Tendencias / Consumo
2008: El año que nos hizo temblar
Para la mayoría de los analistas, la crisis del campo y el derrumbe financiero provocaron una sensación generalizada de incertidumbre y desconfianza. El consumidor argentino está más cauteloso, pero optimiza las ventajas que propone el mercado
Contra la retracción masiva del gasto que generó la crisis de 2001, los embates de 2008 no le quitaron el dinero del bolsillo a la gente, aunque sí le generaron altos niveles de incertidumbre y desconfianza: la crisis del campo primero y el derrumbe financiero internacional después instalaron la sensación de que el año que acaba de finalizar hemos vivido a merced de los números del mundo, y que la tendencia no será mejor.
El mercado, hoy más que nunca, libra una auténtica batalla de descuentos: la lucha por ganar el bolsillo del consumidor a través de promociones, liquidaciones, grandes ofertas. La lógica de la economía marca una menor demanda y, por lo tanto, deberá existir una reactivación de las motivaciones para comprar. Y todo indica que ha dado buenos resultados. En los últimos días de 2008, por ejemplo, una encuesta de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) indicó que los días 23 y 24 de diciembre las ventas, tanto en negocios como en supermercados, habían crecido entre un 5 y un 15 por ciento respecto de los mismos días de 2007, y esto en estrecha relación con un conjunto de medidas orientadas a aumentar el consumo (happy hours, "la noche de los shoppings", con descuentos de hasta el 50 por ciento) similares a las que se ponen en marcha en otros mercados del mundo, por ejemplo el Día de Acción de Gracias ( Thanksgiving ) en los EE.UU., el cuarto jueves del mes de noviembre, que se celebra con inusuales descuentos y ofertas.
Sin embargo, las cifras que propuso para un momento similar el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) también marcaron un aumento, pero orientado básicamente a las ventas en los supermercados, donde la población se provee básicamente de alimentos: el 23,1% según el organismo oficial en comparación con diciembre de 2007, y sólo un 5% mayor de ventas en el resto de los negocios.
El secreto de un consumo sostenido, según los analistas, va de la mano de una palabra: las promociones. "Más del 50 por ciento de las amas de casa realiza compras, aunque no estuvieran planificadas, cuando hay promociones", explica un informe la consultora Kitelab.
"Son acciones altamente valoradas: la gente los toma como una cuestión básica del producto y espera que el plástico le dé beneficios", explicó Lila Guerrero, directora de la consultora.
Además de aprovechar los descuentos directos, lo que hace el consumidor es postergar sus compras para los días específicos que hay ofertas. "Si el supermercado tiene una promoción especial los jueves, ahora espera ese día para hacer las compras", explicaron en Kitelab.
También Guillermo D´andrea, profesor del IAE, la Business School de la Universidad Austral, señaló que la gente está muy atenta a las posibilidades de sacar una ventaja extra. "Las ventas con tarjetas de crédito venían sosteniendo el consumo, y últimamente las promociones de descuentos mantuvieron los shopping llenos, en especial antes de las fiestas", explicó.
Guillermo Oliveto, economista y CEO de la Consultora CCR, explica que las familias están enfocadas en sostener cierto nivel de calidad de vida urbana, en especial en sectores medios y altos. ¿Cómo? Se buscan espectáculos gratuitos o a bajo precio, se eligen deportes por cuenta propia -andar en bicicleta, caminar o trotar-, se contratan servicios en paquete -cable, Internet y teléfono-; se baja música y películas por Internet o se recurre al mercado de los no originales; se usan inteligentemente las tarjetas de débito y crédito (buscando promociones en supermercados y otros comercios); se sale a comer con vouchers o tarjetas de descuento; se da de baja al abono de banda ancha cuando se termina la promoción y se contrata un nuevo proveedor; se eligen planes familiares o de flota en celulares, o más líneas con tarjeta y se las recarga determinado el día que da más crédito.
La "resistencia" del consumidor se expresa también, según Oliveto, a través de la vigencia de las grandes marcas en rubros como alimentación, bebidas, cosméticos y artículos de limpieza: las denominaciones premium y primeras marcas crecieron en comparación con las marcas propias y las de más bajo precio.
Una investigación de Silvia Cazoll y Asociados, de diciembre de 2008, indica que, en materia de vacaciones, se reservó menos alojamiento con anticipación y, en cambio, aumentaron las negociaciones in situ para mejorar los precios. ¿Y qué se espera para 2009? "Se seleccionarán segundas marcas donde se pueda -dice Cazoll-, luego vendrá el ajuste en salud y recién después en educación, pero sólo si no hay más remedio."
