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lunes, 23 de febrero de 2009

A falta de sponsors, el carnaval de Río agudiza el ingenio
El terremoto económico afectó los ingresos de las escolas, que tuvieron que apelar a la creatividad

Guillermo Idiart LA NACION
Anoche, cuando en la avenida Marquês de Sapucaí se largó el desfile de la escola de samba Imperio Serrano no faltaron las carrozas ni las plumas. Tampoco la alegría. Pero ello no significa que la crisis no haya metido la cola también en el carnaval de Río de Janeiro, una de las fiestas populares más suntuosas del mundo.
Afectadas por la retirada de varias empresas patrocinadoras, el encarecimiento de los materiales importados y la merma del turismo extranjero, los directores artísticos de las 12 escolas del Grupo Especial que compiten hasta hoy por el cetro a la mejor del carnaval carioca tuvieron que apelar a la creatividad.
"Este, sin dudas, es uno de los carnavales mas difíciles de la historia", reconoce Jorge Castanheira, presidente de la Liga Independiente de Escuelas de Samba de Río de Janeiro (Liesa). "Lo que les pedí a las competidoras es que la calidad del espectáculo no fuera comprometida. Tienen que buscar soluciones creativas para esquivar la crisis."
Así, Imperio Serrano puso en escena un carro coronado con 5000 botellas de plástico recicladas. El material, muy económico por cierto, permitió a los encargados de la iluminación conseguir buenos efectos visuales, según el escenógrafo del desfile, Walter Honrato.
"Las escolas ya se han adaptado a otras épocas de crisis. Y siempre encuentran una salida para reinventarse sin perder glamour ", dice a LA NACION João Lopes, director de Imperio Serrano.
En su desfile, Beija-Flor, que va en busca del tricampeonato sin el apoyo de la multinacional Unilever, también usó plástico reciclado para fabricar los cocoteros que se erigieron en la carroza donde se representó la llegada de los europeos a Brasil.
"Estoy nervioso porque debo mantener el buen nivel", señala, preocupado, el director de Beija-Flor, Alexandre Louzada, que anoche "bañó" el Sambódromo con 7000 litros de agua para contar la historia del baño. "Este año, los efectos especiales fueron reemplazados por desperfectos especiales", agrega, en tono de broma.
Para ahorrar costos, algunas escolas reutilizaron materiales del último carnaval y otras optaron por el trueque. "El material de reserva que tenía para los carros no era del color que quería. Cuando descubrí que mi colega de Imperio Serrano tenía lo que yo necesitaba, intercambiamos. Es cuestión de creatividad", cuenta a LA NACION Roberto Szanieck, carnavalesco de la popular Mangueira.
Uno de los principales golpes financieros al carnaval fue que la empresa Petrobras cortó todos sus aportes con respecto a 2008. Tampoco los petrodólares de la venezolana Pdvsa resistieron el impacto de la crisis: para este carnaval retiró su financiamiento a Vila Isabel.
Otro impacto para las arcas de los clubes fue el aumento de hasta un 70% en el precio de los materiales para confeccionar los trajes, como tejidos, piedras y plumas, y las carrozas. Mucho influyó la suba del dólar.
Además, cayó el turismo extranjero. En general, en carnaval, Río recibe 70% de extranjeros y 30% de brasileños, pero este año, por la crisis, es 50 y 50, según la Asociación Brasileña de la Industria de Hoteles.
"La crisis nos golpeó un poco, pero la gran incógnita es qué pasará con esta situación en el carnaval del año que viene", expresa uno de los directores de Vila Isabel, Alex de Souza, en diálogo con LA NACION.
La imaginación al límite
En promedio, cada escola gasta unos 2,5 millones de dólares para su despliegue. La mayor parte del dinero, alrededor de 1,5 millones, proviene de la ayuda estatal, los derechos de televisión y la venta de entradas. Del resto se encarga cada escola , sobre todo con fiestas, venta de merchandising y, las que consiguen, auspiciantes privados.
En ese sentido, una de las afortunadas fue Grande Rio, que recibió 950.000 dólares de empresas francesas y de la alcaldía de Niza, porque el tema de su desfile fue "el año de Francia en Brasil". "Nosotros no sufrimos tanto la crisis. Pero tuvimos que hacer ajustes -dice su director, Cahê Rodrigues-. Este fue el año de la creatividad. Tuvimos que llevar al límite nuestra imaginación."
Sin embargo, no todo fueron pálidas este año. La prefectura de la ciudad mantuvo su aporte y el gobierno del estado de Río de Janeiro lo aumentó un 50% respecto de 2008, a 2,5 millones de dólares. Además, el Grupo Schincariol (cervecera) subió un 25% su inversión en publicidad. Y el presidente Luiz Inacio Lula da Silva autorizó liberar 2,6 millones de dólares para las escolas .
Más allá de los problemas, las expectativas para este carnaval siguen siendo altas. "Hubo que adecuarse a la realidad, pero no será peor que otros años -reconoce a LA NACION Hiram Araújo, director del Centro de la Memoria del Carnaval y estudioso del tema. Eso sí, si se quiere más lujo, hay que buscar más patrocinadores."

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