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lunes, 22 de marzo de 2010

Comunicacion politica de la pagina de Julio benavidez

El fondo del Bicentenario: La comunicación de un conflicto.
Por Flavia Heredia Tello

Introducción.El comienzo del año 2010 trajo apareada la primera crisis político-institucional, que se desarrolló a partir del cuestionamiento de la creación de un decreto de necesidad y urgencia (DNU) firmado por la titular del poder ejecutivo nacional, donde se solicita el uso de las reservas disponibles del Banco Central para pago de deuda pública con vencimientos en el corriente año.Para abordar este análisis buscaremos distinguir tres niveles de observación: un primer nivel político que comprende la acción en sí misma; un segundo nivel que involucra a los actores tanto individuales como institucionales y por último un tercer nivel en donde nos orientaremos a ver la construcción que dan los medios masivos de comunicación en la interpretación de este tema y a su vez, como impacta en la opinión pública.El Poder Ejecutivo Nacional el 14 de diciembre de 2009 crea por decreto de necesidad y urgencia (DNU) el denominado “Fondo del Bicentenario”, por el cual pretende destinar 6.569 millones de dólares de las reservas del Banco Central para el pago de vencimientos de deuda pública. Esto implica hacer uso de un 37% del disponible sobrante de las reservas que no estén destinadas a respaldar la moneda nacional, contando en este momento la entidad financiera con aproximadamente 48.000 millones de dólares.El pago de deuda pública a través del uso de reserva no es una situación inédita ya que registra precedentes en el 2005 y 2006 durante la presidencia de Néstor Kirchner. Éste firma un DNU destinado a pagar al FMI (Fondo Monetario Internacional) y otros acreedores compromisos adquiridos mediante la utilización de reservas disponibles. Por ese entonces Martín Redrado ya era presidente del Banco Central.Sin tratar de profundizar ingresando en un análisis político de esta coyuntura, intentaremos brevemente explicar como es la construcción de esta alternativa de la realidad enmarcada por el cuestionado decreto. Facetas de la realidad.En su obra magistral “La República” Platón[1] en el año 395 a.c. planteaba en la “alegoría de la caverna” que la realidad no es sino una interpretación de la misma.Como suceso fáctico, el decreto 2010/2009 begin_of_the_skype_highlighting 2010/2009 end_of_the_skype_highlighting establece en el segundo párrafo del primer artículo que “Las reservas de libre disponibilidad podrán aplicarse al pago de obligaciones contraídas con organismos financieros internacionales y al pago de servicios de la deuda pública del Estado Nacional.”[2], creando para ello el Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad en el segundo artículo del mismo.[3] Con esta perspectiva de la realidad el gobierno nacional propone en su considerando “un uso más eficiente de las reservas del BCRA, buscando obtener de ellas no sólo el respaldo a la moneda, sino también la obtención de un mayor provecho para que coadyuven al mayor desarrollo económico interno.”[4] Por otro lado agrega “en la práctica, la acumulación excesiva de reservas (…) no lleva necesariamente, en todos los escenarios posibles, a mejores condiciones de créditos en los mercados externos.”[5]El fin del Estado Nacional sostenido por esta lógica pareciera perseguir una meta cuyo objetivo es muy loable. Sin embargo la interpretación de los documentos públicos puede estar sujeta a distintos enfoques por parte de los medios masivos de comunicación, por lo cual no debemos descuidar el valor comunicacional que tienen los decretos -utilizados como argumento raciocinante-, que se insertan dentro de una de las tres categorías que Habermas define con respecto a la comunicación, quien las clasifica como opiniones no públicas, opinión cuasi-pública y opinión pública. En este marco las opiniones no públicas son aquellas que se consideran opiniones formales, oficialmente autorizadas, de instituciones tangibles con competencias políticamente relevantes.[6]Sin embargo, a pesar de que pareciera explicitado en el considerando del decreto, tal como propone Lippmann es imposible “comprender verdaderamente los actos de los demás mientras no sepamos lo que ellos creen saber.”