DEBATES SOBRE EL FUTURO DEL LIBRO
La industria editorial: de la galaxia Gutenberg al universo digital
Las nuevas tecnologías y la conversión inminente del mercado.
Por: Octavio Kulesz, EDITOR DIGITAL- TESEO
Dispositivos de lectura electrónica, bibliotecas digitales, comics y recetas de cocina para hojear en el iPhone, librerías virtuales, redes sociales, audiobooks, clubes de lectores online y hasta textos en Braille impresos bajo demanda: la edición 2009 de la Feria del Libro de Frankfurt tuvo como claro protagonista al libro electrónico, en sus infinitas variantes. Uno de los puntos que más me asombró de esta exposición con respecto a años anteriores fue el imparable crecimiento del Hall 4, dedicado en sus dos terceras partes a las nuevas tecnologías. Entre las principales atracciones del sector figuraba el Forum Innovation, un espacio de debate en torno al futuro del libro. Decenas de panelistas discutían sobre si la distribución de contenidos online podrá ser rentable, si el libro físico desaparecerá y si las librerías podrán conservar un rol en la cadena de comercialización de los ebooks. Sin duda, una de las grandes estrellas del Forum fue Zhou Hongli, director de Shanda Literature Limited, la editorial online líder en China: 400.000 autores suben a Shanda alrededor de 50 millones de caracteres por día, al tiempo que 4 millones de lectores pagan sumas de 2 a 5 centavos de dólar para leer cada texto, lo que en total implica sumas astronómicas. A unos pocos metros del Forum, decenas de compañías de software y hardware exhibían sus productos más recientes. Como el caso de la empresa Midvox, con su equipo interactivo TouchMe: gracias a este dispositivo, las librerías físicas podrán proporcionar información actualizada sobre miles de títulos e incluso permitir que el lector los hojee en pantalla, sin necesidad de consultar el ejemplar físico. La empresa MobiSystems, por su parte, promocionaba su MobiBookMarket, una librería de textos que pueden descargarse en celulares. También eran apasionantes las conversaciones de pasillo. Un colega esloveno me comentó que desde hace algún tiempo sólo lee los originales de autores en su iRex, uno de los más populares dispositivos de lectura electrónica, y que ya estaba incluso leyendo novelas, hasta que el mes pasado una gota de café arruinó parte de la pantalla, "¡y ahora tengo esa mancha en 62.000 páginas!". Otro editor sudafricano me explicaba cómo las nuevas tecnologías lo ayudaron a comercializar libros en un país con dificultades de distribución: construyó un almacén virtual de textos digitales que pueden imprimirse como anillados en terminales ubicadas en bares y kioscos; los lectores compran el texto que precisan y luego la editorial se encarga de pagar los derechos al autor. En general, era bastante llamativa la diferencia de actitud frente al libro electrónico según el país de origen de cada editor. Con excepción de EE.UU., los profesionales provenientes de países con mayor tradición editorial daban la impresión de enfrentar el mundo digital más con temor que curiosidad. Quizás esto se deba a que países como España o Francia no podrán reconvertir su industria editorial con facilidad, y tendrán mucho que perder si los modelos de negocio se alteran drásticamente (como probablemente ocurra). Para los editores de países emergentes, en cambio, los avances digitales representan la gran posibilidad de jugar de igual a igual con los demás, ahora que las cartas se están repartiendo de nuevo. Y en este sentido, los editores argentinos tenemos una oportunidad única. Es importante comprender que el libro físico no va a morir, pero que probablemente sí perderá su trono frente a las numerosas variantes digitales que ya están sacudiendo los cimientos de la edición tradicional. Las librerías tampoco van a desaparecer, pero necesariamente tendrán que migrar a digital, al igual que las distribuidoras y las editoriales.En la medida en que saquemos provecho de todas estas innovaciones tecnológicas y que abramos la puerta a una nueva generación de jóvenes editores digitales, la industria editorial argentina podrá experimentar un salto excepcional y ubicarse así a la cabeza del mercado del libro en español.
