Se gasta menos en comida, internet y telefonía celular
Cada ama de casa o jefe de hogar analizó los consumos imprescindibles y aquellos que se pueden eliminar. Ante este panorama, también se opta por reparar los artefactos y hasta coserse la ropa
Las familias que aún no tuvieron que hacer recortes ya programan cuáles serán los gastos a reducir para hacer frente a la crisis y generar un ahorro ante las malas proyecciones para el segundo semestre de este año.Según una encuesta nacional (de una consultora especializada en telecomunicaciones), que incluyó a la ciudad de Santa Fe, si bien muchos hogares ya cambiaron algunos hábitos alimenticios –ya no más gaseosas de marca, ni productos congelados, por ejemplo–, la mayoría estudia la postergación de algunos servicios.Entre ellos, el cable –la mayoría criticó el costo mensual–, banda ancha de internet en el hogar y la telefonía fija. Los fanáticos del fútbol son los más reacios a eliminar el primero, pero aún queda la opción de sentarse en un bar a ver los partidos más importantes de la fecha.En cuanto a internet, quienes no tienen hijos en edad escolar y no necesitan trabajar en su domicilio, lo ven como un gasto superfluo y prescindible.El teléfono fijo siempre depende del control sobre las llamadas que se realicen. Banda horaria más frecuente, números celulares, conversaciones kilométricas. Para muchos, no es necesario, ya que se manejan con celulares.La telefonía celular es otro rubro a reducir. Algunos prefieren controlarlo reemplazando el abono mensual por la tarjeta –aunque de esta manera el minuto es más caro; quienes no utilizan mucho el celular pueden hacerlo.Las salidas a comer y al cine también son placeres que las familias consideran un lujo. Algunos redujeron la cantidad de veces al mes en que almuerzan o cenan afuera, y otros salen, pero consumen menos. Hace poco más de un año, ir al cine y luego a cenar era un paseo habitual para muchos. Hoy la mayoría mira las películas en su casa. Otros eligen entre el restorán y la pantalla grande.En cuanto a la vestimenta, hubo quienes sugirieron como opción sacar del placard los abrigos del año pasado y evitar los recargos excesivos de la moda de esta temporada. En general, los consumidores se dirigen a las ofertas o productos de marcas más económicas.También la luz y el gas fueron servicios en los que las familias decidieron aplicar el ahorro. Controlar el buen funcionamiento de los artefactos del hogar y hacer un uso racional de la energía es la clave para no llevarse sorpresas cuando llega la factura. Algunos se toman el trabajo de controlar casi a diario el contador del medidor.
Las mascotas
El alimento balanceado fue uno de los primeros recortes en muchos hogares. Las mascotas volvieron a comer las sobras de las comidas de sus dueños o alimentos más económicos.En tiempos de ajuste, los huesos de puchero común, los fideos, el arroz y la polenta se convirtieron en un menú cotidiano para los animales de la casa.
Un poquito de aquí, otro de allá...
Algunos consumidores prefieren reducir sus gastos en forma leve pero en todos los rubros, para no producir un cambio brusco en sus hábitos. El ingenio y las matemáticas son la clave de todo
Numerosas familias consideran que la mejor alternativa ante la crisis no es eliminar determinados bienes o servicios del presupuesto, sino aplicar un poco de ajuste en cada uno. Así, con un mejor control sobre los gastos diarios, se puede llegar a fin de mes con dinero en el bolsillo y sin realizar grandes sacrificios.El reemplazo de las marcas más caras por las más económicas, el cálculo de las cantidades necesarias y la compra de ofertas son algunas de las medidas que tomaron jefes y jefas de hogar para optimizar el uso de sus ingresos económicos.Además, hay quienes decidieron arreglar o retapizar los muebles de algún sector de su casa en vez de comprar nuevos; o hacer reparar el calzado y vestimenta del año anterior (siempre y cuando sean de una calidad que así lo permita). El supermercadoEl problema al hacer las compras puede ser la tentación de adquirir bienes que no estaban previstos (y quizás no eran necesarios) o no efectuar los cálculos correctos y encontrarse con la sorpresa en la caja. La solución no es tan difícil. Llevar una calculadora y una lista previa de lo imprescindible, puede ajustar el consumo.Otra alternativa es hacer el pedido por internet, aunque no está disponible en la mayoría de los comercios. De esta manera, las grandes cadenas ofrecen mejores medios de pago y financiación e incluso fuertes descuentos.Cuando un cliente sale de un supermercado, en la mayoría de los casos