MEDIOS Y COMUNICACION
Los recovecos del aire
Ricardo Haye presenta la
importancia y los ejes de debate de las recientemente cumplidas Jornadas
Universitarias La Radio de Fin de Siglo, realizadas en la sede que la
Universidad Nacional del Comahue tiene en la ciudad de General Roca (Río
Negro).
Por Ricardo
Haye *
Desde Roca, Río Negro
Nosotros andamos revisándole los
rincones a la radio. Somos los que verificamos si hay vida más allá de Dolina y
encontramos que Del Plata tiene una trasnoche estupenda. O descubrimos que en
un barrio incógnito hay una radio con voces poéticas e inteligentes. Y también
escudriñamos en territorios conexos, estamos a la pesca del último libro sobre
radio, permanecemos atentos a la nueva producción fuertemente individuada de
los podcasters.
Somos los docentes que desde
nuestras cátedras o talleres procuramos contagiar a nuestros estudiantes el
mismo entusiasmo que nos despierta aquel invento de Marconi que, contra todas
las agorerías, marcha hacia su primera centuria.
Cumplimos veinte años de
reuniones periódicas en las que intercambiamos informaciones o descubrimientos
como los detallados. Llevamos a los colegas los audios más creativos u osados
que hicieron nuestros discípulos; contamos qué estrategias didácticas pusimos
en marcha y escuchamos las dificultades y los modos de superarlas que
encontramos desde el encuentro anterior.
Nuestro foro se llama “Jornadas
Universitarias La Radio del Nuevo Siglo” y su cita de este año acaba de
realizarse en el mismo lugar de la primera vez: la Universidad Nacional del
Comahue. En el medio hubo convites en muchas ciudades argentinas. Han sido una
buena ocasión para visitar las universidades de nuestros colegas. Pero se
equivocaría rotundamente el que pensara que sólo nos convoca la afición
turística.
Una de las mesas de trabajo de
este año estuvo dedicada al análisis del diálogo, práctica apasionante antaño
utilizada para enseñar ciencia y filosofía que hoy, tecnología mediante, se
recicló para acortar distancias y, lamentablemente, también para cancelarnos
los abrazos.
¿Quiénes dialogan en la radio?
¿Sobre qué conversan? ¿Qué propósitos persiguen? ¿Cuánto empeño ponen en evitar
malversar las energías dialógicas en banalidades interminables?
Nos interesa el diálogo
radiofónico que actúa como facilitador de comprensiones y espacio de
construcción de consensos.
La conversación invita a pensar
de a dos; se abre a la posibilidad de construir sin reclamar exclusividad.
Convida a escuchar; habilita procesos de cooperación y trabajo en equipo (por
lo menos de dos), promueve la aceptación de matices y diferencias que hacen la
vida menos aburrida y más enriquecedora.
El diálogo nutriente es el que
reproduce posiciones más o menos alejadas; nunca simétricamente iguales. Las
conversaciones que no son más que monólogos enunciados a dos voces no tardan
mucho en mostrar la hilacha.
Por el contrario, en un
intercambio genuino e inteligente disfrutamos la perspicacia de las
argumentaciones, el ingenio de las contraargumentaciones, la mordacidad de las
réplicas.
Si la radio se sobrepusiera a
tanto contenido dietético y trabajara en recuperar formas conversacionales más
ricas, crecería el número de oyentes con tesis y disfrutaríamos de mayor
cantidad de polemistas conceptualmente robustos. El propio medio se
modificaría, pues hasta aquí la telefonía celular, los mensajes de texto, el
correo electrónico y las redes sociales facilitaron el acceso técnico a la
comunicación de retorno, pero no alteraron sustancialmente la asimetría de las
posiciones que ocupan comunicadores y receptores, en tanto productores de
sentido.
Mientras analizamos cuestiones
como éstas, intentamos atisbar lo que viene y nos preguntamos cómo será la
radio en los próximos años. ¿Fortalecerá su capacidad de producción social de
significados o irá replegándose hacia posiciones secundarias de discreta
ornamentación sonora?
Paradójicamente afrontamos una
situación de fuerte tendencia a la concentración empresaria y la emergencia de
un corpus heterogéneo de textos sonoros producidos por individuos particulares
que tallan en la disputa por el tiempo (finito) de atención de las audiencias.
Asistimos a un crecimiento
exponencial de la oferta de mensajes sonoros y a la progresiva deslocalización
de emisores incognoscibles, aspecto que dificulta la interacción y acrecienta
la indeterminación de sus intenciones.
Estos puntos refuerzan la certeza
de que es un error considerar cada mensaje en forma aislada; es apremiante
concebirlos dentro de un conjunto textual.
Así lo determina la prolongación
discursiva en múltiples soportes, que genera un entorno envolvente de cultura
mediática y transmediática del cual resulta difícil abstraerse.
