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jueves, 16 de febrero de 2012

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¡No miren Gran Hermano!

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El 19 de febrero llega la sexta temporada de “Gran Hermano” en Suecia, por TV11.
La comunicación publicitaria de un programa de televisión rara vez excede a las conocidas promociones que destacan fragmentos de –generalmente– la próxima edición del ciclo en cuestión. La publicidad institucional no existe cuando un programa de televisión recibe el tratamiento que se le dispensa a una marca. Reescribo: los programas de televisión casi nunca son tratados como marcas. Explico: son marcas, pero no se los trabaja como marcas.
En ese escenario promedio, gracias a una reciente campaña publicitaria en Suecia, “Gran Hermano” aparece como una excepción a esa regla. Creado por Johannes “John” de Mol en 1997, “Big Brother” debutó en la pantalla holandesa en 1999 y, desde ese entonces, desplegó sus alas globalizadoras en 42 países, incluyendo Argentina, donde tuvo su primera versión en 2001. Sin ingresar en el terreno de las valoraciones, a 13 años del lanzamiento del formato, es innegable cómo la idea modificó la industria televisiva del mundo entero, a partir de un género por entonces desconocido: los reality-shows.
Uno de los primeros países en sumarse a la fiebre “Big Brother” fue Suecia, que en 2000 puso al aire la primera edición del programa, en la pantalla de Kanal5. El año pasado, de mudanza a TV11, el ciclo llegó a su quinta versión; el próximo 19 de febrero, en la misma señal, se estrenará la nueva temporada, con la particularidad de que el canal decidió convocar a una agencia de publicidad (Fireplace) para que aporte su creatividad a la difusión del debut.
Con dirección de Fredrik Thelander para la productora Notre Dame Film, el pasado 6 de febrero llegó a la tanda este spot, bautizado “Reaction Big Brother”:

Motorizados por una evidente ironía que funciona por oposición (“No miren ‘Gran hermano’”, pide la protagonista del comercial), los creativos de Fireplace enfrentan las críticas que “Gran Hermano” recibe habitualmente. Propone una marca que, con sobria soberbia, se hace cargo de los limitados objetivos intelectuales que tiene la propuesta televisiva, sin por eso dañar la imagen del programa y la probada atracción que el contenido tiene en las audiencias de todo el planeta. A partir de una realización muy lograda, estereotipar al típico crítico del ciclo resulta un inteligente camino para realzar la búsqueda de pleno entretenimiento que intenta, al menos en la teoría, “Big Brother”.

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