termina llevándose productos que no había ido a buscar. Según distintos estudios privados, más de la mitad de las compras que se hacen en los grandes comercios, son compulsivas.Y los supermercados estimulan estas compras apelando a tácticas como colocar los productos perecederos en el fondo del local –obligando al cliente a recorrer los pasillos de artículos que no son tan indispensables– o dejando las golosinas y las gaseosas en la zona de cajas para tentar a la persona que espera para pasar su carrito.Las marcasUno de los ejemplos más visuales de comportamiento típico de crisis es el crecimiento de las marcas propias que ofrecen los supermercados. Las grandes cadenas se dieron cuenta de que uno de los recursos para no volver a perder clientes a manos de los autoservicios y los almacenes es incrementar su oferta de productos de marca propia, que ofrecen un ahorro de entre 10 y 20 por ciento.En muchos casos para el cliente se trata de un ahorro genuino que no implica resignar calidad en el producto, ya que un importante porcentaje de las marcas propias de los supermercados son elaboradas por las empresas que también fabrican los productos líderes. Es lo mismo, pero más barato.Una cenaEn vez de salir a comer afuera, una buena opción son los delivery, que proporcionan una opción diferente, pero más económica. Otros sugieren retornar a la clásica comida a la canasta, donde todos los invitados colaboran con el menú. De esta manera, salen de la cotidianeidad y no gastan en exceso.
“Volvimos a la comida a la canasta”
Carina vive en Santo Tomé y es empleada pública. “Lo primero que tuve que cortar fue el cable. Eso fue a mediados del año pasado, hace un año más o menos. Me parecía que era muy caro para lo que ofrecía, aumentó una barbaridad de golpe y decidí cortarlo”, contó a Diario UNO.En cuanto a los otros servicios, esta vecina consideró que, en el caso de la telefonía móvil, fija e internet, “controlando el gasto todavía se puede mantener”.Películas, en casa“Al cine no fuimos más, porque nos parecía que era muy caro pagar. Era una salida de vez en cuando. Después de ver la película nos sentábamos a comer algo, pero dejamos de hacerlo por el costo. Ahora esperamos a que salga la película en DVD, la alquilamos y la vemos en casa. No es lo mismo que el cine, pero es lo que se puede”, relató Carina.En relación a los alimentos y otros productos de supermercado, en su caso no fueron necesarios recortes en las compras, pero sí en las salidas a comer. “Ahora te juntás con amigos y mientras que antes los invitabas a comer ahora volvimos a la comida a la canasta o dividimos los gastos. También se puede encargar algo, pero lo dividís entre todos”, destacó.Más de un añoSi bien la crisis económica se profundizó entre septiembre y octubre del año pasado, Carina manifestó que, en su caso, hace “más de un año” que cambió los hábitos en sentido del ahorro. En ese punto coincidió la mayoría de los consultados por Diario UNO.
“Yo me crié sin cable ni internet”
Gladys es también empleada pública y vive con su marido en el barrio Centro. “El celular y las comidas afuera son las dos cosas en las que ahorraría primero. El celular manejarlo con tarjeta y lo menos posible. Las salidas afuera también se pueden reducir. Hay tanto para recortar”, señaló.En diálogo con Diario UNO, esta vecina agregó: “El gimnasio sería otra de las opciones en que se podría reducir el gasto”.De todas maneras, Gladys destacó: “Nosotros somos una familia de dos personas, los dos trabajamos y nuestros hijos ya son grandes y están casados. Es decir, nosotros podemos vivir bien, pero yo veo a mis compañeros de trabajo y me doy cuenta de que con un solo ingreso mensual algunos tuvieron que hacer ajustes”.Esta ciudadana reconoce que todavía puede darse el lujo de salir de vez en cuando a comer afuera, sin embargo no permanece ajena a lo que ocurre a su alrededor: “Yo me doy cuenta de que en los restoranes hay menos gente, que consumen menos. Se puede ver que no toman vino, y no compran otras cosas que encarecen mucho la salida”.La alimentación“Creo que lo último que la gente va a sacrificar es una buena alimentación”, dijo Gladys y aclaró: “Las marcas no se van a dejar de comprar. La gente no va a sacrificar la calidad de lo que consume. Quizás consuman menos, pero de la misma calidad. Al menos por ahora”.En cuanto a la telefonía móvil e internet, consideró que “no son indispensables y son costosos”. Esos son dos de los servicios de los que carecería en el caso que sea necesario. “Si tuviese chicos podría ser, pero se puede vivir sin internet. Yo me crié sin cable ni internet”, finalizó.