[7] Dentro de este contexto y basándose en los antecedentes similares anteriormente citados para pago de deuda, la Presidenta pareciera haber extrapolado una construcción de una realidad anterior al presente, obviando que el decreto previo tenia respaldo de ley en un escenario donde la Cámara alta estaba compuesta en su mayoría por el oficialismo.Podemos especular que la nueva conformación de las Cámaras y su subsiguiente distribución de poder alentó a la firma del Poder Ejecutivo de un DNU en el momento de receso legislativo para evitar su tratamiento parlamentario. Tal como expresa Allport “no importa cual sea la forma en que los individuos alcanzaron el resultado a través de la discusión con otros, (…) ellos están expresando no solo lo que ellos piensan si no lo que ellos quieren”[8]. Esta presunta demostración de poder buscada por la primera mandataria pareció derivar en lo que se denominó por algunos un acto de “autoritarismo”.Es imprescindible efectuar un análisis de la construcción de esta idea. La firma del DNU fue calificada por opositores y algunos medios como un acto autoritario atribuido a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner buscando construir en el colectivo imaginario una imagen estereotipada que represente el significado de ese concepto. En sentido estricto y tal como es utilizado el término, “autoritarismo es un concepto heterogéneo, aplicable a muchos tipos históricos diferentes de sistemas políticos” (Linz citado por Crespi)[9] queriendo representar con ello una comportamiento contrario a los principios que rigen a la democracia.Al atribuírsele a la Presidenta una postura autoritaria se le asigna una figura de representación cuasi monárquica dado “que es el derecho y la obligación de las elites establecidas para gobernar”, en donde el DNU es representado como el constructo un mandato proveniente de un matrimonio gobernante prevaleciendo sobre la representación de dos ciudadanos que alcanzaron la primera magistratura. Por su parte la primera mandataria valida esta atribución en sus declaraciones ya “que si ese derecho y esa obligación están socavados, el bienestar de la sociedad sufrirá como un todo”. El juego de ambas partes consiste en crear la idea de que Cristina Fernández de Kirchner forma parte de los que estaban “bendecidos con la gracia divina y se presentaban como aquellos que expresaban con la Vox Dei (la voz de Dios) de hecho en la realidad “(Menache 1990, citado por Crespi).[10]Platón afirmaba que “el Estado perfecto existirá sólo si los gobernantes de un pueblo son aquellos que han sido educados para gobernar y no abandonados a las opiniones erróneas de la gente”[11]. Bajo este enfoque existiría un derecho a negar a la opinión colectiva la participación en el gobierno. Actualmente, esta negación en el derecho a participar en la validación de las acciones de gobierno es trasladado por extensión hasta ciertos medios de comunicación que se atribuyen el rol de representantes de la voz de la opinión pública (específicamente el grupo Clarín) con los cuales el ejecutivo sostiene un conflicto de larga data.Es de destacar por otra parte que en su “Contrato Social” Rousseau propone que “para constituirse un miembro del estado como hombre común debe mantenerse libre y obedecer solo a su propia voluntad”. Lo señalado justificaría el accionar de la Presidenta aunque pareciera deliberadamente omitir que para “constituirse un hombre de estado debe reforzar el deseo común de todos sus miembros”.[12]Sin embargo, tal como mencionan Berger y Luckman, “el sector no problemático de la realidad cotidiana sigue siéndolo solamente hasta nuevo aviso, es decir, hasta que su continuidad es interrumpida por la aparición de un problema”[13]. De esta manera el continuum lógico del accionar del Ejecutivo Nacional se ve afectado por una acción surgida de una interpretación diferente que construye un nuevo estado de realidad social y política.Oportunamente, el titular del Banco Central de la República Argentina Martín Redrado no autorizó el traspaso de los fondos al Tesoro Nacional, basando su decisión en la ausencia de una ley que respalde el DNU. Adicionalmente la redacción del decreto pareciera omitir resguardar la inembargabilidad de las reservas al modificar la ley que así lo expresa, generando la posibilidad del reclamo de cobro por parte de acreedores privados denominados “fondos buitres” siendo estos inversores especulativos que compran títulos de deuda de países con problemas de cumplimiento cuando su valor en bolsas es mucho mas bajo que el valor nominal.Por su parte, Searle sostiene que en contraposición a algunos que entienden la realidad como una creación humana carente de hechos brutos solo formados por la mente humana, se opone otra que es “una realidad totalmente independiente de nosotros.”