inesperado revival sonoro
A cincuenta años de su creación el casete vuelve a estar de moda
Como sucede con el vinilo, tiene fans en todo el mundo que reivindican la tecnología que debutó en 1963. El próximo sábado, celebraciones.
Cuando grababa su último disco, Diego Bulacio (33) –más conocido como dj Villa Diamante– quiso experimentar y reciclar sonidos, y para eso les pidió a sus amigos que le regalaran casetes que ya no usaban. Juntó más de cien muy rápidamente. Así, con mística ochentosa, ese objeto obsoleto para muchos, que pasó a ser parte de la historia de la tecnología, a acumularse dentro de cajas, o que otros directamente tiraron a la basura, volvió a tener movimiento en el país hace poco más de dos años.
Ahora, además, tendrá su resurgimiento oficial el próximo fin de semana, cuando en varias ciudades del mundo se celebre el International Cassette Store Day, para conmemorar el 50º aniversario de su nacimiento. En Buenos Aires, la sede será la disquería Mercurio que, junto a Hallo Discos y Cíncope Records, organiza la jornada en la que tocarán bandas y donde el protagonista será el casete (ver recuadro).
Bulacio es también uno de los cinco dueños de Mercurio, donde se pueden conseguir casetes mezclados entre discos y vinilos. Son, en su mayoría, de bandas under, que apuestan a este formato por una cuestión estética, y para quienes editar un disco –con sus altos costos– puede volverse casi imposible al principio. “Yo creo que ése es el juego, porque no son tan caros de fabricar y el formato es muy lindo”, dice. Algo parecido señala Paco Gallardo (29), dueño de la disquería Exiles, en Palermo, que hace un par de años sumó la venta de casetes –e incluso de walkmans (esta semana vendió tres)– a la de los vinilos. Primero llevó los que tenía en su casa (alrededor de 200) y ahora debe tener unos 400. “Me pasó que cuando iba a buscar vinilos me decían que tenían casetes y me los regalaban”, dice. Muchos son grabaciones caseras, escritas con birome, con canciones tachadas que dan cuenta de que por esa cinta se grabaron temas encima, una y otra vez. “Yo creo que nunca desapareció. Es como el vinilo, estuvo enterrado. Pero hoy vos pensás en un cd y creo que en duración el casete le gana, porque se la aguanta mucho más”, dice.
El Mató a un Policía Motorizado es una de las bandas más conocidas que en su último disco apostaron al casete. Hallo Discos tuvo a cargo la edición, que fue la primera de varias más. Los precios van de los quince a los veinte pesos, a diferencia de los discos y vinilos que superan los cien. En cuanto a la calidad del sonido, los melómanos dicen que no es peor, pero sí diferente. La principal contra que todos encuentran es que, con la cultura del walkman y del radiograbador desaparecida, ya casi nadie tiene dónde escucharlos. Aunque hay excepciones.
“Una vez nos pasó en una feria que vino uno que tenía un auto muy viejo y estaba cansado de no poder escuchar música. Entonces se compró un montón de casetes”, dice Federico Muñoz de Toro (21), de Cíncope Records, para quien el casete está resurgiendo –aunque no a nivel masivo– sobre el mp3 y el cd, que pierden cada vez más terreno ante el streaming de la música online. Hay otros casos. Eleonora Lotersztein es dramaturga y psicóloga. Y usuaria de casetes. “Lo uso porque me gusta escuchar canciones infantiles o de grupos que me gustaban cuando era más joven. Hace poco mandé a arreglar el equipo para que funcione bien la casetera”, cuenta. Agustina Alter (22), por su parte, se acuerda del primer walkman que le regalaron cuando tenía 8 años, cuando lo más emocionante le parecía poder escuchar la música de manera portátil. “Me encanta que vuelva el casete para escuchar en mi viejo walkman bandas nuevas”, dice ahora.