Voces de la calle
Eduardobº guadalupe esteEl cable y la telefonía fija es lo primero que recortaría. Tengo los dos todavía, pero serían los primeros en recortar. El celular es una herramienta de trabajo. La vestimenta subió, así que hay que empezar a usar lo del año pasado.”Jésicasanta rosa de calchinesYo ahorraría en las salidas innecesarias. Uno puede salir y no necesita gastar en exceso, sea en comida o en bebidas. En mi caso, este año empecé a manejarme sola con la plata, pero dependo de mis padres, así que no sentí tanto la crisis.”LilianarafaelaEl cable sería lo primero en que ahorraría. En cuanto a la alimentación cambié muchos hábitos, por ejemplo, compro menos carne, no compro gaseosas de marca. Me parece que la comida fue lo que más aumentó el último tiempo.”Gustavobº barranquitasYo empezaría a recortar las salidas a comer. Las sacrificaría. De todas maneras, hasta ahora gracias a Dios no tuve que hacerlo, porque en el trabajo me va bien. Internet, cable y celular son necesarios en una familia.”Domingobº sargento cabralQuizás los más jóvenes, los hijos son los más afectos a la telefonía móvil. Pero los recortes se hacen un poquito en todo. No se puede precisar alguno. Nosotros no nos excedemos en nada, porque no es la primera vez que estamos en crisis.”CarlosmendozaSi tuviera que recortar lo haría en salidas y en el cable. Salís menos, consumís menos. Todavía no saqué el cable, pero estoy a punto de hacerlo. Es muy caro. El celular no, porque sirve para laburar, al menos en mi caso.”
Cada ama de casa o jefe de hogar analizó los consumos imprescindibles y aquellos que se pueden eliminar. Ante este panorama, también se opta por reparar los artefactos y hasta coserse la ropa
Las familias que aún no tuvieron que hacer recortes ya programan cuáles serán los gastos a reducir para hacer frente a la crisis y generar un ahorro ante las malas proyecciones para el segundo semestre de este año.Según una encuesta nacional (de una consultora especializada en telecomunicaciones), que incluyó a la ciudad de Santa Fe, si bien muchos hogares ya cambiaron algunos hábitos alimenticios –ya no más gaseosas de marca, ni productos congelados, por ejemplo–, la mayoría estudia la postergación de algunos servicios.Entre ellos, el cable –la mayoría criticó el costo mensual–, banda ancha de internet en el hogar y la telefonía fija. Los fanáticos del fútbol son los más reacios a eliminar el primero, pero aún queda la opción de sentarse en un bar a ver los partidos más importantes de la fecha.En cuanto a internet, quienes no tienen hijos en edad escolar y no necesitan trabajar en su domicilio, lo ven como un gasto superfluo y prescindible.El teléfono fijo siempre depende del control sobre las llamadas que se realicen. Banda horaria más frecuente, números celulares, conversaciones kilométricas. Para muchos, no es necesario, ya que se manejan con celulares.La telefonía celular es otro rubro a reducir. Algunos prefieren controlarlo reemplazando el abono mensual por la tarjeta –aunque de esta manera el minuto es más caro; quienes no utilizan mucho el celular pueden hacerlo.Las salidas a comer y al cine también son placeres que las familias consideran un lujo. Algunos redujeron la cantidad de veces al mes en que almuerzan o cenan afuera, y otros salen, pero consumen menos. Hace poco más de un año, ir al cine y luego a cenar era un paseo habitual para muchos. Hoy la mayoría mira las películas en su casa. Otros eligen entre el restorán y la pantalla grande.En cuanto a la vestimenta, hubo quienes sugirieron como opción sacar del placard los abrigos del año pasado y evitar los recargos excesivos de la moda de esta temporada. En general, los consumidores se dirigen a las ofertas o productos de marcas más económicas.También la luz y el gas fueron servicios en los que las familias decidieron aplicar el ahorro. Controlar el buen funcionamiento de los artefactos del hogar y hacer un uso racional de la energía es la clave para no llevarse sorpresas cuando llega la factura. Algunos se toman el trabajo de controlar casi a diario el contador del medidor.
