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domingo, 23 de marzo de 2014

Un juego fantástico y sensual

¿De qué hablamos cuando hablamos de Game of Thrones, la atrapante serie de TV que es furor en todo el mundo?

 
Daenerys Targaryen, la madre de los dragones, uno de los personajes más fuertes de la serie. Foto: LA NACION / Gentileza HBO
Las expresiones en sus caras lo decían todo. "¿Nunca viste Game of Thrones?", gritaron, casi al unísono, tres amigos británicos mientras tomábamos una cerveza en un pub londinense. Y en cinco segundos pasé a ser casi un alien recién llegado a la Tierra. No pertenecía al selecto grupo de 13,2 millones de personas que, cada semana, se clavan frente al televisor a ver la famosísima serie (sin contar las descargas ilegales que, se estima, llegan al mismo número).
Entonces decidí prender la tele y, casi como una droga, me atrapó. Game of Thrones es Los Sopranocon dragones, Breaking Bad con más de un protagonista, Sex and the City con mujeres guerreras, El Señor de los Anillos con política, House of Cards del Medievo. Es Cien años de soledad con familias aun más extensas y complicadas y La casa de los espíritus con efectos especiales.
Cuando la serie se estrenó, en 2011 -cinco años después de que los productores se reunieron por primera vez a discutir la posibilidad de llevar las novelas de George Martin a la pantalla chica-, inauguró un sorprendente nuevo estilo de televisión del que no se ha parado de escribir desde entonces: uno que mezcla el género fantástico con temas que podrían ser actuales.
Pero, por sobre todo, Juego de tronos es el más reciente fenómeno de la pantalla chica. Pocas veces una serie de televisión había logrado generar tales niveles de fanatismo: los extraños nombres de sus personajes han subido estrepitosamente en las listas de nombres para recién nacidos, YouTube está repleto de videos que la celebran y cientos de analistas ya usan su nombre como sinónimo de crisis política.
Ha logrado penetrar el inconsciente social y, en cada capítulo, sacarle el velo a temas como la prostitución, la corrupción, la lucha feminista y la religión, combinando realidad con elementos de fantasía que, entre todo lo otro, se tornan casi imperceptibles. Tan popular es que casi supera en rating a la taquillera Los Soprano, y entre sus fanáticos cuenta con amas de casa, oficinistas y presidentes. Con el inminente lanzamiento de la cuarta temporada, todos parecen tener algo que decir sobre el bebe mimado de HBO.
El Medievo en el siglo XXI
La megaproducción está basada en la serie de novelas Una canción de hielo y fuego, del escritor norteamericano George Martin; el nombre se tomó del primero de los libros, Un juego de tronos. Los expertos dicen que la serie es casi una copia fiel de los primeros tres libros, pero aseguran que a medida que el programa avance comenzará a alejarse de la obra; es que Martin todavía está trabajando en el sexto libro.
Es la historia de la lucha entre familias nobles en el reino ficticio de Westeros, donde todos están dispuestos a hacer lo necesario para conseguir el famoso trono de los Siete Reinos (esa famosa silla repleta de espadas que se ve en todos los posters). Es una de las tramas más entreveradas que se han trasladado a la televisión. Por un lado están los Baratheon/Lannister. Robert Baratheon (gordo, borracho y loco) es el rey de los Siete Reinos y está casado infelizmente con la reina Cercei Lannister (hermana de Jaime, con quien tiene un espectacular romance, y de Tyron, enano, constantemente maltratado por todos, pero que siempre cae de pie). El matrimonio intenta criar a su hijo Joeffrey, un niño malcriado y sádico al límite. Todos, rodeados de consejeros de moralidad dudosa.
Entre ellos está Lord Eddard Stark, jefe del clan Stark, casado con Lady Catelyn de la casa de Tully. Juntos tienen cinco hijos: Robb, Sansa, Arya, Bran y Rickon. Jon Snow es el hijo ilegítimo de Eddard. Lord Stark es la mano derecha del rey, trabajo que consiguió después de que el anterior consejero muriera en circunstancias dudosas. Del otro lado del mar, los hermanos Daenerys y Viserys, hijos del rey que había sido depuesto por Baratheon previamente, están escondidos, pero organizándose para reclamar el trono. La reina Daenerys termina casada con el jefe de la tribu nómade Dothraki.
Alrededor de esa docena de personajes hay varios cientos más, que forman un intrincado rompecabezas de historias y relaciones que dejarían con la boca abierta a los guionistas de las novelas de la tarde a las que estamos acostumbrados y nos parecían complicadas. En el reino de Westeros, los buenos nunca están del todo limpios, las brujas malas no siempre lo son tanto, a nadie se le rompe una uña a la hora de decapitar al vecino, tirar a un chico por la ventana u ordenar una masacre. En el mundo de Game of Thrones, hasta los protagonistas mueren como moscas.
