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sábado, 26 de septiembre de 2009

TENDENCIAS
La piratería avanza y no para de fundir videoclubes
Cerraron nuevas sucursales de la cadena más fuerte
Por:
Leo González Pérez
La piratería está dejando al borde del abismo a los videoclubes. Las cifras del sector muestran que las copias legales se alquilan cada vez menos, que cerraron muchos locales, y que muchos otros se pasaron a la piratería o comienzan a ofrecer productos de otros rubros en su intento por sobrevivir.Marcos Rago, de la Cámara Argentina de Videoclubes, estima que el número de películas oficiales alquiladas se derrumbó a casi la mitad desde el 2007 hasta hoy. "Y la gente ve cada vez más películas en su casa; eso se deduce de la gran cantidad de reproductores de DVD que se venden", dice Rago.Por su parte, Aldo Fernández, presidente de la Unión Argentina de Videoeditores (UAV) advirtió semanas atrás en un comunicado que "de 1.179 videoclubes que en el 2006 eran clientes regulares de las videoeditoras, 414 han cerrado o se han pasado a la piratería".Diferentes fuentes del rubro señalan que, debido a lo extendida que está la informalidad en el sector, es muy difícil determinar el número total de tiendas de alquiler de videos que hay en el país. Pero todas fuentes coinciden en que sea cual fuera, esa cifra se derrumbó en los últimos años.Blockbuster, un gigante internacional del alquiler de videos, no ha podido mantenerse al margen de la crisis. Según informó la compañía días atrás, planea cerrar 960 locales hacia fines del año que viene en los EE. UU. Allí los principales rivales de Bockbuster son los sistemas de alquiler vía correo o Internet (como los de las compañías Redbox y Netflix); en la Argentina, en cambio, el gran enemigo son las copias ilegales. Según informa en su sitio web (la empresa no respondió los llamados de Clarín), Blockbuster llegó a tener en el país 83 locales en 2007, mientras que hoy le quedan 60 sucursales. En las últimas semanas bajaron las persianas la de Entre Ríos e Independencia, y la ubicada en Maza y Rivadavia, en Capital. Otras comenzaron a ofrecer productos de librería.Otro dato que confirma la crisis es que en los últimos meses desaparecieron Gativideo y LK-Tel, dos importantes distribuidoras de películas del mercado local.En el sector no tienen dudas de que la piratería es la gran causa de todos estos males. Datos que maneja la UAV señalan que mientras se estanca el número de copias de películas legales distribuidas, las importaciones de DVD grabables se multiplicaron por cien entre 2004 y 2008 (ver La venta de...).En la UAV dicen que si bien la piratería a través de Internet es un frente a atender, las películas que "se bajan" no representan el mayor inconveniente. "El problema más grave son las bandas delictivas que consiguen un DVD original y lo replican a gran escala", explican en la UAV. En esas organizaciones, el "mantero" (el que vende en la vía pública) es sólo el último eslabón de la cadena. "Por eso, en los raros casos en que la Policía levanta algún puesto, el vendedor siempre pide el acta de decomiso; es para probarle a su jefe cuál fue el destino de la mercadería", cuentan en la UAV.Ante la gravedad de la situación, la Unión de Trabajadores de Sociedades de Autores (UTSA), la UAV, y la Cámara Argentina de Videoclubes, entre otras entidades, formaron la Unión Argentina Contra la Piratería (Uacopi), para solicitar a las autoridades medidas contra la comercialización de copias ilegales de videos.
Del VHS a la digitalización
Leonardo Correa
A principios de los 80, un adelanto tecnológico originó un boom: la cinta de video VHS hizo que las películas se metan en casa. Aquel modelo llenó el país de videoclubes, intermediarios perfectos entre Hollywood y la videocasetera. Pero años más tarde, otro adelanto tecno comenzó a demoler los cimientos del modelo. Con la digitalización, la llegada del DVD hizo que los films se puedan copiar de a decenas en minutos. Y los piratas le sacaron una buena tajada a los videoclubes. Encima vino la banda ancha, con la posibilidad de bajar estrenos de la Web (antes que en el videoclub) gratis. En el país 4 millones de personas bajan video, aunque algunos tengan copyright. Para los videoclubes, el final de la película difícilmente sea feliz.

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