Otros decidieron darle un uso distinto, como convertirlos en accesorios. “Se nos ocurrió porque tenemos muchos casetes de esos que ya no los vas a escuchar nunca o los que grabaste de la radio. Empezamos a ponerles cadenas y después se nos ocurrió pintarlos para hacer de varios colores”, cuenta Marina Peque (27), quien junto a su novio hace collares de casetes.
Las modas se reciclan, y en tiempos donde las tecnologías avanzan sin parar hay nostálgicos que todavía apuestan a lo analógico.
Ahora, además, tendrá su resurgimiento oficial el próximo fin de semana, cuando en varias ciudades del mundo se celebre el International Cassette Store Day, para conmemorar el 50º aniversario de su nacimiento. En Buenos Aires, la sede será la disquería Mercurio que, junto a Hallo Discos y Cíncope Records, organiza la jornada en la que tocarán bandas y donde el protagonista será el casete (ver recuadro).
Bulacio es también uno de los cinco dueños de Mercurio, donde se pueden conseguir casetes mezclados entre discos y vinilos. Son, en su mayoría, de bandas under, que apuestan a este formato por una cuestión estética, y para quienes editar un disco –con sus altos costos– puede volverse casi imposible al principio. “Yo creo que ése es el juego, porque no son tan caros de fabricar y el formato es muy lindo”, dice. Algo parecido señala Paco Gallardo (29), dueño de la disquería Exiles, en Palermo, que hace un par de años sumó la venta de casetes –e incluso de walkmans (esta semana vendió tres)– a la de los vinilos. Primero llevó los que tenía en su casa (alrededor de 200) y ahora debe tener unos 400. “Me pasó que cuando iba a buscar vinilos me decían que tenían casetes y me los regalaban”, dice. Muchos son grabaciones caseras, escritas con birome, con canciones tachadas que dan cuenta de que por esa cinta se grabaron temas encima, una y otra vez. “Yo creo que nunca desapareció. Es como el vinilo, estuvo enterrado. Pero hoy vos pensás en un cd y creo que en duración el casete le gana, porque se la aguanta mucho más”, dice.
El Mató a un Policía Motorizado es una de las bandas más conocidas que en su último disco apostaron al casete. Hallo Discos tuvo a cargo la edición, que fue la primera de varias más. Los precios van de los quince a los veinte pesos, a diferencia de los discos y vinilos que superan los cien. En cuanto a la calidad del sonido, los melómanos dicen que no es peor, pero sí diferente. La principal contra que todos encuentran es que, con la cultura del walkman y del radiograbador desaparecida, ya casi nadie tiene dónde escucharlos. Aunque hay excepciones.
“Una vez nos pasó en una feria que vino uno que tenía un auto muy viejo y estaba cansado de no poder escuchar música. Entonces se compró un montón de casetes”, dice Federico Muñoz de Toro (21), de Cíncope Records, para quien el casete está resurgiendo –aunque no a nivel masivo– sobre el mp3 y el cd, que pierden cada vez más terreno ante el streaming de la música online. Hay otros casos. Eleonora Lotersztein es dramaturga y psicóloga. Y usuaria de casetes. “Lo uso porque me gusta escuchar canciones infantiles o de grupos que me gustaban cuando era más joven. Hace poco mandé a arreglar el equipo para que funcione bien la casetera”, cuenta. Agustina Alter (22), por su parte, se acuerda del primer walkman que le regalaron cuando tenía 8 años, cuando lo más emocionante le parecía poder escuchar la música de manera portátil. “Me encanta que vuelva el casete para escuchar en mi viejo walkman bandas nuevas”, dice ahora.
Otros decidieron darle un uso distinto, como convertirlos en accesorios. “Se nos ocurrió porque tenemos muchos casetes de esos que ya no los vas a escuchar nunca o los que grabaste de la radio. Empezamos a ponerles cadenas y después se nos ocurrió pintarlos para hacer de varios colores”, cuenta Marina Peque (27), quien junto a su novio hace collares de casetes.
Las modas se reciclan, y en tiempos donde las tecnologías avanzan sin parar hay nostálgicos que todavía apuestan a lo analógico.
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