho empleo y cuyas importaciones son irrisorias deben sufrir la falta de insumos, mientras el verdadero problema radica en el déficit de la balanza energética y el sector automotor. Dos de esos casos son la cosmética y los artículos de tocador, pero también el de distintos servicios. Uno de ellos, arquetípico, es el de la gastronomía especializada que ofrecen las cadenas
de sushi.
En diciembre, último dato oficial disponible, las importaciones sumaron US$ 6.269 millones, 11% más que en 2010, con una clara desaceleración respecto de los primeros meses del año. Al igual que los últimos meses, el mayor peso recayó en Combustibles y Lubricantes. El saldo de la balanza comercial exhibió un superávit de US$ 280 millones, 137% superior en términos anuales. Sin embargo, en todo 2011, la balanza comercial del país fue positiva en US$ 10 mil millones, cayendo 11% respecto de 2010. Las exportaciones alcanzaron US$ 84 mil millones (24%), mientras que las importaciones rondaron los US$ 74 mil millones, un aumento del 31% respecto del año pasado.
“El desempeño del sector externo en 2011 exhibió el problema estructural del tejido productivo argentino respecto a la elevada elasticidad importaciones-producto” (reacción de las importaciones al crecimiento económico), explicó un documento de la UIA difundido el viernes. En este contexto, las importaciones alcanzaron incrementos anuales del orden de 50%, desacelerándose a partir del segundo semestre, cuando el crecimiento de la actividad industrial comenzó a presentar signos de ralentización. Pasó de crecer en promedio 9,3% anual durante el primer semestre, a 2,1% en el último bimestre.
Intermedios y consumo. Casi 76% de las importaciones son requeridas por la industria, en particular piezas y accesorios de bienes de capital, bienes de capital y bienes intermedios (79% del total). Los bienes finales para el consumo son sólo 11% de las importaciones totales y 13% es el peso de los combustibles, que también crecen con mayor actividad.
Además de las Licencias No Automáticas, las declaraciones juradas anticipadas (DJAI) y las notas de pedido de la secretaría de Comercio Interior, la AFIP, a través de la Dirección General de los Recursos de la Seguridad Social, sigue avanzando en la implementación del Indicador Mínimo de Trabajadores (IMT), es decir, la cantidad mínima de trabajadores que se necesitan para desarrollar cada actividad, y ahora les tocó el turno a los importadores.
Por cada cinco containers de 40 pies o seis containers de 20 pies que un importador ingrese al país en el año, la AFIP asume que esa firma debería emplear al menos a un trabajador y establece cuánto debe pagar de cargas sociales.
Mientras tanto, el superávit comercial habría caído 19% en el último enero respecto de un año atrás por la desaceleración de las exportaciones hacia Brasil, principal comprador de autos argentinos. Las principales consultoras privadas estimaron un intercambio comercial favorable en US$ 417 millones en promedio para enero, mientras que en el mismo mes de 2011 había alcanzado US$ 513 millones.
Según la UIA, el mayor nivel de incertidumbre deriva de la evolución en la demanda externa, proveniente tanto desde Brasil, el principal socio comercial de Argentina, como del resto de los países afectados por la crisis internacional, particularmente Europa.
Frente a este panorama crecientemente adverso, el supersecretario les aseguró a los empresarios que velará por el abastecimiento de insumos “insustituibles”, como el mineral de hierro, la goma laca y el cacao, pero reconoció que tardará al menos cuatro meses en normalizarse la nueva operatoria comercial.
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