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domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Qué es la teoría del género?

SOCIEDADsábado 23 de noviembre 2013

¿Qué es la teoría del género?

Claudia Peiró
Concepto muy a la moda pero no exento de polémica. Arma de combate del feminismo a ultranza, para algunos; herramienta conceptual al servicio del estudio de las sociedades, para otros. Los términos del debate
La nueva edición del Encuentro Nacional de Mujeres, esta vez en la provincia de San Juan, viene a recordar hasta qué punto los estudios de género van unidos a cierta militancia feminista. Por otra parte, la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo y la más reciente Ley de Identidad de Género señala hasta qué punto se ha ido imponiendo en nuestro país, sin que esté claro si la opinión pública tiene conciencia de qué se trata exactamente.  
Un repaso del debate
En uno de sus últimos discursos como Papa, en diciembre de 2012, Benedicto XVI criticó con dureza la idea de que los sexos son el producto de la sociedad y del individuo, señalando que la crisis que afecta a la familia surge del rechazo a la dualidad originaria de la criatura humana, creada por Dios como hombre y mujer.
El Papa denunció en esa oportunidad que, en nombre de la filosofía de "género", el ser masculino y femenino se convierte en un producto de la decisión el individuo: "Si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación".
El historiador francés Anthony Favier sostiene que la expresión "teoría del género" es más bien una etiqueta "utilizada por los detractores de las investigaciones en la materia". Para él, "la idea propiamente católica de que existe un complot ideológico que busca oponerse a la familia tradicional y del cual la teoría del género sería el caballo de Troya que hay que combatir surgió en los años 80 y no ha dejado de reforzarse desde entonces".
Las críticas no son sólo católicas
Sin embargo, no es únicamente la Iglesia Católica la que sale al ruedo en este tema. El gran Rabino de Francia, Gilles Bernheim, durante el debate por el proyecto –luego convertido en ley- de matrimonio entre homosexuales, dio a conocerun ensayo sobre el tema, casi en simultáneo con las declaraciones de Josef Ratzinger.
En ese documento, explicaba que la "gender theory" (el término se originó en los Estados Unidos) hace referencia al "rol social atribuido a cada sexo", a las normas y estándares sociales de lo que se considera masculino o femenino, y define "la diferencia y la jerarquización de las relaciones entre hombres y mujeres en función de su sexo".
"Si el sexo remite a las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer, el género hace referencia a las diferencias sociales debidas justamente a la diferencia de sexo. El género es así lo que podríamos llamar 'el sexo social", aclara Bernheim.
"Los teóricos del género piensan, junto con Simone de Beauvoir, que 'mujer no se nace, sino se hace, se convierte en', a causa de esas 'características de género' que son, en gran medida, una construcción cultural que denuncian, seguía diciendo el Rabino. Se nace 'neutro' según ellos, y es la sociedad la que impone a cada hombre ser hombre porque tiene sexo masculino y a cada mujer ser mujer porque tiene un sexo femenino".