[14] En este sentido a partir de la búsqueda del gobierno argentino de enviar señales positivas a los mercados internacionales, pareciera superponerse una tercera dimensión que amalgama ambas posturas constituida a partir de la visión del juez Thomas Griesa en la cual la lucha de poder observada en nuestro país entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial le permite al magistrado norteamericano encontrar fisuras para trabar un embargo sobre fondos del BCRA en cuentas radicadas en EEUU, hecho que dio lugar a fuertes críticas por parte de medios y oposición.A partir de la incorporación de este nuevo actor tanto el arco opositor como el mismo Martín Redrado alimentan la construcción de un significado colectivo de la imagen mental de un decreto improvisado y un estereotipo de gobierno autoritario, según la visión de Lippmann.[15] En este marco comienzan a operar los medios masivos de comunicación como arquitectos de significado.Haciendo leña en el universo mediático.En este mapa de actores el Vicepresidente de la Nación, Julio Cobos conforma un personaje basado en los atributos del “dirigente estrella” que plantea Susana Velleggia[16], en donde la inhabilitación a la “práctica fundante de la política: el debate de ideas y la comprensión de conceptos generales” genera una imagen institucionalmente confusa. Irónicamente la figura opositora por excelencia del abanico político argentino se encuentra dentro del mismo seno del gobierno y es desde allí donde surge la principal posibilidad de obstaculizar el normal desenvolvimiento institucional.El uso de la telepolítica como estrategia política de seducción que cita Velleggia le permite al Vicepresidente aprovecharse de “la ilusión de proximidad generada por las características –institucionales y semánticas- de los sistemas de comunicación social, particularmente la televisión.” [17] El ambiente real que propone Lippmann[18] se encuentra sujeto a la conformación de imágenes mentales de acuerdo al marco buscado por los actores y apoyados en los medios de comunicación. Esta “imagen mental tiene sus derivaciones en la determinación de objetivos, de acciones o inacciones, de esperanzas, esfuerzos y sentimientos de los individuos.”[19]Conforme el objetivo perseguido por cada uno de los participantes de esta compleja situación se busca articular en torno a sus propios intereses que “la situaciones definidas como reales son reales en sus consecuencias, de manera que la realidad interpretada pasa a constituirse como la realidad social por excelencia” (Thomas, citado por Stecconi, 2006).Retomando a Lippmann, para analizar esta situación en el contexto de la opinión pública, debe comenzar por reconocerse “la relación triangular entre la escena de la acción, la representación humana de dicha escena y la respuesta del hombre a esa representación que se manifiesta en la escena de la acción”.[20] Los seudoambientes son tantos como los actores participantes, que mantienen visiones compartidas según los intereses políticos que persigan.Increíblemente Walter Lippmann vaticinaba con respecto al Senado “Sólo quiero considerar el espectáculo, aplicable a todo el mundo, de unos hombres que actúan sobre su ambiente, impulsados por estímulos de sus pseudoambientes”[21], agregando “¿Cuál es la visión de los hechos, y por que se ha elegido precisamente ésa?”.[22] Resta saber cuál será la visión particular que finalmente adopten los miembros de nuestro Senado, respondiendo a intereses propios o ajenos.La problemática del DNU 2010/2009 begin_of_the_skype_highlighting 2010/2009 end_of_the_skype_highlighting explicada “como hecho inexorable que obedecen a una lógica de poder inmodificable, escudada en una razón irrebatible”[23] remite al mito de la razón técnica que plantea Susana Velleggia, en donde el lenguaje utilizado atribuido al “economicismo es profundamente ideológico antes que técnico.”