Las mascotas
El alimento balanceado fue uno de los primeros recortes en muchos hogares. Las mascotas volvieron a comer las sobras de las comidas de sus dueños o alimentos más económicos.En tiempos de ajuste, los huesos de puchero común, los fideos, el arroz y la polenta se convirtieron en un menú cotidiano para los animales de la casa.
Un poquito de aquí, otro de allá...
Algunos consumidores prefieren reducir sus gastos en forma leve pero en todos los rubros, para no producir un cambio brusco en sus hábitos. El ingenio y las matemáticas son la clave de todo
Numerosas familias consideran que la mejor alternativa ante la crisis no es eliminar determinados bienes o servicios del presupuesto, sino aplicar un poco de ajuste en cada uno. Así, con un mejor control sobre los gastos diarios, se puede llegar a fin de mes con dinero en el bolsillo y sin realizar grandes sacrificios.El reemplazo de las marcas más caras por las más económicas, el cálculo de las cantidades necesarias y la compra de ofertas son algunas de las medidas que tomaron jefes y jefas de hogar para optimizar el uso de sus ingresos económicos.Además, hay quienes decidieron arreglar o retapizar los muebles de algún sector de su casa en vez de comprar nuevos; o hacer reparar el calzado y vestimenta del año anterior (siempre y cuando sean de una calidad que así lo permita). El supermercadoEl problema al hacer las compras puede ser la tentación de adquirir bienes que no estaban previstos (y quizás no eran necesarios) o no efectuar los cálculos correctos y encontrarse con la sorpresa en la caja. La solución no es tan difícil. Llevar una calculadora y una lista previa de lo imprescindible, puede ajustar el consumo.Otra alternativa es hacer el pedido por internet, aunque no está disponible en la mayoría de los comercios. De esta manera, las grandes cadenas ofrecen mejores medios de pago y financiación e incluso fuertes descuentos.Cuando un cliente sale de un supermercado, en la mayoría de los casos termina llevándose productos que no había ido a buscar. Según distintos estudios privados, más de la mitad de las compras que se hacen en los grandes comercios, son compulsivas.Y los supermercados estimulan estas compras apelando a tácticas como colocar los productos perecederos en el fondo del local –obligando al cliente a recorrer los pasillos de artículos que no son tan indispensables– o dejando las golosinas y las gaseosas en la zona de cajas para tentar a la persona que espera para pasar su carrito.Las marcasUno de los ejemplos más visuales de comportamiento típico de crisis es el crecimiento de las marcas propias que ofrecen los supermercados. Las grandes cadenas se dieron cuenta de que uno de los recursos para no volver a perder clientes a manos de los autoservicios y los almacenes es incrementar su oferta de productos de marca propia, que ofrecen un ahorro de entre 10 y 20 por ciento.En muchos casos para el cliente se trata de un ahorro genuino que no implica resignar calidad en el producto, ya que un importante porcentaje de las marcas propias de los supermercados son elaboradas por las empresas que también fabrican los productos líderes. Es lo mismo, pero más barato.Una cenaEn vez de salir a comer afuera, una buena opción son los delivery, que proporcionan una opción diferente, pero más económica. Otros sugieren retornar a la clásica comida a la canasta, donde todos los invitados colaboran con el menú. De esta manera, salen de la cotidianeidad y no gastan en exceso.