Por Facundo Falzone revista@lanacion.com.ar
Consumidores recargados
Hacia el final de 2008, con su habitual sagacidad para "leer" entrelíneas el clima de época, Nik publicaba en La Nacion un chiste donde se veía a una persona fuera de sí, mientras otras comentaban: "Antes para asustar a alguien le hablabas de fantasmas, del cuco... Ahora... le decís que viene el 2009". La palabra crisis ha vuelto. Una vez más, y van...
En este caso empezó siendo "made in USA" y ya es "made in Mundo". La mala onda está globalizada. La adrenalina extrema ya es de escala planetaria. No hay paraísos para soñar ni sermones que tolerar. Nos guste o no, estamos todos en el mismo barco. Cada uno con sus matices, pero en la misma dirección: hacia abajo.
¿Qué tenemos a favor? Aunque parezca mentira, la experiencia. Si de "crisis" se trata, los argentinos ostentamos "post grado". Después del 2001/2002 ¿qué podría asustarnos? En aquel momento el país estuvo, en lo político, al borde de la disolución y la anarquía. Y en lo económico, prácticamente en la edad media: no había moneda y retornó el trueque como un hallazgo para la supervivencia.
Estamos cansados de "pelearla", de subir y bajar, de pensar nada más que en el corto plazo. Quisimos creer que esta vez sería diferente. Pero no.
Puestos frente a frente con ese "tenebroso", "fatídico" y "aterrador" 2009 que la gran mayoría de los expertos económicos no se cansa de vaticinar -¿será realmente tan así?-, desenfundamos nuestras mejores armas. Se trata de optimizar al máximo el ingreso para reducir al mínimo posible "lo que haya que entregar".
Muchas cosas pasaron entre 2002 y 2008. Entre ellas que se recuperó fuertemente el empleo. Y con ello el ingreso y la capacidad de satisfacer necesidades y deseos postergados. Esa recuperación fue muy costosa. Por eso, este año pelearemos con uñas y dientes para defenderlo.
Al igual que los personajes de Matrix Reloaded los consumidores argentinos salen a la cancha "recargados". Tienen "nuevos poderes": la combinación del saber acumulado en 2001/2002 con un poder adquisitivo mayor que en ese momento. En un partido como el que se pronostica para 2009, saben que el empate es buen negocio. Y van por eso.
Por Guillermo Oliveto
2008: El año que nos hizo temblar
Para la mayoría de los analistas, la crisis del campo y el derrumbe financiero provocaron una sensación generalizada de incertidumbre y desconfianza. El consumidor argentino está más cauteloso, pero optimiza las ventajas que propone el mercado
Contra la retracción masiva del gasto que generó la crisis de 2001, los embates de 2008 no le quitaron el dinero del bolsillo a la gente, aunque sí le generaron altos niveles de incertidumbre y desconfianza: la crisis del campo primero y el derrumbe financiero internacional después instalaron la sensación de que el año que acaba de finalizar hemos vivido a merced de los números del mundo, y que la tendencia no será mejor.
El mercado, hoy más que nunca, libra una auténtica batalla de descuentos: la lucha por ganar el bolsillo del consumidor a través de promociones, liquidaciones, grandes ofertas. La lógica de la economía marca una menor demanda y, por lo tanto, deberá existir una reactivación de las motivaciones para comprar. Y todo indica que ha dado buenos resultados. En los últimos días de 2008, por ejemplo, una encuesta de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) indicó que los días 23 y 24 de diciembre las ventas, tanto en negocios como en supermercados, habían crecido entre un 5 y un 15 por ciento respecto de los mismos días de 2007, y esto en estrecha relación con un conjunto de medidas orientadas a aumentar el consumo (happy hours, "la noche de los shoppings", con descuentos de hasta el 50 por ciento) similares a las que se ponen en marcha en otros mercados del mundo, por ejemplo el Día de Acción de Gracias ( Thanksgiving ) en los EE.UU., el cuarto jueves del mes de noviembre, que se celebra con inusuales descuentos y ofertas.
Sin embargo, las cifras que propuso para un momento similar el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) también marcaron un aumento, pero orientado básicamente a las ventas en los supermercados, donde la población se provee básicamente de alimentos: el 23,1% según el organismo oficial en comparación con diciembre de 2007, y sólo un 5% mayor de ventas en el resto de los negocios.
El secreto de un consumo sostenido, según los analistas, va de la mano de una palabra: las promociones. "Más del 50 por ciento de las amas de casa realiza compras, aunque no estuvieran planificadas, cuando hay promociones", explica un informe la consultora Kitelab.
