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martes, 3 de septiembre de 2013

IDEANDO

La buena publicidad


Heddel Cordero
Lo dicen los expertos: en época de crisis no basta con hacer publicidad, es preciso hacer buena publicidad.
La ineficiencia publicitaria, en época de bonanza, no se advierte tanto. Pero cuando la crisis se acentúa la ineficiencia es un delito de lesa economía.
La crisis no permite el derroche, ni la improvisación, ni la impericia. Y todo eso se expresa en una publicidad desorientada e infundada.
Hacer publicidad en medio de la crisis es un lujo que no resiste gratuidad. Por tanto, todo debe ser bajo la lupa de la medición.
La observación es válida para los estrategas de las empresas. Muchísimas promociones van y vienen sin ton ni son. Son esfuerzos que se hacen para ejecutar un presupuesto y malversarlo. Pero a leguas se advierte su inutilidad.
Una buena publicidad es la que escoge el camino creativo correcto. Es la que está sustentada estratégicamente y tiene objetivos claros. Es la que está dirigida a un target específico. La que está pautada en el medio ideal. La que dispone de las herramientas de marketing precisas. La que además de vender ayuda a construir una marca. Es aquella que está concebida de manera inteligente y desarrollada creativamente. En fin, es aquella que está concebida bajo los lineamientos de los manuales de la profesionalidad. 
Los clientes que invierten en publicidad en época de vacas flacas deben asegurarse que están empleando la comunicación correcta y utilizando los canales correctos.
Todos los esfuerzos de los productos o servicios deben estar encaminados en pro del bienestar económico de la empresa. Deben responder a criterios objetivos que garanticen la más alta eficiencia en todos los órdenes.
Hacer publicidad por hacer publicidad no es una decisión sana en ningún momento, pero en medio de la crisis su improcendencia es una fatalidad.

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