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viernes, 10 de diciembre de 2010

habra sido asi

La primera vez

A principios del siglo pasado, el cine era chiche nuevo en Europa y su vástago más deseado, el sexo en movimiento, ya era furor. Pero también era ilegal. Y la industria para abastecer a aristócratas y burgueses florecía. ¿Es posible que la primera filmación de sexo explícito que se vio en esos salones clandestinos de proyección de la que se tenga registro haya sido filmada en la Argentina, con un sátiro espiando ninfas y cazando una para saciarse? El Satario fue durante años una hipótesis y un mito. El reciente descubrimiento de una productora podría hacerlo realidad. Esta es la historia.
 
 Por Natalia MoTres minutos después de haberse inventado el cine, se inventaba uno de sus géneros más hiteros y rentables: el cine porno. ¿Dónde? En la Argentina. Sí, en la Argentina. Aparentemente. Porque si para algunos inventos locales (digamos, por ejemplo, el colectivo) las pruebas son categóricas, el asunto se enmaraña un poco cuando se trata de definir cuál es y quién se queda con la autoría de la primera película pornográfica de la historia. Primero, porque una gran parte de las películas de la época, hablamos de principios del siglo XX, se perdieron para siempre. O están en manos de coleccionistas celosos, inaccesibles. Y después, pero no menos importante, porque en sus comienzos la pornografía era ilegal y todos los que participaban del negocio, como sucede con cualquier negocio al costado de la ley, se esforzaban seriamente por no quedar pegados, haciendo todo lo posible para que nadie pudiera reconocerlos y mucho menos encontrarlos. Porque no te metían multas: te metían preso. Entonces, a lo Houdini, los implicados en el maravilloso mundo de la pornografía desarrollaban una serie de estrategias escapistas para circular con el menor riesgo posible por el circuito under: usar alias, revelar los rollos de películas en las bañaderas de sus casas, filmar de noche mientras el resto del mundo duerme, entre otras. Estrategias escapistas que tuvieron que mantenerse y reinventarse durante muchos años: el primer país del mundo en legalizar la pornografía fue Dinamarca, y lo hizo recién el 1º de junio de 1969 en el marco de Sex 69, una gran feria de sexo que convocó a más de 50 mil visitantes en Christianborg. Para ese momento el cine tenía ya casi 80 años, y se estima que eran más de 3 mil las películas pornográficas que se habían filmado, y mucho el dinero que esas películas habían reportado a sus productores. En ese entonces el consumo de stag movies, como se conocía a las películas cortas con sexo explícito, estaba destinado casi exclusivamente a hombres (stag, de hecho, podría ser traducido como “sólo para hombres”).

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