Nosotros seguimos hurgando en los
recovecos de la radio y compartimos lo que sabemos con el único propósito de
hacer más eficaces y solventes nuestras prácticas académicas.
* Docente e investigador de la
Universidad Nacional del Comahue.
MEDIOS Y COMUNICACION
Políticas de comunicación y radio
universitarias
Marcelo Tedesco da cuenta de
decisiones y convenios que generan subsidios para las radios universitarias
nacionales y que expresan una nueva dimensión de la política comunicacional del
Gobierno.
Por Marcelo
C. Tedesco *
Desde Bahía Blanca
La sanción de la Ley de Servicios
de Comunicación Audiovisual significó el reconocimiento del derecho pleno de
las universidades nacionales a la radiodifusión, permitiéndoles saltar las
barreras legales que les imponía el viejo decreto 22.285. A ello se han sumado
recientemente las primeras medidas en casi 90 años de historia capaces de
permitirles saltar la barrera económica.
La Argentina cuenta con la
particularidad de ser el primer país del mundo en poner en funcionamiento una
radio universitaria, en 1924. Desde entonces, salieron al aire más de 40
emisoras de este tipo, y en muchas regiones de la Argentina son la única
alternativa en materia de radios públicas. A pesar de ello, antes de la sanción
de la Ley 26.522 fueron históricamente marginadas del derecho a la
comunicación, lo que empujó a muchas a transmitir durante años en la
semiilegalidad.
Las políticas de comunicación son
el conjunto de acciones y omisiones que manifiestan la intervención del Estado,
sus agencias o diferentes actores políticos en el campo de la comunicación.
Implican el establecimiento de principios ordenadores y respuestas de tipo jurídico
y social a una cuestión problematizada, y definen los modos de acceso y
participación de diversos actores en los intercambios simbólicos que utilizan
soportes comunicacionales audiovisuales.
La comunicación audiovisual tiene
dos tipos de barreras: las legales, ya que su ejercicio supone una autorización
del Estado; y las económicas, porque es una actividad que demanda altas
inversiones. La sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
permitió a las radios universitarias saltar la barrera legal, y si bien implica
el reconocimiento del derecho pleno de las universidades nacionales a la
radiodifusión, así como sus posibilidades para generar recursos económicos,
hasta hace poco tiempo seguían marginadas de políticas que le permitan saltar
la barrera económica.
Esto comenzó a modificarse con su
inclusión dentro del programa Igualdad Cultural, del Ministerio de
Planificación Federal, que otorga subsidios de hasta 80 mil pesos por radio para
equipamiento tecnológico. A lo anterior se agrega que la Secretaría de
Políticas Universitarias aportará 15 millones de pesos para equipamiento, un
banco de contenidos y el fortalecimiento institucional de la Asociación de
Radios de Universidades Nacionales (Aruna).
La elección de una política es un
asunto político pero también ético, sobre el cual el tomador de decisiones no
es neutral. Es auspicioso ver que las radios universitarias pasaron a formar
parte de los planes de revalorización y sostén de los medios públicos encarados
por el Estado nacional. Para un sector no acostumbrado a la consideración
oficial, y mucho menos al financiamiento, será un desafío responder a políticas
de tal magnitud.
Hasta este momento, casi en su
totalidad las radios estaban subsidiadas por los presupuestos universitarios y
con escasa o nula captación de publicidad comercial u oficial. Ello significó
un crecimiento dispar del sistema, atraso tecnológico y dificultades en la
conformación de planteles de personal estables. Por otro lado, funcionar como
medios no comerciales –o no comercializados– les brindó márgenes más amplios
para la experimentación radiofónica y el abordaje de temas “fuera de agenda”.
Contar con políticas de subsidio
implica un reconocimiento a un sector de la comunicación que posee un amplio
capital como agente de construcción de la realidad. Porque su pertenencia las
hace capaces de aportar visiones calificadas sobre casi todos los temas, porque
su audiencia primordial está constituida por sectores que poseen un amplio
poder simbólico y la función legítima de transmitir las visiones autorizadas
del mundo. También porque su marginalidad de la racionalidad económica les
permite mayores espacios de experimentación, construcción de nuevas agendas,
revalorización de enfoques alternativos, entre otros.
Por ello, es auspicioso que se
tenga en cuenta la extensión geográfica, las fuentes a las que tienen acceso y
los márgenes más amplios de creatividad y experimentación, que son sólo algunas
de las potencialidades que ofrece el sector de la radiodifusión universitaria.
Pero sobre todo, es notable que se considere su aporte a la posibilidad de
ampliar los límites reales y simbólicos dentro de los cuales los seres humanos
construyen sentido, elaboran su historia y proyectan su futuro.
* Coordinador de Contenidos de AM
1240 Radio Universidad Nacional del Sur. Tesista de posgrado en la UNQ sobre
políticas de comunicación en la radiodifusión universitaria. mtedes
co@uns.edu.ar
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