LA
VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACION
El deporte y lo deportivo
Dos enfoques sobre la
comunicación y el deporte. Eduardo Galak invita a repensar el rol que juega lo
deportivo en las sociedades actuales con motivo de la reciente inauguración del
primer canal de televisión deportivo estatal.
Por Eduardo
Lautaro Galak *
La reciente inauguración del
primer canal deportivo estatal convida a repensar el rol que juegan los
deportes y lo deportivo en las sociedades actuales.
Hace ya una década que las
políticas públicas nacionales trocaron el histórico discurso que justificaba la
práctica deportiva: se pasó de afirmar que toda actividad física –casi sin
importar cómo, dónde o por qué– generaba salud a sostener que son parte
fundamental de la cultura y, por ende, de todos. Desde los albores del siglo XX
y especialmente desde la definitiva incorporación de los deportes a la vida
estatal y económica argentina en la década del ’30 se creó, a fuerza de una
clara selección de las tradiciones y de una evidente naturalización de sus
razones, una suerte de imaginario social que indica que moverse es sinónimo de
salud física, y que ello es a su vez sinónimo de salud mental individual y de
progreso colectivo. Como ejemplo de ello podemos decir que la definitiva
introducción de los deportes a la escuela, a través de la asignatura Educación
Física, resultó paralela a la incorporación de ciertos discursos eugenésicos
que postulaban robustecer los músculos para fortalecer la raza argentina.
Sin embargo, más cercanos a estos
tiempos, con la institucionalización estatal del Programa Deporte para Todos la
cuestión cambió –diría radicalmente– en su fondo: el argumento principal que
motiva establecer políticas en torno de los deportes es que son, no ya vehículo
de higienización y salubridad de la población, de vigorización de la Patria o
de mejoramiento de la raza, sino “hechos sociales y culturales”, al decir de la
propia Secretaría de Deportes de la Nación. Por caso, dos ejemplos que muestran
el cambio contemporáneo en la concepción del deporte. Primero, la razón para
estatizar el Fútbol para Todos, bandera de la política estatal en esta materia
y caballo de batallas de otras, se argumentó en que si el acceso a la cultura
es un derecho y el fútbol es sinécdoque de la misma, ergo el acceso al deporte
es un derecho y por ende es obligación del Estado garantizarlo. De hecho, el
artículo 77 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual establece que el
Estado debe asegurar que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de mirar
deporte por televisión en forma gratuita. Segundo, esta transformación en la
conceptualización del deporte se materializó cuando paulatinamente se fueron
incluyendo las políticas deportivas en la cartera del “Ministerio de Desarrollo
Social” antes que en la de “Salud”.
A pesar de este cambio, que signa
esta época, seguimos adeudando como sociedad el debate que relaciona el deporte
con lo deportivo. Digámoslo con todas las letras: el hecho de que se masifique
el deporte, sea por el propio canal DeporTV o por la garantía al acceso que
supone su transmisión online gratuita a través del sitio http://deportv.gov.ar/,
es digno de ser celebrado. Sin embargo, cabe la reflexión acerca de lo
deportivo, es decir en lo relativo a lo que el deporte genera como práctica de
la cultura, como hecho social.
Salvada ya la acepción que
engarza al deporte con la salud, no debiera caerse en entender sin matices que
estas prácticas conduzcan a solucionar las problemáticas sociales arraigadas.
Por ponerle ejemplo a estas palabras. En la apertura de este canal de la TV
digital, la Presidenta afirmó que estas políticas públicas sobre deportes le
cambiaron la vida a muchas personas y también generaron profundos cambios
sociales (como la clásica reunión familiar argentina para asistir a un partido
de fútbol, antaño por radio o por la perversa “radio por televisión”, ahora por
pantalla de aire y de manera gratuita) y que “el deporte forma a la persona”.
Si bien es cierto que estas políticas transformaron prácticas y relaciones
sociales, no deberíamos caer en entender que todos los valores que los deportes
transmiten son positivos para la sociedad, que éstos producen las soluciones
para todos los males colectivos o que su aprendizaje es signo de “buena”
formación.
Dicho de una manera más directa,
no deberíamos confundir lo deportivo con lo político: así como no es sinónimo
de salud, el deporte tampoco es acepción de “buena” educación, de “buena”
cultura. En cambio, sí parece un camino fructífero fundirlos: sin desconocer
las posibilidades de transmitir a través de los deportes lógicas de respeto, de
sacrificio, de socialización, de inclusión o de competitividad, no debemos
desconocer que las prácticas deportivas también están asociadas a valores como
la infracción a la regla, la violencia física y simbólica, la traición, la
especulación, la espectacularización y demás intereses propios de las lógicas
de mercado. De la reflexión crítica de esta fundición se podrán resignificar
los valores asociados a lo deportivo que su transmisión pone de manifiesto, y
con ello construir efectivamente un “deporte para todos” que sea para todos.