Todo ocurre frente a un telón de fondo repleto de sensacionales paisajes, sesiones de tortura, sexo descontrolado y veinte tramas que se entrelazan.
Games of Thrones gusta por eso. Es que entre los diálogos magistrales, ricas historias y atractivos protagonistas explora, con naturalidad casi perfecta, temas actuales como la inequidad social, las crisis políticas, los conflictos religiosos, el valor de la lealtad, la sexualidad y la guerra.
Y no ahorra en moralinas ni mensajes ejemplificadores. No tiene un protagonista único, es impredecible. Es cruda, directa y no pide disculpas por serlo.
"En Game of Thrones todo puede pasar, cualquiera se puede morir. A la gente le encanta eso, aunque a mi contador le da mucho miedo", se ríe Liam Cunningham en un encuentro de la Revista con algunos de los actores que ponen el cuerpo a esta historia. "Hasta ahora habíamos visto muchas series que eran lineales: hay un malo y un bueno, el bueno mata al malo y listo. En ésta un minuto el tipo es bueno y al siguiente ya no lo es. Terminás queriendo a alguien que odiabas, como a Jaime, que al principio es el que se acuesta con la hermana y más tarde se ve que está luchando para mejorar", agrega el actor, que personifica a Davos Seaworth, un ex contrabandista al servicio de Stannis Baratheon, hermano del rey muerto que busca su lugar en el trono.
¿Lannister o Lancaster?
Desde su lanzamiento, Game of Thrones fue un éxito inmediato entre el público y los críticos. Lo que más sorprendió a estos últimos es que generara fanatismo entre aquellos que, hasta ahora, no mostraban interés por el género. "Lo ingenioso e inteligente es que no es una serie de fantasía. El mundo en el que ocurren los hechos no es real, pero las cosas que pasan sí lo son. Está basado en sucesos reales de nuestra historia y en personas reales. Eso lo hace interesante y único, para nosotros y para el público", explica Aidan Gillen, que interpreta a Petyr Baelish, miembro del consejo de asesores del rey de los Siete Reinos.
La inspiración surgió de la guerra de las rosas británica, en la que la casa de York derrocó a la casa de Lancaster a mediados del siglo XV (la similitud en nombres será, tal vez, pura coincidencia). Los ecos con la historia son infinitos. El crítico británico Thomas Holland dice que Westeros recuerda a la era de los vikingos y que en las primeras tres temporadas, el autor y los productores combinan mágicamente elementos y personajes inspirados en la guerra de los 100 años, los combates de caballeros medievales, la leyenda de Atlantis y el renacimiento italiano.
Y como en una danza casi perfecta, entre niños con poderes mágicos, reinas inmortales y dragones voladores recrea las disputas políticas que aparecen en las tapas de los diarios de hoy. "Extrañamente el show es creíble. Por un lado tenemos brujas, dragones, magia y una tierra irreal, pero como espectador uno acepta toda esa fantasía porque en el medio hay una historia dramática muy real de gente que enfrenta historias reales y actuales", sigue Cunningham.
"Creo que mi personaje es uno de los que más refleja la sociedad actual. Es un hombre simple que se encuentra en un nido de ratas e intenta mantenerse honorable en medio de todo eso. En todos lados donde haya poder hay gente maquiavélica a quien no le importan los intereses de la gente a quien supuestamente debe representar, sino los propios y su ego", explica.
Tal vez sea exactamente por eso que decenas de políticos están fascinados con la serie: desde Barack Obama, que aparentemente pidió a los ejecutivos de HBO copias adelantadas de la tercera temporada, hasta la ex primer ministro australiana Julia Gillard y el canciller holandés Frans Timmermans, que citó las novelas de Martin en varios de sus discursos.
Hasta Cristina Kirchner ha declarado su amor al Juego de tronos. "¿Mi personaje favorito?: la madre de dragones. Seguro se queda con Robb Stark, ¿o con Jon Snow?", tuiteó la Presidenta cuando se estrenó la tercera temporada el año último.
La madre de dragones a quien se refiere es Daenerys Targaryen, hija de un rey destronado que, luego de pasar miserias y destierro consigue tres dragones y un culto de miles de seguidores fieles, muchos ex esclavos liberados por ella, que la tratan (y aman) como a una madre.
Mujeres y niños, primero