[24] En este caso la lucha tiene por fin el control sobre espacios de poder más que la acción específica de proteger los fondos que pertenecen a toda la sociedad argentina.Es para la opinión pública en donde esta situación constituye un jeroglífico indescifrable:“el necesario sacrificio que –solamente- ellos (la clase media) han de hacer para que la concentración del poder económico y el beneplácito de los inversores externos derramen sus manes salvíficos sobre los mercados nacionales. Mediante ese adoctrinamiento -que encubre un chantaje- se procura instalar en la sociedad la creencia de que con tal sacrificio, a futuro se producirán el crecimiento económico y el bienestar generalizado, aún contra las vivencias y evidencias que señalan exactamente lo contrario.” [25]Construyendo imágenes y sentidos.Los medios masivos de comunicación de esta manera se erigen no solo en vehículo sino también en actores responsables de la búsqueda de la construcción de una realidad favorable a sus propios intereses. Dentro del abanico de los medios conforme a la política comunicacional del gobierno a muchos de ellos se les asigna un rol de opositores llevando una batalla de confrontación con el mismo en donde ambos buscan obtener los favores y aprobación de la opinión pública, que en la realidad le es completamente indiferente excepto la minoría que representan los públicos activos o atentos.Con esto se busca abordar “el rol de los medios de difusión en los procesos constructores de los significados colectivos”[26] tendientes a establecer agenda, priorizar y encuadrar (conforme las teorías de agenda-setting, priming y framing)[27] en la sociedad el asunto conforme los objetivos políticos de cada grupo. La complejidad y amplitud del mundo real impide un conocimiento directo por parte de la sociedad, por lo cual “los medios de difusión moldean estas imágenes al seleccionar y organizar símbolos” (McCombs y Evatt citado por Stecconi, 2006). En este caso en particular el gobierno estimó que el DNU era una medida económica de carácter técnico que no debiera haber tenido un impacto en la agenda mediática, especulando con la idea de que pasara desapercibido. A partir del no acatamiento del decreto por parte del titular del BCRA, la oposición y los medios conformaron un frente común tendiente a instalar en la opinión pública la existencia de un conflicto de poderes, alentando una sobre exposición del tema mediante opiniones y posturas divergentes.De esta manera “los dirigentes de las facciones en pugna suelen recurrir a operaciones de prensa para forzar la resolución de los conflictos de poder internos a su favor, con el consiguiente efecto de confusión en la opinión pública”[28], en la cual ésta es permanente influida y realimentada en un continuo proceso de comunicación de tipo sistémico[29] aplicando encuadres específicos que buscan ampliar la brecha entre el gobierno nacional y la opinión pública.Estas acciones se refuerzan utilizando incluso recursos auto referenciales y de visibilidad pública en un marco global, como por ejemplo el periódico “La Nación” que reproduce al diario español “El Mundo” quien se hace eco de esta visión del conflicto titulando en una nota escrita por su corresponsal en Buenos Aires “La presidenta está cada vez más sola” añadiendo que “el gobierno se enreda en una maraña de problemas”[30] reforzando la visión particular de una de las partes en conflicto.Dada la supuesta necesidad de que los individuos no familiarizados con una situación quienes se sentirán incómodos hasta que se orienten, la agenda-setting de los medios de comunicación crece en importancia conforme aumenta la necesidad de orientación del público (McCombs por Stecconi 2006). Así la información circulante señala un camino univoco funcional a cada medio conforme “los hombres necesitan mapas del mundo para poder recorrerlo” (Lippmann por Stecconi 2006).Se establece una profunda competencia en la tematización por parte de la agenda política versus la agenda de los medios, con la particularidad de que en la política existen distintas ópticas dadas por la confrontación entre el oficialismo y el espectro opositor con sus distintos matices. Conforme se expresa D’Adamo et al. “los medios fuerzan la atención hacia determinadas cuestiones, construyen imágenes del mundo político y proponen los objetos acerca de los cuales el públicos debe pensar”.