"Son acciones altamente valoradas: la gente los toma como una cuestión básica del producto y espera que el plástico le dé beneficios", explicó Lila Guerrero, directora de la consultora.
Además de aprovechar los descuentos directos, lo que hace el consumidor es postergar sus compras para los días específicos que hay ofertas. "Si el supermercado tiene una promoción especial los jueves, ahora espera ese día para hacer las compras", explicaron en Kitelab.
También Guillermo D´andrea, profesor del IAE, la Business School de la Universidad Austral, señaló que la gente está muy atenta a las posibilidades de sacar una ventaja extra. "Las ventas con tarjetas de crédito venían sosteniendo el consumo, y últimamente las promociones de descuentos mantuvieron los shopping llenos, en especial antes de las fiestas", explicó.
Guillermo Oliveto, economista y CEO de la Consultora CCR, explica que las familias están enfocadas en sostener cierto nivel de calidad de vida urbana, en especial en sectores medios y altos. ¿Cómo? Se buscan espectáculos gratuitos o a bajo precio, se eligen deportes por cuenta propia -andar en bicicleta, caminar o trotar-, se contratan servicios en paquete -cable, Internet y teléfono-; se baja música y películas por Internet o se recurre al mercado de los no originales; se usan inteligentemente las tarjetas de débito y crédito (buscando promociones en supermercados y otros comercios); se sale a comer con vouchers o tarjetas de descuento; se da de baja al abono de banda ancha cuando se termina la promoción y se contrata un nuevo proveedor; se eligen planes familiares o de flota en celulares, o más líneas con tarjeta y se las recarga determinado el día que da más crédito.
La "resistencia" del consumidor se expresa también, según Oliveto, a través de la vigencia de las grandes marcas en rubros como alimentación, bebidas, cosméticos y artículos de limpieza: las denominaciones premium y primeras marcas crecieron en comparación con las marcas propias y las de más bajo precio.
Una investigación de Silvia Cazoll y Asociados, de diciembre de 2008, indica que, en materia de vacaciones, se reservó menos alojamiento con anticipación y, en cambio, aumentaron las negociaciones in situ para mejorar los precios. ¿Y qué se espera para 2009? "Se seleccionarán segundas marcas donde se pueda -dice Cazoll-, luego vendrá el ajuste en salud y recién después en educación, pero sólo si no hay más remedio."
Por Facundo Falzone revista@lanacion.com.ar
Consumidores recargados
Hacia el final de 2008, con su habitual sagacidad para "leer" entrelíneas el clima de época, Nik publicaba en La Nacion un chiste donde se veía a una persona fuera de sí, mientras otras comentaban: "Antes para asustar a alguien le hablabas de fantasmas, del cuco... Ahora... le decís que viene el 2009". La palabra crisis ha vuelto. Una vez más, y van...
En este caso empezó siendo "made in USA" y ya es "made in Mundo". La mala onda está globalizada. La adrenalina extrema ya es de escala planetaria. No hay paraísos para soñar ni sermones que tolerar. Nos guste o no, estamos todos en el mismo barco. Cada uno con sus matices, pero en la misma dirección: hacia abajo.
¿Qué tenemos a favor? Aunque parezca mentira, la experiencia. Si de "crisis" se trata, los argentinos ostentamos "post grado". Después del 2001/2002 ¿qué podría asustarnos? En aquel momento el país estuvo, en lo político, al borde de la disolución y la anarquía. Y en lo económico, prácticamente en la edad media: no había moneda y retornó el trueque como un hallazgo para la supervivencia.
Estamos cansados de "pelearla", de subir y bajar, de pensar nada más que en el corto plazo. Quisimos creer que esta vez sería diferente. Pero no.
Puestos frente a frente con ese "tenebroso", "fatídico" y "aterrador" 2009 que la gran mayoría de los expertos económicos no se cansa de vaticinar -¿será realmente tan así?-, desenfundamos nuestras mejores armas. Se trata de optimizar al máximo el ingreso para reducir al mínimo posible "lo que haya que entregar".
Muchas cosas pasaron entre 2002 y 2008. Entre ellas que se recuperó fuertemente el empleo. Y con ello el ingreso y la capacidad de satisfacer necesidades y deseos postergados. Esa recuperación fue muy costosa. Por eso, este año pelearemos con uñas y dientes para defenderlo.
Al igual que los personajes de Matrix Reloaded los consumidores argentinos salen a la cancha "recargados". Tienen "nuevos poderes": la combinación del saber acumulado en 2001/2002 con un poder adquisitivo mayor que en ese momento. En un partido como el que se pronostica para 2009, saben que el empate es buen negocio. Y van por eso.
Por Guillermo Oliveto
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