La teoría del género no define entonces al individuo por su sexo (hombre o mujer), sino por su sexualidad (homosexual, heterosexual...). "Borran la dimensión biológica y anatómica que separa ambos sexos para no ser más que géneros múltiples, dictados por la cultura y por la historia –escribe Bernheim. Lo sexuado de los individuos es una construcción social y cultural, por lo tanto artificial". En consecuencia, debe ser hacerse desaparecer esa diferencia artificial que es además la que lleva a la sumisión de la mujer.
Un grado más de esta concepción lo representa la "queer theory", dice el Gran Rabino de Francia en su ensayo, que "lleva la teoría del género a su extremo y le reprocha estar construida sobre (el supuesto de) que la heterosexualidad es la norma y que se trata, por lo tanto, de una orientación sexual superior a las demás".
La queer theory reivindica entonces la creación de una nueva antropología que no estaría sometida a la "heterosexualidad obligatoria
Bernheim señala que detrás de la queer theory está "el proyecto político de remplazar la identidad sexual por la orientación sexual (que) sería elegida por cada individuo".
"Independientemente de su biología y de su género, se puede tener un deseo homosexual, heterosexual, bisexual o asexual –agrega el rabino. La queer theory invita de este modo al individuo a salir del corsé de 'hombre' o 'mujer' La queer theory invita de este modo al individuo a salir del corsé de 'hombre' o 'mujer', que no ha elegido, y expresarse del modo en que se percibe. (...) Lo femenino o lo masculino se convierten en simples roles que se puede elegir o no aceptar, parodiar o intercambiar a placer".
Finalmente, Bernheim recuerda: "La complementariedad hombre-mujer es un principio estructurante en el judaísmo, en otras religiones, en corrientes de pensamiento no religioso, en la organización de la sociedad así como en la opinión de una muy amplia mayoría de la población. Un ser sexuado no es la totalidad de su especie, necesita de un ser del otro sexo para producir su semejante".
En defensa del género
Desde la vereda opuesta a estas concepciones, la primera réplica es, como ya vimos, negar la existencia de una teoría del género como tal, afirmando en cambio que sólo se trata de una categoría de análisis.
"La teoría del género es cualquier cosa menos una teoría, es un concepto, una herramienta de análisis para investigadores sociales" escribió por ejemplo el periodista Charles des Portes, invitado a debatir el tema para una cobertura especial del semanario Marianne2.
La socióloga Laure Bereni acusa a los que hablan de "teoría" de "tratar de dar a entender que existiría un corpus ideológico homogéneo y dotado de una estrategia política determinada".

