Dominios en Internet y soberanía digital
¿Es Internet un espacio realmente democrático como sostienen muchos? ¿Es verdad que la información en Internet desplazará en breve a los medios impresos y a otros medios de comunicación? Son preguntas que intentan responder Carlos De Angelis, a partir de estudios sobre “Internet informativa”, y Morelis Gonzalo, con una puesta al día sobre la realidad de los dominios en Internet y sus consecuencias sobre la soberanía digital.
Por Morelis Gonzalo *
La historia de los dominios en Internet es la crónica de la participación de EE.UU. en la gobernanza de la red, desde su evolución como un instrumento de tipo militar hasta su explosión en los ’90 como una red de tipo mundial, acosada por el mercado. Historia poco conocida por la mayoría de los usuarios finales.
Desde los inicios, todo lo relacionado con los dominios estuvo supeditado al Departamento de Defensa de EE.UU. En 1983, ese país crea el Sistema de Nombres de Dominio (DNS), el cual permitió asociar cada número IP (protocolo de Internet que permite la transferencia de datos a lo largo de la red) a un nombre, lo que hizo posible la ubicación de los prestadores de servicios en la red por país y, en muchos casos, por actividad. Los dominios se estructuran de dos formas: 1) Los de primer nivel genéricos, los gTLDs. Los más conocidos son .gov (o .gob en español) .mil, .edu, .com, .int y .net y 2) Los de primer nivel de código de país, los ccTLDs, como por ejemplo .ve (Venezuela) .co (Colombia) .cu (Cuba) .ar (Argentina), etcétera.
En 1987, Estados Unidos crea la IANA, encargada de la asignación de los nombres, que contrata a la Universidad del Sur de California para operar el primer servidor-raíz y ésta, a su vez, busca a dos empresas del sector privado, SRI internacional al comienzo y luego la Government Systems Inc (GSI), para que se encarguen del registro de los dominios, del primer nivel genérico, en el mundo entero.
En 1996, la institución le transfiere “el negocio” a la Network Solution, la cual crea reglas de propiedad intelectual ante las disputas por la compraventa de los dominios, lo cual generó muchas protestas y reclamos, al involucrarse en un ramo que no era de su competencia, fijando arbitrariamente los precios, afectando la soberanía digital de algunos países.
Con la explosión de la red, la empresa comenzó a quedarse corta frente a un negocio de dimensiones mundiales. En 1997, un equipo de técnicos propuso la creación de más dominios y que éstos tuvieran carácter internacional. Ante esta situación, Clinton, el presidente norteamericano en ese momento, le encarga al Departamento de Comercio la creación de un organismo a la altura de las demandas, desvinculado del Departamento de Defensa.
Nace entonces, en 1998, la Icann (http://www.icann.org/es/announcements /announcement-2-23oct08-es.htm) como la responsable de los números y nombres, como una entidad sin fines de lucro, ubicada en California, la cual tendría bajo su responsabilidad, además de la definición y mantenimiento de las tablas-números de los servicios de la red, gestionar los números IP, los dominios de primer nivel genéricos y la gerencia de los trece servidores-raíces existentes en el mundo. Así, los internautas del mundo dependen, en última (¿o en primera?) instancia de estos servidores, ubicados diez de ellos en EE.UU. Existen “sucursales” en cada uno de los continentes. En América latina opera Lacnic, Latin America and Caribbean Internet Adress Registry, ubicada en Uruguay (http://www.lacnic.net/sp/
Si la soberanía política es el poder de un Estado que no está sometido a ningún otro, entonces la soberanía digital sería ese mismo poder pero en el ciberespacio. En la actualidad, muchos países han sido colonizados paulatinamente por los mercaderes que compran los dominios a la Icann y luego los revenden, dejando a su dueño originario desprovisto de ese poder, de esa soberanía e identidad digital.
Hay múltiples casos que evidencian esto en forma dramática, como el de la isla de Tuvalu, uno de los países más pequeños del mundo, perteneciente a la Polinesia, dueña del dominio .TV que, lejos de dar a conocer la región, hace referencia a la industria de la televisión, por cuanto el mismo fue comprado por un empresario privado que ha hecho mucho dinero con el dominio. En consecuencia: en términos del ciberespacio, esta isla no existe.
Frente a esta realidad, una de las primeras medidas a tomar para darle racionalidad a la gobernanza de Internet es considerar ésta como un servicio público de carácter universal, por ende, no sujeto a los vaivenes del mercado, ni a sus reglas e intereses. Desde la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información y el Foro de la Gobernanza en Internet, diversos países y representantes de la sociedad civil están pidiendo desplazar la gobernanza de Internet del sector privado a un organismo público y multisectorial.
Finalmente es necesario abordar este problema con visión integradora y tomando en cuenta que, más allá de lo técnico, los dominios en Internet son un problema político que debe ser encarado políticamente, por cuanto toca el tema de la soberanía digital, extensión en estos tiempos de la soberanía nacional y tan importante como ésta.
* Economista y periodista venezolana, docente e investigadora de la Facultad de Arte de la Universidad del Zulia.
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