Claro que en este mundo, la bella Daenerys es mucho más que una reina rubia. La Madre de Dragones representa uno de los aspectos más distintivos de la serie: el rol de las mujeres. Es que en Game of Thrones las chicas se dividen en dos grupos. Por un lado están las reinas, con sus espectaculares vestidos, larguísimas cabelleras y suntuosos castillos, sufriendo a la par de sus poderosos esposos. Del otro están las heroínas, que queman las capelinas para empuñar una espada y luchar a la par de sus compañeros de armas. Y mientras en las primeras dos temporadas los ojos del mundo estaban enfocados en Daenerys, los personajes más comentados hoy son los de otras dos: la pequeña Ayra y la guerrera Brienne of Tarth.
Ayra, hija del asesinado Lord Eddard, es la heroína del clan Stark y se ha transformado en un ícono feminista. "Me encanta que Ayra haya sido tan popular en todo el mundo. Me encanta que no necesite ponerse vestidos de princesa ajustados y tener el pelo perfecto y estar maquillada para que a la gente le guste. A la gente le fascina por su personalidad. Sabe bien lo que quiere y eso es muy admirable", dice Maisie Williams, que personifica a la joven guerrera. Y Williams no está sola.
En la segunda temporada, una nueva heroína toma protagonismo: Brienne of Tarth, una guerrera fuerte y temperamental. "Brienne está fuera de las convenciones de lo que se espera de una mujer. Me gusta representar a una mujer que se sale de la norma y de lo que se espera de ella. Es un personaje fuera de lo usual y en la próxima temporada se la va a ver enfrentando situaciones que no esperaban", afirma Gwen Christie, la londinense que personifica a la guerrera.
Game of Thrones es norteamericana, pero es casi lo único no británico que tiene. La gran mayoría de sus actores son ingleses e irlandeses, y está casi enteramente filmada en diversas locaciones de la zona. Tal vez por eso sus protagonistas son casi normales.
El elenco está formado por actores experimentados (incluyendo a Gillen, quien trabajó en The WireQueer as Folk) y algunos para quienes este es su primer trabajo. Sin embargo hay tres cosas que todos tienen en común: todos tuvieron que tomar clases de lucha con espadas, a ninguno le impresiona la idea de una decapitación y a todos les fascinan los escenarios naturales en los que tienen que trabajar.
"En un punto te acostumbrás a todo, a las cabezas decapitadas, a la sangre. Es que cuando estás actuando al lado de una cabeza decapitada, podés ver que atrás hay un técnico tirando sangre", cuenta Isaac Hemstead-Wright, que encarna a Bran Stark, hermano menor de Ayra.
"Los sets son increíbles y hacen el trabajo mucho más fácil. En la escena de la boda sangrienta, por ejemplo, casi todo es real, la cantidad de gente, el barro, todo. Habíamos estado filmando durante muchas horas, todos estaban agotados, hasta los caballos. La tensión se sentía en el aire. La atmósfera era real. Claro que no todo era real, pero se sentía así", describe Williams.
Todos están dispuestos a charlar sobre cualquier cosa, menos una: la famosa cuarta temporada. Y a pesar de que el programa está basado en novelas que han sido escritas, aseguran que todo puede cambiar. "La estructura de esta temporada es diferente de las anteriores. Ahora hay más acción, más cosas van a pasar más rápido, desde el primer capítulo. Todos quieren llegar al trono y todos van a usar sus métodos para intentar lograrlo. Eso es todo lo que puedo decir", admite Cunningham.
Pero un tráiler que publicaron en Internet recientemente tira algunas pistas: Jeoffrey se casa con Margaery Tyrell, como parte de una alianza entre sus familias; Daenerys conseguirá más poder del que esperaba; Jaime vuelve a su casa, pero ya no está pensando en la hermana; el temido invierno finalmente llega y trae bajo el brazo la hambruna que terminará con más vidas que la guerra, y Ayra, simplemente, quiere matarlos a todos.
Los productores y actores guardan los secretos de la nueva temporada bajo mil llaves, pero lo que es seguro es que a partir del 6 de abril la pantalla chica volverá a convocar a la enorme legión de fanáticos de ese mundo tan fantástico como cercano.

UNA COLECCIÓN DE RECORDS

  • Es la segunda serie más vista en la historia de HBO, después de Los Soprano.
  • Aproximadamente 250 actores trabajan en cada capítulo, el elenco más grande de la historia para una serie de televisión.
  • Según la BBC, más gente escucha las lenguas Dothraki y Valyrian (creadas para la serie) que las de Gales, Irlanda y Escocia combinadas.
  • En Estados Unidos, el nombre Ayra subió en popularidad del número 711 al 413 en 2012.
  • Según la consultora SBS, es la serie de la que más se habla en redes sociales.
Fotos GENTILEZA HBO.

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