* Doctor en Ciencias Sociales
(UNLP/Conicet).
LA
VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACION
Habitar un espacio de memoria
A propósito de la próxima puesta
en marcha de la Tecnicatura Superior en Periodismo Deportivo por parte de la
UNLP en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA), Carlos Leavi
reflexiona sobre los valores y significados que genera la apertura de un espacio
universitario en un lugar donde reinó la muerte y donde ahora se busca celebrar
la vida.
Por Carlos
Leavi *
La incorporación de la carrera
universitaria de “Tecnicatura Superior en Periodismo Deportivo en el Espacio
Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) implica poner en práctica una idea de la
universidad, de la comunicación y de nuestra(s) memoria(s). La iniciativa
promovida por HIJOS tuvo rápido eco en la Facultad de Periodismo y Comunicación
Social de la UNLP que asume, como trabajo cotidiano, la apertura de la
universidad pública y sus saberes al conjunto de la comunidad. El firme
compromiso del Ministerio de Educación de la Nación, su Secretaría de Políticas
Universitarias y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación hicieron el
resto.
Como lo expresó Florencia
Saintout, decana de la facultad, hasta hace muy poco “no existía una propuesta
desde las universidades públicas destinada al periodismo deportivo, porque ese
tipo de formación parecía una actividad destinada para unos pocos, aunque la
práctica del deporte sea de las mayorías. Por eso, esta tecnicatura gratuita
brindará la posibilidad de estudiar a quienes no podían pagar un arancel y,
además nos permitirá pensar un periodismo deportivo desde la nueva Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual. Es decir, un periodismo deportivo que no
sea discriminatorio, sexista ni misógino, sino profundamente democrático”.
Las primeras consultas dan cuenta
de la necesidad de este espacio, pero también de un perfil: casi todos/as
trabajan, es decir quieren ser trabajadores/estudiantes. Preguntan si es
arancelado, dando cuenta de un “negocio” en torno del dictado de cursos sobre
“periodismo deportivo”; por lo cual la universidad pública y gratuita viene a
proponer otras lógicas de pensar la formación de periodistas e investigadores
en el mundo del deporte.
Los valores y significados que
generan la apertura de un espacio universitario en un lugar donde reinó la
muerte buscan poner la vida como eje central de nuestras prioridades
político/académicas. Es un modo (no el único) de practicar ese “espacio”.
Habitar ese lugar desde las experiencias educativas nos pone en un desafío que
trasciende lo pedagógico para ubicarse en el plano de lo vital. Contemplamos
las tensiones propias de un acontecimiento/situación de este tipo. Pero con
estas lógicas de lo vital abrimos un marco de posibilidades, corremos los
límites, ocupamos estos “sitios”. Incluso, lo hacemos considerando las
distinciones de Michel De Certau en “La invención de lo cotidiano”, entre el
“espacio” y el “lugar”: en tanto el “lugar es del orden según el cual los
elementos se distribuyen en relaciones de coexistencia y el espacio es el lugar
practicado”. En síntesis, contemplamos nuestras aulas en ese ámbito como
territorios de memoria en términos de experiencias de temporalidad y
espacialidad, pero fundamentalmente como espacios de cambio cultural y
político.
Pero no es sólo nuestra opinión,
un estudiante que ha consultado estos días por la carrera nos escribe y nos
dice que “es una excelente noticia poder cursar en ese lugar que fue utilizado
con horror y poder recuperarlo como un espacio lleno de vida y alegría”.
La carrera que tiene abierta su
inscripción hasta el 26 de abril y comenzará el 2 mayo de este año (1), asume
un abordaje integral del mundo del deporte. Por esto posee cuatro áreas que
funcionan en mutua relación: área de producción (que contempla los lenguajes
multimediales, audiovisuales, radiofónicos y gráficos), un área
socio-comunicacional (para la reflexión sobre la sociedad, los medios de
comunicación y su contexto histórico), área de deportes (saberes específicos
del mundo del deporte y análisis de la problemática como fenómeno social,
cultural, económico y educativo) y, por último, una práctica profesionalizante
(para consolidar las competencias requeridas en los diversos espacios de
competencia profesional).
En el 2013, a 30 años de la
recuperación democrática, la universidad pública y gratuita a través de la
Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata, va por más
democracia, por saberes, discursos y prácticas que den cuenta de esta voluntad
político/académica. Por esto decidimos habitar y vivir esta experiencia
educativa en este “espacio” para que allí estén presentes la memoria, la verdad
y la justicia.
* Licenciado en comunicación,
docente de la FPyCS/UNLP.
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