[31]La apropiación de cómo describir el escenario social y político se orienta a “proporcionar un background informativo para la totalidad de los actores”[32], proveniente de la visión de “los medios como entidades conformadoras de la agenda temática”[33] en las cuales se buscó que el tema en cuestión prevaleciera sobre los otros temas para luego competir entre las distintas posturas buscando destacar una de ellas por sobre las otras tal como plantea el efecto priming o de primacía.De acuerdo con la noción de framing, considerándolo como “el proceso de información que se da entre los medios y la sociedad a través de las noticias” (Amadeo, 2002 citado por Stecconi) implica a “los periodistas (que) interpretan realidades para darles a conocer a sus audiencias” (Sádaba, 2001 citado por Stecconi). La intervención de la prensa en la elaboración de marcos que interpreten las noticias de la disputa en cuanto al enfoque por el pago de deuda pública, ésta “produce framing mientras que a su vez esta embebida por los frames”[34] Así, partiendo del suceso originario que fue la creación del Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad mediante la firma de un decreto de necesidad y urgencia los titulares reflejan la negativa del presidente del Banco Central al traspaso de los fondos para ser utilizados como pago de deuda, luego se derivó en un nuevo decreto para destituir al funcionario. Esta situación migró posteriormente hacia un conflicto institucional que involucraba a todos los poderes. Nuevamente, la imagen mental de la percepción de la realidad crea un seudo ambiente que opera sobre la misma.La importancia política y mediática del tema, basada en “la supuesta dependencia cognitiva que los medios generan en los criterios de importancia y organización de los conocimientos” implica que el mismo se sostiene en el tiempo en las agendas más allá de las 24 o 48 horas signada por la inclusión de diversos matices que permiten que la noticia siga siendo un tema central.[35]¿Cual es entonces la razón por la lucha del favor de la opinión pública? Si lo observáramos desde la óptica de la “ley de reputación” (Locke citado por Price)[36] cuando la justicia no falla según los intereses de un grupo particular de actores, éstos buscan influir sobre los medios de comunicación, cuestionando la opinión formal del magistrado. Para Noelle-Newman el concepto de pública “debe entenderse (…) ver al público como un tribunal, como un juez ante el cual el individuo tiene que comportarse correctamente, si es que quiere evitar que lo aíslen”[37]Este caso que se está analizando puede ser abordado desde la teoría de la espiral del silencio, en donde cada grupo en pugna busca prevalecer su postura operando sobre el miedo innato que el individuo tiene al aislamiento, conforme la sociedad amenaza con aislar al individuo desviado.[38]El gobierno intenta captar apoyo de las corrientes de opinión favorables para su objetivo comunicacional intentando priorizar una línea de pensamiento en la cual la firma del DNU está plenamente justificada, su estrategia busca que la sociedad de los medios aíslen al “individuo desviado” que representa Martín Redrado y con él todo aquel que se solidarice con su pensamiento. Por su parte, desde la oposición se busca construir que “el descarriado” es el gobierno que obra fuera del sistema democrático. Conclusión.En ambos casos las construcciones discursivas de los diversos actores que componen cada grupo apuntan a constituirse en mayoría procurando que su argumento sea el adoptado y considerado como válido. El efecto final, en consecuencia, busca silenciar a las minorías. En conclusión “efectivamente los individuos tienen temor a sufrir reacciones adversas cuando el clima de opinión está en su contra.” Este contexto es comprensible orientado hacia la búsqueda de una “acción desestabilizadora de los discursos dominantes” tendientes a la formación de un clima de opinión favorable.