“Volvimos a la comida a la canasta”
Carina vive en Santo Tomé y es empleada pública. “Lo primero que tuve que cortar fue el cable. Eso fue a mediados del año pasado, hace un año más o menos. Me parecía que era muy caro para lo que ofrecía, aumentó una barbaridad de golpe y decidí cortarlo”, contó a Diario UNO.En cuanto a los otros servicios, esta vecina consideró que, en el caso de la telefonía móvil, fija e internet, “controlando el gasto todavía se puede mantener”.Películas, en casa“Al cine no fuimos más, porque nos parecía que era muy caro pagar. Era una salida de vez en cuando. Después de ver la película nos sentábamos a comer algo, pero dejamos de hacerlo por el costo. Ahora esperamos a que salga la película en DVD, la alquilamos y la vemos en casa. No es lo mismo que el cine, pero es lo que se puede”, relató Carina.En relación a los alimentos y otros productos de supermercado, en su caso no fueron necesarios recortes en las compras, pero sí en las salidas a comer. “Ahora te juntás con amigos y mientras que antes los invitabas a comer ahora volvimos a la comida a la canasta o dividimos los gastos. También se puede encargar algo, pero lo dividís entre todos”, destacó.Más de un añoSi bien la crisis económica se profundizó entre septiembre y octubre del año pasado, Carina manifestó que, en su caso, hace “más de un año” que cambió los hábitos en sentido del ahorro. En ese punto coincidió la mayoría de los consultados por Diario UNO.
“Yo me crié sin cable ni internet”
Gladys es también empleada pública y vive con su marido en el barrio Centro. “El celular y las comidas afuera son las dos cosas en las que ahorraría primero. El celular manejarlo con tarjeta y lo menos posible. Las salidas afuera también se pueden reducir. Hay tanto para recortar”, señaló.En diálogo con Diario UNO, esta vecina agregó: “El gimnasio sería otra de las opciones en que se podría reducir el gasto”.De todas maneras, Gladys destacó: “Nosotros somos una familia de dos personas, los dos trabajamos y nuestros hijos ya son grandes y están casados. Es decir, nosotros podemos vivir bien, pero yo veo a mis compañeros de trabajo y me doy cuenta de que con un solo ingreso mensual algunos tuvieron que hacer ajustes”.Esta ciudadana reconoce que todavía puede darse el lujo de salir de vez en cuando a comer afuera, sin embargo no permanece ajena a lo que ocurre a su alrededor: “Yo me doy cuenta de que en los restoranes hay menos gente, que consumen menos. Se puede ver que no toman vino, y no compran otras cosas que encarecen mucho la salida”.La alimentación“Creo que lo último que la gente va a sacrificar es una buena alimentación”, dijo Gladys y aclaró: “Las marcas no se van a dejar de comprar. La gente no va a sacrificar la calidad de lo que consume. Quizás consuman menos, pero de la misma calidad. Al menos por ahora”.En cuanto a la telefonía móvil e internet, consideró que “no son indispensables y son costosos”. Esos son dos de los servicios de los que carecería en el caso que sea necesario. “Si tuviese chicos podría ser, pero se puede vivir sin internet. Yo me crié sin cable ni internet”, finalizó.
Voces de la calle
Eduardobº guadalupe esteEl cable y la telefonía fija es lo primero que recortaría. Tengo los dos todavía, pero serían los primeros en recortar. El celular es una herramienta de trabajo. La vestimenta subió, así que hay que empezar a usar lo del año pasado.”Jésicasanta rosa de calchinesYo ahorraría en las salidas innecesarias. Uno puede salir y no necesita gastar en exceso, sea en comida o en bebidas. En mi caso, este año empecé a manejarme sola con la plata, pero dependo de mis padres, así que no sentí tanto la crisis.”LilianarafaelaEl cable sería lo primero en que ahorraría. En cuanto a la alimentación cambié muchos hábitos, por ejemplo, compro menos carne, no compro gaseosas de marca. Me parece que la comida fue lo que más aumentó el último tiempo.”Gustavobº barranquitasYo empezaría a recortar las salidas a comer. Las sacrificaría. De todas maneras, hasta ahora gracias a Dios no tuve que hacerlo, porque en el trabajo me va bien. Internet, cable y celular son necesarios en una familia.”Domingobº sargento cabralQuizás los más jóvenes, los hijos son los más afectos a la telefonía móvil. Pero los recortes se hacen un poquito en todo. No se puede precisar alguno. Nosotros no nos excedemos en nada, porque no es la primera vez que estamos en crisis.”CarlosmendozaSi tuviera que recortar lo haría en salidas y en el cable. Salís menos, consumís menos. Todavía no saqué el cable, pero estoy a punto de hacerlo. Es muy caro. El celular no, porque sirve para laburar, al menos en mi caso.”
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