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domingo, 8 de julio de 2012

Tinelli, el velociraptor de la televisión

Por Pablo Sirvén | LA NACION
Los extraños (aunque muy rendidores) acontecimientos sucedidos en ShowMatch el martes último no estuvieron planificados y fueron dictados sobre la marcha por el instinto del conductor. Aunque cueste creerlo, así fue.
De pronto, el formato del certamen de baile quedó de lado y, a continuación, hubo una suerte de largo e insólito stand up entre Marcelo Tinelli y una de las participantes, que derivó en una delirante e inesperada maratón gay.
Que la luz, el sonido y el encuadre hayan sido perfectos y sin titubeos en todo momento -en los laberínticos pasillos de la productora Ideas del Sur, desde donde se emite el programa, en la calle, en la pizzería de enfrente y hasta arriba de un colectivo- no supone que estaba previsto sino que, una vez más, el equipo de producción del ciclo más sintonizado de la TV argentina es todoterreno y siempre está listo para seguir hasta el fin del mundo las locuras de su jefe, especialmente cuando sale con un cuchillo en la boca a "buscar" su programa más allá de lo pautado con tal de no perder ni una décima de rating por el camino.
La TV abierta nuevamente atraviesa turbulencias que se expresan de distintas maneras: las ficciones locales tienen muy diferente rendimiento (cayeron dos de Pol-ka, viene otra en camino y Condicionados da menos de lo previsto, pero Graduados, en Telefe, es un caño que hasta empieza a ganarle algunos días a ShowMatch) y los horarios, especialmente los nocturnos, volvieron a dislocarse.
El martes -día históricamente cabalístico en la TV argentina, con grandes lanzamientos y competencias en diversas épocas- ha vuelto a tener lo suyo en estos últimos tiempos. La decisión de modificar el horario de la tira de Sebastián Ortega precisamente ese día de la semana activó los afiatados reflejos a lo Rambo que Tinelli sigue teniendo para defender su programa como si fuese el primer día, a pesar de atravesar ya la temporada N° 23, sin año sabático que valga ni intenciones cercanas de tirar la toalla.
Este es el séptimo año de "Bailando por un sueño" y hay síntomas de fatiga en el formato, por más estelares que sean las contrataciones (Gasalla, Florencia Peña, por nombrar sólo a los nuevos). Si bien el certamen en sí mismo por momentos parece agotarse y siempre es lo de menos (lo de más es todo lo que genera a su alrededor Tinelli sacándoles punta a desconocidos que transforma en mediáticos, como Peter, Tito, el fan de Wanda y ahora Charlotte Caniggia), sigue rindiendo. Probablemente los formatos similares, con otros conductores, y muy parecido tratamiento estético, que Ideas del Sur expandió en la pantalla de El Trece en distintos días y horarios repercutieron en mayor audiencia general para la emisora, pero le dejó un problema latente a la nave madre: una probable pérdida de potencia.
Tinelli arrancó esta tardía temporada -ni siquiera hace un mes y ya parece que estuviera hace mil- con un sesgo de mayor emoción, pero en las últimas emisiones se decidió a encender los motores que realmente propulsan a su show circense a la cima del rating: las controversias, los escándalos, el humor irreverente, lo inesperado.
Dentro del conjunto de sucesos extraordinarios alrededor de ShowMatch, no fueron menores las repetidas y babosas incursiones del star rock Andrés Calamaro, para estar cerca de su veinteañera y vistosa novia. Puso al rojo vivo a las redes sociales y no paró en toda la semana con su increíble saga, que incluyó un asesinato y su correspondiente desmentida, en tanto que mandaba a freír papas de la peor manera a aquellos que osaron atacarlo.
Si Tinelli tiene que ponerse una peluca rubia y botas blancas con tacos y convertirse en un besador compulsivo de miembros de su jurado y de todas sus secretarias para defender su rating , ¿qué les queda a los demás?
Tinelli también es víctima de algo inevitable y a lo que él paradójicamente contribuye en gran medida: la decadencia definitiva de la TV abierta, que va quedando atrás, en tanto otros sistemas de comunicación masiva no dejan de crecer.
Según TV Paga en Argentina 2012, el último completo informe, lleno de significativos datos y gráficos, editado por Latin American Multichannel Advertising Council (Lamac, por sus siglas en inglés), se observa que entre enero de 2009 y el primer mes de este año, la audiencia de la TV abierta se redujo en un 10%, en tanto que en el mismo período la TV por cable creció en un 8%, a pesar de que la Argentina y Colombia son los países de la región con la más alta cobertura en ese sistema (81%), con lo cual no cabría esperar mayores aumentos. Sin embargo, la informalidad de horarios y la polución de programas chimenteros, de paneles y de archivo que reciclan las mismas nimiedades todo el día en la TV por aire están provocando un éxodo masivo de televidentes hacia el cable y la gran novedad es que no sólo de las clases más pudientes.
La TV paga ya concentra el 43% de la audiencia total. Es decir que está presente en 8,5 millones de hogares argentinos (8 de cada 10). Este tipo de noticias confirma que ha caído sobre la TV abierta una bomba neutrónica que la ha herido de muerte y cuyas funestas consecuencias económicas todavía no se han hecho del todo patentes porque el grueso de los anunciantes y agencias de publicidad sigue pensando sus pautas, aunque cada vez menos, como si la degradación terminal de la TV abierta no hubiese comenzado hace rato.
La gente cada vez más sintoniza sus programas favoritos en el horario que quiere (ya que los sistemas de grabación se han facilitado, ve los fragmentos imperdibles en Internet, se baja las series de la Web o se compra los CD por temporada). "Podemos compartir contenido multimedia y administrar contenidos a demanda, migrando gradualmente del contenido en vivo al consumo en diferido y autoadministrado", apunta en el informe mencionado Lamac. Y agrega que ante la aparición de más y más material audiovisual (también vía YouTube e infinidad de sitios audiovisuales) hay una "creciente fragmentación del consumo en la pantalla, que ya no es monopolio del viejo televisor familiar porque también le compiten las computadoras, los celulares y el sinfín de pantallas (sintonizadas invariablemente en cable) que encontramos a cada paso fuera de nuestras casas en bares y lugares públicos. Todas estas noticias son letales para la TV abierta.
Más: "La industria está migrando de indicadores cuantitativos ligados exclusivamente al tamaño de audiencia, que indican la capacidad de alcanzar grandes grupos poblacionales -alerta Lamac-, a indicadores cualitativos ligados a la efectividad publicitaria de los medios, tales como engagement", término que "indica la intensidad de la vinculación emocional de una persona con el medio".
Y todo esto en un contexto de audiencia multiplataforma que al mismo tiempo interactúa intensamente en las redes sociales.
Frente a este escenario tan cambiante, los viejos y pesados dinosaurios de la TV abierta sucumben o atraviesan una dura agonía.
¿Qué tipo de saurio es Tinelli en este momento? Claramente un velociraptor : todavía ágil y temible. Entiende lo que está pasando y marca su territorio. Podría ser conservador por ser el N° 1 y por tener más que perder que ganar. Por el contrario, se lanza sin red a surfear un programa que ni él mismo sabe a qué puerto llegará. El representante de la más vieja y rancia TV se ofrece al mismo tiempo como novedoso banco de prueba, y avalado por el imparable minuto a minuto, explora el delirio.
Y logra un milagro impensado: ya no se conforma con su multitud envidiable de televidentes fieles; el martes obligó también a los que lo aborrecen o lo miran de lejos con desdén desde la "modernidad" de las redes sociales a echar un vistazo a lo que estaba pasando en el programa de mayor audiencia de la TV argentina. Twitter ardió esa noche y se entremezclaron los cholulos con los académicos de la comunicación, los críticos sesudos con los chimenteros rastreros, todos hablando del último sobreviviente fuerte de la TV por aire.
La comunicóloga Adriana Amado ( @adiranacatedraa ) lo sintetizó muy certeramente aquella noche: "El que explique esto explica el país".
El velociraptor nos había agarrado a todos del pescuezo y nos metía en su nido. ¿Qué caerá primero? ¿Occidente o ShowMatch ?.

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