La industria editorial: de la galaxia Gutenberg al universo digital
Las nuevas tecnologías y la conversión inminente del mercado.
Por: Octavio Kulesz, EDITOR DIGITAL- TESEO
Dispositivos de lectura electrónica, bibliotecas digitales, comics y recetas de cocina para hojear en el iPhone, librerías virtuales, redes sociales, audiobooks, clubes de lectores online y hasta textos en Braille impresos bajo demanda: la edición 2009 de la Feria del Libro de Frankfurt tuvo como claro protagonista al libro electrónico, en sus infinitas variantes. Uno de los puntos que más me asombró de esta exposición con respecto a años anteriores fue el imparable crecimiento del Hall 4, dedicado en sus dos terceras partes a las nuevas tecnologías. Entre las principales atracciones del sector figuraba el Forum Innovation, un espacio de debate en torno al futuro del libro. Decenas de panelistas discutían sobre si la distribución de contenidos online podrá ser rentable, si el libro físico desaparecerá y si las librerías podrán conservar un rol en la cadena de comercialización de los ebooks. Sin duda, una de las grandes estrellas del Forum fue Zhou Hongli, director de Shanda Literature Limited, la editorial online líder en China: 400.000 autores suben a Shanda alrededor de 50 millones de caracteres por día, al tiempo que 4 millones de lectores pagan sumas de 2 a 5 centavos de dólar para leer cada texto, lo que en total implica sumas astronómicas. A unos pocos metros del Forum, decenas de compañías de software y hardware exhibían sus productos más recientes. Como el caso de la empresa Midvox, con su equipo interactivo TouchMe: gracias a este dispositivo, las librerías físicas podrán proporcionar información actualizada sobre miles de títulos e incluso permitir que el lector los hojee en pantalla, sin necesidad de consultar el ejemplar físico. La empresa MobiSystems, por su parte, promocionaba su MobiBookMarket, una librería de textos que pueden descargarse en celulares. También eran apasionantes las conversaciones de pasillo. Un colega esloveno me comentó que desde hace algún tiempo sólo lee los originales de autores en su iRex, uno de los más populares dispositivos de lectura electrónica, y que ya estaba incluso leyendo novelas, hasta que el mes pasado una gota de café arruinó parte de la pantalla, "¡y ahora tengo esa mancha en 62.000 páginas!". Otro editor sudafricano me explicaba cómo las nuevas tecnologías lo ayudaron a comercializar libros en un país con dificultades de distribución: construyó un almacén virtual de textos digitales que pueden imprimirse como anillados en terminales ubicadas en bares y kioscos; los lectores compran el texto que precisan y luego la editorial se encarga de pagar los derechos al autor. En general, era bastante llamativa la diferencia de actitud frente al libro electrónico según el país de origen de cada editor. Con excepción de EE.UU., los profesionales provenientes de países con mayor tradición editorial daban la impresión de enfrentar el mundo digital más con temor que curiosidad. Quizás esto se deba a que países como España o Francia no podrán reconvertir su industria editorial con facilidad, y tendrán mucho que perder si los modelos de negocio se alteran drásticamente (como probablemente ocurra). Para los editores de países emergentes, en cambio, los avances digitales representan la gran posibilidad de jugar de igual a igual con los demás, ahora que las cartas se están repartiendo de nuevo. Y en este sentido, los editores argentinos tenemos una oportunidad única. Es importante comprender que el libro físico no va a morir, pero que probablemente sí perderá su trono frente a las numerosas variantes digitales que ya están sacudiendo los cimientos de la edición tradicional. Las librerías tampoco van a desaparecer, pero necesariamente tendrán que migrar a digital, al igual que las distribuidoras y las editoriales.En la medida en que saquemos provecho de todas estas innovaciones tecnológicas y que abramos la puerta a una nueva generación de jóvenes editores digitales, la industria editorial argentina podrá experimentar un salto excepcional y ubicarse así a la cabeza del mercado del libro en español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario