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sábado, 22 de agosto de 2009

nuevas tendencias


cambio de habitos
En la Ciudad solamente se vela a una de cada tres personas fallecidas
Las modificaciones en las costumbres sociales ante la muerte y el factor económico influyen en esta tendencia. La Asociación Fúnebre de la Provincia de Buenos Aires afirma que el 40% de sus servicios son cremaciones sin velorio. Hace cuatro años esa cifra no llegaba al 10%. La Asociación de empresas de servicios fúnebres de la Ciudad de Buenos Aires realiza unos 65 servicios por día y sólo el 30% es con velorio. Los peligros no elaborar el duelo y la pérdida.
Por Silvina Herrera
“Llegamos de a uno o de a dos, saludamos a los deudos, a quienes se reconoce fácilmente porque lloran apenas ven entrar a alguien, y vamos a inclinarnos ante el difunto, escoltados por algún pariente cercano.” Los hábitos para despedir a los muertos cambiaron desde que Julio Cortázar escribió su cuento Conducta en los velorios, en 1963. Los velatorios son cada vez más escasos y duran menos. Para muchas personas no es necesario el ritual de llorar alrededor del ser querido con el cajón abierto. Ahora optan por llevarlo directamente al cementerio y cremarlo.
Con el paso de los años, la cremación logró una aceptación social y se vuelve cada vez más popular. La Asociación Fúnebre de la Provincia de Buenos Aires señala que un 40% de los servicios fúnebres se realizan sin velorios y con cremación, cuando hace cuatro años alcanzaba apenas al 10%. “Es más económico y más sencillo. Además es una solución social para muchos que no quieren engancharse con la muerte. Pero va en contra de las costumbres culturales y también de los intereses de las cocherías”, dijo Juan Carlos Cuburu, gerente de la Asociación. Los cambios se relacionan con los tiempos, que ahora son más rápidos, y la sencillez. Los velorios en los domicilios particulares siguen siendo usuales entre los sectores de mayor poder adquisitivo y en las zonas rurales. Pero en los espacios urbanos esta costumbre tiende a desaparecer. Y tampoco son ya tan habituales las coronas de flores, que cuestan alrededor de 300 pesos.
El factor económico también influye a la hora de decidir cómo despedir a un ser querido. Mientras un servicio fúnebre estándar completo, con velatorio, cuesta alrededor de 3.500 pesos, un servicio de cremación sin velorio ronda los $ 1.500. Las urnas para colocar las cenizas valen sólo 120 pesos y muchas son biodegradables. Algunos guardan las cenizas, pero otros las arrojan al mar o a lugares significativos para la persona fallecida, como puede ser un parque o la misma Bombonera.
Desde la Asociación de empresas de servicios fúnebres de la Ciudad de Buenos Aires indican que realizan alrededor de 65 servicios por día y que sólo el 30% cuenta con velorio, el 70% restante se contrata para trasladar el ataúd directamente al cementerio. El único crematorio porteño se encuentra en la Chacarita. Allí van muchas de las 3.000 personas que mueren por mes, según registra la Dirección de Cementerios de la Ciudad. Diego Carosone, secretario de la Federación de Argentina de Asociaciones Funerarias (FADAF), consideró: “Están bajando mucho las cifras de los velatorios, sobre todo en las grandes ciudades. Los servicios fúnebres se amoldan a las costumbres y la zona. Se perdió mucho la formalidad y la solemnidad”.
Las causas del cambio. Las razones por las que se vela cada vez menos y se crema cada vez más están relacionadas con la necesidad de poder atravesar un momento tan doloroso. Pero los empresarios de compañías fúnebres y los psicólogos advierten que saltear pasos puede ser peligroso y no ayuda a superar el duelo. El doctor Abel Fainstein, de la Asociación Psicoanalista Argentina (APA), afirmó que “todos los rituales en relación con la muerte ayudan a elaborar la pérdida. Ahora hay una tendencia a no querer enfrentar la situación dolorosa, lo que puede generar que luego no se pueda superar”. Además, afirmó: “Si la falta de velorio ayuda a negar la muerte, es cuestionable. No tiene que ser algo trágico, pero de la llorona se pasa a la nada. Y es necesario un espacio para conectarse con el sufrimiento”. Para muchos, despedir al ser querido a cajón abierto puede resultar morboso y poco necesario. Pero los especialistas indican que aunque no sea un velorio, hay que dedicar un lugar y un tiempo para despedirse.
Carosone consideró que “es una cuestión económica y de querer simplificar, se saltean pasos. El velorio es algo necesario”, y Cuburu, de la Asociación Fúnebre de la provincia, aseguró: “Creemos que es una necesidad cultural rendir homenaje a los muertos. Si no hay despedida se produce un gran vacío, porque la muerte es una etapa de la vida”.
El precio de la tradición
El crecimiento de las cremaciones y el descenso de los velorios no se registran entre todos los sectores socioeconómicos. Los estratos de mayor poder adquisitivo mantienen las costumbres de antaño, aunque cambiaron detalles, ya que las salas de velorios ya no son lúgubres ni oscuras y los colores claros pueden verse en la decoración y hasta en la vestimenta de los familiares.
El gerente general de la empresa Jardín del Pilar, Daniel Veltri, indicó: “Los sectores con los que trabajamos mantienen una cultura, para ellos sigue siendo muy importante el duelo, además no necesitan ahorrar en sepelios. Lo que sí se redujo fue la cantidad de accesorios y cambió la luminosidad, no tan oscura”. Los servicios fúnebres más costosos cuestan en promedio 10.000 pesos y pueden llegar a los $ 18.000. Veltri señaló que la mitad de los clientes sigue eligiendo sus domicilios particulares para realizar el velorio. “Lo pueden hacer quienes tienen propiedades con muchos metros cuadrados, donde entran 150 personas. Muchos lo prefieren por ser un ámbito más cálido, familiar y personal.”

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