Des Portes reconoce sin embargo que el concepto es usado en los "estudios de comportamiento individuales y colectivos que apuntan a disociar lo cultural y lo biológico".
Y lo fundamente de este modo: "El género representa los comportamientos que la sociedad considera que corresponden a una categoría sexual. Es una categorización de las actitudes que son 'masculinas' o femeninas'", tales como que "la niña debe hacer la limpieza y el varón no debe llorar".
El concepto de género surgió en los Estados Unidos, a mediados del siglo pasado, en los ambientes médicos y psiquiátricos. En 1955, el psicólogo John Money habla de "gender roles", en un intento de esclarecer por qué el sexo cromosómico no corresponde, en algunas personas, al sexo anatómico. Robert Stoller, psiquiatra y psicoanalista usa la expresión "gender identity" al estudiar a los transexuales, que no se reconocen en su identidad sexual de nacimiento.
Es los años 70, el concepto será recuperado por los movimientos feministas, en su lucha por la igualdad y por salir de los roles a los que las mujeres estaban predestinadas. Pero es recién en los años 1990, cuando el término conoce una difusión más masiva. Y, admite Des Portes, se producen entonces algunos "abusos de lenguaje y falsas acusaciones", como se verá más adelante.
En la misma revista, el periodista y escritor Jean-Claude Guillebaud afirma que las posturas están caricaturizadas. Para él, los estudios de género "son sólo una nebulosa de investigaciones, que se llevan a cabo desde hace unos treinta años y en la cual coexisten corrientes muy diferentes, desde las más moderadas hasta el extremismo insensato de algunos grupúsculos de lesbianas".
El cree que hubo un consenso inicial en torno al hecho de que en la clasificación sexuada de los seres humanos intervenían también elementos culturales. "Es evidente. Se le 'enseña' a una niña a convertirse en mujer, como se prepara a un varoncito para ser un hombre. Salvo excepción, lo cultural y lo biológico combinan sus efectos", dice.
Extremismo de género
Hasta ahí, el acuerdo. "Lamentablemente, agrega Guillebaud, ciertas corrientes extremistas, alentadas hace 25 años por la filósofa Judith Butler, habían radicalizado su posición sosteniendo que lo 'biológico' no tenía ya más importancia y que todo dependía de lo 'cultural' y de lo 'político'. Se trataba de recusar lo que estos grupos consideraban como una asignación a una sexualidad dada, a fin de combatir la dominación de la cual las mujeres y los gays eran las víctimas".
El detalle, agrega, es que el libro de Butler es del año 1990 y posteriormente ella misma tomó distancia de su radical teoría y dijo haber actuado movida por "una fobia del cuerpo". Butler llegó a burlarse en público de sus propios excesos juveniles que la llevaron a escribir ese libro.
"Hoy, señala Guillebaud, Butler dio un paso más en su autocrítica denunciando el 'nacionalismo gay', al límite del racismo, que contaminaría según ella la lucha occidental contra la homofobia. Ahora bien, nada de esto es evocado por los abogados franceses del 'género". No sólo no dicen una palabra, sino que siguen citando el libro de Butler de 1990".
El semanario Famille Chrétienne publicó un informe señalando que "la doctrina de la izquierda está hoy focalizada en el concepto de igualdad; un concepto engañoso, que consiste en neutralizar las diferencias, pretendiendo que son fabricadas por la sociedad; tiene su brazo armado: el gender, o queer theory, que separa identidad sexual de orientación sexual, la cual sería una pura construcción social. En esta lógica, la norma sexual se convierte en una máquina de exclusión".
El papel de la ONU y otros organismos
"¿Hasta dónde irá la desconstrucción?", se pregunta la revista. La respuesta llegó poco después de la mano de la aprobación del matrimonio homosexual en Francia, como antes en Argentina, una evidente consecuencia de esta concepción, se le dé o no estatus de teoría.
En otro artículo de la misma revista, titulado "Géneros del mundo, ¡uníos!", Charles-Henri d'Andigné se refiere a la "formidable caja de resonancia de la ideología de género" en que se han convertido las organizaciones internacionales como la ONU, la Unesco o la OMS. Irónicamente, escribe: "¿De qué modo, cuando se es minoría, se puede imponer una teoría falsa, científicamente errada, infundada, a una mayoría en un país? ¿De qué modo, cuando se es minoría, se puede imponer una teoría falsa, científicamente errada, infundada, a una mayoría en un país?Solución: pasar por las instituciones internacionales. El gender, 'fruto de lucubraciones improbables de pensadores franceses y norteamericanos' se ha transformado en 'norma política y cultural mundial', dice citando un ensayo de Marguerite Peeters.
¿Es entonces la teoría del género también un programa de acción? Ya existen algunas experiencias, en Suecia por ejemplo, de escuelas primarias que eligen prohibir deliberadamente toda referencia masculina o femenina. Y no falta, incluso en Argentina, quien quiere introducir el concepto de la sexualidad como construcción, elección, opción, en los contenidos de la educación sexual en los programas escolares. De hecho, la ya mencionada Ley de Identidad de Género se basa en esta concepción: "Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo".     
Para sus detractores, el concepto responde a una ideología que niega la realidad biológica. Mientras que sus defensores insisten en que sólo se trata de una herramienta conceptual, para el estudio de las relaciones entre hombres y mujeres y de la sociedad. "Lejos de negar la diferencia entre sexo masculino y femenino, el género es usado como concepto que permite pensar el sexo biológico independientemente de la identidad sexual, a fin de investigar la forma en la cual cada uno y cada una puede construir su identidad sexual, tanto a través de su educación como de su orientación sexual (heterosexual, homosexual, etc.)", dice un artículo de la revista Sciences humaines.
Por ello, prefieren usar la expresión "estudios de género" porque se trata de un amplio campo interdisciplinario que abarca la historia, la sociología, la geografía, la antropología, la economía o las ciencias políticas, sobre temas que no son nuevos: trabajo, migraciones... Lo nuevo, es el postulado de que el sexo biológico no alcanza para "hacer" un hombre o una mujer; también participan en gran medida las normas sociales. 

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