[39]Para finalizar, las disputas de los actos públicos (entiéndase por esto la comunicación de las acciones de gobierno) requieren indefectiblemente de la utilización de los medios masivos de comunicación como únicos significantes de la construcción de mensajes provenientes de las partes involucradas. En sentido estricto la posición predominante será aquella que obtenga los favores y beneplácito de la mayoría, estando esta representada por el resultado de las mediciones de opinión pública, es decir ésta será la que prevalezca con mayor porcentaje en las encuestas. Tal como plantea Alonso et Al. éstas permiten “un acceso inmediato al estado de la opinión pública y torna viable un dimensionamiento del escenario que se investiga”[40] aunque “son los medios los que dicen que las encuestas son un poderoso poder de influencia, pero en realidad ese factor de influencia la administran los mismos medios”[41] (Experto 6 citado por Alonso et Al.) cerrando un proceso autorreferencial en donde la política, los medios y la encuesta conforman un conjunto interdependiente que al fin y al cabo proponen un mismo objetivo.BibliografíaALONSO, Belén, CABRERA, Daniel y TESIO, María Eugenia (2007). “Sondeos, votos y voces. Aportes para un debate político y técnico”. Artículo presentado para el Primer Congreso Latinoamericano de la World Public Opinion Reserch (WAPOR), Colonia del Sacramento, Uruguay, abril de 2007. 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______________________________________________________[1] PLATÓN (2006). La República. Madrid, Editorial Mestas.[2] DNU 2010/2009 begin_of_the_skype_highlighting 2010/2009 end_of_the_skype_highlighting. PEN (Poder Ejecutivo Nacional)[3] Ibidem[4] Ibidem.[5] Ibidem.[6] HABERMAS, Jürgen (1962.) Historia y critica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública. Barcelona, Gustavo Gili, 2002.[7] LIPPMANN, Walter (1922). La opinión pública. Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1964. [8] ALLPORT, Floyd (1937)” Toward a science of public opinión”, en Public Opinion Quarterly nº1, enero de 1937, Universidad de Chicago Press.[9] CRESPI, Irving (1997). El proceso de Opinión Pública. Como habla la gente. Barcelona, Ariel, 2000.[10] CRESPI, Irving. Op.cit[11] PLATÓN, Op. cit.[12] ROUSSEAU, Jean (1762). El contrato social. Barcelona, Fontana, 1998.[13] BERGER, Peter y LUCKMANN, Thomas (1967). La construcción social de la realidad. Buenos Aires, Amorrortu, 2005.[14] SEARLE, John (1995). La construcción de la realidad social. Barcelona, Paidós, 1997[15] LIPPMANN, Walter. Op. cit. [16] VELLEGGIA, Susana (1997). “Identidad, comunicación y política en el espacio urbano. Los nuevos mitos”, en Bayardo, R. y Lacarrieu, M. (compiladores). Globalización e identidad cultural. Buenos Aires, Ciccus, 1998.[17] Ibidem. [18]LIPPMANN, Walter. Op. cit.[19] STECCONI, Natalio (2006). Del mito de la caverna a la teoría del framing: una lectura de la obra que instituyo el discurso predominante en la relación entre los mass media y la opinión pública. Question nº10 en Signos Universitarios, número especial 50º aniversario, año XXV, Ediciones de la Universidad del Salvador, 2006/2007 begin_of_the_skype_highlighting 2006/2007 end_of_the_skype_highlighting. [20] LIPPMANN, Walter. Op. cit.[21] Ibidem.[22] Ibidem.[23] VELLEGGIA, Susana Op.cit. [24] Ibidem.[25] Ibidem.[26] STECCONI, Natalio. Op. cit.[27] D’ADAMO, Orlando J. y otros (2000).Medios de comunicación, efectos políticos y opinión pública. Una imagen, ¿vale más que mil palabras?. Buenos Aires, Editorial de Belgrano.[28] VELLEGGIA, Susana. Op. cit.[29] CRESPI, Irving (1997). El proceso de la opinión pública. Cómo habla la gente. Barcelona, Ariel, 2000.[30] LA NACIÓN. La Presidenta está cada vez más sola (2010. 23 de enero) La Nación, pp. 10.[31] D’ADAMO, Orlando J. y otros. Op. Cit.[32] ALONSO, Belén, CABRERA, Daniel y TESIO, María Eugenia (2007). “Sondeos, votos y voces. Aportes para un debate político y técnico”. Artículo presentado para el Primer Congreso Latinoamericano de la World Public Opinion Reserch (WAPOR), Colonia del Sacramento, Uruguay, abril de 2007. [33] STECCONI, Natalio. Op. cit.[34] Ibidem.[35] Ibidem.[36] PRICE, Vincent (1992). La opinión pública. Esfera política y comunicación. Barcelona, Paidos, 2001.[37] DITTUS, Rúben (2005). La opinión pública.[38] DITTUS, Rúben. Op. cit.[39] Ibidem.[40] ALONSO, Belén, CABRERA, Daniel y TESIO, María Eugenia. Op. cit.[41] Ibidem

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